Capítulo 1.- Empatía 

… Usualmente la gente desea que seamos lo uno o lo otro, pero lo claro es, que de nosotros depende ser lo que nuestro interior dicte…

– Helena, ¿me vas a acompañar a la biblioteca verdad? Dijo Carmilla poniendo su mejor cara de súplica

– Bueno, bueno…

– Es que quiero pedir algo de Anne Rice, tal vez la hora de las brujas o algo así

– Bueno, ya te he dicho que si… – Le respondí muy de desgana ya que estaba concentrada en un ejercicio algebraico

– ¿Oye, sabías que Edward tiene amigos nuevos?

– ¿Ed tiene amigos? – Añadí con sarcasmo

– Si, dijo que mañana en la tarde iba a presentárnoslos en la disquería de sus padres, a lo mejor…

– Me parece bien. – Me anticipé a decir dando por cerrado el tema

Después de acompañar a Carmilla a la biblioteca, siguió hablando del tema. Si hay algo que admiro de Carmilla es sin duda su perseverancia.

– No sería mala idea si me acompañas, digo, tal vez puedes encontrar algo de tu interés – Añadió en un tono lascivo

– No me interesa. Además tú sabes que mi novio es Nathan… y estoy bien así

– aww que ternura, en serio Helena a veces te pones cursi, ¿no me digas que estás con él por su «talento musical»?

– No, no estoy con él por esa razón, es… por muchas razones más, pero no viene al caso… sí voy será solo por Edward, no me interesa flirtear ni nada por el estilo

Nos despedimos en el puente y yo seguí rumbo a casa, la verdad es que a veces Carmilla es un poco vana… pero de todos modos es mi amiga y la quiero.

Llegué a casa y por suerte no había nadie, entonces me senté en mi bergière favorito, y puse a mi banda favorita, Moonspell, a un volumen en el cuál ni mis ideas eran audibles, solo quería despejarme. Luego llegó Astaroth, mi gato, se acercó a mi brazo izquierdo y lamió mis dedos. A veces pienso que debería ser un gato, así me ahorraría el tener que ir a la escuela, dar explicaciones o pedir permisos para salir y solo sería comer y dormir, el sentido de mi vida.

Entonces se oyó el estruendo de cristal roto, tomé mi manopla del bolso y fui al vestíbulo, y ahí estaba mi molesta hermana mayor, Charlotte que, en efecto, había roto el jarrón de la abuela Grace.

– Mamá va a matarte – Le dije quitándome la manopla

– En teoría querida hermanita, fue tu culpa

– ¿mi culpa dices?, ¡pero si tu fuiste la que rompió el jarrón!

– Sí, pero era TU música la que estaba a un sonido infernal… y perturbó por completo mi temple zen

– Aprende a ser responsable de tus actos Charlotte, estaba sola así que mi música no es el problema

Char comenzó a chillar y yo solo dejé de oírla y le enseñé el dedo medio antes de azotar la puerta de mi habitación.

Uno de mis juegos favoritos es mimetizarme con la oscuridad de mi cuarto, hacerme una con el silencio. Acostada bocarriba en mi cama hice el ejercicio, luego me senté y desde la ventana de mi pieza tengo una panorámica interesante de la ciudad, a excepción de la grotesca pirámide negra que se impone por el este. Esa pirámide pertenece a Stygma Corp. Ellos son unos bastardos que prestan servicio de inteligencia de Élite para la nación, por tanto, les contaré que son los malditos asesinos de mi padre. Él fue un agente de la corporación y lo mataron en Arcadia en el año 1989, nunca se esclareció como sucedió. Yo tenía dos años, crecí sin padre y mi madre jamás recibió un pésame del Príncipe.

– ¡Helena Geraldine Goethe!, ¿se puede saber que paso con el jarrón de la abuela?

– ¿Char no te dijo que fue su culpa? – Dije arqueando la ceja

– Helena, hija… sabes bien que tu hermana es un poco… exasperante, pero también entiende que es lo único que me queda… tú estás destinada a la voluntad de tu padre

– No entiendo por qué no fue su voluntad de que Charlotte siguiera su camino en Stygma Corp, las cosas serían diferentes…

– Porque Logan siempre supo que tú eras especial, tú eras su orgullo- Me acarició la mejilla con una sonrisa melancólica

– ¡Pero mamá!

– Me apena saber que el miércoles es tu cumpleaños… ¿quieres fiesta? – suspiró cansinamente

– No mamá, supongo que Nienör y los chicos me harán algo, la verdad ni siquiera he pensado en eso

– Bueno hija, hay algo que quiero entregarte.

Y me llevó a su alcoba, allí sacó una caja lacada de color negro, en su interior había un montón de cosas de papá, una foto de nosotros dos, un año antes de su misión a Arcadia, una enorme pluma negra, un ópalo y el collar de la corporación. Una pirámide de turmalina con un ojo grabado en medio, con un rubí.

– Hija, quiero que este medallón lo conserves tú, no se cuando te irán a llamar – Y me acunó como cuando era una bebé.

Al otro día antes de clases Edward apareció junto a mi casillero, con sus ojos grandes y su cabello revuelto, le conferían aspecto de marsupial

– ¿Goethe, vas a ir a lo de mis padres esta tarde?

– sí, pero me… – Y cuando voltee ya no estaba. Así es Edward, raro, pero es bueno y además de eso es tremendamente inteligente y charlar con él, aunque sea de forma escueta, es estimulante.

Carmilla me hostigó toda la mañana con encontrar «algo interesante» entre los amigos de Edward. Estaba hasta pensando no ir, pero Nienör, mi mejor amiga desde el kínder, me convenció

– Quizás solo vayas con el fin de intercambiar música o sólo por cumplir con Edward… no está tan mal conocer gente nueva Helena – Sonrió dulcemente

– Nienör Kardec, sabes a la perfección que a mí no me interesa conocer a nadie… mi vida está bien así, además debo llevar mi motocicleta al taller – Dije con cierto hastío ya estaba colmando mi paciencia el tema de los amiguitos de Ed.

– Son quince minutos, nada más – Suplicó tomando mis manos

 Y lo logró, a la salida Carmilla me hizo bajar casi a la rastra, entonces fuimos a la disquería de los señores Burton, allí estaba Edward hablando animadamente con dos tipos altos, junto a ellos había dos chicas una pelirroja y la otra castaña, entonces Edward se acercó a las recién llegadas.

– Hola chicas, les presentaré a mis amigos ¿Les parece?- Sonaba bastante entusiasmado

 Nos presentó a un tipo de facciones cuadradas, cabello rubio ralo y actitud altiva, al cual llamaba Samaël, el otro tipo era Marduk (como el grupo musical), era un tipo con un aura muy oscura, su aspecto lupino le daba un aire peligroso, no hablaba mucho.

 Muriel era una muchacha de cabellos rojos, tenía una mirada inquisitiva de ojos grises y saltones, asía fervientemente del brazo a un tipo que no le prestaba mucha atención. Su rostro parecía que tuviera asco permanente. La otra chica era realmente bella, era pálida como nieve y el cabello negro hacía que su rostro se perfilara más, a ella le decían Vampiria, pero la madre de Edward la llamo Marie.

– Helena, hay alguien más que quiero presentarte. Dijo Edward corriendo a la trastienda

De ahí salió un tipo alto, de contextura media, cabellos largos y negros, sus ojos amarillos no dejaban de mirarme y sinceramente me incomodaba bastante, había algo en él que me hacía querer huir de ahí

– Helena ¿correcto? Añadió tomándome la mano

– Si… y ¿tú eres? – Le dije un tanto turbada

– Vlad Bathory, un placer – Y besó mi mano

Retiré mi mano rápidamente y le dije en voz baja mirándolo a los ojos

– ¿Quién demonios eres Vlad?

– Amigo de Edward, querida ¿podemos hablar? – Sonrió de forma encantadora

– Eso hacemos ¿no? – Dije cruzándome de brazos – Adelante ¿Qué quieres?

– Em… ¿podemos hablar en un lugar aparte? – Dijo mirando a todos lados

– ¿Qué pretendes, no podemos hacerlo acá?

– Solamente hablar, es algo importante. – Dijo serio

Accedí a regañadientes… fuimos al parque de Saint Lenore, nos sentamos bajo un abedul que estaba lleno de capullos.

– Sé lo que eres Helena Goethe – Dijo Vlad mirándome a los ojos de manera casi hipnótica

– ¿No se te ocurrió otra frase de conquista menos trillada? – Dije con sorna evitando su mirada

– Tú eres hija del honorable Logan Goethe, muerto en batalla en 1989 en Arcadia.

– Si… pero tú… ¿Eres un loco, espía o algo así? – Dije extrañada

– No… nada de eso

– ¡Entonces explícame qué demonios pretendes, nadie sabe lo de mi padre, para este maldito terruño solamente se trató de un ataque cardiaco! – Le dije molesta, hablar de mi padre no es que se trate de mi tema favorito tampoco

– Helena, lo que pasa es lo siguiente… Dijo acercándose más a mi – Puedo ver que eres igual…

– No, una cosa es que quieras flirtear conmigo y otra es que uses a mi padre para hacerlo. Lo siento, pero me tengo que ir. Tengo mejores cosas que hacer que escuchar a un galancete de cuarta – Y me levanté sin derecho a réplica a Vlad Bathory y raudamente partí hasta la disquería, me despedía la carrera y partí en mi moto por el túnel de Saint Michael a una velocidad prudente, entonces dos tipos comienzan a seguirme en motocicletas cerrando el paso por los costados, pero afortunadamente los perdí de vista tras un par de maniobras entre los autos.

Me puse a pensar en el tal Vlad, a pesar de ser un ser inexplicablemente molesto, me llamó la atención… ¿por qué sabía de mi padre?, ¿a qué se refería con eso de sé lo que eres? no lo entiendo… tenía su mirada plasmada en mi mente… Teníamos algo en común pero no sé bien qué es, cambiando el tema mañana será mi cumpleaños y mi destino se cumplirá, servir para Stygma Corp. Llevo toda mi vida entrenando artes marciales, lenguas muertas y arquería. Estoy casi segura de que los hombres del túnel eran ratas de la corporación espiándome.

Capítulo.-2 Sentencia Previa 

Al día siguiente me vino a buscar Nathan, me trajo una rosa azul, mis favoritas, aunque siendo sincera no tenía ganas de celebrar mi cumpleaños, en realidad, no tenía sentido.

En la escuela fue igual, mis amigos me habían llevado unos cupcakes y un par de obsequios. Mientras estaba con ellos, tuve que tragar mis anhelos y sonreír.

Yo sé que hacen estas cosas porque me quieren, pero ellos no saben que desde este día tendré que llevar una doble vida ante ellos. No quiero mentirle a las personas que amo y quiero llevar una vida como cualquier adolescente ordinaria. Fiestas, conciertos y cosas banales. Después de buscar mi motocicleta, me encararon nuevamente en el túnel de Saint Michael, pero esta vez no se trataba de dos sino de cuatro agentes, intenté esquivarlos, pero esta vez fueron más rápidos y me dejaron acorralada.

– Goethe, Helena, por favor acompáñenos

– ¿Qué es lo que quieren? – Les pregunté levantando el visor del casco

– Acompáñenos

– ¿Qué hice? – Insistí esperando que me dejaran ir. Uno de los soldados me apuntó con una AKA 47, así que no insistí.

Llegamos a la pirámide, se veía imponente y grotesca. Entramos por un estrecho pasillo con pisos negros, uno de los agentes se identificó con la retina. Me hicieron pasar por un detector de metales, (por ende, tuve que sacarme los piercings, de la ceja y la nariz). Entró una mujer rubia y me dijo que el príncipe Spartacus VI me esperaba en el aula magna. Seguí con ella, los pasillos posteriores tenían en las paredes retratos del príncipe, ególatra como es, de los anteriores príncipes y frescos renacentistas.

Entonces entramos por un enorme portón y ahí estaba él con su actitud impávida en su trono de terciopelo magenta.

– ¡vaya, vaya, vaya, pero que sorpresa más grande!, Helena, que amable en haber venido, feliz cumpleaños 18

– Debe ser una broma ¿verdad?

– muy bien, basta de sandeces, ya tienes la mayoría de edad, por tanto, pequeña, me perteneces, todos estos años pagamos tu educación y ahora debes iniciar el programa.

Lo miré en silencio, una parte de mi quería huir, pelear con el que se me cruzara por delante, pero sabía en mi interior que, si mi padre decidió que su legado estaba en mi y no en Charlotte, debía hacerlo.

– Así que después de clases irás a las dependencias de Stygma para iniciar el entrenamiento desde el día lunes. Tienes un tutor desde hoy, él tiene el grado de Grigori y será el encargado de enseñarte todo lo que debes aprender en estos seis meses para ser una agente Exael.

Entonces entraron dos soldados escoltando a un hombre alto, de cabello largo pero recogido de manera impoluta en un moño.

– Bien, desde hoy serás la pupila del Grigori Bathory

– ¡Tú! Conque de eso se trataba, eres algo así como un reclutador de la corporación… debí suponerlo – Le dije dándole una mirada de desdén

– Con que ya se conocen, en ese caso nos ahorramos palabrería. Grigori, está en libertad de dar instrucciones a la señorita Goethe y escarmentar en caso de desobediencia – Añadió el Príncipe bajando de su púlpito.

Entonces sin decir nada Vlad me tomó de la mano y nos dirigimos a una habitación pequeña donde había una mesa y dos sillas.

– Antes de que me digas cualquier cosa. No, no es por esta razón que te busqué en la disquería el otro día. Es otro el motivo Helena

– Claro que sí… explícame eso de los Grigori y que es lo que me vas a enseñar

– Verás Helena, yo seré tu tutor porque tengo el grado de Grigori o vigilante en la corporación. Soy quien debe guiarte en tus entrenamientos de Krav Magá, tiro, natación, escalada y por si fuera poco historia.

– ¿Tendrás más pupilos o solo seré yo?

– ¿Acaso estás celosa? – Sonrió dejando entrever sus dientes blancos

– No, era una pregunta honesta

– Sólo seré tu tutor, pero hay más personas como nosotros por si te lo preguntas

– ¿Nosotros? A eso te referías el otro día en el parque

Vlad ahora me miraba inquisitivamente y sonrió ampliamente, luego se echó hacia atrás en su silla con gesto despreocupado

– Eso, querida, es una conversación más larga. Ahora si no tienes planes podríamos ir por una cerveza y lo conversamos, aprovechando que ahora eres legal

– Eres un puerco cuando te lo propones ¿sabías?

– Más respeto que tengo autoridad para darte un escarmiento

– ¿Es eso una amenaza?

Rio por lo bajo y me extendió la mano – ¿Porter o IPA?

Moví la cabeza y salimos rumbo a un pub por la Avenida Nurmi, nos sentamos y al rato Vlad volvió con dos jarras de cerveza oscura

– ¿Es esta tu primera cerveza? – Inquirió Vlad mirándome con rostro responsable

– ¿Aún crees en el hada de los dientes? – Sonreí y le di un sorbo largo a la cerveza

– Con calma chica del cumpleaños, esta es una cerveza para conversar, no queremos un desastre en día de semana

– Te lo estás tomando en serio al parecer, eso de ser mi tutor. ¿Eres acaso mi ángel guardián Vlad Bathory?

Me miró a los ojos y encendió un cigarrillo – ¿Ahora quién es la que cree en cuentos? No querida, soy tu tutor en la corporación, pero hay algo de verdad en tus palabras

– Ahora tienes mi atención Bathory ¿Qué quieres decir con eso? – Lo miré acercándome a su cara y arrebatándole el cigarrillo para darle una fumada

– Tu padre no era un agente cualquiera en la corporación, llegó al grado de Gadreel, que es mucho más alto que un Exael. Que es el grado que tengo y de quién es mi Grigori, a quien debes haber conocido también el otro día, Marduk.

Me sorprendí, a decir verdad, hay tantas cosas que no sé sobre mi padre que debería saber, la versión que toda la vida supe es que murió de un ataque cardíaco en Arcadia en 1989, no sabía el grado ni que estaba haciendo allá. Tal vez algún día lo descubra, y por otro lado no sabía que Marduk era el Grigori de Vlad.

– ¿Pero qué quieres decir con eso de personas como nosotros? – Acaso soy una bruja como Harry Potter y viniste cuan Hagrid a decirme “Helena eres una hechicera” – Dije haciendo mi mejor imitación de Hagrid

Vlad rió estrepitosamente y debo admitir que me dio un poco de vergüenza, no estaba entendiendo nada de lo que estaba pasando en mi vida a este punto. Hasta ayer solamente era una chica común y corriente lidiando con una hermana bipolar, tareas escolares, fiestas y conciertos de música metal. Hoy se supone que estoy ad portas de empezar un entrenamiento con un desconocido que no parece tener más que un par de años que yo y que no me explica con claridad qué es lo tan especial que tengo.

Miré el reloj y eran las 10 de la noche, mañana tenía clases por la mañana así que bebí el resto de mi cerveza y le dije finalmente a Vlad

– ¿Entonces me vas a decir o no que soy?

– Tu padre al igual que el mío fueron Elohim, lo que nos convierte a nosotros en Nephilim, por lo que sí, hay algo de cierto respecto a lo de ángel guardián

– No estoy entendiendo nada de Elohim o Nephilim eso suena a religioso ¿no?, de ser así paso, soy atea no creo en dios ni nada de esas cosas

Entonces Vlad hizo un gesto como de que le disparé en el pecho y por instantes me asusté, pero luego botando el humo de su cigarrillo dijo – ¿Ves que es un tema que da para largo? No se trata de religiones ni nada de esas cosas que leíste en la escuela

– es que estás colmando mi paciencia, no se que son los Elohim ni los Nephimin

– Nephilim

– Como sea… Por lo demás es tarde y mañana debo ir a la escuela. Supongo que ahora tendremos que vernos más seguido…

– ¿Eso te hace feliz? – Dijo mirándome de arriba abajo

Rolé los ojos y le dejé el dinero por mi bebida y me fui sin despedirme de Vlad.

Ahora había más interrogantes en mi cabeza, ¿Qué es un Elohim? ¿Si yo soy una Nephilim entonces mi hermana lo es también? ¿Y de ser así tengo algún superpoder o algo por el estilo? Lo cierto es que Vlad me incomoda mucho, sus miraditas lascivas me ponen nerviosa y además de eso yo tengo a Nathan y no me interesa tener problemas. Todo esto lo estoy haciendo por mi padre y su última voluntad. Soy su legado y sabré que es lo que sucedió con él hace 16 años atrás.

 Nate me estaba esperando en el portal de mi casa, eran casi las 11 de la noche y se notaba molesto, tenía un regalo y un ramo de rosas azules algo mustias

– ¿Se puede saber dónde andabas? – Dijo Nate molesto

– Hola… – Dije bajándome de la moto – ¿Eres mi mamá acaso que me interroga?

– No, pero si hubieras tenido la decencia de contestar el teléfono al menos, no habría estado como un imbécil esperando dos horas

Metí mi mano en el bolsillo de la chaqueta de cuero y el teléfono estaba apagado (Había olvidado que tuve que apagarlo entrando a la pirámide) le dije a Nate que me quedé sin carga y lo abracé pero Nate se echó para atrás

– toma. Son para ti, feliz cumpleaños – Dijo Nathan pasándome el obsequio y las rosas

– Gracias… – Las recibí un poco torpe y me sentí culpable, con todo lo de la corporación y Vlad olvidé que era mi cumpleaños, no alcancé a decirle nada más a Nathan porque se había ido, estaba enojado… soy una mala novia

Pasaron los días y Nathan seguía sin llamarme, hablarme por Messenger y en la escuela me evitaba, supongo que es el precio de tener una doble vida.

Capítulo 3.- Revelaciones

Decidí ir a la sala de música después de clases para hablar con él, estaba ensayando junto a su banda, él era el baterista.

Estaban ensayando y me senté en una silla frente al escenario, cuando terminaron de tocar me acerqué a Nate

– ¿No crees que ha pasado mucho tiempo para que sigas enfadado conmigo?

– Me dejaste como un idiota esperándote Helena

– No quedamos en juntarnos esa tarde Nathan, tenía compromisos

– ¿Qué compromisos? – dijo tirando las baquetas con agresividad

– Eso es asunto mío…

– ¡Eres mi novia y debes decirme! – Gritó tirando un atril, los chicos de la banda se notaron incómodos y decidieron salir de la sala

– No te debo nada Nathan Kardec, pero ya que insistes, fui al ginecólogo ¿Contento?

Se sonrojó y agachó la mirada pero luego replicó – pero llegaste pasado las 10 de la noche

– ¿Vas a ponerme toque de queda? No me gusta eso de que me andes controlando, te di mis razones si quieres las aceptas o sino puedes irte al demonio Nate

– Helena… no fue mi intención – Dijo con voz baja abrazándome por la espalda

– Está bien Nathan, prometo compensarte mañana.

Pasaron los días y las dudas seguían rondando en mi cabeza y entre esas dudas estaban las dudas que tenía con Vlad Bathory, debía preguntarle tantas cosas y hoy después de clases tenía la primera clase.

Era otoño y el parque de Saint Lenore se veía precioso pintado de anaranjado y ocre, estaba esperando a Vlad en una banca cerca de la laguna mientras escuchaba Therion, miraba como el viento hacía ondular el agua, quedaban unos cuantos ánades nadando en el agua, el día estaba despejado pero el sol brillaba débil y blanquecino como una tiza

– Buenas tardes preciosa – susurró Vlad

Lo miré arqueando la ceja y quitándome los audífonos

– Hola Vlad, ¿a dónde iremos?

– excelente pregunta, hoy toca natación

A decir verdad disfrutaba de nadar y me daba gusto que esta fuera la primera clase y no algo tan peligroso como tiro o escalada

– Como me pilló desprevenida a menos que la corporación tenga los implementos debes acompañarme a comprar un traje de baño y un gorro.

Vlad me miró con extrañeza y dijo amablemente

– A punto de perderme la oportunidad de verte desfilar trajes de baño, la corporación tiene todo lo que necesitas esperando, más vale darnos prisa.

Una vez llegamos al gimnasio, una enorme piscina olímpica nos esperaba.

– Goethe, en 5 te espero junto al trampolín – Dijo Vlad completamente serio, atrás quedaron las bromas de verme en bañador y lo de galancete de club.

Entrenamos largos a estilo crol y estilo mariposa y luego de eso entrenamos apnea puesto que era necesario poder hacerlo en caso de eventuales misiones futuras.

Nos mantuvimos sumergidos 20 minutos, sentados a lo indio al fondo de la piscina, cuando me mostró el cronómetro no lo creí

– Pero… se supone que pasaron un par de minutos según yo – Dije jadeando

– ¿Ahora das crédito de lo que te dije el otro día? Los Nephilim tenemos mayor resistencia física, por eso difícilmente te fatigas al correr o no te duelen los músculos tras hacer cardio.

No lo había pensado pero la verdad es que nunca me dolió el cuerpo al entrenar Jiujitsu y ahora me sentía bastante bien.

– Vlad, ¿Si yo soy Nephilim por qué Charlotte no lo es?

– Imagino que hablas de tu hermana… dado el caso, puede ser debido a dos cosas, o tu hermana saltó el gen o no son hermanas de padre

Lo miré de soslayo y me mordí el labio pero luego pensé en que Char y yo nos parecemos mucho y descarté lo último, me sentí mal de dudar de mi madre.

Me senté al borde de la piscina junto a Vlad y le pregunté – ¿Qué es un Elohim?

– Todo tiene su tiempo Helena y no es el momento ni el lugar de hablar de esto

– ¿Acaso es una invitación a beber? – Sonreí burlonamente

– No. Eso es algo que verás en tu clase de historia – respondió seco

– Es injusto tener que esperar para que me digas de una vez por todas que son los Elohim

– No seas impaciente. Hay demasiadas cosas que debes saber y no puedes aprenderlas de golpe, por algo el entrenamiento dura seis meses

No dije nada, apreté los labios y volví al agua. Sentía que había algo más pero no sé si debiera insistir, quizás Vlad tenía razón.

Sentía que todo estaba cambiando y me da un poco de miedo lo que pueda descubrir, pero es como cuando ves una película de terror, te da miedo pero sigues viendo para descubrir qué es lo que está pasando.

Semanas después ya estaba agarrando el ritmo de mi nueva rutina: escuela, entrenamientos, amigos. Vlad estaba distante conmigo, no es que fuera mi persona favorita del universo, pero era estimulante conversar de otras cosas en vez de Nephilims, Exaels y Grigoris. A veces hablábamos de música, de cine o cosas triviales, pero llevaba unos días en los que me llamaba por mi apellido y se refería solamente a lo que nos competía. Por lo tanto, cuando nos topamos en la disquería de los padres de Edward actuábamos como dos desconocidos.

Ni siquiera insistió en eso de querer conocerme más o llamarme “querida” o “hermosa”, no es que me molestara que no lo hiciera, pero era extraño… su mirada era diferente también, estaba más fría y sus ojos eran más amarillos que miel. Tal vez era una percepción mía, no lo sé, ni siquiera debería preocuparme su cercanía a mi. Solo éramos Grigori/pupila y nada más.

– Hola Helena, buenas tardes. Hoy la clase tendrá lugar en la pirámide ¿Traes tu motocicleta?

– Hola Vlad. No, hoy voy a pie

– Perfecto, en ese caso iremos en auto – Agregó buscando las llaves en el bolsillo

Nos fuimos en silencio. Fue un silencio incómodo, tenía ganas de hablarle pero no se me ocurría nada, Vlad encendió la radio y comenzó a sonar Dark Funeral entonces lo miré pero él iba concentrado en el camino.

Cuando llegamos a destino entramos sin cruzar palabras, después de bajar un ascensor hasta el -3 y luego cruzar distintos sensores. Entramos en una biblioteca con muchas estanterías, el cielo tenía pintado unos frescos como los de la capilla Sixtina, Vlad me indicó que lo acompañe hasta una sala de protección.

– Helena ha llegado el momento de que sepas las cosas como son realmente. Todo lo que te ha enseñado la iglesia es falso

– No es que sea una persona instruida en la fe tampoco Vlad, no creo en Dios ni en el Demonio

– Toma asiento, no juzgues y abre tu mente a nuevas posibilidades

Fruncí el ceño y me senté. Vlad apagó la luz y se sentó a mi lado

– ¿Quieres uno? – Dijo ofreciéndome un caramelo

Comenzó una proyección en la cual hablaba un hombre de cabello blanco y fino y gafas que le caían por la nariz.

En el Génesis, Dios creó a los Ángeles y estos se dividían en tres jerarquías. Dentro de estos ejércitos celestiales hubo un Querubín, perteneciente a la primera jerarquía, llamado Lucifer que no estaba completamente de acuerdo con el poder absoluto de Dios y la obediencia ciega.

En el cielo entonces este grupo de Ángeles se rebelaron y agruparon en dos facciones, dando inicio a una sangrienta revolución de la cual Dios, decidió desterrar a las huestes de Ángeles rebeldes, llamados Elohim.

Los Elohim llegaron a la tierra y decidieron tener progenie con mortales, dando así origen a una nueva raza híbrida llamada Nephilim. En la antigua Grecia por ejemplo, muchos Nephilim fueron conocidos como héroes de la historia, como Heracles y Perseo, Gilgamesh para los sumerios o Ragnar Lodbrok en Escandinavia.

¿Que hizo que los Nephilim no tuvieran el reconocimiento que merecen y en textos cristianos fueran tildados de monstruos?

Fue precisamente el status Quo establecido por la tribu de Set. Pero por siglos la corporación Stygma se ha encargado de pulir las habilidades de los Nephilim y ser parte fundamental de la seguridad de nuestra amada nación.

Entonces mostraban campamentos en los años 30 con jóvenes practicando deportes al aire libre y música similar a la propaganda.

Entonces el documental acabó y Vlad encendió la luz.

– Espero que ahora quede resuelta tu duda con respecto a los Elohim. Dijo Vlad mirándome de soslayo

– Sí y no. Digo ahora tengo más dudas respecto a quien era mi padre…

– Entonces tú y tu mamá deben tener una conversación al respecto ¿No crees?

– Esperaba que pudieras ayudarme Vlad

No me miró y se dirigió a la puerta

– ¿ Te parece si te dejo en Saint Lenore?

Tragué saliva y sentí el impulso de decirle que habláramos pero luego pensé ¿Hablar de qué? Y lo descarté… Odio sentirme así de confundida

Asentí con la cabeza.

Esa noche quise interrogar a mi madre pero sentía las palabras atoradas en mi garganta, era un tema delicado. Logan Goethe era un Elohim, de esos rebeldes que bajó a la tierra con Satanás… Siempre pensé que estos eran cuentos de hadas, que la biblia era un libro lleno de moralejas para que la gente viviera de acuerdo a las normas morales.

Me senté junto a mi ventana y encendí un cigarrillo. Miré hacia la pirámide que contrastaba con el cielo rojizo cubierto de nubes. Parecía un sueño, mi padre había sido un ser divino que eligió vivir una vida casi normal, formar familia y murió en Arcadia en 1989… ¿Qué estaría haciendo? ¿Qué misión habría tenido?

Capítulo 4.- Mephisto

Pronto sería el cumpleaños de Edward y decidió celebrarlo en un club nocturno llamado “Mephisto” por lo que presencia debía ser obligatoria.

Carmilla y Nienör fueron a mi casa para arreglarnos para la fiesta, hacía tiempo que no compartíamos las tres.

– Tengo entendido que irán todos los amigos de Edward a la fiesta – Dijo Carmilla jadeando mientras Nienör le ataba el corsé

Hice como que no escuché pero mi rostro no ayudó

– ¿Es mi impresión o al parecer esperas ver a alguien Helena? – Dijo Nienör

– No particularmente. Invité a Nathan a venir con nosotras – Respondí a la defensiva. Lo cierto es que de algún modo esperaba ver a Vlad, pero porque tenía dudas relacionadas a mi padre

– Si me lo preguntan, me interesa mucho que Samaël vaya. Es muy guapo

– ¿Cuál era ese? – Dije mientras me delineaba los ojos

– Alto, musculoso…

– ¿Y Edward? – Dijo Nienör mirando a Carmilla, la que se sonrojaba

– Ay por favor Nini, eso es historia vieja, además jamás se dio por enterado de que me gustaba.

– Él vive en su mundo pero estoy segura de que todos los chicos han de ser así – Y ambas me miraron

– Que sea la única que tenga novio no quiere decir que sea experta en ellos.

Nos fuimos y en la entrada esperamos a que llegara el resto. Encendí un cigarrillo y miré calle abajo, venían Marduk y Vlad, conversando y miré hacia el otro lado y venía Nathan con la mano en los bolsillos.

Se acercó Nate y me besó, estaba usando unos pantalones cargo negros, unas cadenas en el costado, y una camiseta de Lamb of God. Se veía muy guapo.

Entramos al antro y allí estaba Edward vestido al estilo gótico romántico con una camisa con vuelos y encajes, una chaqueta negra de terciopelo y unos pantalones ajustados, estaba bebiendo de un cáliz y los chicos estaban en la mesa bebiendo vino y tragos. Nienör estaba bebiendo una soda y nos sentamos entre Nienör y Vampiria.

– Feliz cumpleaños Eddie, Que esta noche la disfrutes hasta quedar inconsciente – Dijo Nathan levantando su copa de vino

Todos vitorearon a Ed y este se empinó la botella de Merlot y todos alentaron a que se bebiera todo lo que quedaba.

Luego de eso todos se dirigieron a la pista de baile, mientras bailábamos al ritmo de London After Midnight. Edward bailaba con Vampiria y Muriel, Carmilla con Samaël, Nienör bailaba con Vlad y yo junto a Nate.

Sonaba Kiss, de dicha banda mientras bailábamos, Nienör parecía una ninfa danzando y me percaté que Marduk estaba sentado. Me daba un poco de miedo, había algo en él que no me terminaba de dar seguridad, a pesar de que Vlad me había dicho que él era su Grigori. Entonces me puse a bailar con Nathan y entonces llegaron Ed, Vampiria y Muriel por el medio y se pusieron a bailar junto a nosotros, Vampiria bailó con Nate, Edward me tomó el brazo y me giró hacia él, luego comenzó a mover los brazos y Muriel le bailaba a Vlad mientras este me miraba.

Lo miré de vuelta y sentí el calor subir por mi cuerpo, la música estaba fuerte por lo que era difícil poder conversar, Edward me estaba dando las gracias por estar ahí, estaba evidentemente borracho y yo lo aparté delicadamente, salí de ahí para fumarme un cigarrillo.

La noche estaba fría y el piso estaba mojado por la lluvia del día anterior, pero era refrescante en las mejillas el frío porque en el club el aire estaba algo caldeado. Respiré hondo y saqué un cigarrillo de la cajetilla y me lo encendió Vlad.

– Hola. ¿Lo estás pasando bien? – Dijo Vlad con una sonrisa

– Sí, por supuesto, Edward es mi mejor amigo desde sexto grado, por supuesto que estaría acá. ¿Y tú?, veo que viniste con Marduk

– También es amigo de nuestro querido Edward.

– ¿Podemos hablar del elefante blanco en la habitación o seguiremos pretendiendo que no nos conocemos?

– No entiendo de qué estás hablando Helena – Respondió riendo entre bocanadas

– Perfecto. Veo que en ese caso, nuestra relación se remite netamente a lo corporativo, nada más que agregar. Dije tirando la colilla en el basurero

Entré y allí estaban todos bailando And One, me acerqué a Nathan y le di un beso. Entonces me sonrió y me enseñó una pastilla con forma de cara sonriente, la partió con los dientes y me dio la mitad. Luego la tragamos con agua mineral.

La música sonaba y estaba inmersa en el beat, Edward estaba bailando y saltando en medio de la pista, Carmilla bailaba con Nienör y Vampiria y Muriel intentaba bailar con Samaël pero este conversaba animadamente con Vlad y Marduk. Estaba molesta con Vlad, detestaba su cinismo, no podía pretender que somos extraños cuando no es así, si no quiere que seamos amigos, no lo seremos.

Veía al resto cada vez más animado pero a mi el efecto se me había ido hace un rato, por lo que decidí tomar un par de shots de tequila para seguir en ambiente. Vlad no me estaba mirando, conversaba con Marduk hasta que llegó una joven con una melena hasta el mentón, gafas con armazón tipo gato y besó a Marduk. Vlad la saludó también y pronto Vampiria saludó y abrazó a la recién llegada.

Me acerqué a la barra y pedí un Jagger bomb, entonces Vlad me tocó el hombro y se acercó a pedir un Godfather.

– ¿Qué quieres? – Le dije a Vlad con hastío

– Conversar contigo ¿podemos no?

– ¿De qué quieres hablar?

– De cómo estás por ejemplo. Te vi tomar éxtasis hace un rato ¿Sigues en el viaje?

– No, se me pasó a los cinco minutos.

– Eso es por lo que somos, tenemos mayor resistencia a estas cosas, lo mismo que al alcohol, Salud – Respondió chocando mi vaso

bebí mi Jagger bomb y lo miré – Sabes algo Vlad Bathory, voy a disfrutar de la noche a pesar de ti

– ¿A pesar de mí, se puede saber qué te hice?

– Nada… olvídalo.

Se encogió de hombros y bebió lo que quedaba de su trago, miré a Nathan que estaba tan ebrio como Edward y bailaban una canción de Skinny Puppy al medio de la pista y Vlad se acercó a mi oreja y me dijo acariciándome el hombro con la yema de los dedos – De acuerdo ve, pero recuerda que quien duerme con niños amanece mojada y no de la manera que te gustaría, preciosa.

– Sigues siendo un puerco, Vlad Bathory.

Me sonrió solamente y volvió a su mesa.

Capítulo 5.- Welkom bij Antwerpen

Me estaba volviendo realmente buena en Krav Magá, las clases de tiro eran un poco intimidantes al inicio, pero me estoy haciendo mortífera con armas semi automáticas. Este viernes tenía práctica de Krav Magá con Vlad, seguía molesta por su comentario el otro día en el club Mephisto, pero al menos sabía hacer la diferencia cuando estábamos entrenando.

– ¿Lista para recibir una paliza, preciosa? – Dijo Vlad tronando sus nudillos

– Con que volví a ser “Preciosa” – Dije alzando la ceja

– Nunca dejaste de serlo, por más que el mequetrefe que tienes por novio te lo haga creer.

– No metas a Nathan en esto, ¿te parece?

Vlad sonrió y comenzamos a pelear, comenzó con una llave pero logré zafarme, le hice una zancadilla y le propiné un par de patadas en los costados, Vlad me tomó del tobillo, desestabilizándome y provocando que cayera sobre él, por lo que aproveché el momento para asfixiarlo con las manos.

– Creo que gané el combate – Le dije a Vlad con suficiencia

– Te lo concedo solamente porque tus senos se ven gloriosos desde este ángulo – Jadeó sonriente

Le di un puñetazo en la nariz, Vlad mantuvo su sonrisa de cretino aún cubierto de sangre y dijo por fin después de lavarse la cara – Está bien, me lo gané. Lo siento.

– Eres increíble…

– ¿Quieres saber que es increíble? La próxima semana iremos a Amberes, Bélgica a un campamento Nephilim, solo asisten Grigoris y pupilos.

– ¿Y cuánto tiempo será eso?

– Generalmente son dos semanas, pero no te preocupes por tus clases. La corporación es la encargada de toda la burocracia, para el resto probablemente estés visitando familia en Bélgica

 Fruncí el entrecejo y me crucé de brazos, era interesante conocer a otros como yo, pero digamos que no me entusiasmaba la idea de estar dos semanas con Vlad.

– Entonces, debemos pensar en las coartadas… supongo.

– Relájate, preciosa. Es una experiencia que te va a ayudar mucho – Respondió poniéndose la manopla de boxeo acercándose a mi – Ese puñetazo estuvo bueno, entrenemos eso.

 Se lo comuniqué a mi madre, pero para Charlotte y el resto del mundo viajé a Bélgica a visitar a mi abuela Grace. Esa semana pasó volando y ya el día viernes debía estar en Stygma, en la madrugada, para el vuelo. Tenía nervios de la experiencia, ¿sería acaso como los tontos campamentos de verano a los que íbamos con las chicas en primaria?

  Vlad me saludó y me dijo que lo siguiera hasta el helipuerto, allí estaba un jet esperándonos y subimos. Vlad se sentó junto a la ventana y se puso los audífonos, yo me senté al otro lado de la hilera e hice lo mismo. La azafata nos dio la instrucción de ponernos los cinturones de seguridad y nos ofreció café.

Vlad iba escuchando música y miraba por la ventana, mientras yo leía un recopilatorio de poemas de Lord Byron y escuchaba Leaves’ Eyes. Tras algo así como una hora y cuarenta y siete minutos comenzamos el aterrizaje por lo que nos pidieron volver a ponernos el cinturón, lo que nos sacó del ensimismamiento y Vlad me miró con una sonrisa.

– ¿Qué lees? – Quiso saber al ver el libro sobre mi regazo

– Un recopilatorio de poemas de Lord Byron.

Camina bella, como la noche

De climas despejados y de cielos estrellados,

Y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz

Resplandece en su aspecto y en sus ojos.

Enriquecida así por esa tierna luz

Que el cielo niega al vulgar día.

Una sombra de más, un rayo de menos,

Hubieran mermado la gracia inefable

Que se agita en cada trenza suya de negro brillo,

O ilumina suavemente su rostro,

Donde dulces pensamientos expresan

Cuán pura, cuán adorable es su morada.

Y en esa mejilla, y sobre esa frente,

Son tan suaves, tan tranquilas, y a la vez elocuentes,

Las sonrisas que vencen, los matices que iluminan

Y hablan de días vividos con felicidad.

Una mente en paz con todo,

¡Un corazón con inocente amor!

 Lo miré pasmada y un poco embelesada. No tenía idea que Vlad tuviera esa faceta y le respondí de manera mordaz – Quizás a cuantas sedujiste con ese poema como para saberlo de memoria.

– Aunque no lo creas, a ninguna… eso de seducir con poemitas es de niñitos de noviazgo de manito sudada.

– Cierto que eres un hombre maduro de… ¿19? ¿20?

– La madurez, preciosa, no se mide en los años que tenemos, sino en las cosas que hemos vivido.

– Olvidaba que eres un vividor.

  No me respondió y volvió a ponerse los audífonos. No hablamos camino al campamento y yo iba mirando por la ventana. No conocía Amberes, mi abuela vivía en Charleroi y no iba a visitarla desde que tenía 10 años.

 Íbamos pasando por el centro, vi una fuente grande y Vlad recién habló, me contaba que en esta ciudad hay una historia sobre un gigante llamado Antigoon que vivía cerca del río Escalda. Cobraba un peaje a los barqueros que pasaban, y a los que se negasen a pagar, les cortaba una mano y la arrojaba al río.​ Finalmente, el gigante fue asesinado por un joven héroe romano llamado Silvio Brabón, que cortó la mano del gigante y la arrojó al río. Me guiñó el ojo, pues en la antigüedad se les llamaba gigante también a los Nephilim.

 Dejamos de lado la ciudad con sus callejones similares a Stygmata y se comenzó a ver más verde, bosques frondosos y a la distancia se veía el azul grisáceo del río Escalda.

Llegamos a una mansión antigua, el portón eléctrico se abrió y habían más autos negros idénticos a este.

Bajamos con nuestro respectivo equipaje y habían muchos chicos, de toda Europa y parte de Norteamérica y Canadá.

Vlad me pidió que esperara en el vestíbulo mientras él iba por nuestras llaves. Me senté en un mullido sofá de cuero envejecido color marengo y frente a mi estaba un chico como de mi edad, con gafas y cabello corto de color castaño, junto a él estaba una elegante mujer de cabellos rojo flama y los ojos celestes como cielo de Febrero. Los miré y el chico estaba pendiente de su Nintendo DS, mientras que la mujer, que no aparentaba tener más de 23 años, me sonrió con sus carnosos labios rojos.

– Hola, ¿Eres nueva? – Me dijo la mujer con un fuerte acento Inglés

– Hola, sí, mi Grigori está pidiendo las llaves de las habitaciones. Soy Helena Goethe.

– Helena Goethe… – Sonrió la mujer – Mi nombre es Lilibeth Malone y él es mi pupilo Elliott Percy.

– Encantada – le respondí a Lilibeth dándole la mano. Luego escuché que decían mi nombre y volteé, Vlad tenía la mano levantada y me hacía señas. Iba a despedirme de Lilibeth y Elliott pero ya no estaban.

 Me acerqué a Vlad quién me entregó la maleta y mi llave. Tenía el número 42 y la guardé en el bolsillo de mi chaqueta.

– ¿Con quién hablabas en el lobby? – Quiso saber Vlad.

– Una Grigori muy amable, se llamaba Lilibeth algo. Parecía inglesa – Dije sin darle mayor importancia.

Vlad se quedó en silencio hasta que subimos. Él abrió primero la puerta de su habitación, la 41, y yo abrí la puerta de mi habitación y noté la puerta en medio de la alcoba, la abrí y vi el baño, luego había otra puerta más y estaba Vlad sentado en su cama doble.

– ¿Esto fue idea tuya? – Inquirí con suspicacia.

– No, me encantaría tomar el crédito de esto, pero me temo que solamente tenemos un baño compartido. Es el porqué de la puerta, ¿ves? – Dijo señalando la puerta entre ambas habitaciones.

– Mantente en tu lado durante la noche ¿bien?

– Descuida, no muerdo – Sonrió dejando ver sus blancos dientes.

– No dudaré en darte otra paliza, te lo advierto – Le dije con los brazos en jarra.

– Si tuviera la intención de meterme a tu cama sería porque me invitaste, es muy de perdedor fracasado hacerlo contra tu voluntad, pierde la gracia – Me guiñó el ojo y luego bostezó.

 Me fui a mi alcoba, era bonita, tenía una cama doble y una ventana que daba al Río Escalda, había un muelle de madera y una especie de anfiteatro. La vista era bonita y aunque estábamos con una hora menos en consideración de casa, tenía algo de sueño. Me quité las botas y dejé la chaqueta en el armario.

Me recosté por encima de las cobijas y me quedé dormida.

Vlad me estaba meciendo suavemente y diciendo que me despertara, me incorporé de manera un tanto torpe y me senté en la cama.

– Helena, debemos bajar hacia en auditorio, así que te recomiendo un poco de maquillaje y peinarte.

– Está bien – Bostecé y luego me paré. Miré mi rostro en el espejo, me veía pálida y despeinada, así que hice mi mejor esfuerzo.

– Bajaré y te esperaré al costado de la recepción, ¿te parece?

– ¡Como quieras! – Le grité mientras me delineaba el ojo izquierdo casi sin respirar para más precisión.

  Bajé y noté a Vlad un poco tenso, me tomó de la mano y me dijo disimulando su malestar.

– Acompáñame por acá y cualquier duda que tengas, la iré contestando ¿Está bien?

– Sí, Vlad.

 Entramos a una sala con una enorme pantalla de proyección, piso alfombrado y las butacas en tres hileras, casi todas estaban llenas. Nos sentamos sin hacer ruido y Lilibeth me saludó con la mano y Elliott me hizo una venia con la cabeza.

 Ya llegando las últimas personas, las luces bajaron y al frente se encontraba un hombre alto, de mediana edad, vestido con un traje oscuro. Junto a él, una mujer elegante en un traje de color blanco.

– Primeramente, quiero darles la bienvenida a Amberes, una hermosa ciudad que este año es la sede de la centésima cuadragésimo novena versión del campamento Exael. Mi nombre, para quienes aún no me conocen, es Marcel Lauridsen, presidente de Stygmata Corp a nivel mundial y junto a mí se encuentra Daniella Buonarotti, quién estará a cargo de todos los eventos.

– Muy buenos días Exaels y Grigoris, junto con agradecer la presentación del Sr. Presidente, quisiera comentarles que esta es la instancia más importante de todas, ustedes presentes, son los representantes de sus naciones por su excelencia y su extraordinario rendimiento. Me siento muy feliz al ver caras conocidas – Dijo indicando a Vlad – Y muchas caras nuevas bastante prometedoras en nuestra corporación.

– ¿Por qué esa mujer te señaló Vlad? – Susurré-

– Luego te cuento, pon atención por favor.

 En la pantalla se mostró el logo de Stygma Corp, la pirámide negra con el ojo de horus.

– Como bien saben, desde hace 150 años la corporación tiene una rama especial formada por gente como nosotros, divididos en Yekun, novatos como ustedes; Grigori, sus mentores que por lo general tienen el rango de Exael Avanzado y por último Gadreel, que corresponde al grado máximo de distinción de un Exael. Son contados a lo largo de la historia los Exaels que han obtenido dicho honor, pero estoy segura de que con el talento y el esfuerzo para crecer en Stygma Corp, uno de ustedes podría conseguirlo. Por hoy daremos una cena informal a las 21 horas en el comedor, están en libertad de acción hasta entonces.

Las luces se encendieron y comenzaron todos a salir entre un zumbido de voces, Vlad me tomó la mano y me llevó afuera de la sala rápidamente, casi parecía que quería huir de ahí.

– ¿Me puedes decir ahora porqué la Srta Buonarotti te señaló? – Le pregunté retirando mi mano.

– No, querida. Ven, vamos – Me tomó del brazo y salimos por la parte del patio de la mansión, había una enorme terraza con una piscina con mosaicos y una cascada artificial. Más allá, rodeada de setos, había una cancha de tenis y un camino que se iba adentrando a un bosque de coníferas, avanzamos hacia el bosque.

 Era un paisaje bastante bello, la brisa fresca nos rozaba las mejillas y el susurro de los árboles era relajante. Vlad miró a todos lados, como temiendo de que alguien nos siguiera y finalmente avanzamos hacia una zona donde había un claro con rocas y nos sentamos.

– Ahora estamos en un lugar tranquilo para hablar del tema – Dijo suspirando.

– Sí, dime, que no estoy entendiendo nada.

– Todos los años se realiza el campamento. Cuando eres un Yekun o novato, como lo dijo Daniella, participas y la corporación elige solamente a los mejores de cada país. Ahora eres tú y en su momento lo fui yo… – Tomó aire y me tomó la mejilla – Tienes que estar preparada para cualquier cosa, Helena, lo digo en serio.

– Me estás asustando – Di un paso hacia atrás

– No es mi intención hacerlo, pero si quiero que lo tomes en consideración, eres valiente, ágil, buena peleando, una nadadora increíble y además de eso, eres una persona encantadora… no deberías temer.

– ¿Encantadora? – Reí con un poco de vergüenza.

– Tienes más cualidades de las que crees, Helena, deberías creer más en ti.

                            Capítulo .-6 Vanidad

 En la noche nos dirigimos hacia el comedor, estaban divididas en mesas con 6 asientos y en el frente una mesa especial para la organización. No era una cena formal pero de todas maneras me puse un vestido largo negro estilo Qipao y Vlad se tomó el cabello en una coleta y se puso una camisa negra con rayas finas y un pantalón de tela.

– Te ves muy bien con ese vestido – Dijo Vlad examinándome – Te aconsejo que seas tu misma, no intentes impresionar a nadie ni hablar de más

– Como si eso sucediera – Respondí con sorna

– Buena chica – Respondió dándome una palmadita en la mollera

Las mesas estaban previamente asignadas y a nosotros nos tocó la número 7, el maître nos indicó donde era y allí estaba una pareja de Portugal y la otra aun no llegaba, Lilibeth me hizo una seña desde otra mesa. Iba elegantemente vestida, con su cabellera roja en un moño alto y un vestido de color viridian, le devolví el saludo pero no me acerqué a charlar.

Nos presentamos con los portugueses, el Grigori se llamaba Fernando Brandão y la chica se llamaba Amadora Ribeiro, nos costó hacernos entender en inglés un poco pero se veían afables. Y finalmente se sentaron junto a nosotros una pareja de un chico y una chica de Suecia.

– Bathory… eres una leyenda en este lugar – Dijo el hombre con cierto desdén mirando a Vlad

– ¿Tengo el placer de conocerlo? – Respondió Vlad con calma

– Berg, me llamo Theo Berg y ella es mi Yekun Maja Larsson

– Theo, Maja encantados, ellos son Fernando, Amadora y Helena mi Yekun

Maja saludó tímidamente mientras tomaba asiento y Theo miraba a Vlad de manera un tanto amenazadora, no entendía muy bien qué sucedía pero supuse que era por lo que me comentó Vlad en el bosque.

En general Vlad estaba imperturbable y el tal Theo estaba cada vez más agresivo, ni Maja ni los portugueses entendíamos bien la situación y de pronto entró Daniella Buonarotti, el Sr Lauridsen y sus respectivos acompañantes. Todos guardamos silencio y el Señor Lauridsen hizo un gesto para que le acercaran una copa de vino.

– Estimados Exaels, les reiteramos la bienvenida y el gusto que nos da como Stygma Corp contar con vuestra presencia, espero que todo sea de su agrado, salud – Exclamó alzando la copa y pronto los camareros nos sirvieron un vino riesling.

Vlad chocó juguetonamente su copa con la mía y me dijo – A votre santé ma cherie – y bebió un sorbo largo

Lo imité y procedimos a comer. Theo se mantenía en silencio pero no le quitaba la mirada a Vlad mientras este hablaba en un estupendo portugués con Fernando quien se reía porque no sabía que Vlad hablaba su lengua natal. ¿Cuántos idiomas hablaba Vlad?

Me paré para salir al patio a la zona de fumadores y tan pronto como salí me siguió Lilibeth, quién sacó de una elegante cigarrera de plata un delgado cigarrillo y me ofreció uno.

– Que gusto saber que también eres de las mías – Dijo mientras encendía el cigarrillo

– Moría por salir de ahí

– ¿Problemas con tu Grigori?

– No, Vlad está bien, era un sueco un poco raro con Vlad ¿Sabes por qué? – Pregunté genuinamente

Lilibeth sonrió y me dedicó una dulce mirada mientras tanto yo exhalaba el humo blanquecino

– Tu Grigori es toda una celebridad querida y como has de saber, tiene su lado negativo también.

Me sorprendí la verdad, pero no demostré mi asombro y guardé mi encendedor en la cartera de mano.

– ¿Has pensado en que harás mañana? – Inquirió con voz dulce

– No, esperaba que nos dieran una minuta con las actividades como en los campamentos, ya sabes

Suspiró y me dijo – Mañana en la tarde no habrá actividades, si quieres podríamos ir de compras

– Suena bien para mi, así aprovecho de conocer también a Elliott

Lilibeth chasqueó la lengua y me dijo en tono confidente – Salida de chicas, así me cuentas más de tí y luego vamos por un café

– De acuerdo. Me parece bien – Respondí con una sonrisa

– No se si te lo dijo Vlad pero en una semana habrá un baile, por lo que sería la ocasión perfecta para conseguir un vestido para robar miradas. Eres muy bella, con esa piel de alabastro te verías hermosa en un vestido chic.

Me sentí un poco nerviosa, no estaba acostumbrada a que me elogiaran muy a menudo. Vlad siempre me dice preciosa y cosas así, pero asumo que es su forma de ser. Cosa muy diferente es que me lo diga Lilibeth que podría ser modelo de alta costura con su belleza y elegancia.

– No estaba al tanto pero me parece apropiado – Sonreí y volvimos

Vlad estaba sentado aun en nuestra mesa y las personas lentamente comenzaban a irse del comedor.

– ¿Todo bien? Inquirió al ver que entré con Lilibeth

– Podría preguntarte lo mismo – Respondí mirando a Theo y Maja saliendo del comedor a paso raudo

– Sí, ya sabes…

– No, no sé Vlad por eso quiero que me digas ¿Qué fue todo eso?

– Subamos a la habitación mejor y hablamos con tranquilidad

Ya en el cuarto Vlad se quitó los zapatos y se arremangó la camisa, yo me quité los zapatos y me solté el cabello. Él se sentó en el sillón que estaba en su habitación y me senté en su cama, todo estaba en silencio entre nosotros pero no era incomodo.

– ¿Vas a decirme qué pasa? – Dije finalmente mirándolo a los ojos

– Como te dije, fui hace unos años el representante de nuestro país en el campamento Exael. Más que eso… fui el vencedor de ese año

– ¿Y conocías a ese tal Theo?

– No lo había visto en mi vida, pero no lo culpo la verdad… No es el primero ni el último que intenta intimidarme

– Eres toda una celebridad Vlad Bathory – Bromeé mirándolo como una groupie pero él no parecía muy complacido

– Fue mi deber solamente Helena, no debes olvidar eso. Cambiando de tema ¿Qué hacías con Lilibeth?

– Charlábamos mientras fumábamos un cigarrillo, mañana iremos de compras, para el baile que no me dijiste por lo demás

– Iba a hacerlo esta noche Helena. Tenemos una serie de actividades y ese baile que nombró ella es de las últimas cosas en el campamento

– ¿Me dirás entonces que es lo que va a pasar?

Vlad se paró del sillón y fue por su notebook, se sentó junto a mi en su cama y me mostró un organigrama.

– Mañana habrá una competencia de cetrería, a nosotros nos corresponde a las 10 am, el miércoles habrá charlas sobre la historia de los Elohim en Amberes. Como habrás notado esta locación no es al azar, siempre es un sitio con importancia para nosotros.

Lo miré. su semblante era serio y vi como al final de la minuta salía marcado con rojo “purga” se me apretó un poco el estómago, no sé bien pero me dio algo de miedo y Vlad lo intuyó

– ¿Recuerdas lo que te dije en el bosque?

– Sí… titubee

– Helena debes confiar en tus habilidades, confía en ti y confía en mis palabras. Nada más

– De todos modos iré con Lilibeth de compras. Así descansas un poco de mí

Él sonrió con cierta amargura y se encogió de hombros. Y tras guardar su ordenador me dijo – No te creas que por estar en un campamento no debes seguir entrenando, en el cuarto nivel hay un gimnasio acondicionado y mañana a las 6 am iremos. Ahora, ve a descansar y mañana hablamos.

A la mañana siguiente Vlad seguía con su semblante umbrío y fue duro con el entrenamiento, él como siempre iba a la par, pero no dijo mucho. Cosa rara en él, siempre con una broma sobre mi cuerpo o un amague de flirteo. De cierta manera me inquietaba su silencio y lo atribuí a la competencia de más tarde.

A eso de las 8 bajamos a desayunar, él tomó una taza de café negro y un bagel de salmón y queso crema y yo un jugo de naranjas y huevos revueltos.

– Necesito decirte algo importante Helena – Dijo Vlad mirándome con sus ojos ambarinos

– ¿Ocurre algo malo?

– Hoy es el primer día de competición, habrán distintos certámenes en los cuales se probarán tus habilidades, no debes ponerte nerviosa, eres buena en cetrería y tal como me lo comentaste una vez llevas practicándolo desde los 9 años por lo que no debería preocuparte

– Pero tampoco debemos confiarnos en lo que sé – Dije comiendo un poco de pan

– Exactamente querida, no debes bajar la guardia pero confía en tus habilidades.

– ¿Y luego de este certamen?

– Te lo iré diciendo a medida que pasen las cosas Helena, debes confiar en mí – Dijo firmemente esta vez tomando mi mano, pude sentir su calor. Era agradable pero retiré mi mano

– Eres mi Grigori por supuesto que confío en tí – Dije mirándolo y mirando su mano posada en la mesa, Vlad sonrió y me instó a engullir mi desayuno para ir al anfiteatro que estaba camino al bosque.

Daniella Buonarotti estaba esperándonos en el atrio del anfiteatro, con un elegante catsuit blanco y unas botas blancas de tacón hasta la rodilla, se acercó y todos guardamos silencio.

– Buen día Exaels, hoy damos por iniciadas las actividades de nuestro campamento. El sr presidente no tendrá el placer de acompañarnos de esta parte en adelante por lo que seré yo quién les explique las reglas de cada certamen. Partimos como bien saben con cetrería, por lo tanto, al ser 52 países se dividirán en 4 grupos de 13. Tendrán tres oportunidades para acertar al centro de la diana, lo cuál sumará puntos; estos serán de suma importancia en los eventos venideros ya que mientras mayor puntaje obtengan tendrán mayor ventaja en nuestro evento final. Ahora realizaremos el sorteo de los grupos por lo cuál se ruega mantengan el orden y les deseo la mejor de las suertes a todos.

Los miembros de la organización comenzaron con el sorteo del primer grupo, nosotros quedamos en el segundo grupo y así sucesivamente.

Ya divididos en grupos, los primeros ya habían participado dejando a Elliott, el Yekun de Lilibeth en primer lugar de su ronda con 300 puntos, le seguía un chico canadiense llamado Marcus con 250 y por último Amadora con 200. De un total de 13 participantes por grupo solo ellos sumaron más de 200 puntos.

Ahora era nuestro turno, estábamos en tercer lugar después de Maja. Ví como Theo hablaba con ella en su idioma y se notaba el nerviosismo de la chica, pese a que se veía completamente segura.

– Confía en ti Helena, esto es parte de lo que eres – Repitió Vlad entregándome el carcaj y mi arco compuesto.

Tomé aire y me tranquilicé, vi a Maja, quien en su primer tiro dió de lleno en el centro de la diana, luego acertó un tiro que dio al borde y luego volvió a dar en el centro de la diana dando un total de 250 puntos.

Logré escuchar como su Grigori le gritó palabrotas en sueco antes de avanzar hacia el punto de tiro, tomé aire y exhale por la boca. El primer tiro fue impecable, al centro de la diana. Pude ver a Vlad mirándome a los ojos con una sonrisa de soslayo. Tomé la segunda flecha y acerté junto a la primera y finalmente la tercera fue más sencilla, dando al otro lado de la primera, las tres al centro de la diana dándome un total de 300 puntos.

– Sabía que lo lograrías Helena – Dijo Vlad dándome una palmadita en el hombro

Sonreí de satisfacción, estaba un poco ansiosa, no precisamente por lo que me decía Vlad sino porque no me podía quitar de la cabeza eso de la purga… No sabía bien cómo comentarlo con Vlad, pero quería saber la verdad.

Finalmente, Elliott, la Exael de Polonia, el de Rusia y yo obtuvimos 300 puntos en cada tiro, dejándonos a la cabeza de grupo.

Esa tarde, Lilibeth me esperaba en el lobby con unos pantalones de pretina alta y botas de charol y una blusa de seda con un blazer a juego. Se veía elegante y a la vez audaz, yo iba con mis botas de combate, unos pantalones de cuerina, cinturón con tachas, una polera de Mayhem y una chaqueta de cuero con capucha, éramos un contraste absoluto.

– Felicidades querida por tu primer lugar de grupo – Sonrió y me besó ambas mejillas

– No es nada – Respondí tomando mi bolso

Nos dirigimos a un barrio que tenía muchas tiendas de alta costura, Chanel, Louis Vuitton, Gucci y muchas tiendas que difícilmente podría costear como estudiante de secundaria. Lilibeth parecía una niña en una dulcería, quería ver todas las tiendas y quería comprarlo todo. Yo me quedaba al costado solamente mirando como se probaba prenda tras prenda.

– Helena deberías probarte este vestido – Dijo Lilibeth con entusiasmo

– No creo Lilibeth, todo esto escapa de mi presupuesto demasiado. Podría ver algo en Primark o algo más acorde a mi bolsillo – Le respondí mirando el hermoso vestido de color rojo cereza de Eli Saab

– Solamente pruébatelo, quiero ver como luces en algo así de lindo.

Accedí de mala gana, la vendedora me asistió y terminé de arreglarme yo sola. Era bastante generoso en el escote y me da un poco de vergüenza mostrar de más. Usualmente Nienör me habría sugerido algo más cubierto en el escote pero al tratarse de la primera vez que estaba en un vestido de alta costura me admiré, parecía una heroína trágica de comienzos de siglo XX.

– luces hermosa – Susurró Lilibeth en mi oído admirando el vestido mientras me acariciaba el brazo

– Me siento… extraña… el escote no termina de gustarme

– Tienes que mostrar tus atributos querida, con esa figura podrías desfilar por las mejores pasarelas de Europa – Me dijo posando sus delicadas manos en mi cintura. Podía sentir el aroma de su perfume. Era dulce como cerezas negras, rosas y ámbar, todo en ella era elegante e incluso sensual. Sentí el calor subir a mis mejillas y me alejé un poco

– No sé si me gusta tanto la verdad…

– Intenta uno más, ¿te parece? – Sonrió y fue en busca de la vendedora

Al cabo de unos minutos llegó con un hermoso vestido azul cobalto, detalles en pedrería negra, escote en V pero se veía mucho mejor que el anterior, pese a que enseñaba escote de todas maneras, tenía corte sirena por lo que acentuaba mi cintura y mis caderas. Me encantaba, me sentía bella en ese vestido. De haber tenido el dinero no lo hubiera dudado pero solamente estábamos jugando con Lilibeth… o eso pensé.

– ¡Helena, querida te ves maravillosa! – Exclamó abriendo mucho los ojos al verme – luces como una muñeca

– El vestido es hermoso – Admití

– No se trata solo del vestido, sino de la chica – Dijo la vendedora junto a Lilibeth

– Toda la razón, tú haces al vestido no ser solo un montón de tela y pedrería, naciste para lucirlo.

– Si hubiera nacido millonaria tal vez – Me encogí de hombros y caminé al vestidor

Me puse mi ropa nuevamente y Lilibeth estaba en la caja hablando con la vendedora y cargando unas cajas con listones negros y el logo de la casa de modas.

– Helena querida, te tengo un regalo – Sonrió con dulzura

– No me digas que es el vestido – Gimotee

– Estaba hecho para ti, pero eso no es todo. El complemento perfecto para semejante pieza es esto – Dijo abriendo una caja donde había una capa de piel negra

– Gracias Lilibeth, en serio no tenías que molestarte… – Dije un poco turbada, me sentía feliz por el regalo y a la vez sentía que estaba abusando de la buena voluntad de Lilibeth

– No es nada – Dijo quitándole importancia y tomándome del brazo mientras salíamos de ahí

El cielo comenzaba a nublarse de forma amenazante, y Lilibeth sugirió que fuéramos a un café que quedaba cerca, yo insistí pagar esta vez en forma de agradecimiento.

Nos sentamos en una terraza para fumadores que daba en dirección a una iglesia antigua y un parque que era lindo, pero no como Saint Lenore.

– Helena, debo admitir que no me divertía tanto hace mucho, definitivamente si vas a Londres deberíamos repetirlo – Dijo dando un sorbo de su almond macchiato.

– Lo mismo si vas a Stygmata City, hay un bistró que me fascina y estoy segura de que lo adorarás.

Lilibeth sonrió y posó suavemente su cabeza sobre su mano mirándome mientras bebía mi cappuccino. Había algo en ella que era casi hipnótico y sensual. No sé si será normal sentirse tan a gusto con una persona en tan poco tiempo pero ella me producía una especie de familiaridad. Es como me gustaría que fuera Charlotte en lugar de la hippie histérica que tengo por hermana…

– Me encantaría poder visitar Stygmata City, me imagino que tu padre debe tener algún tipo de monumento…

– No. – bebí, había olvidado que para los Nephilim mi padre era un héroe, no así en casa… – Nadie es profeta en su tierra

– Imagino que tu Grigori te ha contado de lo tremendo que fue el Gadreel Goethe. Es parte de tu historia Helena, estás en derecho de saberlo todo

– No me gusta mucho hablar de mi padre Lilibeth – le dije cortante

Hizo una mueca y me tomó la mano – Lo lamento Helena… no lo sabía

– No tenías porque saberlo tampoco

– ¿Todo bien con tu Grigori? – Dijo con voz dulce

– Si. Vlad es bastante competente – Le dije antes de tomar una galleta de maicena

– Es toda una celebridad querida, debe ser implacable en el entrenamiento a final de cuentas es un sobreviviente

– ¿Sobreviviente? – Respondí extrañada – ¿Ustedes se conocen?

– Claro que nos conocemos querida, muy bien de hecho, también a Marduk…

Estaba pensando en muchas cosas a la vez, ella conoce a Marduk y ya conocía a Vlad pero este no me dijo nada…

– Debes saber que la confianza Grigori/Yekun es sumamente importante. Medio me ofende que Vlad no te haya hablado de mí o del certamen final

– ¿Me puedes decir de qué se trata?

– Lamentablemente mis manos están atadas querida, por mas que quisiera contarte todo, hay reglas en la corporación que no podemos romper

Sonó la campana de la iglesia que estaba cerca, eran las 18 horas y debíamos volver al hotel. Ella llamó al chófer y en breve ya estuvimos allí.

Vlad estaba en el lobby con los brazos cruzados cuando llegamos y Lilibeth lo saludó con dulzura

– Vlad querido ¿nos extrañaste? La traje sana y salva

– Lilibeth… – masculló

– Helena, tesoro, Elliott debe estar esperándome en la habitación y debemos hacer cosas. Espero que te haya gustado el obsequio y estamos viéndonos, ¡chaito! – Dijo dándome un beso en cada mejilla

Yo traía mis cajas con las cosas del baile, Vlad las vio y me miró algo confundido. Subimos sin decir nada y se encerró en su lado de la alcoba. Yo abrí las cajas y puse el vestido y la capa en el armario. También compré unos zapatos a juego por pura vanidad y también los guardé.

De repente escuché el cerrojo de la puerta que conecta las alcobas con el baño, era Vlad con el rostro lívido

– ¿Qué te dijo Lilibeth? – Inquirió con más brusquedad de la que hubiera querido

– Hablamos de muchas cosas… porque al menos ella si es honesta conmigo Vlad, no se anda con secretos…- Tomé aire y lo arrinconé entre el armario y la cama – ¿Me quieres contar porque eres un sobreviviente?

El rostro de Vlad cambió de enfado a terror y me susurró mientras tomaba mis mejillas – ¿Cuáles fueron exactamente las palabras que usó Lilibeth?

– Dijo que debes ser implacable conmigo puesto que además de una celebridad eres un sobreviviente… no me quiso decir mucho más que te conoce muy bien a ti y a Marduk – Lo miré a los ojos esperando su respuesta y Vlad me apartó lentamente mientras recuperaba un poco la compostura

– En efecto nos conocimos, yo tenía 16 años cuando participé en el campamento y vencí… ella tenía muchos más años que yo… no deberías confiar en ella… – Dijo Vlad mirándome fijamente con sus ojos ambarinos

– ¡No me puedes obligar! Ella ha sido muy buena conmigo y ha sido honesta siempre…

– Pero te recuerdo que Elliott está a la par contigo en la competencia y al menor descuido…

– ¿Qué, al menor descuido qué? – Dije con firmeza

– Podría destruirte Helena… Es una competencia y apenas la conoces. Yo soy tu Grigori y me debes respeto, no debes olvidar eso

Vlad tenía razón pero de todos modos mi curiosidad era más grande y necesitaba la verdad

– Puede que tengas razón, pero la relación entre Grigori/Yekun se basa en la confianza también, por lo que debes contarme todo sin omitir nada

– Ojalá fuera tan sencillo, preciosa. Pero te contaré a grandes rasgos quién es Lilibeth Malone… – Dijo sentándose en mi cama y encendiendo un cigarrillo

– Ella hace años atrás fue la Grigori de Marduk, y cuando Marduk me tomó en su tutela, ella fue muy amable también, llena de lisonjas y detalles…

– Espera, dijiste fue… y ahora es la Grigori de Elliott – Y Vlad me hizo el gesto de silencio con el dedo y luego continuó – Marduk estaba en el grado de Exael y cuando nos conocimos ella quiso anteponer su autoridad sobre la de Marduk, lo que los llevó a pelear… Pero no fue hasta que ella hizo algo que la desterró de Stygmata City y dejó de ser la Grigori de Marduk para siempre…

– ¿Qué fue eso? – Quise saber pero noté la cara de Vlad e intuí que no era un tema que quisiera tocar

– Lilibeth era una adulta y yo un menor de edad y me sedujo… además de eso usó su posición de poder para que ella tomara el rol de Grigori en lugar de Marduk, pero hay reglas al respecto…

Me quedé en silencio y pensé en esa tensión que sentí al tenerla cerca y luego miré a Vlad… en sus ojos podía ver calidez y simplemente lo abracé.

– No quiero que haya mentiras entre nosotros Helena… y eso incluye las cosas menos agradables

– ¿Qué hago con sus obsequios? – Le pregunté con cierta lástima

– Son tuyos Helena, independiente de todo, son tus cosas, quédatelas

Sonreí de soslayo y me paré de la cama. Vlad entendió la señal y se fue a su habitación a dormir.

Capítulo.-7 En las profundidades

Los días siguientes intenté evitar a Lilibeth, tuvimos unas charlas sobre la historia de Amberes y como este héroe local se había hecho con el líder de los Nephilim. Esta ciudad era importante en nuestra historia debido a que en la edad antigua fue uno de los primeros asentamientos de tribus Nephilim en Europa.

Era jueves y Vlad me informó tras entrenar que esta tarde daría inicio el certamen de natación en las orillas del río Escalda.

Al ser Elliott, Vinka de Polonia, Oleg de Rusia y yo quienes íbamos a la cabeza de los marcadores, el resto de Exaels nos miraba con cierto recelo, pero decidí obedecer a las palabras de Vlad y enfocarme en la competencia.

Fui a los vestidores a ponerme el bañador, afortunadamente el día era favorable por lo cuál no sería tan tortuoso saltar al río. Me puse el bañador de color negro, el gorro de baño y me dirigía en dirección al muelle donde se realizaría el evento hasta que me topé a Lilibeth de frente.

– Querida, cualquiera pensaría que me estás evitando… claro, yo no soy cualquiera – Dijo Lilibeth sonriendome

– Ho… Hola Lilibeth. No estoy evitandote solo que hemos estado ocupados con Vlad, ya sabes… – Dije un tanto turbada

– Por supuesto, olvidaba que no es solo placer este campamento… aunque puede serlo si quieres – Me miró mordiéndose el labio

– No, es un campamento de la corporación – Le respondí yendo lo más rápido posible hacia donde estaba Vlad

Llegué con él y notó mi cara, me preguntó si todo estaba bien y le comenté que me encontré a Lilibeth de frente y que piensa que la estoy evitando.

– No debes dejarte intimidar por ella, mírame por favor – Dijo acariciando mi mejilla con delicadeza – Esta es tu competencia. No pienses en Lilibeth, ni en nadie más

– Está bien – Le respondí estirando mis brazos y poniéndome las gafas de nado

Los Grigoris se posicionaron en unas gradas cerca del muelle y antes de ponernos en filas para entrar al agua la Srta Buonarotti se dirigió a nosotros

– Estimados Exaels, les deseo una excelente jornada a todos. Hoy corresponde al certamen de nado y buceo. En esta ocasión irán conforme su puntaje, divididos en grupos de 4 participantes, es decir, los 4 que obtuvieron mayor puntuación en el certamen anterior irán con una ligera ventaja de 1 minuto. Para empezar con 400 metros estilo libre hasta la plataforma y luego deberán sumergirse en las aguas del río y obtener 3 orbes en las profundidades. El que llegue primero con los orbes ganará la suma de 1000 puntos para el certamen final. Les deseo la mejor de las suertes a cada uno de ustedes

Nos pasaron a cada uno una pequeña bolsa negra que atamos a nuestra cintura y nos dispusimos a saltar, Vlad me miraba desde la primera fila en las gradas y las voces sonaban como un zumbido, le resté importancia y me lancé a las frías aguas del río Escalda.

Decidí ir estilo crol, partimos todos en la misma posición y a medida que avanzabamos Oleg nos sacó una ventaja de un cuerpo aproximadamente y cuando iba Elliott casi alcanzandolo algo jaló a Oleg al fondo del agua, seguí braceando con todas mis fuerzas hasta alcanzar a Elliott y llegamos juntos a la plataforma, los de la corporación nos ayudaron a subir y luego saltamos de vuelta. Las aguas eran un tanto turbias y la corriente era considerable. Busqué algún resplandor en el agua y no veía nada… avancé un poco más y pude ver un destello de un verde azulino y nadé hasta allá, lo tomé y pude ver unas sombras en el agua, seguí nadando por el segundo orbe, podía ver a Vinka luchando con estas sombras incorpóreas en el agua. Seguí buceando hasta unas rocas donde hallé el segundo orbe, sentía como los pulmones comenzaban a quemarme y me apresure, un poco más allá estaba el orbe que las sombras le quitaron a Vinka y lo guardé, tomé impulso para salir a la superficie, inspiré una larga bocanada de aire al salir y seguí nadando, podía escuchar a alguien nadando cerca de mi y me arrastré hasta llegar a la orilla dando tumbos, ahí llegó parte de la organización para darme una toalla y registrar el tiempo y si traía los 3 orbes. Al instante llegó Elliott con sus orbes.

Hubo un largo silencio al ver que solamente fuimos nosotros los que regresamos, no entendí muy bien que estaba sucediendo y busqué entre la multitud a Vlad, quién había saltado la valla de la gradería para acercarse a mi.

– ¡Vlad! – Grité para que supiera donde estaba, la gente comenzaba a agolparse para exigir una explicación de donde estaban Vinka y Oleg.

Vlad llegó hasta mí y me felicitó, de pronto sonó una alarma y todos se quedaron quietos, Daniella volvió al púlpito y los agentes de la organización le pidieron a todos los demás que volvieran a sus lugares.

– Exaels. Este es un campamento de excelencia, ustedes son de una raza superior ¿Creían que se trataba de un campamento de exploradoras? Pues, les recuerdo que este mundo está lleno de peligros donde quiera que vayan por lo que deben estar preparados para sortear cualquier dificultad.

– ¿¡DONDE ESTÁ OLEG!? – Bramó su Grigori

– Estimada Grigori Kurylenko, le recuerdo que usted estaba al tanto de los riesgos de este certamen. Le pido acompañe a nuestros agentes al igual que el Grigori Szulc.

Todo quedó en silencio y admito que se me apretó el estómago y sentí ganas de vomitar. Vlad tenía un semblante pétreo y Lilibeth me sonrió.

– Estas son consecuencias de un entrenamiento exhaustivo en estos 3 meses desde que los reclutó la corporación. Ustedes son lo mejor de su nación y deben demostrar por qué están aquí. Ahora por favor hagan honor de acercarse los siguientes 4 exaels. – Terminó la srta Buonarotti completamente calmada

Me senté en una banca junto a Vlad, sentía los dedos entumecidos por el frío.

– Tienes los labios morados – Dijo Vlad dandome su chaqueta

Me envolví en ella mientras cubría mis piernas con la toalla.

– Así es este campamento Helena… – Dijo finalmente Vlad

– ¿Por eso eres un sobreviviente? – Lo miré a los ojos

– Esto solo es el comienzo.

Al final de la competencia, de los 52 que empezamos, se redujo todo a 39, fueron 13 los chicos que no salieron de las aguas del Escalda. Los ánimos estaban trémulos, no había algarabía como en la primera competición, ahora faltaba gente, a quienes vimos en charlas, en el comedor y los pasillos del Hotel. Yo estaba en primer lugar con 1450 puntos de la competición de buceo, más los puntos en la competencia de arco y me sumaron 150 puntos por haber llegado primero con 15 minutos con 30 segundos. Luego estaba Elliott y luego estaba Lucine, de Armenia.

Me metí a la ducha para poder relajarme un poco. Tenía algo de miedo de las siguientes competiciones y como se reduciría el número de Yekun en cada competencia.

No tenía sentido que fuera diezmando, a la corporación le sirve que haya más Nephilim en sus filas, no menos… Ahora tenía más dudas que antes, Vlad ganó el año que participó ¿pero a qué costo? ¿Qué pasa con los Grigori de los chicos desaparecidos?. Quería hacerle tantas preguntas como fuera posible, él ahora estaba en una reunión con los organizadores.

Vlad finalmente llegó, pude oír como entraba a su alcoba, yo estaba secando mi cabello y golpeó la puerta y entró. Su rostro estaba tranquilo y me sonrió ligeramente.

– Lo estás haciendo bien, te felicito

– Tengo tantas interrogantes, Vlad, que no sé por dónde partir – Le dije sentandome en el borde de la cama

– Antes de responder cualquier duda tengo que comentarte dos cosas importantes; La primera es que el penúltimo certamen será un escape room. Así que vamos a tener que entrenar más y lo otro es que este día Sábado por la noche se llevará a cabo el centésima cuadragésimo noveno baile de el Campamento Exael, así que será momento de deslumbrarnos a todos con tus galas

– Un escape room… tengo hasta miedo si te soy sincera. Pero me siento preparada para lo que sea necesario… Pero no vayamos por la tangente Vlad. – Lo invité a sentarse en la cama – ¿Por qué empezaron a eliminar Exaels, no sería mejor que la corporación tuviera un buen contingente de Nephilims en vez de unos pocos al final del campamento?

Vlad suspiró y dijo al fin – Así no funciona la cosa, a final de cuentas nosotros somos una corporación que presta servicio secreto de élite a las naciones que representamos. Y Stygma quiere solamente a los mejores… Esto es algo así como un filtro.

– Menudo filtro… ¿Y qué pasa con sus Grigoris?

– Vuelven a sus países a entrenar nuevos Yekun… Esa es la vida del Grigori, no siempre tu yekun es un exael y no siempre un Grigori se vuelve Gadreel.

– Por último, fuiste el ganador de tu generación… ¿Cómo lo hiciste?

– No puedo contártelo aún preciosa, pero en su debido momento lo vas a saber todo. Lo que sí te puedo decir al respecto, es que debes centrarte en tí.

– Eso es verdad… Hoy en el agua vi a Vinka siendo atacada por unas sombras incorpóreas, pero estoy segura de que si la hubiese ayudado no lo estaría contando. ¿Qué era eso? – Le pregunté doblando la toalla con la que me sequé el cabello

– Son criaturas del bajo astral… nada que no puedas manejar a decir verdad

– No me enseñaste a hacer esas cosas, ¿Cómo las combato?

– Ignorandolas como lo hiciste Helena, así de sencillo, se benefician de tu miedo, si no las tomas en cuenta no te afectarán en absoluto.

Me asustaba un poco ser consciente de que existen este tipo de criaturas y quién sabe qué más habrá allá afuera… lo que me hace pensar que ese escape room puede tener cosas de esa índole.

– Iré a mi habitación, descansa, porque a las 6 am te necesito en pie para entrenar.

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