No mentiré, traigo la bilis negra de la melancolía. Veo a las personas atreverse mientras yo sigo existiendo,sólo existiendo, apenas existiendo,como la sombra de otros seres más embellecidos.

Cuando recuerdo que la ventana está allá y yo aquí, me mentalizo de que yo estaré sentada hasta que sea de noche y no haya visto luz de tarde, entonces no me quedará de otra más que abrirla para sentir frescor de ese que deja entrar a los mosquitos.

Estoy abajo, en el hades en el que los cuerpos se cuecen como hummus, agachando la cabeza como una gallina. 

Estoy encerrada, pero he volado en este nido mil veces, sólo que no sé hoy qué cargo bajo el ala o si la tendré rota. 

Una mujer herida es peor que una epidemia.

Cierro la ventana y empieza a llover, quiero contar las gotas pero es imposible, son como estrellas. ¿Que queda de la vida de un hombre al final de su tiempo?

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