Por la convicción suscitadora de esperanza en el evento resolvente de la más importante y vetusta incógnita, la afligidora mortalidad, asgo con asaz vigor el vehemente mas talante anhelo de ser morador del faltante paraje en el cual cesa el subrepticio y carente de retorno óbito del absoluto gentío térreo, guipando el benemérito acaecimiento de la perenne vitalidad, propositada a suplir susodicho tormento condenatorio, siendo semejante al característico atributo del diblástico hydrozoo perteneciente al filo Cniadarios, turritupsis nutricula, poseyente del don más codiciable y tan hondamente particular, la vida eterna.
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