Mamá ¿Puedes acompañarme mientras me quito la vida?

Mamá ¿Puedes acompañarme? Tu mirada está perdida en las sombras que acechan desde tu pasado, pareces olvidar que ya di mis primeros pasos. Estás siempre confundida de quien soy, estoy segura de que te habrías sorprendido de verme en la ceremonia escolar, bailando como siempre lo hago en casa. Sonríes cuando llego, pero también sé, que sonríes de la misma manera cuando hablo. Desearía que el sonido de mi voz resonara en tu cabeza, no como ahora, que respondes igual a todo, compasivo de mis logros y mis dolores, aunque te seré sincera, a veces exagero, tengo la esperanza de que cambies esa cara de amor incoloro, pero qué más da, ni la sangre de un puñal ficticio ni el azul del desamor tiene efecto. En ocasiones me pregunto, si recuerdas cuando me viste llorar, te chillé que me sentía sola, que palabras como la amistad o la familia perdían su significado, que no me podía quitar la sensación de que si algo no cambiaba, mi pecho se rompería dentro de mí, que más miedo me daba el de mi corazón en pedazos, que el de mi muerte. Nada cambió, nada nunca lo hace, tan solo mis temores y mis emociones, que se impacientan con cada frágil latido. Así que hoy, te pido, que por favor me acompañes.

Era mucho pedir, al menos para ella, que me dejó sola a orillas del viento. Desde aquí veo a decenas de desconocidos, gritan y lloran que no lo haga, si bajo como lo dicen ¿Acaso me sentiré menos sola?

Entre el calor de la multitud, veo el frío de una mujer inconfundible para mí, mi bella madre, desconcertada de tanto tumulto, y que al mirar hacia arriba me reconoce. Mi cabello flamea, baila junto a mi ropa al ritmo de la brisa, contrastan en bellos tonos dorados y azules, como el sol y el cielo que tengo a mis espaldas, que no hacen más que hacerlos deslumbrar en una eufórica irracionalidad de emociones que mi cuerpo no logra descifrar. Inmóvil de pies a cabeza, mi rostro quieto en la expresión del inexpresivo, no desea llorar ni reír, solo esperar tu respuesta.

Una sonrisa, un gesto compasivo, y los pasos que se alejan lejos de mí.