De cuando decides priorizarte

De cuando decides priorizarte

MarinaMartin2

19/01/2024

Es curioso cómo, cuando empiezas a priorizarte, muchas personas desaparecen de tu vida.

Como de repente pasas a ser el malo.

Cuando decides que ya es suficiente, que no vas a dejar pasar todo con tal de complacer a los demás. Que no todo vale.

Cuando de repente dejas de ser esa persona extremadamente buena, que se deja pisotear y empiezas a decir que no de vez en cuando, “ya no eres el mismo”.

Claro que no eres el mismo, porque ya no pueden hacer contigo lo que quieran. Ahora te quieres, y quien quiera permanecer en tu vida va a tener que ganárselo.

Y de repente, cada vez tienes menos personas a tu lado. Y descubres que quizá no estaban contigo por ser tú, estaban contigo porque era fácil.

Porque podían tratarte como quisieran, y enfadarse cuando quisieran, sabían que tú no ibas a levantar la voz, siempre dispuesto a pedir perdón, incluso cuando no era tu culpa. Pero cuando dejas de ser el saco de boxeo en el que desahogan todos sus complejos ya no les interesa tanto estar a tu lado. 

Y te sientes bien. Porque te das cuenta de que no vas a echar de menos lo que se va, de que tu mochila cada vez pesa un poquito menos. Que quien quiere y merece quedarse, se queda. Y lo más importante: que siempre te vas a tener a ti. Porque si hay una amistad que hay que cuidar por encima de todas, es la que tenemos con nosotros mismos. Que no pasa nada por cancelar un plan de vez en cuando y quedarte en casa cenando tu comida favorita y viendo tu peli preferida.

Curiosamente, te sientes más en paz que antes. Y te quieres más. Mucho más.

Y, a pesar de todo, te sientes menos solo, porque valoras mucho más a los que sí se quedan a tu lado. Porque lo hacen porque realmente te quieren a ti, tal y como eres. Y se alegran, porque notan tu cambio, te ven más feliz, más relajado: más libre.

Y esas son las verdaderas amistades, las que se alegran de tu proceso y te apoyan en tu fracaso. Las que nunca te juzgarán si fallas, y pedirán perdón cuando lo hagan ellos.

Las que entienden que la vida es un proceso de cambio, que hoy no eres el mismo que ayer y mañana no lo serás tampoco. Y eso es lo bonito de la vida. Crecer, evolucionar, equivocarse y cambiar. Y agarrarte fuerte a los que quieren recorrer ese camino a tu lado.

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