Recordaba, en su desvelo,
entre la oscuridad siniestra,
cada mal momento,
cada mala experiencia.
Al llegar el crepúsculo
se levanta y me observa,
con su mirada llena de sufrimiento,
perdida en sus dolencias.
Ensimismada todo el tiempo,
rodeada de estridentes voces
que con frecuencia dicen «despierta»,
porque se disocian su mente y su cuerpo,
y aunque haga cara de reproche
sabe que es propicio lo que las voces comentan.
Y es que deja pasar el presente,
porque vive en el pasado,
pareciera que no entiende
que eso sólo le hace daño.
¿Porqué a veces duermes poco?,
¿porqué a veces duermes tanto?.
No te juzgo, te conozco,
pero es tiempo de que hagas algo.
Me lo digo a mí,
que empuño este lapicero.
Es hora de que despiertes,
es hora de empezar de nuevo.
Sé que te duele,
sé que es difícil,
pero debes decidir;
¿hasta cuándo estarás triste?
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