Pesadillas parte 1

Pesadillas parte 1

Vanessa Becerra

14/07/2023

El pueblo de Haltenclock era un lugar no muy grande pero muy acogedor y lleno de vida, el sitio estaba en pleno crecimiento, a cada rato se abrían nuevas tiendas que llamaban más turistas, también empezaron a llegar al pueblo exóticos productos provenientes de las grandes ciudades, aun así la agricultura y la ganadería era lo que proporcionaba el pan de cada día para la mayoría de personas que vivían en Haltenclock y sus alrededores. Verán el pueblo de Haltenclock estaba rodeado de un gran y hermoso valle, llamado el valle Neldi. En el valle había una que otra casa, y unas cuantas granjas, la mayoría de personas vivían en el pueblo. Desde lo lejos, el pueblo parecia un punto negro rodeado de amplias y verdes praderas, y por supuesto al fondo se veian las imponentes montañas. El pueblo no pertenecía a ese lugar, la naturaleza reinaba, los humanos estaban de sobra, pero no los culpo, el valle Neldi era un lugar realmente hermoso, cautivaba a quien fuera, y a lo que fuera.

Era una bella mañana de un domingo. En esta familia se iba todos los domingos a la iglesia sin falta. La familia vivía en una granja grande en el valle Neldi. El valle era un lugar muy tranquilo, y como ya lo mencione lleno de naturaleza, era el lugar ideal para que los niños crecieran, especialmente los niños de esta numerosa familia, el esposo, la esposa y nueve hijos. Ese domingo Francis (13 años) , la hija mayor, se había levantado temprano para ayudar a su madre a lavar los platos que habían quedado sucios de la cena de anoche. En el segundo piso se encontraban los hermanos y hermanas de Francis que se estaban arreglando para ir a la iglesia.

Francis se encontraba en la cocina y lavaba los platos con un rostro pensativo, en ese momento su madre entró a la cocina con un cepillo en su mano y gritando -¡Martha, ven hay que terminar de peinarte!

Martha entró corriendo a la cocina, al mismo tiempo Francis cerró la pluma del agua y dejó de lavar los platos, luego giro su cuerpo hacia donde estaba su madre diciéndole -Mamá anoche tuve el sueño más extraño.

– ¿Si? ¿y qué soñaste? Preguntó la madre.

– Soñe que estaba justo en frente de la casa rara esa, la casa azul. Era de noche pero había luz de luna, se veía todo claramente. De la nada empecé a caminar alrededor de la casa azul, y otra vez de la nada apareció un corral con toros adentro.

La madre escuchaba atentamente mientras trenzaba el pelo de Martha.

-Luego entre al corral y me acerque a los toros, los toros estaban dándome la espalda, y cuando sintieron mi presencia voltearon todos sus cabezas al mismo tiempo y me miraron a los ojos. Pero… no eran vacas normales.

– Como que no eran normales? interrumpió la madre con una leve intriga.

– Mamá sus caras no eran como las de las vacas normales, tenían un solo ojo y era gigante, tanto que ocupaba la mitad de sus caras. Tenian unos colmillos muy grandes como los de un león, y tenían un solo cuerno que no estaba al lado de sus orejas, estaba justo arriba de sus cabezas, eso me pareció algo gracioso, pero seguía asustada. No sabía si me iban a atacar, yo solo pensaba en correr, ah! y se me olvidaba, de los colmillos de las vacas salía un líquido morado, era como un morado oscuro, parecía sangre porque era un líquido espeso, agh.. era asqueroso!!

– Vaya! eso fue una pesadilla Francis, respondió la madre mientras se levantaba de la silla luego de terminar la trenza de su hija, enseguida se dirigió hacia donde Francis para ayudarla a terminar de lavar el resto de platos. Al tiempo que lavaba los platos continuó hablándole a Francis, -Soñaste eso por andar escuchando esas historias raras que cuentan sobre la casa azul. A la gente le gusta inventar historias de miedo cuando no tienen nada más que hacer, lo hacen para entretenerse, y también lo hacen porque les da placer asustar a otros, no creas nada de esas historias y veras que dejaras de tener esos sueños.

– Solo te lo conté porque tu dices que cuando contamos los sueños no se vuelven realidad, dijo Francis mientras secaba los platos con un trapo.

-Hiciste bien en contarmelo hija, ahora ve y mira que todos tus hermanos ya esten listos para irnos a la iglesia, respondió la madre con una sonrisa.

Francis salió corriendo a buscar a sus hermanos, mientras corría recordó que había algo que le quería decir a su mamá así que se regresó rápido a la cocina. Con un tono de voz serio, pero con una intención oculta le dijo -Mamá menos mal te conté ese sueño, te imaginas que hubiera estado caminando cerca de la casa azul y me aparezcan esos toros monstruos?

Ambas se echaron a reír, esa era la intención de Francis.

La casa azul. Muy poco se puede decir de esa casa aparte del hecho de que es azul, y de que es una de las pocas casas que hay en el valle Neldi. Un dato curioso sobre la casa es que es la única casa del valle que se encuentra deshabitada, aunque ese no siempre ha sido el caso, según los lugareños la casa se encuentra deshabitada por largas temporadas, y es habitada por muy pocas. Con largas temporadas me refiero a años, pasa la mayor parte del tiempo abandonada, curiosamente la casa se mantiene intacta como si alguien viviera en ella permanentemente. Nadie nunca ha sabido quienes son los dueños, ni mucho menos como lucen. Nadie sabe nada de nada sobre esa casa, es por eso que inventan infinidades de historias sobre el lugar. La casa azul queda cerca de la granja de la familia de Francis, es todo lo que puedo decir sobre el lugar.

La familia de Francis se dirigió al pueblo de Haltenclock para ir ala iglesia, luego de haber hecho sus rezos se fueron a visitar a la abuela que vivía en el pueblo, ella los había invitado a almorzar a la casa pero la visita fue algo larga, llegaron a donde la abuela a la hora del almuerzo y se fueron cuando ya era de noche, así que la familia decidió quedarse un rato más en el pueblo y cenar en uno de los restaurantes. Eran las once de la noche cuando regresaron a la granja, estaban todos cansados pero debian ordeñar algunas vacas, ponerle agua a los caballos, y arreglar una que otra cosa antes de irse a dormir. No es fácil vivir en una granja.

La madre de Francis notó que uno de los caballos, el más rebelde de todos, el cual se llamaba “Honey” no estaba en el corral con el resto de caballos, no sabían como se había salido del corral porque este se encontraba cerrado, pero lo importante ahora era encontrarlo. Para suerte de la familia esa noche había luz de luna, era una luna llena con un cielo despejado, no necesitaban linternas para la búsqueda de Honey. Los nueve hijos, el padre y la madre salieron a buscar a Honey, primero buscaron por los alrededores de la granja, pero como no tuvieron éxito encontrado al caballo, salieron de la granja y empezaron a buscar al otro lado de la carretera, es decir, estaban del lado de la casa azul.

-Mama descansaré aquí un segundo, mis piernas no pueden más, dijo Francis mientras se sentaba en el piso. Justo detrás de ella se encontraba la famosa casa azul, pero a Francis eso no le importaba en lo más mínimo. Todos estaban concentrados en encontrar a Honey. -Quédate aquí Francis, iré a ayudar a tus hermanos, dijo la madre. Ahora Francis se encontraba totalmente sola. A lo lejos se podía escuchar a los hermanos de Francis llamando a Honey. Fue en ese instante cuando empezó a escuchar las pezuñas de un animal, Francis giró su cabeza a la izquierda, y vio que algo se acercaba, cuando ese algo estuvo más cerca se dio cuenta de que era un toro. Ella no lo podía creerlo, era el toro que había visto en sus sueños, su cuerpo estaba inmovil, pensó por un momento que estaba soñando, pero sabía muy bien que no era así, estaba muy despierta, su sueño se había vuelto realidad, tenía enfrente de ella a un toro monstruo.

– ¿Corro o llamo a mis padres? ¿ qué hago? ¿será que me va a atacar? pensó Francis mientras se levantaba lentamente del suelo. Antes de que Francis pudiera hacer algo, se escuchó un extraño sonido, era como un silbido muy suave, el silbido provenía de la casa azul. Francis miró hacia la casa azul pero no había nadie. No entendía quién, o qué hacía ese sonido, el toro también volteo su cabeza hacia la casa y luego su cuerpo entero, y aquí es cuando la historia se pone menos creíble. Se me olvidó comentar que la propiedad de la casa azul estaba completamente rodeada por un cerco de madera, el toro ubico su cuerpo frente al cerco y caminó directo hacia este, lo único que consiguió fue chocarse con la madera, el toro no logró dañar el cerco o entrar en la propiedad, pero al hacer contacto con la madera, esta se transformó en un raro agujero de tamaño mediano, era de el tamaño exacto del toro. El agujero era un portal, así que una vez el toro entró en el agujero, la criatura desapareció por completo. Así como un acto de magia. Francis no podía del asombro, había observado todo el acto de magia, seguía teniendo miedo, pero ahora la curiosidad era más grande que su miedo, – ¿qué significa esto? ¿acaso desapareció totalmente? ¿a dónde se fue ese toro monstruo? todo esto debe tener una lógica, una explicación, esto tiene que ver con la ciencia, dijo Francis en voz alta mientras sonreía, se podía ver claramente cómo sus ojos brillaban y saltaban de la emoción que estaba conteniendo.

Francis se acercó al lugar donde el toro había desaparecido, el portal seguía allí, seguía abierto. Francis se acerco mas y mas para ver lo que había en el interior del agujero, se veía algo borroso el interior del portal, pero a simple vista era evidente que lo que había dentro del portal, era lo mismo que había afuera de este, es decir, en el interior del agujero, a lo lejos, y algo borrosa se veía la misma casa azul que Francis tenía frente a ella. Francis miraba hacia afuera del agujero y dentro de este, lo hacía simultáneamente, y lo hizo varias veces para confirmar que lo que había dentro del portal era el mismo lugar que afuera de este, la niña no podía del asombro, después de todo, no todos los días vez abrir un portal de la nada frente a tus ojos, una vez se convenció de que era lo mismo, entró en el agujero.

Una vez atravesó el portal Francis noto que se encontraba dentro de un corral, por supuesto dentro del corral estaban todos los toros monstruos con sus miradas fijas en ella, era igualito que en su sueño, afuera del corral estaba la famosa la casa azul. Francis volteo su cabeza hacia donde estaba el portal, sintió un alivio al ver que seguía abierto. Ahora debía vigilar que el portal no se cerrará, o se quedaría atrapada allí con esos toros. Francis comenzó a caminar cuidadosamente hacia donde estaban los toros, al parecer quería ver a los extraños especímenes más de cerca, los toros estaban agrupados hacia el fondo del corral, daba la impresión de que ahora ellos le tenían más miedo a Francis, que Francis a ellos. Francis se detuvo una vez escuchó un ruido que provenía de los toros, los toros no la dejaban ver nada, sea lo que fuera lo estaban tapando con sus cuerpos, y sea lo que fuera estaba moviéndose entre la grama y los toros. De la nada la criatura salio de entre los toros, pero no era lo que Francis esperaba, era un niño, un tierno niño de una edad de seis años, tenia un rostro lindo, un cabello marron sedoso, una piel algo bronceada, y unos ojos profundos y negros.

-Hola.. estas bien? sabes donde estamos? sabes que es este lugar? preguntó Francis al niño. El niño no respondió nada, ignoró a Francis y se fue hacia donde a uno de los toros. El niño comenzó a acariciar la piel del toro monstruo con su pequeña mano, de un momento a otro, y con mucha facilidad el niño le arrancó un pedazo de piel al toro, la reacción de Francis fue cerrar sus ojos, cuando los abrió, vio que el niño estaba masticando algo, de su boca salía un liquido morado oscuro, parecía sangre morada, era la sangre del toro monstruo. Francis no decía nada, una vez terminó de masticar, y ahora con los labios morados, el niño empezó hablar, pero lo hacía en un extraño idioma.

– No entiendo nada de lo que dices… le respondió Francis, que aún seguía en estado de shock, -huakwomn, kunwasletirf, seguia diciendo el niño con un tono de voz algo fuerte, era como si esa no fuese su propia voz, como si una grabadora estuviera hablando en vez del niño, pero este no era el caso, esa voz salía de la boca del niño, este tenía una expresión calmada en su rostro. Francis no sabía ni que hacer, o qué decir, pero por pura casualidad mientras el niño seguía hablando, Francis volteo su cuerpo hacia donde estaba el portal, en ese mismo instante un toro monstruo acababa de entrar al portal y estaba muy cerca de Francis, en cuestión de segundos la niña saltó a hacia un costado, y básicamente salvó su vida, estuvo apunto de ser atropellada por un toro monstruo, y quién sabe si hubiese vivido para contarlo. Francis se llevó un gran susto, pero nuevamente reaccionó rápido y miró hacia el portal, este se estaba cerrando, inmediatamente se levantó del suelo y corrió hacia el portal, pensó que no lo iba a lograr, pero luego miro hacia atrás y no había ni niño tierno, ni toros monstruos, solo estaba la casa azul. Había logrado salir del portal, el cual se desvaneció sin dejar rastro.

-Fraaaaancis! Fraaaancis! eran sus hermanos llamándola, ahora era a ella a la que estaban buscando, -acá estoy, frente a la casa azuuul! gritó Francis con todas sus fuerzas. En el interior estaba aliviada porque había sobrevivido a ser atropellada por una extraña criatura, pero no entendía quién carajos era ese niño, estaba muy confundida y tenía muchas preguntas. -Francis a donde te habías metido? le preguntó su madre que estaba visiblemente fastidiada -Mama me creerías si te digo que acabo de ver a los toros monstruos?

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