Desde mi ventana

Desde mi ventana.

Observar, solo se trataba de eso, quizás nuestra única función, nuestro último fin, sí, quizás se trataba de eso.

Desde hace ya muchos años me planteo como pregunta existencial, cuál es nuestra razón o sinrazón de ser, la dificultad de la respuesta me oprime el pecho, no es dolor es más bien miedo.

Miedo de no saber y no entender, todas las conversaciones vertidas en un noticiero, las muchas noticias leídas con nocturnidad, todo me parece absurdo.

Absurdo, absurdo por carecer de relevancia significativa, actos realizados por seres que no ven más allá de su destino.

La vida pasa, y pasa para todos, en mi mente solo se repite una pregunta ¿Qué pasa por la mente del asesino, del fanático, del abusador, del militar, del patriota? Es que no se preguntan nuestra razón de ser.

No creo en religión alguna, simples falacias descriptivas con excelente narrativa para controlar los deseos del ser humano y proteger el sistema, nada más que eso o nada menos, la creencia religiosa describe una bondad suprema que nadie puede rechazar, unos relatos fantásticos que sin duda nos ayudan en nuestra lucha diaria contra nuestros miedos, pero el verdadero miedo tiene más fuerza, el miedo al no saber, no saber por qué de nuestra existencia, el porqué de nuestro día a día.

Un día a día carente de razón, un día a día finito, aparecemos de la nada, una simple causalidad provocada por la casualidad, un principio no conocido que da lugar a un final sin respuestas.

Me pregunto porque con estas premisas nos permitimos el lujo de perder nuestra vida en absurdas luchas de poder, no hay justificación racional para perder el tiempo en guerras, horas muertas, lecturas no escritas, vidas no vividas, solo la respuesta está en la observación.

Shiddharta Gautama fue un observador, cuando dejó su castillo lleno de riquezas para ver la realidad de su pueblo, quizás esa fue su razón de ser, la de observar, observó la pobreza del campesino, los llantos de la madre que perdió a su hijo, y aprendió a meditar sobre ello, todo lo demás le parecía un sin sentido, dedicar su vida a verla pasar  sin observarla carecía de sentido para él.

No busco la iluminación cuál seguidor de buda, no soy budista, pero mi razón de ser quizás se acerque más a Shiddharta de lo que yo genuinamente creía, evidentemente no cruzaré los puentes, ni creo en la reencarnación futura, más bien lo contrario, pero si quiero y debo observar.

Cuando llegue el día de mi final quiero echar una mirada atrás, colaboré con la vida como tal, me casé y tuve hijos, seguí el juego, puse mis fichas en el tablero y participé como uno más, pero durante la partida no cometí errores de bulto, observé, miré a mí alrededor, aprendí sin ofender, sin molestar, sin agredir sin causar dolor.

Fin .

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