Estaba preparado para lo que viniera pensaba él, no sospechaba lo que realmente sucedía o quizá sí, dicen que cada uno es dueño de su propio destino. ¿De su propio destino?, no, no lo soy me equivoco a diario, no pienso en mí sino en ella. En ella?, ¿la conozco? tal vez si o tal vez no. Yo no sé, solo me levanté en la mañana y la vi allí estaba morena como el café, ardiente como el rojo de la cocinilla eléctrica, con un aroma a almizcle que molestaba en mi nariz pero se me quedaba ese aroma en la mente y no en la piel. ¿Me gustaría que se quedara en mi piel?, definitivamente no, realmente la vi? realmente estaba allí? ya no sé. Tampoco si es que existe, esa mañana estaba llena de dudas.
Sin embargo, si en la tarde si estaba, seguro que si la puedo describir, sentada bajo la luz del sol, tratando de opacar la estrella con la constelación que lleva debajo de esos labios, finos o gruesos? no podría comentar nada más que deseables embetunados por una pasta de deseos pero ¿Realmente al deseo?. No es el poeta, buscando la inspiración necesaria para salir a flote.
¿Es el poeta? o ¿Es el hombre?, que separa a los dos más que la labia interminable que derraman sobre el invento que eres tú. Un invento?, realmente existe? nuevamente me cuestiono si es real, pues no es posible que para el poeta todo sea belleza y amor. Belleza y amor? más bien una verborrea interminable de calificativos que no terminan de definir como la oscuridad se ilumina por las náuseas aladas. Náuseas? lo más probable para el hombre pues solo siente ansiedad y asco de no poder pregonar lo que la labia del poeta hace volar sobre el papel.
Pero, ¿realmente es real?. Esa noche si lo fue, ahí estaba recostada sobre unas sábanas azules deslavadas, estoy seguro que podía sentir el hedor de las sábanas no podía ser falso, o si?. Para el poeta, es el olor del encuentro de dos cuerpos fundidos en una absurda pasión sin medidas que percuten las sábanas con pecado y placer. Un encuentro entre dos cuerpos?, realmente eso sucedió? para el hombre no fue más que sus sueños húmedos, trastornados por la conformidad de pensar en ella que es real o tal vez no lo es, no lo sé, aun no lo sé. Me gustaría saber, pero no lo sé.
¿Qué somos? Para el mundo
La expresión de una pareja disfuncional
Para nosotros
La necesidad de una risa de vez en cuando
Para el mundo
La primera pareja que desean
Para nosotros
La última persona en la que pensaríamos
Para el mundo
La sospecha de un íntimo secreto
Para nosotros
Nada
Quizá si somos, en la mente del poeta, pero esto no podría ser más unilateral porque mientras para el poeta, eres la definición de un milagro para el hombre eres la definición de un deseo.
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