En aquella pecera un pez se mueve,
y en su hermana una gota de agua llueve;_
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Se refleja en su lago la tristeza,
al mirar solitario la crudeza,
como un humano pierde la cabeza,
mientras tanto una madre yerta reza.
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Su traslúcido acuario se ha quebrado
Y de vil vino tinto se ha bañado…
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Pequeños ojos ¡miren! son las nueve;
ya sienten una perenne pereza,
sus cortinas de cuero se han cerrado.
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