En esta tarde gris.

En esta tarde gris.

lume

14/02/2024

El cielo era completamente gris, no había ni un color.

Los edificios blancos hacían juego con el fondo desteñido.

De la ventana no entraba ni un rayo de luz, la casa de Juan estaba iluminada únicamente por

luces artificiales.

Juan, asomado por la ventana del living mirando el cielo desde el piso 10, abría la boca

dejando escapar su aliento que se desprendía de él en forma de humo caliente. Imitaba el

acto de calar un cigarrillo y exhalarlo.

Se aburría de ser un tren a vapor y cerró la ventana con un gesto abúlico.

Juan se dirigía a su cama cuando pasa por delante del baño, piensa en bañarse para pasar

menos frío. Lo piensa 2 veces y busca una toalla.

Corre la cortina del baño para poder llegar cómodamente a girar las canillas de la ducha. Se

escucha un sonido de agua corriendo y unos segundos después caen las gotas.

Mientras esa lluvia interna suena de fondo, Juan se saca las medias. Al principio le cuesta

porque está bastante dormido, pero lo logra luego de un tirón.

Se baja el jogging una pierna y después la otra, sentado en la tapa del inodoro para no

caerse por falta de equilibrio.

Se saca el buzo de polar que la abuela le dio unos meses atrás para su cumpleaños, al

principio detestaba que en el pecho tenga escrito con un corazón “nona”, pero con el tiempo

fue vistiéndolo bastante como para odiarlo.

La remera se le engancha con su aro, le comienza a doler el lóbulo así que baja un poco

para poder desenganchar la prenda de su oreja, siente un alivio en el cuerpo y levanta los

brazos sujetados a la remera otra vez. Suspira al sacar la cabeza de ahí.

Con la ducha tirando vapor y calentando el ambiente, Juan, por fin desnudo, mete su mano

bajo la caída de las gotas, quiere saber qué tanto podía quemar.

Estaba perfecta.

Mete su pierna, luego el cuerpo y después se sumerge bajo el agua, caliente como para

dejarle rojo el cuerpo, pero no tanto como para que el sienta que quema.

Juan se relaja, cierra los ojos y baja la cabeza, dejando que las gotas le caigan en la nuca.

Se enjabona el cuerpo, se pone shampoo en el pelo, y rasca.

El gira lento y siente el agua, hace días no se bañaba, no sale de su casa. Cuando termina,

gira la canilla, se detiene el agua y suspira.

Abre la cortina y se dispone a agarrar la toalla que dejó sobre la tapa del inodoro donde

antes se apoyó para no morir.

Cuando estira el brazo en dirección al asiento de cerámica, siente en la nuca, donde antes

caían gotas calientes y casi celestiales, un frío que le recorre toda la espalda y le eriza los

pelos de todo el cuerpo. Juan quiere volver al agua.

Agarra la toalla y se envuelve, pero es inútil no tener frío. Juan está tembloroso.

Se seca el cuerpo rápido y brusco para poder darse calor. Se lleva la toalla al pelo y la

sacude.

Juan se vuelve a envolver en la toalla, ya húmeda, y corre a su habitación en busca de ropa

calentita.

Abre el placard, pretende encontrar lo más cómodo y térmico que tenga.

No encuentra nada, eso y el frío lo hacen entrar en una especie de desesperación.

No para de tiritar y retorcerse de la hipotermia que siente.

Encuentra las ropas, tira la toalla y se pone todo veloz y tontamente.

Juan suspira y se recupera.

Agarra la toalla, la cuelga en el baño húmedo, y se va de nuevo al living.

Juan enciende la hornalla y prende un pucho con el fuego que sale de ahí. Llena de agua la

pava y la apoya para calentarse.

Juan espera a que la pava grite fumándose el cigarrillo, esta vez es de verdad.

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