Epílogo

Mi corazón está agitado, mi respiración es errática. Mis pies están descalzos y con severas lesiones, miro a mi alrededor, sé en qué parte del bosque me encuentro, por eso sé que la única forma que tengo de llegar a salvo es correr y esquivar las ramas de los árboles hacia el noroeste, para así poder ver la carretera y muy posiblemente lograr contactar a Samuel, pero para conseguirlo debo matar a la gente que me persigue. Si algo sale mal por lo menos la policía municipal les habrá informado a estas horas mi ubicación y la alerta de que estoy en peligro.

Asesinar, es algo que he hecho durante dos años, cuando conocí a Alana, esa chica de 23 años que me llevó a la oscuridad, esa manipuladora y asesina serial, refinada, siempre tan tranquila. Con su traje de persona que logró engañarnos a todos, pero sobre todo a mí misma, aunque se tenga la sospecha es difícil avanzar cuando estás atada y las personas comienzan a dudar de tus capacidades. Ahora tengo que enfrentarme a los peligros inminentes que me persiguen desde hace un año.

Escucho los gritos de personas molestas, mi corazón bombea la sangre sin control.

No me detengo, sigo corriendo sin importar el dolor y el cansancio, no quiero morir aquí, y menos por ellos. No importa que las ramas corten mis pies descalzos, ni mucho menos el frío mortal que hace en esta época del año, puede que esté haciendo mucho frío, pero mi cuerpo entero está ardiendo y necesito aprovecharlo antes de que la adrenalina abandone mi cuerpo.

Mi vida le pertenece a Alana, solo ella puede arrebatármela. Así como su vida me pertenece. Esto es un trato, desde el primer día que nos conocimos. Un trato silencioso que se firmó en los pergaminos del mismísimo infierno.

Mi vestido se atora en la rama de un árbol, me es imposible sacarme de este lío, cada vez siento que mi vida está por terminar, pero entonces escucho a alguien gritar mi nombre de una manera desesperada, ¡Marine!

Mi corazón se estremece, reconoce el llamado, mi mente reconoce la voz.

—Alana —susurro —has venido por mí…

Trato de hablar, de gritar, pero no tiene caso, ella me encuentra, trae un arma de fuego en su mano derecha, con la otra mano sostiene un cuchillo de caza, traía puesto unos pantalones negros costosos que se utilizan para cazar, unas botas negras, y esa chamarra de cuero que le regale hace no más de un año cuando descubrimos que era su cumpleaños, su piel se ve más pálida por los rayos de luna que reflejan su piel, me mira con sorpresa al igual que yo, se acerca a mí sin dejar de mirarme, en unos segundos, Alana corta mi vestido y me da el cuchillo, me mira preocupada, sin decir una palabra entiendo lo que siente y lo que debemos hacer.

—Mírate Marine, tú, una agente importante, una persona que seguía los principios. Ahora corriendo por su vida, ¿disfrutaste asesinar? —dijo Alana, en su mirada se notaba la alegría, no hacía falta que respondiera aquella pregunta. — ahora somos iguales.

Tomó mi mano y la puso en su pecho, su corazón latía muy rápido, me sonrió de oreja a oreja.

—Yo siempre mantengo la compostura cuando asesino, es por eso que soy perfecta para el trabajo que hago. Porque no dejo que mis emociones perturben mi trabajo, siempre actuó de una manera hermosa, convertir a la gente en arte. Y hoy está latiendo tan fuerte que parece que se va a salir de mi pecho. ¿Sabes por qué? —se acerca más a mí — porque por fin cazaremos juntas Marine.

No importa cuánto trate de alejar las desgracias de mi vida, siempre habrá algo perturbe mi paz. No importa cuántos criminales están en la cárcel por mi culpa, no importa que haya sido más lista que ellos, siempre existirá una persona que me recuerde que mi vida no es más que tormento, un caos repetitivo, que soy inestable, pero sobre todo no dejo de pensar en todas las personas importantes que estaban en mi vida y se marchitaron como las flores fuera de estación o como si la tierra no estuviese fértil para mantenerlas aun en esta tierra a mi lado.

—Vamos Alana—la tome más fuerte —tenemos que cazar.

Sabía que después de esta cacería, una de las dos tendría que morir, porque no podíamos vivir juntas y tampoco separadas, no cuando sabíamos que la otra estaba con vida. Solo así, tal vez, encontraríamos la paz, o la perdición. Pero a estas alturas ya nada importaba.

Porque al final, ella me escogió a mí…


CAPITULO 1. 

El salón de clases se encontraba en un silencio sepulcral, lo único que era perceptible era el sonido de unos tacones que avanzaban por el lugar, así como las manecillas del reloj que marcaban los segundos, fue lento, asfixiante y agonizante.

El caso concreto se remontaba a cuatro años antes, durante un levantamiento de cadáver en la calle California, en Florida, fue una tarde que cambiaría el transcurso de la vida de muchas personas, los agentes que estuvieron involucrados lo llamaron “El momento en que el Diablo visitó a los mortales” algunos dieron nombre igual o peor de exagerados, pero se sentían justificados, algo cambio no solo para la policía o los vecinos del lugar, sino para todo el País, y muy a su pesar; para el mundo.

Por años, cientos de eventos alrededor de mundo que parecían ajenos unos de otros, se conectaban, era en el mejor de los casos una enredadera sólida y burlesca que crecía y se adueñaba de cientos de personas.

No existía registro, no había nada igual…

La grabadora ubicada en el centro hizo clic y comenzó la reproducción de la cinta que por meses han querido escuchar, aquella de la que se habló entre todos los miembros del FBI, de la que se pensaba era solo una leyenda urbana entre los jefes.

Esperaron pacientemente, el sonido de una llamada entrante eclipsó sus sentidos, una voz masculina que correspondía a un hombre maduro hizo la primera pregunta. “¿Quién habla? Dígame su nombre completo”.

Al otro lado, ningún sonido salió, era abrumador no poder escuchar ningún indicio de respiración hasta que sucedió. La voz distorsionada cobro sentido y se escuchó fuerte y clara.

“Soy yo, soy tú, soy todos ustedes”

“¿Cómo conseguiste este número? ¿Cuántos años tienes?, ¿Dónde estás?, ¿Por qué haces esto?”

“demasiadas preguntas, me temo que pocas respuestas, son preguntas vacías oficial, la verdadera y única pregunta que importa es ¿les ha gustado mi arte? No se preocupe, sé que es impresionante, aunque para los menos expertos, debe ser abrumador”.

El agente que había contestado la llamada guardo silencio por un momento, a pesar de la molestia en su voz, tenía claro que debía seguir el juego para conseguir información que le ayudara a encontrar el responsable, así como lograr triangular la ubicación de quien lo contacto, solo tendría que hacerlo esperar en la línea al menos tres minutos.

“¿lo que les hiciste a estas personas, ese es el arte del que hablas”

Mientras la voz del oficial se intensificaba, su profesora opto por poner en la pantalla las imágenes forenses de ese día.

La primera correspondía a una femenina de entre los treinta a treinta y cinco años, encontrada en una bodega abandonada, en una posición sedente, apoyada en una silla, mientras sus extremidades superiores e inferiores se encontraban atadas por una soga que dejó marcas en los tobillos y muñecas. Su cuello estaba en extensión con un gran corte por un arma punzo cortante en toda la zona de la garganta, el corte ejercido contra la mujer casi lograba una decapitación completa, no obstante, las razones por las que no se llevó a cabo fue porque todo el tejido, fue extraído y remplazado por pequeñas margaritas, la cabeza pretendía simular un cofre que al ser abierto parcialmente revelaba un tesoro.

La vestimenta era un vestido rojo de etiqueta acompañado de unos tacones del mismo tono que se encontraban impecablemente limpios. Dando a entender con el dictamen criminalístico que la ropa y la joyería de la mujer se colocaron después de haber sido asesinada y limpiada. La siguiente imagen correspondía a una parte del dictamen del médico legista que informaba “No se encontró la lengua de la occisa, ha sufrido un desprendimiento traumático que provocó una severa hemorragia que pudo ser la causa de su muerte, toda vez que es la zona donde ha comenzado primero su estado de putrefacción”

Los estudiantes sintieron nauseas, pero valientemente no abandonaron el lugar. Esto solo era punta del iceberg, la voz distorsionada los sacó de sus pensamientos.

“Le he dado algo único, una transformación, ha evolucionado y trascendido para convertirse en una versión mejorada de sí misma, este es mi obsequio al mundo, porque esto es solo el principio, ustedes han sido bendecidos con un regalo, mi tesoro…” La voz extasiada fue sofocante, estaba tan orgulloso de sí mismo, creyendo fielmente a que estaba haciendo lo correcto.

“No estás haciendo arte, eres un monstruo y te vamos a encerrar”. A pesar de la determinación de la voz del oficial y un intento desesperado de mantenerlo en la línea unos segundos más, la risa burlona del otro lado le sacó un gemido de frustración.

Antes de que se cumplieran los tres minutos para cuadrar su ubicación la llamada fue colgada. Y la grabación terminó.

Los chicos tomaron unos segundos para reincorporarse y estirarse, mirándose unos a otros sin decir nada, esperando a que su maestra compartiera su pensar y si tenían algo de suerte, comenzarían con sus preguntas de acuerdo con la dinámica acordada.

Una mujer joven de diecinueve años, con pantalón de vestir negro y una camisa verde esmeralda, de cabello castaño oscuro, ondulado y largo hasta la cintura se encargó de quitar la grabación y retirar las imágenes de la pantalla mientras conversaba con sus estudiantes.

“Entonces chicos, lo que acaban de escuchar fue la llamada que realizó el autor material del asesinato de la señora Lydia Scott, es un caso de hace cuatro años, donde fue encontrada en una bodega abandonada en Florida, la policía llego al lugar después de una llamada anónima donde se reportó comportamiento sospechoso en el lugar, cuando las autoridades llegaron encontraron la bodega abierta y entraron, después de encontrar el cuerpo pidieron refuerzos y los peritos realizaron sus dictámenes correspondientes”

Una chica negra de nombre Zayla, levantó la mano.

“¿sí?”

¿Por qué esta persona está catalogada como caníbal? ¿Por qué la relacionaron con otros crímenes en distintos países? Si en la llamada no se revela mucho…

“la respuesta es muy sencilla, en cada asesinato alrededor del mundo orquestado por ella, dejaba la misma flor, ya sea cerca del cuerpo o lejos, incluso se encontraban las margaritas en el jardín plantadas, si bien el modus operandi, la forma en que asesinaba a sus víctimas era distinta, solo las margaritas fueron lo único consistente en cada escena”

¿ella? ¿Cómo sabe que es una mujer?

“Creo que nuestro asesino es en realidad una mujer, tiende a tener más víctimas mujeres, lo creo porque no las viola, no hay esa humillación característica de los asesinos seriales hombres o caníbales de nuestro país, a su manera ella las “honra”, además, me baso en la relación que tienen las víctimas, como saben, todos siguen un patrón, algo que les gusta, que comparten, algunos se basan en la apariencia física, trabajo, etcétera, pero al menos cinco de las trece víctimas fueron nombradas por sus familiares como lesbianas cuando se les hizo la pregunta de su orientación sexual, el resto no confirmo nada, pero se cree que el numero puede crecer”.

“¿y un hombre resentido?”

“Los hombres resentidos golpean, la agresión física es muy importante y elemental para ellos, porque les da poder”.

“¿y porque caníbal?”

“Muchos de los órganos de las chicas no se encontraban, pensamos que era un traficante de órganos, pero ¿Qué traficante haría tanto espectáculo cuando simplemente puede quitárselos y dejarlas votadas en cualquier sitio? Si su idea de venerarlas y elevarlas a algo más es cierta, como escucharon en la grabación, creo que no hay nada más elevado que el fusionarse con uno mismo, por lo que, se las come. Para sentirlas dentro de ella. Son parte de ella ahora”.

Zayla parecía estudiar su respuesta, al igual que el resto. Era demasiado para similar y sus propias teorías burbujeaban en sus cabezas. Su profesora sabía que tenía que inspirarlos a pensar, alentarlos a usar ese cerebro de vez en cuando.

“Para mañana, quiero que me digan su opinión, quiero que pasen y me expliquen por qué lo hace, que perfil le darían, el mejor análisis se llevara un punto sobre la calificación final, ¿alguna duda?” Bueno, ciertamente no se equivocó, los chicos se veían decididos ahora, con una amplia sonrisa en su rostro que gritaba determinación se despidieron de ella.

“No, profesora Marine”

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CAPITULO 2. LOS ESTUDIANTES

La mañana siguiente fue calurosa, el verano apenas comenzaba y el clima era infernal a pesar de ser tan temprano, la alarma sonó, eran las 7:30 a.m.

Marine se levantó con pereza, se sentía agotada, hace dos meses, recibió una llamada de su jefe cuando aparecieron dos cadáveres en el estado de Virginia dentro de iglesia popular, la conmoción que provocó fue tanta que su jefe había estado bajo una presión asfixiante, lo cual, era malo para ella también, porque significaba que la carga de trabajo aumentaría significativamente, y no se equivocó, así fue, se sentía oprimida en algunas ocasiones que no lograba dormir a gusto. Las pesadillas la envolvían, era como un laberinto sin salida, no importaba la dirección que tomará, todas las noches se dirigía hacia otra dirección, pero el resultado era el mismo, no había escapatoria.

Se levantó sintiendo los pies pesados. Tomó una ducha rápida, se colocó unos pantalones de vestir negros, una camisa verde lima que resaltaba sus ojos y unos zapatos negros. Siempre le habían incomodado las zapatillas, pero el día de ayer requería una cierta formalidad, si bien, eran pequeñas cumplían con su propósito, aún recuerda cuando las uso por primera vez al seguir los consejos de una amiga en la época de la secundaria, pensaba que eran una clase de tortura y te hacían ver mal. Se miró al espejo y notó sombras bajo sus ojos, no era fanática del maquillaje porque nunca fue buena para encontrar una base que no la hiciera entrar en calor, una vez compro una que en el centro comercial parecía ser de su tono, sin embargo cuando salió de su casa y se vio en el retrovisor de su auto se dio cuenta de que su rostro se veía gris y se asustó, jamás había sentido tanta vergüenza por sí misma, ese día entro a su casa a lavarse el rostro hasta dejárselo rojo, aguantar las miradas de su jefe que parecía bastante divertido, así que con el tiempo aprendió algunos trucos que le ayudaron a encontrar correctores que cubrieron la oscuridad que opacada su cara.

Cuando terminó de cubrir la realidad de sus noches, se apresuró a darle de comer a Toby; su canario. Tomó las llaves de su auto dispuesta a trabajar.

Cuando llegó al salón donde los aprendices hacían sus hipótesis o donde se les explicaba los casos. Notó que los jóvenes platicaban sobre la demostración de ayer. Fue entonces que uno de los estudiantes les indicó a los demás que su maestra Marine ya había llegado.

Marine podrá tener diecinueve, como algunos en el salón, pero su carácter era como ellos decían; el de una anciana. Su maestra era hermosa y con una carrera envidiable a su corta edad, sin embargo, sabia separar y marcar muy bien sus límites, era una profesional que evitaba relacionarse con algunos agentes cuyas intenciones eran solo para meterse con ella, además de que era alguien cohibida con las personas nuevas, sus alumnos solo eran eso, tenía muchas cosas buenas, pero los comentarios sarcásticos y las aptitudes un poco cuestionables les dejaban un sabor amargo.

Dejando su bolsa sobre el escritorio comenzó a llamar su atención. “Bien, dejen la plática para después a menos que quieran que conteste a algo”

Un joven rubio alzó la mano esperando que se le diera la palabra.

“Entonces, Arturo, ¿Qué duda tienes?”

“Sí, bueno, ayer durante la grabación, cuando preguntaron el nombre, entre otras preguntas personales, el agente no insistió para obtener información cuando ella o él se negó a responder ¿Por qué?”

Los demás murmuraron en aprobación.

“Bien” — Dijo mientras caminaba por el aula. — “Cuando obtuvieron la grabación claramente no usó su nombre, insistir en esa información es caminar en círculos de forma indefinida, por eso no deben estancarse en los interrogatorios, ustedes están aquí para estudiar y aprender diferentes técnicas de interrogación que los ayudaran a no perder el tiempo en la misma pregunta por horas, es mejor buscar orificios en su mente, preguntas aleatorias que nos permitan interactuar con los delincuentes. — Su voz era como una ola envolvente, todos concentrados en sus palabras y sus movimientos. — “Hay algo aún más importante que responder una edad, ¿Saben por qué lo hizo? O, mejor dicho, ¿Se han preguntado acaso porque llamó?”

Esperó a que alguien tuviera, aunque sea una vaga respuesta, pero todo quedó en silencio, un dolor de cabeza parecía devorar la paciencia de Marine. Algunos murmuraban, otros simplemente se quedaban callados tratando de formular una respuesta.

— “¡No puedo creer que nadie diga nada!”— Gritó enojada — “¿Creen que serán alguien en la vida si no cuestionan todo? ¡Este es su trabajo! ¡Estamos hablando de una asesina que está desquiciada, que cree que lo que hace es arte! Necesitan pensar como los asesinos, necesitan pensar que ganarían con lo que hacen. ¿Es para impresionar al mundo? ¿O es para demostrarse a sí mismos de lo que son capaces? ¿Lo hacen por gusto, o porque no tienen otra opción? ¿Alguien los detendrán? ¿Que los impulsó hacer lo que hacen? Deben pensar en cómo utilizar el error que cometió para poder atraparla. Así que preguntaré de nuevo ¿porque llamó?”

Verónica era una joven pelirroja, quien habló con un poco de inseguridad, pero viendo la situación ellos era aprendices y los errores son comunes y más vale saber por tu cuenta que están mal y así no cometerlo cuando se llegaran a graduar.

“¿Puede ser que haya sido porque preocupada?, O, más bien ¿Decepcionada?”

“Explícate” — Dijo Marine mientras se detenía, ahora que tenía toda la atención de su maestra no pudo evitar estremecerse, agregando además la mirada de sus compañeros.

“Bueno, yo pienso que…” — Se quedó callada, sinceramente tenía miedo a decir algo equivocado.

Pero Mauricio un joven regordete continuó. Lo que hubiese sido algo grosero de no ser porque la chica parecía que se la estaba comiendo la tierra.

— Usted dijo que la víctima de la grabación no tenía la lengua, de acuerdo con lo que investigue, los casos que se relacionaron con “el asesino de las margaritas” están conectadas por algo más, las 12 víctimas que se han registrado no tenían pulmones, pero a esta última no le quito ese órgano, puede que hay marcado para disculparse.

“¿Un asesino que se disculpa? —Dijo interesada — ¿Por qué arriesgarse?

“Porque rompió su forma de dejar su arte, según ella. Tal vez iba a disculparse ¿sabe? Tal vez estaba nerviosa, insatisfecha.

“No creo que sea eso” —Dijo la joven de raza negra de nombre Jenny.

“Por qué opinas eso ¿Jenny? si no era para disculparse ¿que la impulsó? —dijo Marine.

“Porque si estuviese nerviosa o cualquier otra cosa, hubiese cometido un error y su error sería marcar de cualquier número, uno que se pudiese rastrear. Lo que creo es que solo se trataba de una burla. Una burla para los policías, para la familia”.

Marine aplaudió fuerte. A los demás les pareció desagradable.

“Por fin alguien que piensa adecuadamente. Exacto, fue una burla. Fue una demostración, de que no importa su edad, su género, ella seguía matando, incluso que puede romper su patrón. Aunque eso le perjudique, porque chicos, este año estoy yo, y ustedes, somos mentes brillantes y nuevas, el cambio de ideas, nuestras ganas de atraparla la detendrán. Porque yo les enseñaré a tener otra perspectiva. Serán los asesinos en su mente” —. Se sentó en su silla de cuero —. Y así atraparon al más peligroso. Pero deben recordar que deben exigirse más. Y nunca olviden quiénes son, a veces esto también es un arma de doble filo, no quiero que se pierdan en su mente.

— ¿usted se ha llegado a perder en su mente señorita Marine? —Dijo Jenny mientras se explicaba—. Porque para la edad que tiene, ha atrapado a personas peligrosas.

«Sé controlarme» —Dijo algo molesta —Les pedí que investigaran y veo que algunos de ustedes lo hicieron entonces ¿por qué los pulmones y no otros órganos?

Antes de que los demás estudiantes pudieran expresar sus ideas, el celular de Marine sonó.

“Lo siento chicos, tengo que contestar. Así que dejaré esta conversación pendiente. Espero sus respuestas por correo y el lunes les diré mis observaciones”

Salió a toda prisa al estacionamiento.

“Diga”.

“Necesito que vengas con el forense de inmediato”.

“Buenos días, Daniel. ¿Cómo amaneciste? Yo bien gracias por preguntar —dijo con sarcasmo.

“una nueva víctima fue encontrada. ¿Realmente te importa más cómo amanecí?”

“Me vale un carajo si es que respiras. Me hubieras dicho eso desde un principio. Estoy ahí en dieciséis minutos. Acabo de terminar la clase.

“Les diré a los demás que salgan para que tengas un poco de privacidad”

—Adiós Daniel.

—Marine…

— ¿qué pasa?

“Más te vale estar preparada. Nuestra asesina cambio de método de nuevo. No del todo, si no lleváramos el caso diríamos es que es un imitador, pero quiero que vengas y si te sientes mal estaré junto a ti. No quiero que te precipites, te quiero bien ¿de acuerdo?”

“Adiós” —. Colgué.

«un nuevo método, ¿cómo estamos seguros de que no es un imitador? ¿Será que por fin ha dejado una grabación o quizás con suerte una nota? ¿Acaso por fin ha escuchado Dios mis plegarias?

Sentía cierto temor, no quería ir, pero no permitirá que esa asesina hiciera de las suyas. Me dirigí al elevador, está solo y durante el viaje olvido el calor que hacía. Por unos momentos siento una tormenta de nieve en mi interior. Uno como investigador, criminólogo nunca sabe que se encontrara, la mente es tan perfecta y maravillosa que hacen a cada ser diferente y único solo que en ocasiones todo se vuelve un caos y tenían que enfrentarse a los delirios de la mente humana.


CAPITULO 3. 

Estaba fuera del ascensor, el corredor está despejado, significaba que tal como lo prometió su jefe Daniel la zona estaría despejada para que nadie interfiriera en lo que ambos conocían como su ritual. No pudo evitar sentir un calor reconfortante en su ser, Daniel era una de las pocas personas en quien llego a confiar, incluso compartiendo los demonios en su mente que la atacaban por la noche. Él fue una buena figura para ella. Pero nunca lo admitiría en voz alta, ya que no permitiría que el ego de su jefe creciera aún más, escucharlo hablar de eso con el resto del equipo seria vergonzoso. Hay cosas que es mejor no decirlas.

Mientras tanto volvió a enfocarse en la situación que se avecinaba y de la que no sería capaz de ignorar. Siente el frío recorrer su piel conforme da pasos vacilantes hacia adelante, escuchaba el sonido metálico del elevador que se cierra tras ella y se arma de valor. Caminó despacio, sintiendo como las sombras la acechaban. Se paró enfrente del cuarto del forense, tomó un respiro profundo, cerró sus ojos para concentrarse, tomó la manija con cuidado, se sentía helada. No solo era la habitación cuya temperatura helada permitía la conservación del cuerpo, sino ella misma, enfrentarse a lo desconocido puede general diferentes reacciones para cada persona, algunos tienen una sudoración tan excesiva que manchan sus camisas en el área de sus axilas, o el sudor en la frente que los hace ver sucios, como si estuvieran corriendo maratones en la zona más calurosa del país. Tal vez, el frio era mejor que sentir su cuerpo bochornoso y pegajoso.

Entró justo cuando abrió sus ojos. Fue entonces que volvió a sentir el calor de la mañana en pleno verano. “Si tan solo pudiese volver a la sensación de hace 5 segundos

“Parece que ya estas preparada para mostrar tus obras. Señorita caníbal”. — Dijo mientras tomaba aire. Sus pulmones agradecieron, aparentemente le había llevado algo de tiempo volver a respirar con normalidad.

La gran habitación color marfil era algo a lo que no era posible acostumbrarse, era espaciosa, fría, tan vacía y al mismo tiempo, esa sensación de perder todo lo que eras, de sentir que cada congelador te llamaba para que reposaras en su interior, de sentir que tu energía vital permanecería atrapada para siempre le resultaba demasiado asfixiante. Los instrumentos para realizar la autopsia se encontraban guardados en los cajones superiores de la izquierda, ahora todo parecía extrañamente impecable. Excepto por lo que estaba en medio de la habitación.

En la camilla estaba una mujer, su nombre era Anastasia Johnson, tenía veinticinco años cuando desapareció hace ya más de 2 años, cerca de la gran estación de trenes en Paris “La Chapelle” que correspondía a la línea dos del metro Gare du Nord.

Era una joven delgada de tez blanca que trabajaba como enfermera en el Hospital Mère Enfant de l’est Parisien. De padres estadounidenses pero nacida en la capital del amor, fue un caso muy sonado en el extranjero, específicamente en Estados Unidos debido a que desapareció el día en que ambos países firmaban en la embajada de Francia un convenio para mejorar sus relaciones de comercio.

Se suponía que los lideres tendrían un recorrido por el tren Gare du Nord, hasta transbordar al RER, línea 4, estación magenta, donde se esperaba llegar a una biblioteca principal y tener un almuerzo en la zona más exclusiva antes de la retirada del presidente de los EE.UU, para demostrar la seguridad en el transporte de Francia. sin embargo, dicha reunión nunca se llevó acabo por la conmoción de la noticia, los lideres fueron advertidos y llevados a otro sitio, el presidente de Francia estaba furioso de que un evento como este se diera cerca de su invitado y que no haya podido frustrarla para que no se diera cuenta. Para demostrar su poder y eficacia de las autoridades, ordeno que se revisaran todas las cámaras hasta encontrarla, e incluso, hubo recompensa de una cuantiosa suma de dinero a quien tuviera información sobre los secuestradores y la joven. A pesar de los intentos, nunca hubo un rescate.

Ese día significo algo para todos los franceses, muchos estaban tristes porque los extranjeros aprovecharían esto para desprestigiarlos, ese día los periódicos lo llamaron “Día de la vergüenza nacional”

Hoy después de tantos meses de búsqueda, por fin detendrían la angustia, los padres de la chica tendrían una paz. Si, tal vez los demás pensarían que esa paz no existe, un corazón que busca a su hija con vida se marchitaría cuando les dieran la noticia, cuando reconocieran el cuerpo… pero para marine eso no siempre fue así, bien sabe de primera mano que una búsqueda interminable, puede enfermar y desgasta, la pronta resignación y un lugar en el que llorar a veces es mas sanador que cuando no sabes donde buscar. A pesar de eso, se sigue sintiendo mal. No se debería vivir algo así.

La joven que tenía enfrente no era más que una luz apagada de lo que alguna vez fue. Sueños y deseos corrompidos, frustrados por una mujer guiada por sus impulsos más repulsivos, una chica inocente ha sufrido, fue una hermosa flor que ha sido arrancada de la tierra con brutalidad y fines repugnantes.

Se aproximó para verla más de cerca, por sus características el cuerpo estaba pasando por la fase de deshidratación, así que la chica no tendría ni las veinticuatro horas de fallecida. Sus pulmones no estaban, fueron reemplazados, para llenar el espacio vacío se encontraban artículos de belleza, había labiales de diferentes marcas de renombre y una carta. Se colocó unos guantes especiales para no dejar huellas, tomó la carta y comenzó a leerla:

“Querida señorita, Marine”. Un escalofrío recorrió su cuerpo, tuvo que esperar un momento mientras asimilaba el principio de la carta, sintiéndose incomoda miro a su alrededor, creyendo que alguien estaba observándola.

“¿Es mi más reciente demostración de su agrado? Sé qué desde hace meses ha estado bastante interesada en mí, debo decir que me conmueve su espíritu, hace poco mostré dos obras de arte que sin duda fueron hermosas, pero he notado que te cuesta dormir, debe ser inquietante para ti ¿no? Espero no te importa te hable de tú, pero es que siento que me conoces, así como yo lo hago contigo.

Sé que no odias los cosméticos, aunque su uso no es común en ti, pero hoy has decidido ocuparlos para tapar esos terrores nocturnos, tienes un rostro angelical, eres el tipo de persona que cautiva mis sentidos con o sin maquillaje.

Debo decir que esta mañana cuando te vi no estaba segura si te gustaría mi regalo. No obstante, he estado al tanto de lo que compartes de mi en tu clase. Ciertamente me motivaste. Sé que quieres atraparme, me consideras una enferma y desquiciada, pero te falta mucho para comprender el verdadero valor de la belleza. ¡no te preocupes! Eso tiene solución, la verás muy pronto…

Me gustaría que un día fuésemos amigas, la vida de una asesina, de una artista incomprendida es una vida muy solitaria. Nuestras amistades son limitadas y me atrevo a decir que en ciertos casos; nula. Pero sé que, con el tiempo, cuando me conozca, cuando te des cuenta de lo que soy capaz y de lo tú que eres capaz, seremos personas con un gran corazón que no tienen por qué permanecer por más tiempo solas. Ambas seremos dignas de la otra, y estaremos unidas por algo que nadie podrá comprender, solo será entre tú y yo.

Solo le pido que durante nuestro viaje por la verdad no se pierda en su mente. La quiero sana señorita Marine. Quiero que vea todo el potencial que alcanzaras podemos en tan poco tiempo. El juego por una lucha de moral ha comenzado.

Tú y yo somos cazadoras, somos leones en este mundo de corderos. Así que sé, como tú sabes, que cuando llegue el momento, cuando descubra de lo que es capaz; una de las dos tendrá que morir, solo algo tan bello y glorioso puede ser alcanzado cuando se toque el cielo; no pienso dejar que me atrapes y me prives de mi libertad, no podré vivir sin escuchar los cantos de los hermosos pájaros que acompañan mis mañanas después de una noche con monstruos que me abrazan con su frío, así como sé que tú no querrás morir, no sin luchar con garras y dientes o al menos hasta saber que te has deshecho de mí. Será este un juego interesante.

Donde pondremos a prueba nuestra inteligencia. Le sugiero que durante nuestro viaje al infierno no recurra al suicidio, porque sin importar que tan desastroso, sin importar las neblinas de la vida; el suicidio es el enemigo, Marine. Y tú único enemigo mortal seré yo. Señorita Marine, que gane la mejor.

Terminó de leer la carta, sintió que se le revolvía el estómago. Esa sensación nauseabunda picándole en la garganta. Estaba sudando, la carta era una demostración de que estaba siendo vigilada incluso en su propio hogar. Que está más cerca de ella, que puede matarla, que seguirá matando. —. “Mi carne está en el menú” —. Susurró entre una mezcla de emociones, desde muy a su pesar; miedo y rabia.

Antes de que su mente pudiera imaginar más cosas, entró Daniel. Jefe del Departamento de Análisis y Conducta de los Criminales, entró con los dos forenses que formaban parte del equipo especial en este tipo de casos, Mónica, una mujer de 37 años, delgada y morena. Y Richard; era de raza negra, de complexión delgada, tenía cuarenta años y, sin embargo, se comentaba en los pasillos que era un famoso traga años, luciendo más joven de lo que realmente era, no es de sorprenderse que tuvo a decenas de mujeres esperando por un poco de su atención, y contrario a lo esperado por un hombre apuesto como el, rara vez miraba a una mujer del trabajo, era cortes y atento. Las relaciones amorosas no eran algo en su lista de cosas de máxima relevancia. Demasiado enfocado en su trabajo logro ahuyentar a mujeres muy hermosas que querían unas horas de diversión. Marine nunca lo comentó, pero para ella, él y Mónica harían una gran pareja, ambos reservados y atractivos, trabajadores y honestos que sin duda darían de que hablar.

Incluso, sin ser pareja, muchos aseguraban en los pasillos que la razón por la que ninguno aceptaba citas con otras personas era porque ellos mantenían una relación. Marine escuchó cada chisme en silencio, mientras no fueran groseros con sus compañeros de trabajo, sin tomarles importancia, hasta que ellos no lo expresaran entonces no era real.

Los tres entraron en silencio, Daniel le ofreció un pañuelo a Marine quien parecía ajena al sudor que se acumulaba en su frente, el cual, rápidamente limpió antes de girarse a verlos.

“Lo siento, no los oí entrar” —. Dijo Marine. — Esa zorra tiene agallas. Mira que aparecer de nuevo… cree que puede venir y amenazar.

“Nunca tuvo la necesidad de rellenar a sus víctimas con objetos además de las margaritas. —dijo Mónica, quien le dio un ligero apretón en el hombro a marine, al mismo tiempo que avanzaba más cerca de la plancha para ver el cuerpo de la joven, sacando de la bolsa de su bata unos guantes y cubrebocas que se colocó de prisa para inspeccionar —. Creo que ahora tiene más inspiración. — Richard la siguió, realizando el mismo procedimiento, Marine por su parte de movió y permaneció a un lado de Daniel.

“Le diré a mis hombres que te envíen dos patrullas a tu casa. Para que vean si no hay cámaras, y para que te vigilen. Ella no te hará daño” —el tono de Daniel no logro tener esa tranquilad que esperaba proyectar, estaba claro para los tres que hubo un toque desagradable en su voz. Además del ceño fruncido que lo hacía ver más viejo.

“Los cambios en su patrón pueden hacerla vulnerable, querrá ponerse en contacto con ella otra vez, puede que incluso más víctimas empiecen a aparecer. Esto de las cartas es una forma de comunicación reveladora, la primera vez fue con esa grabación y pasaron cuatro años desde entonces. — Dicho esto, Richard tomó la carta y la examinó, trató de tomar algún registro de huellas o cuero cabelludo, lo que no resulto, estaba limpia. Al leer su contenido le dió una sonrisa a medias a Marine.

“Mientras tanto, Marine no podrás asistir a tu trabajo en la academia. Estarás bajo protección”. — sentenció Daniel.

“¿Qué?” — Dijo furiosa Marine.

—Estás en peligro. No pienso arriesgarte a ti, ni tampoco a los chicos, esta mas que claro que hará lo que sea para llegar a ti de una u otra manera porque estas muy interesada en este asunto.

La situación era ridícula para la joven.

—No voy a dejar de trabajar. ¿Qué se supone que haré? — esta vez se giró para tener frente a frente a su jefe. — No me voy a esconder de ella. No le tengo miedo. Sé defenderme. Además, me ha estado observado desde no sé cuánto tiempo ¿Tú crees que una patrulla la va a detener?, ¿Y si eso es lo busca?, ¿Qué me aleje de la investigación?

  • No dudo que te sepas defender, de eso estoy seguro, pero no te voy a arriesgar. Eres como una hija para mí. No te pondré en peligro innecesario, cuando puedo protegerte.

— ¡No soy tu hija! — Gritó. —. Sacarme de la investigación no es la solución. Sé que puedo atraparla.

“Esto no está a discusión. Te estoy avisando que estás suspendida y estarás siendo vigilada por nosotros. Es una orden” —. Todo se quedo en silencio por un rato, saben que una fibra delgada entre romper la cordura de Marine es que alguien le imponga su autoridad, y la de Daniel que no lo obedezcan.

Juntos fueron un gran dúo, pero cuando no concordaban sus opiniones lo lamentaban el resto. Eran como el agua y el aceite, no hechos para estar juntos, pero aun así la interacción sigue siendo algo fascinante de ver.

“Bien”. —Dijo enojada —. Pero cuando tus oportunidades pasen y no tengas una pista sobre su paradero… entonces espero una disculpa.

Salió de la sala, estaba enojada, frustrada y un poco asustada, aunque nunca lo admitiría en voz alta. Llamó al elevador, quería descansar, dormir unas pocas horas antes de que las pesadillas la consumieran. Esta vez está ocupado, dentro del elevador se encontraba una joven no muy mayor que ella. Tenía una sonrisa en su rostro cuando la saludo. El viaje fue silencioso, casi incómodo, y no es que la otra chica le haya dicho algo malo, es solo que marine estaba perturbada, sentía su cuerpo temblar de la rabia a pesar de respirar despacio para mantener la compostura, honestamente necesitaba una distracción y el hecho de que la otra joven pensara que estaba mal o era rara ya no importaba mucho, todos tiene un mal día, no hay nada de malo en colapsar de vez en cuando, pero claro, hubiese preferido hacerlo sola.

El elevador se detuvo en el tercer piso, el área de psicología del edificio, cuya ayuda era completamente gratuita para aquellas victimas sobrevivientes a violadores y/o asesinos seriales, es difícil saber si se trata de una Psicóloga en esas áreas o Ponente, dado la ropa que traía mostraba un estatus económico muy alto. La chica tenía cabello negro largo, por debajo de los hombros, quien bajó, pero antes se despidió de Marine.

“Qué bonito maquillaje, señorita”

El comentario la tomó por sorpresa.

“Gra… Gracias” —Dijo con pena.

“Cuídese. Que tengo buen día”.

“Igual”

Las puertas del elevador se cerraron despacio, mientras veía aquella joven partir. La seguridad en cada uno de sus pasos fue algo digno de ver. No entendía porque se sentía tan nerviosa, ni por qué se había perdido en esa sonrisa. Solo sentía como si algo hubiera pasado, algo de importancia y se le hubiese ido de las manos. Sintió otro dolor de cabeza, uno más intenso. Sacó de su bolsillo unas aspirinas y se tomó dos.

«Solo espero que estos dolores de cabeza no lleguen a afectar mi rendimiento y mi forma de ver al mundo». Pensó agotada y decepcionada.


CAPITULO 4

Cuando llegó a su casa se encontró con un paquete enfrente de su puerta. Era una caja sin correspondencia, sintió el impulso de llamar a Daniel, pero sabía que esto lo alertaría más. Trato de recordar si no había pedido algo por internet hace unos días, o semanas. Consideró que tal vez se trataba de una bomba, por otra parte, tuvo que replantearse la idea, si la asesina ya se comunicó a través de una carta que expresaba ampliamente el querer jugar con ella, no tendría caso mandar una bomba a su casa y matarla, o herirla, al menos no por el momento, que caso tendría inhabilitara cuando esto apenas iba a comenzar. Con un salto de fe alejó diversos y oscuros pensamientos, la tomó en sus brazos, no pesaba más de dos kilos, abrió su puerta, la recibió alegre su canario. A quien por el momento no intento saludar como de costumbre.

Dejó la caja en la mesa y se sentó frente a ella, dudando si era bueno abrirla o no, trató de imaginar que podía contener.

“Bien Marine concéntrate”—. Pensó. —. Algo que pese unos dos kilos, no puede ser un explosivo, ya estuviera muerta. ¿Fotos? ¿Otro artículo?

Entrecerró los ojos, por fin se había armado de valor. Tomó un cuchillo de su cocina, con cuidado la abrió.

Dentro de la caja se encontraban unos pulmones, una caja musical mediana y un trozo de papel de baño. Que cumplía su función como nota.

El sudor recorría su cara, por segunda ocasión en el día, se alejó con rapidez de la mesa. En estado de shock. Tomó bocanadas de aire para tranquilizar sus sentidos.

“Mierda” —. Maldijo en voz baja.

Sin perder el tiempo tomó su celular y llamó a Daniel, le contó lo que contenía la caja. Él le ordenó no tocar nada, asegurándome que llegaría a mi casa con algunos de sus hombres para revisar el perímetro. Así como, revisar las cámaras de seguridad de autos sospechosos en la zona.

Cuando colgó miró la caja de nuevo, lo que llamó su atención fue el trozo de papel de baño, tentada a no hacer caso a Daniel quiso sostenerlo entre sus dedos para ver el contenido, pero se contuvo, por el momento se conformaría con ver un pequeño trozo de mensaje que se asomaba de la servilleta.

“Señorita Marine”

Los minutos pasaron como una eternidad, fue abrumador escuchar el reloj de su cocina avanzar, el TIC, TAC estaba mareándola, se siente como en el fondo del océano, no hay retorno, no hay fuerzas para nadar, esa realización de que esta sola y perdida se apodera de ella, la adrenalina sale de su cuerpo y sus ojos se cierran, quiere dormir, pero la sensación de que hay algo, en el agua, que puede atacarla en cualquier minuto no la deja descansar, las olas la mueven de un lado a otro y no es capaz de ir en contra de la naturaleza, cada roce de algas es como un quemadura en sus pies, patalea con miedo intentando alejar lo que sea que este abajo, trata de enfocar su vista pero solo ve el mar, el cielo oscuro y amenaza de tormenta se ciernen sobre ella de forma burlesca.

Esta atascada, no es hasta que ve una luz, algo moverse frente a ella a una distancia considerable, es un faro, que una esperanza que brota desde su interior le da la suficiente fuerza para mover sus brazos, es un nado contra corriente, una batalla entre una humana y el imponente mar. Tiene todo para perder, quiere rendirse, las olas la alejan, tratan de tragársela viva, puede sentir como el agua quema su garganta cada vez que se sumerge.

Escucha la voz de alguien llamando su nombre, al principio no distinguía lo que decía, pero su nombre resonó con fuerza a cada segundo, entonces ve una figura masculina en el faro estirando su mano para ayudarla, grita su nombre con furia y ahora Marine no sabe cuál de los dos tiene la garganta más lastimada.

Todo está en su contra, pero no se va a rendir, nunca lo hace, se motiva internamente, al diablo el mar y sus estúpidas olas si piensan que van a detenerla…

Escucha su nombre otra vez, ese sonido de urgencia la saca de su trance, reconoce a quien pertenece; es Daniel, ha llegado.

Abre la puerta y es recibida por un fuerte abrazo, no hay palabras, no son necesarias, marine se queda quieta unos segundos hasta que le corresponde, escucha los latidos desesperados del hombre y teme que haya sido demasiado para él, trata de tranquilizarlo y decirle que está bien, no quiere que le dé un infarto al pobre.

“Todo está bien, Daniel” La caja está dentro.”

El asintió mientras se alejaba de mí, miro el interior y los peritos junto con la policía acordonaban el lugar y tomaban fotografías de mi casa. Ha estado en decenas de escenas del crimen, pero es muy diferente a que sea su casa y ella el centro de atención.

Se dirige con él a la mesa y ve a este observando detenidamente, llegan los peritos en criminalística y toman fotos de la caja, hasta que se sientes satisfechos es que embalan y etiquetan la carta y los pulmones por separado, así como la caja y el cuchillo con el que la abrió, ahora que la carta está extendida Daniel le ofrece unos guantes y se los pone ansiosa, la carta está limpia, la toma con cuidado y lee a través del plástico que la resguarda.

Señorita Marine:

Lamento haber dejado esto en su casa, pero dejarlo en la estación de policía sería un poco arriesgado. También cruzó por mi mente dejarlo en algún parque, que alguien la abriera, ya sabe un curioso, pero luego recordé que los hombres que hacen servicio comunitario tiran las cajas o cosas que no tengan nombre.

Además, le escribí por dos razones, la primera es porque me siento algo sola, a veces la soledad resulta reconfortante, me ayuda a pensar con claridad, otras veces, no tanto. Me aburro. Y en segundo lugar es porque quiero que nuestro juego comience lo más pronto posible.

Le haré una confesión, pero debe ser discreta porque mis aportaciones pueden ser falsas si usted dice algo inapropiado. Como sabe, y yo sé, esta mañana ha visto el cuerpo de la señorita Johnson, así como ella, hay más, que no están en los registros, que respiran porque hay un propósito para cada uno. Usted no sabe cuántos son, o quienes son, será desesperante para usted pensar en que persona desaparecida en el mundo está viva gracias a mí. Y cuales personas fueron parte de mí.

¿Sabe por qué nunca encontrarán a una gran cantidad de víctimas? Estoy segura de que usted sabe la respuesta y no se la ha dicho su jefe, pero que extrañamente ya se lo dijo a sus alumnos el otro día. Es porque ya me deshice de los cuerpos, consumiéndolos. ¿verdad que lo sabía? Lamento haber escrito esto en un papel de baño, pero supuse que era la mejor forma de desaparecer la evidencia, por sí “te lo quieres comer” o tirar al retrete. Pff, terrible chiste.

Por cierto, le informo que mi gran banquete se ha terminado, el hambre es mi perdición, hace tiempo que no cazo y la comida corriente me aburre con el paso de los años.

Le aviso que comenzaré a cazar y debido a que he estado reprimida por tanto tiempo mis métodos pueden ser más extraños. Tal vez cambie, pero tú, tú sabrás mejor que nadie cuando se trate de mí. Quizá no tendría que decirlo, no obstante, yo llevo toda la ventaja sobre ti, así que, he decidido que las cosas sean equilibradas.


Me despido porque no me alcanzará el papel para expresarme más.

Nos vemos después, por cierto, bonito maquillaje el de hoy.

Atte. Su más fiel admiradora.

¿Estas bien? —me agarró el hombro.

“Acabo de recibir los pulmones de alguien” —. Dijo enojada, pero al ver su preocupación se relajó—. Si estoy bien. Solo cansada. No creo que las cámaras sirvan de algo, hace más de dos semanas que mandamos el informe que tenían que venir a arreglarlas y aún no han venido.

“No te preocupes, le preguntaremos a los vecinos y al departamento de correos. Te llevaré a un hotel, no es seguro aquí.”

“No quiero irme de mi casa. Estoy bien solo deja una patrulla.”

—Pero…

“Estoy bien, Daniel. Solo acaben con esto.”

—La encontraremos y pagará por lo que les hizo a esas personas y a ti. —. Dijo un poco enojado, mientras apretaba su mano en mi hombro. Disgustado por mi elección, pero comprendía que no existía alguna forma de convencerme de lo contrario.

“No será tan fácil, las personas que buscamos desaparecieron de este mundo. Se deshizo de ellos.” —dije casi en un susurro —.

—¿cómo lo sabes? — me liberó —.

Le mostré la carta mientras trataba de explicarme a mi manera, el parecía sorprendido, como si hubiese olvidado la nota. Sus ojos recorrían el papel, pero yo sabía que él me estaba poniendo atención a mí también.

“Entregarme los pulmones es una muestra de que cazará, tal vez sean los pulmones de la joven Jonhson que vimos hoy. Está buscando derrumbarnos a todos, tratara de desviar la atención, siento que algo más grande se avecina, si lo que dice es cierto, si aún hay gente con vida a su cargo, me hace pensar dos cosas, la primera es que no está actuando sola, no si son varias personas en cautiverio, necesita a alguien que se haga cargo de ellos.”
— Daniel asintió, sus ojos fijos en la carta. —. La segunda idea que tengo es la menos probable, pero quizá no tenga a ninguna persona con vida. Ya afirmó que se los come, y que no hemos ni encontraremos a varias víctimas. No sé en qué momento, pero puede no ser un destino lejano, la gente necesita saber si no es por nosotros la prensa hará de las suyas.

“Tienes razón le diré a Samuel que comience a dar un leve comunicado a la comunidad cercana y también tener a los demás estados en alerta para tener precauciones. Tendremos que dar una conferencia con los medios de comunicación lo más pronto posible.

Asentí.

Daniel no quería irse, pero tuve que decirle que estaba bien con los policías fuera de mi casa. De mala gana se despidió de mí, insistiendo en que cualquier cosa que ocurriese le llamara por teléfono e incluso les advirtió a los oficiales encargados de mi seguridad que no me perdieran de vista. No podía creer que a pesar de tan poco tiempo conocerme, él me protegiese de esta forma a pesar del trabajo que tengo. No dude que estas eran acciones naturales de un padre y aunque no llevásemos la misma sangre sentía que nos ataban las ilusiones y anhelos de un hogar. ¿Qué hubiera pasado si jamás nos hubiésemos conocido?

Tomó una ducha, sentía que por más que ponía el agua caliente, en realidad golpeara contra su espalda como una cubetada de agua helada, dificultándome pensar y respirar con normalidad, por momentos sentía como me sumergía en un océano donde el ruido se esfumaba y el sueño le daba la bienvenida en sus brazos mortales, donde sentía un ardor en sus pulmones y al final de todo; la paz.

Y con eso, se fue a acostar.

“Esa canción ya la había escuchado en alguna parte. ¿Pero de dónde?”

Sin conseguir nada se quedó dormida.

Al subir al elevador solo escucho el raspón de sus zapatos contra el suelo, los botones que se presionaban y una canción relajante que suele escuchar cuando entra a esta arte del edificio. Escucha una voz que sustituye la canción pacifica del elevador, es pesada, con interferencia, la misma voz superponiéndose en cada oración. Le recuerda a la voz distorsionada de la grabación que presentó en su clase hace días, “Tal vez cambie, pero tú, tú sabrás mejor que nadie cuando se trate de mí.” “bonito maquillaje”, “Bonito maquillaje señorita”. “Tal vez cambie, pero tú, tú sabrás, “bonito maquillaje”, “mejor que nadie”, “bonito maquillaje, señorita”, “tú sabrás, cuando se trate de mí…””

Despertó agitada y cubierta de sudor por todo el cuerpo. Miró el reloj que indicaba las 4:56 a.m. Encendió la luz a un lado de su cabecera, demasiado incomoda con la oscuridad de su alcoba, imposible de ignorar el asco en su interior se dirigió al baño para vomitar. La bilis saliendo de su cuerpo no la hizo sentir mejor.

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