CAPITULO 1
Me llamo clara, el día de hoy debería ser un día normal para mí con mi familia en D.C. debía partir a la universidad estar con mis amigos y ayudando a los profesores en lo que se pudiera. Pero no, no lo es. ya que si narro en estas líneas las cosas que me pasaron desde que llegue a la mansión sakura que es el lugar que me acogería en mi estancia mientras termino mi carrera universitaria y desde que Salí de Washington DC, diría que sería más feliz al saber que alguien me recordara como la persona que fui, en especial si es la persona que amo aunque ya no esté aquí conmigo, ya que después de lo que voy a hacer el día de hoy mi vida se abra acabado y comenzara una muy diferente a la que conozco, no volveré a ver la luz del día .
Al día de hoy cada vez que pienso en estas cosas, todo lo que ha pasado, las cosas que vi apuesto a que cualquiera pensaría que necesito un psiquiatra ¡URGENTE! Todo ha cambiado desde ese día, estoy asustada no quiero hacer esto pero tampoco debo ni puedo demostrar que estoy aterrada de dejar de hacer ciertas cosas que para mí hasta el momento son cotidianas, aunque lo deseo con todas mis fuerzas. De verdad ya no quiero estar aquí, todos me observan como lo que ahora soy una persona despreciable, ojala alguien pudiera sacarme de aquí
Me dieron una beca escolar que me llevaría a Japón, yo siempre fui muy buena estudiante por lo que no tenía problema en conseguir la beca y estaba enteramente confiada y emocionada porque me aceptarían. Mis padres estabas muy felices y los profesores igual, estaban muy orgullosos de mí. El último día del semestre los profesores se despidieron, incluso uno de ellos me dio su discurso final y en el baile de fin de año me felicitaron personalmente. mis vacaciones fueron totalmente aburridas como todas las de mi vida, mis relaciones interpersonales son nulas, así que pase todas las vacaciones en casa estudiando que era lo único que sabía hacer, mis padres me querían complacer en todo siempre, así que no se opusieron a que yo fuera sola a Japón a vivir el sueño que tenía, de algún día valerme por mi misma yo no sabia de fiestas ni de nada parecido, lo único que a mí me preocupaba era tener buenas calificaciones porque eso me llevaría lejos algún día. Tenía la idea de que algún día estaría trabajando en alguna gran firma de arquitectos en donde ganaría bien tendría a mis padres viviendo bien y yo me daría los lujos que a mí se me antojaran sin tener que preocuparme de nada.
Poco antes de que llegara la fecha de irme recibí una carta que no era de la escuela, ofreciéndome hospedaje, así que me contacte de inmediato al número de teléfono que habían dejado al final de la carta si es que aceptaba comente con mis padres lo que estaba pasando, mis padres desconfiaron de la situación pero yo no mucho ya que me habían dado confianza al hablarme me dijeron que era una mansión a las afueras de Japón, que tenían todos los servicios y que ofrecían hospedaje a estudiantes. No era una pensión ni nada parecido pero solo recibían estudiantes prodigio. Como dije mis padres desconfiaban pero yo no así que acepte. Estaba totalmente emocionada y extasiada porque por fin dejaría la ciudad que me tenía aburrida, eso era porque en las anteriores escuela siempre veía lo mismo al grupo de chicos que eran del equipo de baloncesto o americano, a las típicas porristas, los chicos nerds a los que nadie quería, y creo que luego sigo yo, la invisible a la que nadie le hacía caso y a la que nade quería. Lo único que afectaba mi felicidad es que mis padres se quedarían aquí en casa en D.C. y yo había tomado la decisión de estar sola, quizá no regresaría ya que eran los dos últimos semestres de mi carrera y posiblemente trabajaría allá también. Escogí una carrera en arquitectura y decidí irme a Japón ya que su arquitectura me fascina y me inspira. Ese día en el cual me tocaba partir, mi madre lloro y me dio millones de recomendaciones, más bien parecía que no quería que me fuera y solo estaba deteniendo lo inevitable, tome el taxi que muellearía hasta el aeropuerto y no tuve que esperar mucho, ya que el avión salió más pronto de lo que creí. Llegue a la entrada del avión, la azafata fue muy amable conmigo y me dispuse a caminar por el largo túnel que me llevaría al avión. Cuando llegue a Japón me dedique a explorar todo, estaba muy cansada pero en cuanto vi la ciudad se me quito el cansancio de inmediato y observe completamente todo, los edificios y los palacios estaban excelentemente construidos, los materiales de los cuales estaban hechos eran los mejores de la época, claro y sin que me diera cuenta ya se me había hecho tarde y no encontraba la dirección de lo que sería mi nuevo hogar, me puse muy nerviosa y más aún porque sabía que nadie me podía ayudar ya que nadie por el momento hablaba mi idioma y yo tampoco dominaba el suyo. Por suerte encontré una persona que me llamo mucho la atención en especial porque hablaba mi idioma, para empezar con mucho trabajo llegue a la prefectura de Akita y ahora con más trabajo y todos mirándome muy extraño menos llegaría a mi destino.
Resulto que esta persona era un taxista americano que llevaba años viviendo en Japón ya que se había casado con una hermosa mujer japonesa. Deje que aquella persona me llevara a las afueras de Japón, al dejar a esta persona voltee la mirada, ¡era sorprendente! era una mansión enorme muy bien construida y si no me equivoco era del siglo XVIII lo sé porque esta mansión la vi en uno de mis libros de arquitectura antigua, pero se veía muy bien conservada parecía que no había pasado el tiempo en ella, vi como alguien se asomaba por la ventana así que me pare enfrente de la gran puerta de madera, me dio miedo tocar esa gran puerta pero tome valor y levante mi mano para tocarla, pero no fue necesario ya que antes de que alcanzara a tocar ya habían abierto la puerta un hombre delgado pero joven, enseguida me puse a pensar que tampoco pasaba el tiempo en sus habitantes, abrió y me saludo con una cortesía que pocas veces se escucha, me invito a pasar y me dijo: ─los amos no estas así que yo seré el que esta vez le enseñe la mansión que es donde ahora vivirá. ─ De inmediato supe que era el mayordomo de la gran mansión, estaba muy nerviosa y mucho más tímida de lo normal, aquel joven con guantes tan blancos como la nieve se presentó ante mí.
─mi nombre es Sebastián estoy a sus órdenes.
─gracias, Sebastián. Mi nombre es clara.
En ese entonces era muy tímida, me daba miedo salir a ver la mansión o tan siquiera pedir un vaso de agua el cual me hacía mucha falta pero aun así me quede en mi habitación después de que Sebastián me mostrara toda la mansión. Al estar en mi nueva habitación acomode mis libros, mis cosas de escritorio y me sorprendió que mi habitación fuera tan grande me llegue a preguntar «¿Qué voy a hacer con tanto espacio?», también acomode mis cosas de baño, puse una lámpara en mi escritorio para no molestar a los dueños de la casa en caso de que tuviera que estudiar de noche, no me di cuenta de que la puerta de la habitación no dejaba pasar la luz y que no se darían cuenta de si estaba despierta o no.
Después de hacer todo esto tome una ducha y me acosté en la cama la cual era enorme, a mi parecer podrían dormir ahí como diez chicas como yo. Tome mi celular que a propósito no tenía señal no se me hacía raro que no tuviera ya que era más campo que otra cosa. Aun así la ciudad quedaba cerca de comparación de todo el recorrido que tenía que hacer en D.C, le puse «play» a la música y tome un libro que a mi parecer era muy interesante, pronto me aburrí y me dio hambre la sed ya no me dejaba estar en paz así que decidí bajar las grandes escaleras que eran hermosas; baje hasta la cocina y Sebastián no estaba, así que decidí que yo misma me prepararía algún bocadillo, cuando de repente vi a Sebastián tras de mí, me había dado un susto de muerte.
─Sebastián me asustaste. ─ Dije exaltada y puse mi mano en el pecho. Mi corazón se salía de su lugar.
Primero me miro. Su mirada era extrañamente cordial como que no le molestaba nada.
─ ¿señorita, porque no me ha hablado para atenderle? ─dijo, sonriéndome y aproximándose al refrigerador.
Mi corazón todavía no se terminaba de sentirse agitado, pero tuve que contestar, ─perdone es que tenía hambre y como no vi a nadie pensé que podía tomar algo. ─
Se acercó a mí me dijo – ¡claro! puede tomar lo que sea. Pero cuando yo no este. Ya que si los amos se dan cuenta de que no hago bien mi trabajo creerá que no soy incompetente para este empleo y me despedirán. Permítame yo le cocinare lo que desee. ─ no había comenzado a hacer nada en realidad, solo estaba revisando el refrigerador para ver que podía comer.
Me preparo un emparedado, lo había puesto en un plato frente a mí y me dejo comer en paz:
─me retiro señorita, dejare la campana para que me llame cuando termine y pueda venir a limpiar todo, escuche ruidos en la puerta, me quede observando lo que sucedía y rápidamente paso Sebastián a lado mío, solo escuche como saludaba y recibía los abrigos de dos apuestos jóvenes que preguntaron si había llegado la nueva huésped a la mansión.
En verdad eran apuestos pero a mí me llamo la atención el que espero no me equivoque me sonrió, tenía el pelo negro como el carbón y su piel era de un color claro pero hermoso, alto pero muy delgado pensaba que si daba un paso se iba a romper. Apenada, deje que me vieran y que me conocieran después entre a mi habitación y no quise volver a salir.
Era capaz de ni siquiera bajar a cenar. Iba a convivir con ellos y me harían preguntas, para lo cual me daba mucha pena hablarles a unos chicos como ellos. Al otro día no quería salir pero Sebastián me llamo a la puerta a primera hora haciéndome la invitación por parte de los dueños de que desayunara con ellos, (¡aun lamento a verme involucrado con ellos! Y no por mí). Uno de ellos paso todo el desayuno haciéndome preguntas sobre mí, mi familia, si era muy probable que vinieran a buscarme o quisieran venir a visitarme, respondí a todas sus preguntas sin sospechar nada de esas personas que se portaron muy amables conmigo.
Cuando me di cuenta ya era tarde, me sentí alagada porque al ver mi situación, el más amable de los dos le pido al chofer que me dejara frente a la universidad y me recogiera ahí mismo a la hora que yo le indicara me sentí muy apenada pero no sabía cómo decir que no a su amabilidad, acepte porque si no me iban a regañar por llegar tarde el primer día de clases.
Al llegar a la escuela me senté en una de las butacas y note que todos me miraban extraño, cuando llego el profesor hizo que me presentara y así lo hice y cuando todos escucharon que estaba viviendo en la mansión sakura casi se desmayan de la impresión hasta el profesor. Por fin termino el primer día de clases; los nervios me mataban y el chofer que se llama Samael lo sé porque vi su licencia colgando del retrovisor, me recibió con amabilidad y me dejo en casa.
Cuando llegue los dueños de la casa me recibieron con un acogedor saludo uno más a fuerza que el otro y una disculpa ya que no me habían preguntado mi nombre y no me habían dado el suyo a pesar de que uno de ellos me había llenado de preguntas. Al hablar con ellos un poco más me entere que uno de ellos se llamaba Nathaniel, él era el más amable de los dos, el otro me miraba con desdén y si no me equivoco con algo de coraje y la verdad no entendía porque, me dijo su nombre el cual era Santiago. Pase unos meses tranquila dentro de la mansión pero no en la universidad así que llegaba muy cansada y sin ganas de tan siquiera bajar a cenar con ellos, pero de todos modos lo hacía por no ser grosera aunque cada vez sentía que me quedaba dormida en la mesa, perdía la noción de lo que pasaba y cada día me sentía peor aparte de que de un día para otro no podía dormir a pesar de que estaba muy cansada, terminaba en la cocina, en el salón o en la sala tomando un vaso con agua o con leche, sin querer me quede dormida en un sillón de la sala y me desperté porque sentí una mirada sobre mí, era Nathaniel que me observaba así que me levante de inmediato y me arregle la ropa y el cabello como pude, por un momento pensé que no me debería ver así y me dieron ganas de correr a mi habitación y arreglarme para que él no me viera de esa forma tan desarreglada, pero inmediatamente me saco de mi pensamiento diciéndome con su dulce voz: ─se te hará tarde para ir a la escuela. ─cuando me dijo eso, mire de inmediato el reloj que estaba tras de él y sin pensarlo corrí a mi habitación, Sebastián me esperaba en la puerta con una bebida energética
─gracias, Sebastián. ─le dije mientras salía corriendo, cuando llegue ya era muy tarde, así que me castigaron y termine saliendo a las nueve de la noche a causa de que me ordenaron limpiar el piso de todos los pasillos de la escuela, y cuando salí obviamente no había nadie más que el cuidador de la escuela. En cuanto vi la calle obscura me dio mucho miedo pero tuve que salir, camine lo más rápido que pude. más temprano que tarde me di cuenta de que alguien venia atrás de mí, me percate de ello porque escuche sus pasos en medio de todo ese silencio, me asuste más y estaba a punto de correr cuando escuche que una voz casi angelical dijo mi nombre: ─clara. ─era Nathaniel se acercó a mí con las manos en sus bolsillos, aun en la sombra se veía tan bien que me quede sorprendida me dijo: ─me quede esperándote y no salías así que empezaba a preocuparme. ─de nuevo esa sonrisa que vi por primera vez y me quede sorprendida.
─así que… tu estabas preocupado por mí.
a lo que él me contesto: ─ ¿Qué, no me puedo preocupar por mi huésped? además de que se ha convertido en la favorita, es la única, sin querer sonreí idiotamente por a ver escuchado sus palabras, cuando menos lo sentí él me tenía contra la pared de un edificio, no me había dado cuenta de ello ni siquiera me había dado cuenta que de la mitad de la calle habíamos llegado a ese punto. Su mano tocaba la pared, abrí los ojos como platos y me quede congelada mi último movimiento fue cerrar los ojos con fuerza. Pero en ese momento descubrí que me gustaba, que no solo era su sonrisa si no todo el. Podía sentir que estaba viéndome de una forma que me dejo aún más helada. Él era como veinte centímetros más alto que yo, cerró los ojos y volvió a sonreír, comenzó a caminar y se detuvo un momento a decirme: ─ ¿te vas a quedar parada ahí en medio de la noche?
─ No, perdón. ─ conteste lo más rápido que pude y como ya estaba un poco alejado de mi corrí para alcanzarlo, cuando ya estuvimos en la ciudad, con tanta gente comenzó a hacerme preguntas sobre mí, como ¿qué cosas me gustaban? ¿Cómo era Washington? ¿Qué era lo que hacía allá? ¿si tenía pocos o muchos amigos? conteste cada una de esas preguntas, aunque llegando a la última se sorprendió mucho ya que le dije que yo no tenía amigos, que mi vida social estaba en ceros y que solamente había tenido un novio en toda mi vida, aunque eso ultimo no sé por qué lo dije no venía al caso supongo, él me sonrió cuando dije eso último, y me prometió y me hizo jurar que ninguno de los dos nos íbamos a separar que íbamos a ser los mejores amigos, que yo era su consentida, me dijo que había conocido a otras chicas pero todas se le hacían vulgares a pesar del lugar en donde Vivian.
Y que nada ni nadie iban a romper el lazo que empezaríamos a formar. esa noche se me olvido por completo el cansancio, la soledad que sentía a causa de no poder tener a mi familia cerca y en las siguientes horas visitamos todas las tiendas del centro de Akita, me invito un café, conversamos, me hizo reír tanto que las personas alrededor nuestro se nos quedaban viendo extraño, pero eso no nos importaba.
En los días siguientes fue así, después de la escuela me llevaba a comer, salíamos a ver tiendas de música y tanto fue así que él y yo llegamos a conocernos muy bien, se me había quitado el cansancio, dormía muy bien, y el creo que también estaba muy feliz a mi lado, nos complementábamos éramos el uno para el otro.
Llego un día en que el me daba regalos, no muy grandes pero eso a mí no me importaba, el tan solo hecho de que vinieran de él era lo más importante. Todo el mundo ya me conocía y al parecer creían que yo era su novia, y llego un momento que en mi cabeza y en mi corazón deseaba que eso pasara. Más tarde escuche los rumores de los que todos hablaban, al parecer se había hecho una leyenda la cual decía que ellos los hermanos venían de un linaje muy especial, decían que eran cazadores de vampiros. cuando lo escuche me sonó muy gracioso porque aparecer esa gente era muy supersticiosa, no le tome mucha atención a sus comentarios porque yo no creía en esas cosas. Tanto tiempo pasábamos juntos Nath y yo que ya hablaba casi a la perfección el japonés, así que ya podía entender perfectamente a la gente y mantener conversaciones.
El semestre se me paso volando y con excelentes calificaciones, los profesores comenzaron a tomarme cariño e incluso me pedían que ayudara a varios alumnos que iban pésimo y que si no subían sus calificaciones de inmediato serían expulsados, por esa parte me sentía útil pero cuando se acababa el día y Nath me recogía en la escuela, deseaba más que él me quisiera de otra forma, deseaba que el sintiera algo más por mí porque yo ya sentía algo más por él. Empezó a reconocer esto porque el día que menos lo pensé mi corazón no dejaba de palpitar y enrojecía cada vez que lo veía, pero al mismo tiempo sabía que no podía decir nada aparte de que era muy tímida.
Un día Salí tarde de la escuela él ya estaba muy desesperado porque no me veía salir, cuando lo hice y me aproxime al sentí sus labios sobre los míos, me lo quite de encima y Salí corriendo de ahí, pasaron días sín que yo quisiera cruzármelo en el camino, el me buscaba pero yo lo evadía, así que como era obvio salía de la escuela sola, no importaba la hora que fuese salía sola, desayunada en la escuela ya que en casa no podía hacerlo, y cenaba lo más tarde que podía para no encontrármelo, así pasaron varios días y yo confiada en que ya no me «molestaría» Salí de la escuela normal y lo mire de frente intente ignorarlo pero no pude ya que las palabras que salieron de su boca me dejaron helada. ─ ¿recuerdas la promesa que juramos?
A lo que yo conteste, con todo el dolor de mi corazón : ─no, no las recuerdo, lo siento. ─ seguí caminando con las lágrimas brotando de mis ojos sin parar y en ese momento decidí no llegar a casa hasta altas horas de la noche, lo cual resultó ser un error fatal porque a saber Santiago que yo llegaría sin compañía me tomo fuerte del brazo y me dijo: ─deja a mi hermano en paz no voy a permitir que le hagas daño alguno. ─no supe que contestar en ese momento solo dije: ─ ¡auch! Me lastimas déjame en paz yo no tengo nada que ver con tu hermano. ─me soltó de inmediato y subí a mi habitación y no volví a bajar. Al día siguiente mientras tomaba una ducha note que los dedos de Santiago habían quedado marcados en forma de moretón en mi brazo, solo cerré los ojos, termine de ducharme y Salí a la escuela ese día me toco de nuevo salir tarde y jamás espere que Nathaniel estuviera esperándome ahí, escuche su voz pero decidí ignorarla así que me tomo del brazo ─ ¡auch! ─rezongue, me había tomado del brazo que Santiago había dejado amoratado, de noche no se veía demasiado pero se notaba un poco así que levanto la manga de mi blusa que me había puesto para que el moretón no se notara y esa vez fue la primera vez que vi a Nathaniel enfurecido: ─¡¿quién te hizo esto?!
─nadie. ─ conteste
─ ¡dime! ¡Porque de todos modos lo voy a saber y cuando lo sepa la persona que lo hizo pagara! ─se notaba que iba muy enserio
<=»»> no quería ser la culpable de que algo horrible pasara entre ellos.
─no podrás por que fue tu hermano quien me tomo el brazo y me advirtió que no me acercara a ti, lo que me da otra razón para alejarme de ti y no ser débil. ─Gran error cometí ya que en ese momento salió corriendo y me dejo parada enfrente de la escuela, en cuanto reaccione Salí corriendo detrás de él, pero yo no corro tanto como él y cuando llegue, Nath estaba golpeando a Santiago y él le regresaba los golpes. Llegue e intente parar la pelea pero era inútil, cansado Santiago dijo: ─ ¿me cambiaras por esta mujer a la que no conoces? ─a lo que el azabache contesto
─te equivocas hermano la conozco más de lo que te imaginas, somos como una sola alma en dos cuerpos y no te equivoques conmigo, no te metas con lo que es mío
me quede sorprendida pero aun así grite: ─ ¡no soy tuya Nathaniel! ¡Es mejor que me vaya a vivir a la universidad ya no puedo estar más aquí! ─subí corriendo las escaleras y solo pude escuchar a Nathaniel diciendo mi nombre un par de veces y azote la puerta. Al día siguiente a primera hora antes de que comenzaran las clases, tome mis cosas y Salí de la misión, unas lágrimas brotaron de mis ojos y llegue a la universidad e hice el trámite correspondiente para comenzar a vivir ahí. Aunque no cabe duda de que me sentía un poco más cómoda allí en la universidad, extrañaba a Nathaniel y mucho, tanto que un par de veces llame a la mansión pero colgaba, no tenía el valor de contestar e igual Nathaniel me marcaba pero no le contestaba las llamadas ya que tampoco tenía el valor de hacerlo. Me iba a buscar a la universidad casi a diario pero no salía o me escondía en salones que estaban llenos de estudiantes más altos que yo. Mientras más pasaban los días mi amor por él se hacía más grande y el dolor de no tenerlo también, sin embargo sabía que no podía estar con él por culpa de su hermano, que al parecer estaba ¿celoso? ¿De mí? era de las pocas veces que sentía repugnancia y coraje por una persona.
Las vacaciones esta vez serían más largas a causa de que era invierno y en Akita nieva más de lo normal, así que había veces que no salía de mi habitación para nada. Esos meses fueron estupendos hasta cierto punto porque trataba de mantener mi mente ocupada pero cuando llegaba la hora de dormir me atormentaba el pensamiento de que no tenía a al amor de mi vida junto a mí y que ni siquiera podía llamarlo para desearle buenas noches. Los meses en ese entonces fueron lentos y si sentido para mí, la mayoría del tiempo me la pasaba llorando y en la universidad ya me conocían como «la llorona» o algo así, ni a eso le ponía atención. de la universidad de Akita, digamos que el apodo me venía bien en ese entonces, pase la navidad estudiando con mi compañera de cuarto ya que ella temía por mi porque no mucha gente quería quedarse en la universidad en invierno, por otro lado también me sentía mal por mi familia que se encontraba del otro lado del mundo y no podía estar más cerca de ellos, los llamaba con frecuencia para no caer en la tentación de marcarle a mi niño de cabello bonito, en navidad me quede hablando con mi madre la mayoría de la madrugada hasta que me gano el sueño, ese día tuve un sueño muy extraño.
Soñé que estaba de vuelta en la mansión sakura, y que de un momento a otro entraron dos hombres y se llevaban a Nath, me deserte muy agitada y ya no pude dormir por el miedo que tenia de volver a soñar lo mismo. Después de dos semanas estaba muy aterrada con ojeras enormes porque no había podido de dejar de soñar lo mismo, ya no comía pero aun así tenía que mantener las calificaciones para poder mantenerme en Japón. Un día, el cual me había ido muy mal en todos sentidos, me llamaron a la oficina de la universidad pues tenía una llamada, corrí por que sentí que tenía algo que ver con mi sueño y si, era Santiago el cual quería que regresara a la mansión me quede pensando
<< ¿Santiago quería que regresara? ¿Acaso estaba drogado o ebrio?>> me dijo que nath estaba muy mal y que tenía semanas sin probar bocado y sin salir de su habitación básicamente me lo ordeno, pero no me importo ya que me moría de ganas de estar a su lado. Al terminar la llamada, tome lo que pude y después iría a arreglar todo lo demás. Cuanto llegue a la mansión básicamente ignore a Santiago y subí a la habitación de nath, toque la puerta
─ya les dije que si no es clara no quiero ver a nadie. ─ dijo
─no he conocido a un hombre más terco que tú. No pensé que fueras tan testarudo y berrinchudo. ─ ni siquiera había tomado más aire después de hablar cuando ya tenía los brazos de mi apuesto principe rodeándome el cuello. No pensé que podría recuperar mi paz, pero lo que me la proporcionaba era estar cerca de nath y no me había dado cuenta de eso.
CAPITULO 2
Desde que regrese a la mansión Santiago no me perdona que haya hecho que su hermano casi muera de inanición y por a verme ido a vivir a la universidad. Nathaniel se molestaba mucho pero cuando estaba yo jamás decía una sola palabra, no hacía falta que me dijeran algo o que trataran de ocultarlo mi azabache ya no quería tan siquiera hablarle a su hermano y Santiago se enojaba cada vez más conmigo, pero aun así Nath iba a la universidad a recogerme en compañía de Samael. Cuando estaba con él era maravilloso porque todo mi nerviosismo y pena se desaparecían, era como si él y yo estuviéramos solos en el mundo. Hasta ese momento no había vuelto a recibir alguna queja de Santiago hacia mi persona y llevo buenas calificaciones. Ya han pasado cinco meses después de las vacaciones y desde que mi príncipe va por mí a la escuela. Hace unas semanas nath se ha estado comportando diferente conmigo, como si quisiera decirme algo pero no se atreve, y por desgracia tanta felicidad no podía ser verdad.
Un día que Salí temprano de la escuela, Nath y yo habíamos salido a tomar un café y a divertirnos un poco ya que ese día fue de mucho estrés para mí, de un momento a otro se quedó sentado paralizado y tenía una cara de horror que me espanto a tal punto que por unos segundos yo también me quede paralizada y horrorizada, cuando reaccione me pidió que lo tomara de la mano y que empezara a caminar, al principio no sabía que decir ni que hacer ese comportamiento en verdad era extraño y me asustaba. Me sentía muy incapaz de comprender lo que estaba sucediendo, pero cuando llegamos a casa estaba como si nada hubiese pasado y subió a su habitación, yo me quede muy preocupada por lo que había pasado, pero después de eso jamás se volvió a tocar el tema. Como si nunca hubiera pasado.
Paso el tiempo y nath seguía igual como si quisiera desarme algo, si no mal recuerdo pasaron un mes más y termino mí el semestre pero ya era e ultimo la universidad por fin finalizo e incluso ya había conseguido un buen empleo en una firma de arquitectos japoneses. invite a nath a mi graduación, estaba feliz porque ya había terminado, hasta que paso algo que jamás pude esperar, Nathaniel me hizo una confesión que me hizo estremecer el corazón, me dijo:
─estoy enfermo perderé la vista permanentemente y esto es totalmente impredecible. Como puedo estar bien hoy y mañana ya no y quiero hacer algo antes de que sea incapaz de hacerlo y que mi hermano quiera tomar por completo el control de mi existencia.
la noticia me dejo helada y las lágrimas comenzaron a salir solas de mis ojos, el las seco con mucho cariño y sus manos se sentían tan suaves, que lo mire a los ojos y en ese momento sentí sus labios, eran tan dulces como los recordaba cada vez que me besaba y fue tan tierno que no pude hacer otra cosa que corresponderle, todo mi mundo desapareció se difumino a mi alrededor y yo parecía flotar, que nada de lo que me dijo era cierto y cuando separo sus labios de los míos me tomo de la mano y me dijo:
─le voy a poner un ultimátum a mi hermano, si no te deja estar cerca de mi cuando…pase tampoco a él lo dejare estar cerca de mí y jamás lo perdonare. ─Lo mire fijamente a los ojos y le dije:
─es tu hermano no puedes hacer eso yo me las arreglare para estar cerca de ti, además, dudo que en la primera persona en quien pienses sea en él.
en ese momento decidí que tenía que ser fuerte por él y por el amor tan inmenso que le tenía, pensé que iba a ser demasiado fácil cambiar mi manera de ser a la de una chica fuerte, pasamos momentos angustiosos pensando que cualquier día en cualquier momento el amor de mi vida quedaría en la obscuridad absoluta, mis vacaciones las dedique a estar cerca de él y disfrutar todo lo que pudiéramos, esa noche me quede dormida con él en sus brazo, y cuando desperté fue porque lo que ya habíamos temido paso. Estábamos en la cama no había pasado nada entre nosotros porque ambos estábamos muy cansados y solo nos quedamos dormidos abrazados. Lo que no pensé que fuera a pasar es que nath se hubiera despertado antes que yo y que no me hubiese dicho nada. Desde aquel momento parecía que estaba tratando con alguien completamente diferente, un Nathaniel que no conocía y en mi cabeza no tenía ni idea de cómo tratarlo o de que hacer. Santiago solo entraba a atormentar a Nathaniel y a reírse de mí. Hasta que un día Nathaniel de la nada me pidió que lo dejara solo y se quedó hablando con su hermano por horas, cuando salió Santiago solo me miro con desdén y a mí me pidió que entrara para recibir mi ayuda para vestirse y salir. Después de eso volvió a ser el mismo Nathaniel que yo conocí. Tuve que enseñarle muchas cosas como si fuera un niño pequeño pero a mí no me importaba ya que era la persona que más amaba en el mundo, sin embargo el me demostró que incluso él era más maduro que yo en esa situación donde al parecer yo me sentía más vulnerable que él y la situación ameritaba lo contrario. Para ese entonces yo ya sabía cómo tratar a Santiago así que como lo hacía él lo ignoraba, y lo que yo no sabía es que a mis 20 años cosas extrañas me empezarían a pasar a mí también.
Yo era la inseparable de Nathaniel aunque cada vez que lo veía sentía que se me partía el corazón en mil pedazos, estaba con él. Empezaron a pasar cosas extrañas en la casa ya que personas empezaron a vigilarla pero no se acercaban, veían cómo iba y venía. Tuve que desechar el trabajo que ya había conseguido para cuidar a nath, lo cual no me importaba en lo absoluto pero tampoco podía estar como una inútil en la casa pero no me atrevía a pedirle empleo a Santiago ya que aunque se lo pidiera seguro no me lo daría, Sin embargo un día Santiago comenzó a cambiar conmigo, no era del todo amable pero era más cordial y su enojo se calmó bastante aunque sea conmigo y con Nathaniel, ahora que si hablamos del trabajo no iba nada bien, ahora entiendo porque no quería o no podía darme empleo. Santiago descuido demasiado la firma de arquitectos que los padres de ambos chicos dejo a cargo del hermano más grande ósea se Santiago, dejo de ponerle atención de ir a supervisar todos los cambios que debería haber tenido la firma así como el material, la calidad del mismo, que no se derrochara el dinero en cosas innecesarias y ocurría todo lo contrario el materia era de mala calidad y a causa de esto todos los clientes empezaron a contratar a otras firmas y Santiago ya no sabía qué hacer con esa situación, al punto de que no sabía cómo pedirme ayuda y yo desesperada por no encontrar trabajo, así que un día platicando con Sebastián sobre la situación y el escuchándome con mucha atención, Santiago nos escuchó y se sorprendió de ver como Sebastián y yo llevábamos la administración de la casa, no dijo nada solo entro a la cocina por una lata de soda y salió sin decir nada como dije él se portaba más amable y después de unos días el con mucho trabajo y guardando su orgullo me pidió que me hiciera cargo de la firma a lo cual me asuste porque yo no tenía nada de experiencia, él se molestó mucho y dijo: ─no se ni por qué te estoy pidiendo esto a ti no sirves. ─
Antes de que saliera de su oficina como alma que lleva el diablo conteste: ─está bien, lo are. Nada más que necesito a una persona que me asesore. ─A lo que Santiago accedió de inmediato y sin protestar.
─te llamare cuando todo esté listo tienes que estar al pendiente.
Sin exagerar tardo a lo mucho media hora y todos mis papeles estaban listo para trabajar legalmente en el país y también ya tenía un asesor personalizado para mí, ese día era domingo convenientemente, así que el día siguiente a ese iba a ser pesado para mí ya que iba a ser mi primer día de trabajo. Cuando llegue todo el mundo llegaba a observar a la oficina de Santiago que ya no era suya lo cual a mí me ponía más nerviosa todavía, se escuchó como tocaban la puerta.
─disculpe, la señorita clara Sanromán. ─Me dijo.
─si soy yo. ─Conteste con la voz más amable y tratando de retraer los nervios que sentía a casusa de que ese día era el primero en la firma.
─se le ve menos nerviosa de lo que esperaba. ─Dijo mientras intentaba presentarse.
─ ¿enserio?, que bien porque podría jurarte que en este momento sería capaz de desmayarme. ─
Los dos nos reímos de lo que estaba pasando, cuando alguien que aún no sabía su nombre llego extremadamente preocupado
-¡señorita…nos llamaron están muy molestos porque los materiales que les enviaron son de mala calidad!
─ ¿espera como que de mala calidad y quien estuvo supervisando eso? ─dijo el hombre que me iba a dar asesoramiento y que aún no conocía su nombre. Tan grave era el asunto que no tuvimos oportunidad en todo el día de presentarnos, ya que durante el día se nos había olvidado hacerlo de tan ocupados que estábamos. Llego el final del día así que el término exhausto y yo también. No queríamos saber más de trabajo por ese día así que nos apresuramos cada quien por su lado para llegar a casa lo más rápido que se pudiera. Ya extrañaba a nath y quería saber si su hermano no lo había atormentado durante el día. Me preocupaba que tuviera que desatenderlo o que el tiempo no me alcanzara para estar con él.
Cuando llegue, mi azabache me esperaba en la puerta con una rosa en la mano. ─ ¿que…que pasa? ─Conteste.
─ ¿que no te acuerdas? ─ Me pregunto, la verdad es que con ese primer día tan atareado no me acordaba de nada ni tenía más cabeza para pensar, lo único que quería era tomar un baño, entrar a mi cama y que eso fuera todo. Para esas alturas nath ya se podía cuidar solo, estar tomando un baño era lo único que ocupaba mi cabeza.
─no la verdad no lo recuerdo…pero que bonita rosa llevas en la mano. ─Conteste, tratando de hacerlo sentir mejor.
Esbozo una sonrisa, y estiro la mano para que yo la tomara. ─es tu cumpleaños, preciosa. ─ Me dijo después de que le tome la mano y saco una caja de su bolsillo.
─mira, ábrelo…─en su rostro apareció una sonrisa que pocas veces la tenía desde que perdió la vista y cuando la vi en su rostro sentí que me derretía.
─ ¿Ya lo viste? ─Dijo extrañado por mi silencio.
─si…si, en eso estoy. ─cuando la abrí era un gran diamante en forma de una gargantilla.
Me quede con la boca abierta y se escuchó mi respiración, lo cual le hizo pensar que me había encantado, y así era.
─m… ¿te lo vas a poner? ─Me dijo algo nervioso. La verdad es que era bastante costoso y que me daba miedo aceptarlo ya que si lo hacia su hermano podía venir a matarme. Y curiosamente llego. por un momento sentí que se me helo la sangre a tal punto que quería correr a esconderme.
─no me caes bien Sanromán, pero se respetar las fechas especiales y queda claro que mi hermano te ama. Las cosas cambian, si haces sufrir a mi hermano te matare y… feliz cumpleaños. ─Antes de irse me dijo: -ese regalo es de los dos así que cuídalo… y ponteo antes de que me arrepienta. ─Metió las manos en los bolsillos y se fue. Me quede sola con Nathaniel y me dijo que fuéramos al comedor y ahí me lleve la mejor sorpresa de mi vida había una mesa llena de los as deliciosos manjares que me hubiera podido imaginar. Lástima que esta noche terminaría por lo menos para mí como una pesadilla.
CAPITULO 3
Para ser más especifica la madrugada de mi cumpleaños justo cuando Nathaniel y Santiago se habían ido a la cama tuve una fiebre que parecía ser de gravedad, a decir verdad estaba totalmente asustada ya que con la fiebre que tenía ya estuviera muerta de acuerdo a mi termómetro, no podía ni hablar ni moverme y para variar tenía mareos y tenía el estómago revuelto, la cena tan hermosa y deliciosa que Nathaniel mando prepara para mí no pudo quedarse en mi estómago. Sebastián había tocado varias veces a la puerta de mi habitación pero como no respondí se tomó la libertad de entrar, cuando me vio me levanto y me tomo entre sus brazos, en ese momento sentí que la piel me ardía y quería gritar, pero no pude, no tenía la fuerza ni para hacerlo, estaba tan desorientada que al principio pensé que me había llevado a una clínica u hospital, después reconocí algo de la paredes de la mansión, pero era más como un laboratorio. Sentí una fuerte pulsación y todos los síntomas de pesadilla que sentía se fueron, escuche la voz de Sebastián
─ ¡señorita clara! ─Al principio la escuchaba muy lejana. ─usted paso un proceso y no voy a preocuparme por hacérselo fácil, usted se ha convertido en un vampiro el cual viene de un linaje muy importante. ─Se movía por toda la habitación moviendo frascos y otras sustancias que tenías colores extraños, Me quede muy sorprendida por lo que él me estaba contando. ─ya puede irse, pero tiene que venir cada tres meses por una dosis de esto si no terminara matando no solo a los jóvenes Santiago o incluso al joven Nathaniel. ─Me dijo, cuando me levante del asiento me dijo. ─solo tenga mucho cuidado ya no es la misma de antes y si quiere vivir olvídese de la dieta actual que lleva. ─Fui a mi habitación corriendo no creyendo lo que Sebastián me había dicho, pensando que eso era una mentira, que si fuera cierto se hubiera tomado la molestia de decirme más cosas, así que me pare frente a un espejo y vi claramente como mi piel era mucho más blanca, aparte mis ojos cambiaron a un color morado-violeta, que mis colmillos se hicieron un poco más puntiagudos (por lo menos no crecieron), me quede aterrada me puse en posición fetal sobre la cama y otra cosa que note fue que aunque quería ya no podía llorar.
Al día siguiente Nathaniel, me dijo la razón por la que se había perdido la vista, la verdad yo en este tiempo no había preguntado porque no quería invadir esa parte que a él era obvio lo lastimaba, no quería lastimarlo más. ─clara…esto es bastante difícil para mí porque aún no logro superarlo del todo, pero estoy listo para decirte la razón por la que perdí la vista.
─ ¡oh! ─me quede sorprendida en ese instante. -disculpa si yo no pregunte no es que no me interese pero no quería incomodarte. Te amo y la verdad si esto te lastima no es necesario que me lo digas, por nada del mundo yo te abandonaría.
─gracias, de verdad muchas gracias, quiero que sepas que mi confianza y mi vida están en tus manos ya que te quiero con toda mi vida eres lo único que me queda. Y si estoy listo para decírtelo. Bueno… la razón es tengo un tumor en la cabeza que es inoperable, apareció a causa de que cuando era más pequeño caí de una cornisa estaba jugando con mi hermano la verdad no nos fijamos ninguno de los dos y cuando me di cuenta ya estaba en el piso, y jamás le había puesto atención ya que jamás me había atormentado ni molestado. No es maligno pero causa consecuencias como estas, así que así me quedare el resto de mi vida y eso siéndote sincero me aterra vivir en la obscuridad es reamente aterrador. Es incómodo y doloroso porque tengo 19 años y así viviré el resto de mi vida, aparte me siento muy inútil y nada más estorbo.
─tú no tienes que preocuparte por nada cariño, déjame decirte que para mí tú no eres un estorbo y yo te ayudare a sentirte útil, porque yo estaré aquí para ti toda mi vida y si es posible la eternidad, aparte de todo eres la persona que jamás imagine encontrar. Yo también tengo secretos que en algún momento te los contare. ─Sonreí, aunque la verdad no sé porque lo hacía si él no podía verme me sentía estúpida porque era lo demasiado cobarde para decirle que era el amor de mi vida aunque él ya lo sabía, solo me quedaba ayudarle con lo que el necesitara y tener tiempo para él y la verdad… quiero todo el tiempo del mundo. En ese momento llego su hermano el cual me veía con el mismo recelo de siempre así que decidí empezar a ignorarlo.
─ya te vas a la oficina. ─me dijo muy groseramente mientras me limpiaba la boca después de tomar el desayuno y tomaba mis cosas para poder irme.
Cuando estuve en la oficina, empezó a dolerme el estómago como si estuviera deshaciendo. Sebastián me había puesto en mi bolso unas pastillas rojas muy extrañas y no me quiso decir de que eran pero me dijo «en algún momento le van a servir tómelas cuando se le olvide que ahora es un vampiro». Y esa mañana había sido el momento, en cuanto él tome solo tuve que esperar unos segundos y después me sentía estupendamente bien. Ese día por fin mi asesor se presentó como se debía.
-me llamo Andrés de la colina, a sus órdenes-. Le di la mano después de eso. Terminamos solucionando lo de los materiales defectuosos y aun no teníamos al culpable pero el cliente ya estaba más contento con los movimientos que se mandaron después. Ese día llovió mucho así que llegue con retardo a casa. Cuando llegue Sebastián me recibió con una toalla y me dejo subir a cambiarme enseguida. Para cuando baje Nathaniel me estaba esperando para cenar, me alegre mucho al verlo, pero cuando ya tenía el plato enfrente tuve que darle señales a la mucama para que se callara y se llevara el plato, tuve que fingir que la cena estaba deliciosa y que todo había sido perfecto, Sebastián me llamo hacia el sótano de la mansión, y me pido mi brazo para inyectarme esa cosa de color morado-Violeta que al parecer le daba color a mis ojos, lo que me lleva a preguntarme; si mis ojos tenían ese color cuando llegue a la oficina ¿porque Andrés no me menciono nada? Deje pasar ese pensamiento esa noche, después de la lluvia tan intensa que hubo llego el calor así que deje las ventanas abiertas y también las cortinas. A la mañana siguiente tenía un ardor en la piel horrible y eso me despertó, Sebastián me tocaba para que bajara a «desayunar» con los chicos pero tuve que pedirle que entrara. Cuando entro vio lo catastrófico que había sido todo eso.
-señorita, ¿que acaso no ve el tono de su piel?- me dijo.
-si… si lo había notado pero pensé que no causaría mayor problema-. Dije ingenuamente
-señorita, al perder la pigmentación de su piel, también perdió el filtro natural de su cuerpo, sé que casi no se nota si no el joven Santiago ya la hubiera encerrado, Así que cerro la ventana que para variar era gigante y la tapo con la cortina.
Después de unos minutos mi piel parecía como nueva, lo cual me asustaba y me impactaba un poco. Tuve que bajar con pocas ganas ya que sabía que Santiago estaría ahí con nosotros y que tendía que comer y después de eso tendría un intenso dolor de estómago y tendría que tomar otra de las pastillas misteriosas que me había dado Sebastián. Como dije baje sin ganas cosa que se sentía en el aire así que en cuanto me senté a la mesa Nathaniel pregunto ─ ¿todo está bien?
Tenía tantas ganas de decirle lo que pasaba, pero Santiago hizo notar su presencia. ─no es bueno que estés externando tus malestares a una persona que tiene los suyos. ─Me quede viéndolo con cara de pocos amigos, y si no me equivoco el tono de voz de Santiago me dio a entender que ya sabía algo de lo que me estaba pasando, así que le dije a la mucama que no me sirviera nada que solo los acompañaría, y esboce una sonrisa como en motivo de venganza. Santiago entonces se paró de la mesa y se fue.
─ ¿Qué es lo que se traen ustedes dos, clara? ─pregunto Nathaniel.
─nada, ya sabes le caigo mal. ─Conteste y aproveche que no podía verme para poner la cara que quería tener desde que me levante, de desdén y de antojo porque llevaba poco en esta condición. Nunca imagine que lo que pasaría después me autodestruyera y no físicamente, si no mentalmente. Pocos días después de que deje de comer y por ende de tomar las pastillas que Sebastián me daba. Nunca se acabaron y como ya no creí necesitarlas las guarde en mi habitación, pero como dije cosas más extrañas comenzaron a pasar. Como que gente comenzaba a morir, para ser más específica ladrones, personas despreciables que pues si, a mi parecer no merecían estar aquí. Lo curioso es que empezaba a pensar que ni yo misma merecía ya estar en este mundo, si soportaba todo esto era por el amor de mi vida. Los noticieros estaban llenos de esas noticias y la ciudad estaba aterrada, a mí no me incumbía hasta cierto punto y eso era por que como ya saben yo soy un vampiro en la época actual y con tanta tecnología y redes sociales pues era fácil enterarse de todo y lo que se comentan es que, personas me veían saliendo en la madrugada y caminar por la ciudad, que yo les infundía miedo y que hace poco deje de salir en los días soleados y calurosos. Que conveniente no pensé que en Japón hubiera tanta gente chismosa, pero bueno eso era lo que la gente empezaba a pensar y como era obvio tenían la verdad en la boca, yo no podía salir al sol por que terminaría como un carbón humano o en cenizas. Tanto se corrieron esos rumores que la gente ya no me saludaba cuando me veía y se les veía el terror en la cara cuando me veían, pero yo estaba segura de que yo no había hecho nada malo hasta que un día Sebastián me enseño algo que me dejo si habla. Me enseño imágenes de mi saliendo de la mansión a las tres de la mañana tal y como se ve la persona de los videos en las calles, me quede estupefacta y un poco traumada, si pudiera llorar tengan por seguro que lo habría hecho. Me dio un ataque de pánico y Sebastián tuvo me jalonearme un poco ya que reaccionaba y pero no quería saber de razones.
─señorita, Nathaniel la necesita. Pronto está listo lo que tengo preparado para usted. ─ Voltee a verlo con ojos de esperanza ya que necesitaba regresar a la oficina ese pretexto de que tenía una alergia muy fuerte y que no podía salir de la casa por esa razón.
─ ¿Qué es? ─Pregunte con los nervios de punta y era capaz de dejar que mis miedos me dominaran y terminar en un nosocomio ya que jamás había vivido algo que a mi parecer era fuera de la realidad y que a cualquiera lo podía acabar mentalmente y conmigo ya lo estaba logrando.
─no coma ansias señorita en un par de días lo sabrá. ─Me dejo muy pensativa y muy mal mentalmente y lo peor es que la policía estaba a punto de entrar en acción y yo estaba siempre con los nervios de punta. Pero a pesar de todo era capaz de ocuparme del trabajo aunque fuera desde casa, Andrés iba a veces a verme ya que necesitaba enseñarme cosas, y era curioso porque Santiago no decía nada. Otra cosa que note fue que con esta transformación mi mente cambio también, descubrí que no podía olvidar nada recordaba las palabras exactas que me decía cada persona en cada lugar, recordaba exactamente los lugar que visitaba, a quien veía, los colores que observaba, los materiales que se compraban en la constructora y cuanto eran los costos, cuantas eran las ganancias y las perdidas, y a pesar de eso no me sentía ni cansada ni exhausta. Quiera o no Nathaniel empezó a notar la situación así como Santiago y a pesar de todo no decía ni una sola palabra, sin en cambio Santiago era diferente me hacía indirectas cada vez que podía y enfrente de Nathaniel para incitarlo a que me hiciera preguntas pero no lo lograba y eso en parte me alegraba mucho y hacia que amara más a Nathaniel, así que sentí que ya era tiempo de darle una explicación me sorprendía que tenía el valor de darle una explicación a pesar de que sabía que podía espantarlo y perder su confianza e incluso su amor.
Paso el par de semanas que Sebastián me había prometido, la impaciencia ya me mataba y justo cuando iba a dejarme desmoronar por la angustia Sebastián me mando a llamar al «sótano» de la casa y me dio un anillo, no era muy grande pero tenía la insignia de la mansión.
─ ¿Qué es esto Sebastián?, ¿es una broma? ─Dije ya muy desesperada y ahora molesta.
─espere señorita. ─Me dijo. ─este anillo, la hará salir de aquí en días como este. ─Me quede muy extrañada pero me lo puse y cuando me puse frente a la ventana y Sebastián abrió la cortina los rayos del sol no me hacían ningún daño como antes. Sin pensarlo abrase a Sebastián y sonreí como ya no lo hacía hace unas semanas.
─señorita… huh… ─De inmediato lo solté al darme cuenta de lo efusivo que fue eso.
─perdón Sebastián pero es que me acabas de salvar el pellejo. ─Sonriendo de tal manera que hasta yo me sorprendí no había sonreído ni cuando veía a Nathaniel y no porque no quisiera si no por que no podía, cada vez que lo hacía sentía que iba a decirle todo e iba a arruinar el amor que nos teníamos.
CAPITULO 4
pasaron un par de meses más y en ese tiempo me convertí en una experta en todo lo que tenía que ver con la administración de la conductora, los materiales, el personal, sin quererlo todos ahí ya me querían a pesar de todo lo que se decía de mí. Respecto a casa, Santiago cada vez se aparecía menos y yo cada vez me sentía más cómoda con mi nueva condición y eso era porque Sebastián no me había abandonado. Como lo prometí Nathaniel cada vez era más útil en casa nos divertíamos mucho y pasábamos mucho tiempo juntos hasta que un día, sin quererlo se quedó una silla en medio del paso, Nathaniel ya conocía el camino pero con esa silla en ese lugar, resulto un accidente así que justo cuando sentí que se iba a caer corrí y sin quererlo use mis poderes de vampiro y aunque Nathaniel no resulto herido toda aquella escena resulto perfecta para un beso, lo cual sucedió; Nathaniel al sentirme cerca y encontrar mis labios quiso besarme y tiernamente me dijo al oído «te quiero». Ya ansiaba escuchar esas palabras de la persona que es mi todo, la persona por la cual sigo en este planeta, por el cual sé que tengo un lugar en este mundo.
Lo inevitable estaba pasando. El tiempo hacía de las suyas es mi vida y en la de Nathaniel ya que yo a causa de que ya era un ser inmortal no veía pasar el tiempo sobre mí pero si en Nathaniel, lo que me pesaba más que cualquier losa que pudieran poner sobre mi espalda. A Sebastián ya lo sentía más que un mayordomo y me sentía cómoda muy cómoda, pero tanta comodidad no podía ser verdad así que, un día tocaron la puerta de la misión, cuando Sebastián abrió la puerta eran dos detectives que buscaban a Nathaniel así que con mucho cuidado y con todo mi amor ayude a bajar a Nathaniel, pesaba irme a hacer otras cosas mientras Nathaniel hablaba con ellos pero él no quiso soltar mi mano, y cuando los detectives pidieron que me fuera Nathaniel contesto:
-ella no se va, ella es mis ojos, así que todo lo que tengan que decirme ella lo puede escuchar-.
Los detectives no tuvieron más de otra que dejar que me quedara, creo que fue lo apropiado ya que la noticia no era nada alentadora.
-lo que venimos a decirle, es que hemos encontrado a su hermano muerto en los límites de la prefectura-. La noticia impacto tanto a Nathaniel que tuvimos que pedirles a los detectives que se fueran y a él le tuvimos que poner un calmante y que durmiera.
Durmió toda la noche y cuando despertó yo estaba ahí, con él y no dejo de llorar en mis brazos me pedía explicaciones que yo no podía dar, se culpaba del porque se tenía que enojar con el de esa forma y no tuvo tiempo de disculparse, se quedó dormido de nuevo llorando y reprochándose todas estas cosas, después de dejarlo dormido Sebastián me llamo, y me dijo que de nuevo yo había salido y que estaba afuera a la misma hora en la que había muerto Santiago, la verdad no lo podía creer me parecía imposible que yo, pudiera matar a alguien. Ya sé, ya se soy un vampiro pero lo curioso es que ninguno de los cuerpos tenia marcas de colmillos o dientes, así que eso me tranquilizo un poco, otra cosa que hizo que me tranquilizara es que a causa de los anteriores acontecimientos a este, queme toda la ropa que tenía y de esa forma tendía que saber si en verdad era yo o no, lo cual dio resultados en medida que Sebastián revisamos toda la mansión en busca de algún escondite, y no encontramos nada.
Después de eso tuve que batallar un poco con Nathaniel, ya que a causa de su dolor no quería comer, ni asearse. Así que tuve que usar un poco de chantaje y de persuasión con él, diciéndole cosas como: «¿me dejaras sola?» o «¿yo también estoy aquí acaso ya no me quieres?», lo cual lamentablemente no funcionaba por mucho tiempo. Un día decidí hacerme la enojada con él, no sé cómo tuve la fuerza como para hacer eso, pero lo hice; es verdad que me dio un gran dolor en el pecho como si me hubieran sacado el corazón… si fuera humana… claro, pero así lo hice por varias semanas, poniéndome rígida con él, hasta que el cometido fue cumplido, por fin Nathaniel quería probar bocado y salir de su habitación, que por cierto estaba hecha un completo desastre. Sebastián y yo nos tardamos todo el día recogiendo su habitación. Después de eso llego un notario como si fuera su casa se sentó en la sala abrió su portafolio y saco unos documentos de él; era un testamento del cual yo no estaba muy interesada ya que Santiago me odiaba y al parecer yo a él. Ahora que si hablamos de que Nathaniel me necesita pues, me quedo. Ese testamento le dejaba todo lo que tenía a… ¡¿a mí? No, no, no, esto no puede estar pasando!
-¿escuche bien?, señor notario esto debe estar mal ya que aquí el familiar más cercano es mi… es Nathaniel y es su hermano…-. Iba a decir otra cosa pero el hombre me interrumpió
-disculpe mis palabras pero el joven, no está en condiciones de tratar cosas de la firma ¿no es verdad?-. Eso era cierto ya que pues él ahora era ciego, en otras circunstancias no hubiera aceptado ya que Nathaniel no tendría ningún problema en atenderla. Después de eso me hizo firmar unos papeles y se fue dejándome aparte una cara en propia mano haciéndome un señor poniendo su dedo en mis labios de que no dijera que me había dado esa carta la cual decía lo siguiente:
Te estarás preguntando por que a ti te estoy dejando esta carta. La razón es porque, a Decir verdad nunca me caíste mal, es cierto que mi familia como ya te pudiste dar cuenta viene De un linaje de cazadores de vampiros, mi padre me obligo muchas veces a ser la persona que Conociste lo que a mí me molestaba mucho, de cualquier forma yo estaba muy molesto conmigo
Por dejarme llevar por todas esas ideas. Ahora bien deje todo en tus manos porque ahora eres La indicada para poner todo lo que deje mal, en orden. Mi hermano aunque no estuviera ciego, No tendría las agallas para poner todo en orden. Yo que que a estas alturas debes ser un vampiro Que aunque apenas esta aprendiendo debes ser genial, solo quería decirte que en verdad jamás me caíste mal, no te voy a negar que en cuanto mi hermano te vio se enamoró de ti y cuando me lo dijo me dieron celos ya que mi hermano ya no sería todo mío. Te agradezco por regresar a casa después de lo mal que me porte contigo, me demostraste que en verdad amas a mi hermano, sin siquiera quererlo, ahora tienes en tus manos una firma de arquitectos que si eres insistente y perseverante podrás sacar adelante cosa que yo no pude hacer. Tienes tanto dinero que no creo que puedas gastar en mil años y ahora es tuyo. Me hubiera encantado tratarte más y haber sido diferente contigo, pero te dejo a mi hermano, hazlo feliz, tenle paciencia que es algo testarudo, y ámense con toda la intensidad que puedan.
ATT: Santiago sakura
P.D: también cuida a Sebastián es buen amigo.
El tiempo pasa, pero ni Nathaniel ni yo podíamos esperar más. Yo estaba a punto de decirle a él que lo amaba con toda mi alma pero un día con ayuda de Sebastián claro iba llegando del trabajo y resulta que de nuevo era mi cumpleaños y lo volví a olvidar. Pero vaya que hermoso fue aquello Nathaniel vestido con un traje de seda hermoso le sentaba muy bien con una rosa roja en la mano y la otra mano escondida tras su espalda. Me pidió que me acercara cuando lo hice me beso como jamás lo había hecho, ¡oh! Vaya desearía que ese beso hubiera durado para la eternidad, pero después de que nuestros labios se separaron saco una caja de su bolsillo así que lo primero que pensé es que iba a darme otra gargantilla o algún brazalete que Sebastián haya escogido para mí.
-ábrelo-. Dijo mientras estiraba su mano para que yo tomara la pequeña caja de su mano. Abrí la caja y vi algo que me dejo pasmada.
-¿es enserio?-. Abrí los ojos como platos y la boca totalmente abierta
-¿Qué pasa?-. Me pregunto – ¿es feo?, ¿está mal?- en ese momento reaccione y dije:
– no, no es perfecto, es maravilloso-. Conteste tartamudeando y balbuceando.
En ese momento se puso de rodillas frente a mi volteo hacia donde yo me encontraba y dijo
-señorita clara Sanromán… me haría el honor de hacerme el hombre más feliz de la tierra y… ¿se casaría conmigo?
No lo pensé dos veces me puse el anillo sin decir una sola palabra, hice que se espantara un poco porque no contestaba. Pero cuando volví a tocarlo puse su mano sobre mi mano y sobre el dedo en donde había puesto el anillo. Creo que se le olvido que era ciego porque me cargo y dimos vueltas hasta que caímos al piso y reímos como nunca, le pedí un momento y cuando baje, baje con el vestido más hermoso que he visto, estaba encima de mi cama en una caja hermosa color rosa pastel y unas zapatillas hermosas color plata, bajaba por las escaleras y vi a Sebastián atrás de Nathaniel esperándome.
Estando abajo Nathaniel pregunto: -¿qué tal luce mi prometida Sebastián?-
-hermosa, señor- contesto Sebastián y creo que también se quedó un poco impresionado ya que era verdad que jamás me había vestido de esa forma.
Bailamos toda la noche como si la misma jamás fuese a acabar, y justo cuando acabo la última pieza me susurro algo al oído que me dejo aterrada.
-se lo que eres clara-. Me quede aterrada al oír sus palabras y me separe del de golpe.
-que pasa-. Me dijo.
– como que, que pasa Nathaniel lo… ¡lo que acabas de decir!-.
-¡y que tiene de malo que seas un vampiro ah!-. Me contesto de una manera algo golpeada
-no sé pero mi propósito es que no lo supieras y no por que quisiera mentirte si no porque no quería que pensaras que yo era un monstro y que te quisieras alejar de mi-. Dije aterrada y se me cortaba la voz.
-clara, ¿cómo crees que pasaría eso?, a estas alturas tú ya deberías de saber que mi familia viene de un linaje de cazadores de vampiros y esa era la razón por la que Santiago no quería verte ni en pintura, pero yo renuncie a eso, es por esa razón que yo no puedo tomar decisiones en la compañía y no me meto con el dinero, también es por eso que me destroce cuando supe que quedaría en esta condición, solo tenía lo necesario para vivir y cuando Santiago se enteró de que te quería se puso furioso-. Me calme por un momento y decidí creerle, lo abrase y seguimos bailando, esa noche fue la mejor de mi vida y la atesorare por siempre.
Pasaron algunos meses para que yo pusiera todos los preparativos de la boda en orden, incluyendo el traje de Nathaniel, mi vestido, la comida, los invitado, quería que todo el mundo estuviera enterado de que él era el amor de mi vida. Llego el día de la boda y todo era perfecto los invitados nos felicitaron y yo me sentía humana de nuevo aunque sea por unos momentos. Cuando termino la recepción y nos fuimos de luna de miel fue el mejor viaje de nuestras vidas, éramos la pareja más hablada ya que se nos veía más que felices. Cuando regresamos Sebastián nos tenía una noticia que nos puso algo tristes, teníamos que irnos de Japón, ya que yo no envejecería nunca y Nathaniel sí. Así que tomamos nuestras pertenencias y partimos hacia Inglaterra, ya que era obvio que tampoco podía regresar a D.C aun. Estando juntos nos importaba poco donde estuviéramos.
A decir verdad Nathaniel si se sentía un poco incómodo porque no estaba familiarizado, pero juntos sentíamos que lo podíamos todo, que éramos invencibles, éramos la pareja más feliz y más poderosa ya que la compañía de los hermanos sakura era reconocida en todo el mundo.
para mi mala suerte, ya no fueron meses si no años los que pasaban frente a nosotros lo cual a mi cada día me pesaba más y más, ya que Nathaniel se hacía más viejo y su piel cada vez se veía más deteriorada, y la mía seguía igual como la de hace 20 años, se supondría que para estos años yo debería tener cuarenta y dos años y Nathaniel cuarenta, me entere gracias a Sebastián que los homicidios en Japón disminuyeron, pero yo no estoy tranquila ya que algo me dice que tanta tranquilidad es muy mal augurio.
CAPITULO 5
Los malos augurios nunca traen nada bueno, ahora que Nathaniel es más grande y ha madurado y estamos casado me siento muy bien estamos en Inglaterra y eso me tiene muy relajada, pero hay algo que no me convence, como dije debajo de las aguas tranquilas esta la peor corriente, yo sigo joven y ahora Nathaniel parece mi padre en vez de mi esposo y menos se creería que solo nos llevábamos dos años de diferencia y eso es un problema, la gente dice cosas como: «¿de dónde vienen esas personas?» «¿Por qué vive sola con dos hombres?». Todo eso me ponía muy triste ya que también no estudiaba parecía una chica «Niní», «rara», y a cargo de una de las empresas más importantes, esto era demasiado para mí, a decir verdad todo lo que sentía me lo callaba y Nathaniel jamás se ha enterado de nada no tiene estrés ni alguna preocupación a causa de que jamás he dicho nada y no me quejo, en realidad ese era mi propósito, no darle ninguna preocupación y que su vida fuera buena. Hasta que un día sin que yo lo escuchara ya que no estaba poniendo atención, me escucho destruyendo todo a mí paso en la habitación.
─ ¡clara! ─exclamo. – ¿¡qué demonios está pasando!? ─No me importo escucharlo, y seguí destruyendo todo lo que me encontraba, Nathaniel lucho un poco para encontrarme ya que se oía ruido en todas partes, y todo lo que quería yo era des-estresarme. Cuando me encontró me abrazo como pudo y me sostuvo entre sus brazos y me apretó tan fuerte hasta que me calme.
─perdón… perdón. ─Salí corriendo zafándome con la fuerza anormal que se me había otorgado al convertirme en lo que yo creo es un monstro. Me calme y cuando decidí aparecer en presencia de Nathaniel tuve que explicarle varias cosas que me hicieron reaccionar de esa forma, entre ellas las cosas que pasaban en la empresa, que por ser yo se interesó y me abrazo toda la noche hasta que caí rendida en sus brazos. Se sentía tan bien y tan en paz que quisiera quedarme así todo lo que me queda de eternidad. Cuando desperté todo estaba más claro y me sentía más liviana, lo único que me pesaba era lo de siempre, que Nathaniel ya parecía mi padre en vez de mi esposo. La pregunta era «¿Por qué demonios Sebastián se veía tan joven como yo y tenía yo supongo más edad que yo?» ahora creo que era tiempo de preguntarle que era él. Después de ese berrinche que hice, a la mañana siguiente desperté con la idea de preguntarle a Sebastián ¿qué pasaba con él? ¿Que era? para mi mala suerte no lo halle, acompañe a Nathaniel a desayunar… ya saben a lo que me refiero, iba hacia mi trabajo me levante de la silla, me limpie la boca con la servilleta y cuando había tomado mis cosas para salir por la puerta sentí que alguien me tomo por atrás y abrazo, lo sentí tan cálido que cerré los ojos y solo me quede ahí parada, me voltee y le di un beso, me despedí y Salí por la puerta. Me sorprendí al ver que Nathaniel tenía ya mucha experiencia con lo de adaptarse, conocía mis pasos sabia en que parte de la casa me encontraba y hasta que gestos posiblemente estaría haciendo. Casi nunca nos enojábamos éramos la pareja perfecta dentro de la casa claro, ya que afuera teníamos que aparentar que era mi tutor y que cuidaba de mí. A mis escasos 20 años de apariencia, ya era posible que allá terminado una carrera y así era pero, lo que me encantaba de él era que me defendía y callaba a la gente cuando sentía que iban a atacar la situación de que vivíamos juntos. Entre a la oficina y en cuanto entre había un chico más tímido que yo cuando llegue a la mansión sakura, me dio risa cuando lo vi y creo que se dio cuenta por que se intimido más.
-que buscas aquí, niño- dije mientas me sentaba y arreglaba los papeles que de mala gana la noche anterior había abandonado ahí.
─e…e…u…u… ─me puse un poco nerviosa con su tartamudeo.
─ ¿vas a dejar de tartamudear y me vas a decir lo que quieres o no? ─me quede unos segundos callada y luego sonreí. ─no es cierto ¿qué es lo que buscas?
─e… si perdón, lo siento, am… yo venía a… soy el chico que…
─ ¡Oh! Ya te entendí… eres de mantenimiento ¿no? ─me quede esperando la reacción de él joven pero en vista de que se quedó callado y que casi lloraba lo deje en paz. Mi intención era animarlo y hacer que se sintiera bien. No quería que pensara que yo era una bruja de 42 años con apariencia de una de 20. ─no, no es cierto, solo quería ver que reacción tenia, señor… ─le extendí la mano para saludarlo como se debe y esperar a que me dijera como se llamaba.
─ ¡oh, sí! Perdón, me llamo Spencer Thomson. ─me dio la mano y también sonrió ya más relajado.
─bueno, Thomson para ser mi asistente tienes que tener nervios de acero no acepto gente débil trabajando aquí, note que eres muy tímido. Mis clientes tienen la facilidad de hacer sentir basura a los empleados, aparte de que ya conocían a mi primer asistente, Andrés y luego con tu actitud… dudo mucho que des el ancho. ─Cuando dije todo este discurso Spencer cambio su actitud.
─yo pudo con el trabajo, si me pone a prueba unos días se dará cuenta.
─mira da gracias que soy buena gente, tienes el empleo, no me decepciones. ─no sabía si era muy buena onda o demasiado confiado pero él me daba confianza y por eso deje que se quedara con el empleo.
─bien-. Sonrió, y cuando lo hizo, la presencia de esa sonrisa ilumino toda la oficina y decidí confiar en él desde ese momento.
Llegue a casa, suspire, y me senté en el sillón, Nathaniel ya sabía que había llegado a casa, y sabía perfectamente donde estaba, así que se sentó. ─ ¿Cómo te fue? ─Dijo mientas se recostaba en el sillón y cerraba los ojos.
─ ¿Qué tienes?, ¿te pasa algo?
─no nada solo que estoy aburrido aquí en casa, si acaso pudiera leer o algo así por lo menos pasaría el rato.
─Nathaniel, cariño, espera, que te parece si mañana el jefe de la firma pasa a saludar a todos sus trabajadores y conocer al nuevo asistente de su esposa. ─sonreí al esperar su reacción que esperaba fuera buena.
─ ¿¡deberás!? ¿Deberás lo arias por mí?-.
─ya sabes que aria lo que fuera por ti, llegaría hasta el fin del mundo. ─Nos quedamos un rato en el sillón riéndonos de cosas que el al parecer ya había olvidado pero era obvio que yo no.
Al día siguiente fuimos a la oficina. Todos se sorprendieron ya que él jamás había aparecido en la empresa. Pasamos el tiempo hablando de la empresa, de algunos problemas que hemos tenido pero que fuimos capaces de resolver. Cuando Nathaniel escucho todo lo que yo hacía y como me comportaba, se quedó muy sorprendido.
─no te reconozco, clara. ─Me dijo mientras volteaba hacia donde estaba pero era obvio que no podía verme.
─como que… no me reconoces. ─Dije mientras esbozaba una pequeña sonrisa.
─cuando llegaste a la mansión casi no hablabas, ni te movías y ahora parece que no queda nada de esa chiquilla que llego hace 22 años.
─tranquillo, Nathaniel solo he madurado, nada mas eso, quiero estar para ti… siempre. Cuando termine de decir esto Spencer parecía inmóvil en la puerta
─ ¿qué haces ahí, niño? ¿A caso espías a tus superiores en tus ratos libres? ─Mientras yo regresaba a arreglar papeles y Nathaniel estaba frente a mí; no voy a negar que eso me incomodaba un poco así que trataba de no mirarlo.
─no…no, perdón es que no quise interrumpir.
─ok, siéntate tenemos que discutir cosas.
Cuando terminamos, todo lo que se iba a hacer es remodelar el lugar, ya que a Nathaniel se le ocurrió esa brillante idea. Así que estuvimos varias semanas remodelando y haciendo modificaciones. Aunque no entendía muy bien para que, ya que él no podía ver.
Queda claro que el tiempo y yo somos enemigos, siguieron pasando los años si nath tenía cuarenta años ahora ya no, hace dos semanas que se fue. El tiempo pasó y ahora tenía 90 años y yo 20, por toda la eternidad así que me quede sola con la misión y tuve que cambiar de casa nuevamente, de país incluso de nombre ya que se supone que clara Sanromán debería estar muerta. A consecuencia de eso me quede semanas y semanas en mi habitación y deje de inyectarme la sustancias color morado que me daba Sebastián, ya que como dije no salía de mi habitación. Después de 4 semanas yo ya no era la misma chica, era más bien un animal salvaje que nada más esperaba a que alguien cruzara esa puerta para dejarlo seco, así que sufría pero no dejaba que entrara nadie a menos que fuera humano por lo tanto estaba encerrada porque tampoco Sebastián iba a permitir que algún humano entrara. Por un momento pensé que alcanzaría a Nathaniel en donde quiera que estuviese, Pero la verdad es que la agonía podía seguir y seguir hasta el fin de la tierra y yo seguiría aquí. Ese día alguien toco la puerta. ─ ¡LARGO DE AQUÍ! ─dije sin contemplaciones a quien pudiera ser.
─señora, soy yo Sebastián. ─Me dijo con la voz más paciente que había podido escuchar desde que Nathaniel me dejo.
─largo Sebastián, yo ya no soy lo que era. Déjame aquí. ─Decía con mi voz entre cortada y arrinconada en un lugar de la habitación.
Sebastián volvió a dejarme en esas condiciones, pensé que se había aburrido y que se había ido. Cuando pensé eso era porque ya estaba perdida en el espacio solo pensando en una cosa. Morir para estar con nath de nuevo y dejándome ir lentamente pero era así, se podía a escuchar como rompían la puerta, ya no me podía mover y estaba en un mundo que era enteramente mío y de nath, donde nath no me dejaría y él y yo éramos eternamente jóvenes.
─ ¡señora! ─ Sebastián entro corriendo a la habitación. Su cara era como incrédula al ver las condiciones en las que me encontraba. Débil y más delgada de lo que yo habitualmente era. ─ ¡señora, señora! ¡Por favor que ha hecho! si la viera el joven Nathaniel se volvería a morir. ─escuche su voz pero como un eco a lo lejos. Estuve así durante días y días, la verdad la cuenta de los días la perdí, porque Sebastián a la fecha no quiere hablarme de eso.
En esos días me estuvo inyectado la substancio violácea que le daba el color a mis ojos. Después de unos días, recupere el color de mis ojos así como algo de color de la piel y aparte deje de temblar. Aun no hablaba y eso no era porque no pudiera si no porque no quería, me volví la persona que más temía convertirme, la que Nathaniel odiaría pero eso era una cosa que ya no me importaba porque el ya no estaba y no iba a regresar. Yo jamás lo iba a perdonar por eso ¿dejarme aquí, sabiendo que yo en ningún momento lo podía alcanzar? ¿Sabiendo que lo amaba demasiado? Decidí regresar a Inglaterra ya que ahí estaba la central de la firma y en ese lugar había conocido a Andrés y a Spencer pero ellos tampoco estaban ahí ya no más. Así que Sebastián y yo tomamos un avión a Inglaterra y estando allá al día siguiente tome mis cosas prepare un traje sastre y tome mi portafolio y me dirigía a la puerta.
─ ¿señora?, ¿A dónde va?
─a trabajar. ─la voz que escuche era la más seca, la más cortante y la más apagada que había podido escuchar en mi existencia, sentí como mi corazón se hacía más pequeño como si se estuviera convirtiendo en una enorme pasa. Pero era como si me hubiera reseteado el disco duro de mi vida y le hubieran puesto un virus realete maligno. Se preguntaran el ¿cómo iba a entrar a la empresa si clara Sanromán está muerta? Pues se supone que yo soy la hija de clara Sanromán, que acaba de regresar de Japón y que va a ser la nueva jefa de la empresa. Eso era lo que se había informado a los jóvenes y nuevos trabajadores de la firma sakura. Cuando llegue todos me veían con inquietud y curiosidad pero en cuanto vieron mi cara, mi mal genio y que ignore a todos, me tuvieron miedo. Llegue a escuchar unos comentarios como «su madre era más cálida» o «preferiría que su madre estuviera viva» Un chico que me recordaba a Spencer entro a mi oficina y cuando lo voltee a ver se quedó inmóvil, lo que salió no me enorgullece en nada.
─ ¡LARGO! ¡ESTAS DESPEDIDO! DE UNA VEZ VA PARA TODOS. ─Dije regresándome a la puerta. ─ ¡QUIEN SIENTA QUE SE VA A QUEDAR PARALIZADO CADA VEZ QUE ENTRE A MI OFICINA DE INICIO LES DIGO QUE ESTAN OFICIALMENTE DESPEDIDOS ASI QUE PIENSEN BIEN, SABEN QUE NECESITAN EL TRABAJO! ─cuando dije estas palabras me sentí peor y obvio más enojada y no con ellos si no conmigo, pero no encontraba una forma de desatar toda esa tristeza que me carcomía el alma. Me quede trabajando hasta altas horas de la madrugada tanto que Sebastián tuvo que irme a sacar de la oficina y así pasó varios días, todos se iban y yo me quedaba. Creo que Sebastián se cansó de ir por mi cada noche, así que empecé a dormir en el trabajo; esa oficina ya parecía mi habitación o peor. Un día fue y se paró en la puerta se recargo en el marco y solo me contemplo.
─ ¿qué haces ahí? ─pregunte sin voltear a ver y hacia como que estaba muy ocupada porque sabía todo lo que me iba a decir pero no funcionaria.
─señora. ─dijo pero no voltee. ─señorita, necesito que me haga caso por favor. ─Baje los papeles que supuestamente estaba revisando de mala gana y lo mire fijamente a los ojos.
─ ¡¿Qué quieres Sebastián?! ¡¿Acaso lastimarme más de lo que tu joven Nathaniel lo hizo?! ¡¿Decirme que todo va a estar bien?! ¡Le entregue mi vida a él y él se fue!
─usted sabía que ese día llegaría así como usted parecía que lo había aceptado muy bien, aparte el señor Nathaniel no tiene la culpa. Es el ciclo de la vida. Solo eso.
─mira Sebastián, tengo que estar a la cabeza de una empresa, que no es enteramente mía. Aparte de todo ya que esta empresa es internacional a cualquier lado que vaya se conoce la firma y todo el tiempo me recuerda a… a él. No puedo estar en un lugar del mundo en donde no escuche hablar de esta empresa. Decidí volver a trabajar porque necesito despejarme ¿o prefieres que la vuelva toda mía y que la convierta en otra cosa? sus cosas las tengo intactas, así que no me vengas con que lo sabía porque después de todo aún tenía la esperanza de que me pidiera que lo transformara.
-si él lo pido señora. Usted fue la que se negó. Además usted y yo sabemos que podría correr el riesgo de quedar ciego para toda la eternidad.
-¡sabes que eso no es cierto! ¡Es cierto que tendría una vista diferente a la normal, pero por lo menos vería y aparte estaría conmigo! ¡¿No me digas que tú no lo extrañas?!-
-sí, si lo extraño señora-
-¿y no lo quieres aquí de regreso si se pudiera?-
-pero ya no está, no se puede y le ruego por favor señora, que deje de pensar en esas cosas ya que necesita ser fuerte, hay un asunto que tenemos que tratar ─Esa noche me convenció de ir a casa y así ha pasado el tiempo, llegue a pensar en quedarme siempre en un mismo lugar pero resulta que Sebastián… no me deja. El tiempo pasaba totalmente lento para mí. La vida perdió todo sentido. El tener una empresa que año con año se mueve sola y que solo había que ocuparse de contratar gente nueva cada cierto tiempo, era bastante frustrante y aburrido. Habían pasado quinientos años desde que nací hasta esa fecha, si no fuera por Sebastián no sabría ni el año en el que vivo, me había convertido en una perra maldita que no le tenía compasión a nadie y así mismo no perdonaba ni un solo error. Convertí mi mundo de luz en un mundo de obscuridad y quedaba claro que todo el mundo me odiaba, lo cual me era conveniente ya que me mantenía a distancia y no notarían que yo era un ser que no debería estar en este mundo. Un día tuve un ataque de depresión combinada con ansiedad y termine arrinconada en una de las esquinas de la oficina que era peor porque mis propios empleados tuvieron que llamar a Sebastián y a un médico para que me ayudara a salir de ahí. Cuando llegamos a casa me preparo una copa de «vino» que no quise y me inyecto otra vez. Sebastián tenía la televisión encendida y casualmente en las noticias, que decían y afirmaban que alguien imitaba al asesino que ellos llamaban, «el cazador» y que en el 2016 tenía aterrados a todo el mundo. Que por esa causa Nathaniel y yo habíamos en parte terminado en Inglaterra y la policía (que a mi pensar no sirve de nada) descubrió que solo mataba sucesores de personajes de linajes altos.
─ ¡que descuidado soy! ─dijo Sebastián tapándose los ojos
─ ¿Qué pasa? ¿Qué es todo esto? ─dije un poco asustada débil y parcia que iba a vomitar.
─yo, quería infórmale. Ya que tengo información extra que podría interésale.
─ ¿Cuál es la información? ¿De qué hablas? habla de todos modos estoy muy débil para poder poner realmente interés.
Sebastián descubrió que eran linajes de sangre pura. Qué bueno yo no me había tomado el tiempo de contactar ni conocer pero resulta que solo en el país quedaban tres personas que tenían 18 años de edad actualmente y que Vivian casualmente cerca. Lo que yo no tenía contemplado es que mi ahora amigo y confidente Sebastián me iba a obligar a cuidar a un trio de niños malcriados con ínfulas de «junior». No, no, no lo iba a hacer, pero como siempre Sebastián metiendo su cuchara y metiendo a Nathaniel para chantajearme, ya que sabía que estaba sensible en ese aspecto y que no quería que Nathaniel viera que me había convertido en una perra despiadada y «sin sentimientos» aparte de que por desgracia no podía dejar que muriera mi especie, por un capricho sentimental, así que decidí que el único de ahora en adelante que me vería como soy en realidad es Sebastián y nada más que él. En parte era porque no quería ser la única persona sufriendo esto por toda la eternidad, Pero no quería cuidar a niños mimados e idiotas aparte ¿qué dirían sus padres? Me querrían acusar de rapto o algo así.
─Sebastián ¡ya te dije que no lo voy a hacer!
─señora, por favor es necesario.
─no, no voy a regresar a la universidad ni a ningún tipo de institución estudiantil o lo que sea. Ya tengo suficiente conmigo. ¡¿Que no ves que me estoy ahogando?! ¡¿Y tú quieres que cuide a niños?! ¡¿Cuándo no puedo cuidarme yo sola?! ─mi voz no era la apropiada para discutir en ese momento pero creo que había quedado claro que no lo iba a hacer. ─llévame a mi habitación y déjame descansar. ─Y así lo hizo. Dormí lo más que pude y Sebastián iba a mi habitación a inyectarme esa cosa morada también me llevaba la única cosa que podía beber y cuido de mí, no cabe duda que en ese tiempo era estúpida pero bueno pasaron dos semanas aproximadamente después de eso. Sebastián es inteligente, me haba dejado de molestar con lo de los tres sangre pura ese par de semanas pero no tardo en verme bien y volvérmelo a recordar.
─por favor, señora hágalo por Nathaniel. ─ya harta de ese chantaje le conteste.
─ ¡deja de chantajearme con eso! ¡Te aseguro que de ahora en adelante no volverá a funcionar así que olvídalo! ¡Está bien! Lo voy a hacer pero no porque me estés chantajeando. Entiendo que seas la única persona que tengo en este momento. Pero será a mi manera no a la tuya y te repito ¡déjame de chantajearme con Nathaniel!
CAPITULO 6
Tuve que esperar a que las clases comenzaran así que mi genio era peor de lo que era normalmente y después de la muerte de nath, supongo que él me hubiera dejado si viera mi actual comportamiento. Sebastián ya no sabía que hacer conmigo y llego el dichoso día en que mi infierno se desataría nuevamente, un infierno peor que tener que vivir sin Nathaniel.
Me ponía los pelos de punta que Sebastián me llamara señora y como era obvio que no iba a querer llamarme señorita nuevamente en honor Nathaniel, le pedí que por favor me llamara por el nombre que ahora llevaba ya que como había explicado, clara tenía que morir desde ya hace tiempo atrás. La resignación que encontré fue que esa chica que amaba y que sentía realmente y que se llama clara Sanromán se había ido con el amor de su vida.
Ahora mi nombre es kiara, es obvio que han pasado generaciones y que ya no puedo llevar el auténtico apellido que amo tanto Sanromán. Así como sakura tenían que desaparecer desde hacía rato, así que escogí un apellido bonito y así lo hice. Palacios, kiara palacios, Ese era mi nombre ante la gente y era preciso que Sebastián también me llamara de ese modo. Mis papeles decían:
Nombre: kiara palacios
Sexo: femenino
Tipo de sangre: o+
Edad: 18
Vive: si
Padre: finado madre: finada otro: X especifique:
Sebastián Arredondo tutor legal
Todo esto para entrar a la maldita escuela otra vez. << ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?!, enserio no quiero hacer esto>> pensaba, mientras Sebastián me dejaba en la puerta de la universidad en un elegante auto negro modelo: Volkswagen beatle, como me fascinaba ese auto, baje del auto con las mismas ganas que tiene un oso de salir de su cueva cuando esta invernando; ahora bien, todos se me quedaban viendo ya que el auto en el que venía no era nada feo y llamaba mucho la atención, entre ignorando a todos sin hablar, no me preocupaba ya que mi sola presencia alejaba a las personas que estaban a mi alrededor en ese momento, y en ese instante escuche que Sebastián dijo:
─kiara, pórtate bien. ─Voltee y lo mire con cara de «te voy a matar cuando regrese a casa o te dejo en el calabozo. Entre al salón que me tocaba, se suponía que iba a estudiar lo mismo que los chicos que tenía que proteger, pero no los veía, así que me extrañe demasiado y pensé: apuesto a que son los júnior que se creen que puede abandonar las clases cuando se les antoje. Que equivocada estaba, eso era mentira. La verdad era que los estaban golpeando afuera del propio salón y nadie hacia nada. Escuche el escándalo que se estaba haciendo afuera y todos los imbéciles escuchando y viendo todo sin hacer nada. No sé qué pasó por mi cabeza, se calentó, mi sangre y mi cerebro, mis emociones y cuando me di cuenta tenia a un tipo agarrado del cuello y sus pies estaban a unos quince centímetros del suelo. En cuanto me di cuenta lo solté, para mi suerte nadie vio absolutamente nada más que los alumnos que estaban en ese instante, los tipos que molestaban a mis ahora protegidos salieron despavoridos. ─ ¡fenómeno! ─grito uno al mismo tiempo que corría. A mí me dio risa y los alumnos se quedaron paralizados. Cuando puse mis brazos juntos y luego los abrí dieron por entendido que me dieran el paso, entre al salón y nadie me hablo creo que seguían petrificados por lo que había pasado hace algunos instantes. Paso el profesor, me presente como es debido pero cuando volví a mi asiento nadie me quitaba la mirada de encima, pero tampoco me importo. Después de eso me dedique a investigar el linaje de esos chicos, descubrí que su familia era más noble que la de Nathaniel y dije en voz alta: ─ahora entiendo por qué los tratan de esa forma. ─Luego la señorita de la biblioteca me chito y pedí perdón, seguí leyendo con detenimiento. Llegaron las clases siguientes, por lo menos ya no seguían viéndome tan raro como al principio del día. llegue a casa exhausta como si en verdad fuera humana de nuevo, pero la diferencia era que ya no tenía que ocuparme de cosas como la firma, que era algo que me causaba demasiado dolor. Subí a mi habitación.
En los días siguientes Sebastián para lo único que me llamaba era para darme el líquido que le daba a mis ojos ese color que caracterizaba mis ojos. Un día mientas me ponía la inyección le dije que si por fin me iba a decir que era él se me quedo viendo y dijo:
─ ¿enserio quiere saber se…?
─-¡hey! Ya te dije que si no me vas a decir señorita no abras la boca mejor dime Kiara.
─está bien… kiara, como le decía ¿en verdad quiere saber?
─si, después de quinientos años tratándote, me merezco una respuesta.
─está bien, la respuesta es que… soy un simple humano-.
─ ¡qué demonios! ─Dije mientras mis pensamientos me decían en ese momento que no podía ser que me estaba mintiendo creyendo que yo me iba a tragar ese cuento.
─es verdad kiara, soy humano, lo que pasa es que hace ya mucho tiempo cuando todo el mundo estaba deslumbrado por el conocimiento y la ciencia invente, sin querer una fórmula que no creí que funcionara y como no había donde probarla o con quien decidí hacerlo, conmigo. Poco a poco comenzó a notar que las arrugas e imperfecciones de mi cuerpo iban desapareciendo y que todo el mundo lo notaba así que tuve que huir lejos, al hacerlo con lo único que hui fue con mi formula que aún tengo guardada. Me dio un frasco que parecía un bello rubí lo miré y me quede muy sorprendida, me gustó tanto que sonreí.
─ ¡señorita!…
─ ¡que…! ─Dije mientras aún no se borraba la sonrisa de mis labios.
─ ¡está sonriendo… hace mucho que no la veía hacerlo, de verdad mucho!-.
─n-no es… cierto, yo ya no puedo hacer eso, olvídalo.
─bueno, esa imagen no me la sacare de la cabeza
─como digas. ─Me pare de la silla y continúe mi camino. Al principio como no me interesaba la situación de esos chicos no le tome mucha importancia pero pronto descubrí que una «limo» negra los estaba buscando y era casi a diario. Un día vi que dos de los tres chicos estaban ansiosos y nerviosos y más que eso aterrados, así que me acerque a ellos con una cara de que en realidad no quería hacerlo, pero llegue y pregunte.
─ ¿Qué pasa? disculpen que me meta pero los veo muy angustiados.
─no, no creo que puedas ayudar a menos que puedas quitarnos de encima al hombre de la limosina. ─El otro chico le dio un puntapié, fue gracioso ahora que lo pienso.
─m… ya veo. ─Me acerque a la limo y con lo que me importaba mi vida creo que me sobrepase al no valorar la vida del chico que estaba en la limo.
-¿qué haces aquí hermano? ¡¿Cuántas veces te he dicho que no debes hablar con extraños?! ¡vámonos qué esperas! ¡Estoy muy molesta contigo! y usted no me importa quién sea ¡aléjese de mi familia! ─Lo jale y saque del auto, la verdad no me costó nada de trabajo ya que era esbelto, ¡vaya que sí!, pero lo jale hasta que llegamos con sus hermanos y a causa de mi buen oído ya cuando me había ido logre escuchar que decían algo como. «¡que agallas tiene!». Seguí caminado y desaparecí en ese momento. Por lo que me entere no me dejaron de buscar en todo el día, nadie sabía en donde estaba y eso era porque había logrado escabullirme hasta la biblioteca y leer un rato una de las historias de terror a las cuales les había tomado interés ya que la poesía así como las historias de amor o románticas me dolían y me recordaban a nath. Llegue a mi mansión, la cual había comprado al llegar a la ciudad y aquellos chicos no tardaron en aparecer en la puerta. Sebastián abrió la puerta y los invito a pasar, yo había subido a cambiarme ya que quería descansar, pero vaya que no lo lograría. Cuando baje lo que encontré fue dos chicos extremadamente aterrados, hablaban al mismo tiempo así que no lograba entender nada, hasta que lograron ponerme nerviosa y explosiva como había sido desde que Nathaniel no está.
-¡¿PUEDE HABLAR UNO POR UNO?! ¡No puedo escucharlos a los dos! ─Les pedí que me explicaran lo que pasaba y empezó a hablar un chico que tenía pelo castaño hasta los hombros y era digamos que guapo.
─está bien, ese hombre nos tiene aterrados y no sabemos porque, el único que sabe es Anthony, él es el único que tiene contacto con él. El día de hoy después de que lo sacaste de la limo, ese hombre nos alcanzó en la cafetería donde trabajamos y se llevó a Anthony a la fuerza.
─a ver, a ver si entendí. El chico que saque del auto, es…Anthony y ¿qué es de ustedes?-. No creía que fueran familia ya que eran tan diferentes uno del otro que lo dude. De verdad estaba completamente segura que no eran nada de familia. ─bueno, a ver antes de que yo pueda hacer algo, necesito saber, ¿Qué es de ustedes, tienen algún parecido consanguíneo?
─no, la verdad es que no los tres siempre hemos sido amigos al igual que nuestros padres, ellos… ellos eran especiales y hace poco murieron en un accidente y pues una señora nos cuidaba pero era extremadamente mala y despiadada, así que huimos y no teníamos donde quedarnos. Un día llego ese hombre y nos dijo que tenía un lugar para nosotros, que nos iba a ayudar pero Anthony rechazo la idea y desde ese momento lo único que hace es acosarnos.
─ok, ok, ok, ya entendí. ¡Sebastián! necesito que me quites el anillo. ─Sebastián se opuso rotundamente ya que en quinientos años que llevo siendo esto que soy jamás había usado mis poderes.
─ ¡por favor! Sebastián es sobre unos de los chicos que me obligaste a atender. ─eso lo dije en voz baja. ─y ahora ¿no me quieres ayudar? ─Y es que cuando tuve mi primer ataque de nervios y depresión, mis poderes se salieron de control así que Sebastián puso un código de seguridad en el anillo, el cual ningún vampiro puede tocar, así que por lo mientras solo Sebastián podía hacerlo.
─pero yo quiero estar al pendiente de que no se vaya a salir de control kiara, así que si acepta le daré este comunicador que es básicamente indetectable y si se sale de control también emitirá una onda que la detendrá. Bueno en caso de que lastime al alguien que sea humano o en su defecto este apunto de lastimarlo.
─está bien. ─Me puse el aparato que Sebastián me había dado y en cuanto me lo termine de poner Sebastián me quito el anillo. Les pedí a los chicos que me esperaran y les jure que traería a su amigo de regreso, lo que yo no estaba muy segura. De lo único que debería preocuparme era de matar a todos menos a él. Cuando llegue a donde supuestamente lo tenían, era un edificio abandonado. Cualquier humano con su débil sentido del oído no hubiera escuchado los sonidos que se oían cuando los puños de esos hombre resonaban en la cara y cuerpo de Anthony, me aterre al pensar ¿Qué tal si fuera nath? me lo imagine en ese lugar y entre corriendo. Cuando entre, varios hombre vestidos con trajes elegantes se me quedaron viendo e intentaron hacerme lo mismo que a Anthony, voltee a verlo y vaya sorpresa la que me lleve, si no me equivoco tenía varias costillas rotas pero sin querer realmente recordé en ese momento a mi amado y en ese momento salió de mí y sin querer mis poderes explotaron como si hubieran estado reprimidos por mucho tiempo. Cuando «desperté» todos estaba muertos menos Anthony afortunadamente, y corrí a desatarlo cuando lo saque antes de que pasara alguna otra cosa. Era demasiado tonto e idiota llevarlo a casa después de descubrir que tenía varias costillas rotas y contusiones, así que lo lleve al hospital y cuando Anthony estuvo dentro llame enseguida para que Sebastián me trajera mi anillo y trajera a los chicos que para variar, no sabías su nombre. Cuando salió el doctor a infórmame de la condición de Anthony, me pregunto que era de el a lo que solo respondí que era su hermana, la verdad fue lo primero que se me vino a la cabeza. Me permitieron verlo.
─supongo que preguntar cómo esta esta fuera de lugar ¿verdad? ─Se rio pero enseguida eso un mohín de dolor. ─No deberías hacer eso. ─dije mientras lo veía sentada en el sillón.
─te pagare todo lo que has gastado aquí. ─dijo. Me hice la indignada y ofendida pero la verdad es que no sentía la necesidad de hacerle ningún cobro, así que solo dije.
─me pagan para cuida de ti y tus hermanos. Ahora vivirán conmigo, y no acepto un no por respuesta. ─Salí de la habitación y cuando lo hice sus amigos ya estaban ahí, Sebastián pidió mi mano y me puso el anillo de nuevo. El único que había visto lo que podía hacer era Anthony se quedó en el hospital un par de semanas y regreso a casa. Cuando llego se quedó boquiabierto al saber dónde iba a vivir, me quede en su habitación a solas ya que tenía que hablar con el de lo que había visto de mí.
─hola esto… necesito saber que viste ese día que te rescate.
─la verdad es que no recuerdo mucho, vi que llegaste y luego… solo el hospital.
─bueno, espero que me estés diciendo la verdad, sino de todos modos me daré cuenta. ─Salí de la habitación y Sebastián estaba recargado en la pared y con los brazos cruzados.
─ ¡que…! ─Me quede mirándolo con cara de aburrimiento.
─ ¿qué hacía en la habitación del joven?
─nada, nada, cuando lo encontré estaba consciente y pensé que había visto algo que me podría perjudicar… y hablando de eso estoy pensando en tratar de dominarlos, no quiero problemas después. ─Dije eso con la esperanza de que Sebastián me dijera que él podía ayudarme, pero al parecer no fue así, el infeliz me hizo pedírselo.
CAPITULO 7
Ahora todo había cambiado ya que no podía hacer mis berrinches y tampoco podía tener lo habituales problemas de depresión ya que tenía a tres niños menores que yo viviendo en mi casa. Bueno contando solo que tengo 20 años. A nath le daría risa mi actual comportamiento y verme de madre o hermana eso le causaría mucha gracia,
Así que en ese tiempo, tenía unos serios ataque de ansiedad, el tan solo escuchar el nombre de Nathaniel era un detonante totalmente puro. Ahora que si hablamos de mi estabilidad mental y física, estaba muy mal ya que había empezado a tener visiones extrañas sobre el amor de mi vida, me hablaba y me decía cosas que no entendía, así que eso era otra cosa que hacía que me dieran el ataque de ansiedad cada noche. Sebastián tampoco sabía lo que me pasaba, pero mis nervios estaban cada vez más de punta. Los chicos tenían que tener seguridad privada que parecían civiles pero de todos modos creo que las personas que perseguían a los chicos se dieron cuenta, pero no se acercaban; yo también seguía yendo a la escuela y a pesar de todo tenía buenas notas y buen promedio. La ventaja de ser vampiro es que por más que mi cuerpo sentía que no podía más, seguía adelante. Eso me hacía recordar cuando decidí dejar a nath en la mansión y yo me fui a vivir a la universidad, la diferencia es que en este caso si fuera humana, ya estaría muerta. Estaba en mi elegante oficina en mi casa disfrutando de una buena copa de «vino» cuando de repente, escuche claramente la voz de Nath y el ataque de ansiedad estaba a punto de entrar en acción cuando lo vi ¡lo vi sentado en el sillón que era de él! en la misma oficina o despacho, como le quieran llamar. Ahora bien el ataque de pánico se paró en seco cuando me volvió a hablar y dijo:
─ ¿Cómo estás? ─yo estaba derretida de tal manera que por primera vez sentí un fluido salado salir de mis ojos. Creo que un vampiro solo puede llorar cuando el sentimiento es demasiado fuerte y sincero. << ¿Son lagrimas?>> pensé mientras no le quitaba la vista de encima.
─ ¡no!, ¡no puede ser!, ¡no es cierto, tu estas muerto! ─quise correr a la puerta para salir corriendo despavorida de ese lugar pero tan rápido como el viento, su figura ya estaba ahí.
─ ¡kiara! ¡Soy yo! ¡Nath! ─sin quitarle la mirada de enzima llame a Sebastián, el cual llego lo más rápido que pudo. ─ ¡saca ese maldito…sillón… de aquí! ─dije llorando y llena de coraje, tristeza, frustración, negación y más emociones que no supe identificar. Ahora que si hablamos de cómo se me quedo viendo Sebastián podría decir que ya sabía lo que iba a pasar. Lo mire y después de unos segundos hizo lo que le ordene pero saliendo casi de mi oficina dijo:
─kiara… no servirá de nada. ─sonrió y salió con el sillón. Fui tras de él le toque el hombro y dije: ─ ¡qué demonios quieres decir con que no va a servir de nada! ¿Acaso sabias lo que iba a pasar y no me has dicho nada? ¿quinientos años y no pudiste abrir la boca para decirme lo que está pasando ahora?-
─ ¿me iba a creer? kiara ¿qué cree que es lo que me hubiera dicho en ese momento? ─me quede sorprendida ya que esa era la verdad jamás le hubiera creído así que solo le pedí que me explicara lo que estaba pasando.
─recuerda que, cuando surgió como vampiro le dije que cuando explotara sus poderes, habría más y que en ese momento debía buscar mi ayuda. Yo le puedo ayudar a sobrellevarlo, Ahora bien todos los vampiros tienen diferentes dones que se fueron haciendo dependiendo de los sentimientos más profundos de cada uno así que ¿Cuál es su sentimiento más profundo? el que quiere reprimir a toda costa.
Me quede atónita por lo que estaba diciendo, me di la media vuelta como zombi y me regrese a la oficina. Sebastián ya confiaba más en mí así que me dejo el anillo sin el código que le había puesto. Desde que murió nath guarde el anillo en uno de los cajones del escritorio que estaba en la oficina. Se me había ocurrido una idea, destruir el anillo y que así la imagen del azabache se iría de mi cabeza. Aún no había entendido lo que Sebastián me había querido decir. O no lo había querido hacer.
─no lo hagas por favor. ─cerré mis ojos y dije. ─tu este muerto. ─Los abrí pero en cuanto los abrí, él estaba enfrente de mí, me quede mirando y el a mí. Así como antes, como siempre, me sorprendió tanto que tomara mi mano y que me quitara el anillo de las manos, evitando que lo destruyera. –sí, es cierto estoy muerto, pero soy producto de tu deseo más anhelado el que desde hace quinientos años has querido reprimir, pero cuando decidiste ocupar tus poderes se acabó la barrera que me impedía estar aquí y después aparecí yo nada más que no podía por completo ya que tus ataques de ansiedad siempre son más fuertes.
─por favor, vete, estas muerto necesito que te vayas, lo único que haces es lastimarme y apuesto a que la única que puede verte soy yo. Como toda una loca y como nadie sabe que soy un maldito vampiro, podrían encerrarme en un maldito manicomio de mierda, y nadie diría nada. ─Dije esperando que así fuera ya que no quiera que ninguno de los chicos me viera mal, débil. <<No soy débil>> pensé. Después de eso volví a escuchar su voz.
─no de hecho loa vampiros y vampiresas son muy fuertes, tan fuertes que si quieren, pueden hacer palpables todos sus deseos. ─Cuando me dijo eso me asuste. ─solo tienes que tomar la decisión de hacerme real o no. ─la decisión que había tomado, era la más adecuada Nathaniel estaba muerto y yo lo amaba sí, pero no podía ser tan egoísta como para ser dejarme llevar y traerlo de regreso. Poco a poco los ataque de ansiedad iban desapareciendo pero no mi genio. Aun creo que tenía el corazón de piedra que dejo el perder al amor de mi vida. Decidí que solo las personas que teníamos linaje podíamos verla y… Sebastián y eso era porque si los chicos me veían hablando sola me iban a tachar de loca esquizofrénica, y pudiera ser que lo fuera.
Los chicos: Anthony, stiff y archei, estaban conmigo porque yo los protegía, pero no sabían nada sobre su linaje ni de lo que les iba a pasar cuando cumplieran veinte años. Presente a Nathaniel como un «amigo» lo cual me dolió demasiado y mi fuerza ya no era mucha para soportar ese tipo de cosas, pero ahora era un buen amigo que conocía hasta lo más recóndito de mi ser. Ya llevábamos meses y meses viviendo juntos, sabia del nombre de los otros dos chicos porque los había escuchado de Anthony.
De hecho había estado pensando demasiado en él ¿cómo estaba? ¿En dónde estaba? sentía la necesidad de cuidarlo y verlo y de saber todo de él. Sin darme cuanta esos meses se convirtieron en un año, estaba tan desconectada con esa persona en la mansión que no me di cuenta hasta que escuche que los chicos hablaban de reunirse dentro de una semana para festejar su cumpleaños. Me sentí mal porque por el cometario el cual escuche, no me involucraba como su familia creo que aún era una total desconocida y ellos creían que no eran parte de mi familia a pesar de que les di mi nuevo apellido.
─ ¡chicos! ─Dije mientras me acercaba, casi no sonrió porque no puedo pero aun así hacia mi mejor esfuerzo con ellos, apenas tenían 18 años y no iba a arruinar su infancia por mi amargura. ─disculpen que me meta pero… ¿escuche que dentro de una semana es su cumpleaños? ─Ellos no se molestaron porque me haya entrometido en su conversación sino que también me incluyeron. Se me ocurrió una idea estupenda y se las mencione. ─chicos, que les parece si en honor al primer cumpleaños que pasamos aquí juntos hacemos una gran fiesta. ─Escuche que Nath andaba por la casa y que en el momento que hacia la propuesta a los chicos se pararon sus pasos, así que supuse que había escuchado, la propuesta pero trate de hacer como que no me importaba, trataba de hacerme a la idea de que solo era un «amigo», así que en realidad no me debería importa lo que el sintiera aparte era como si viviéramos con un fantasma, tenía que soportarlo. Cuando estuve a solas en mi habitación y al saber que los chicos habían aceptado mi propuesta me puse feliz por primera vez después de tanto tiempo. Al ver que me puse feliz de lo que había pasado y sonreí el azabache pregunto:
─ ¿Quién es? ─cuando dijo eso lo voltee a ver pero no dije nada y luego volví a lo que estaba haciendo, que era acomodar mi cama para dormir. ─ ¡contéstame, clara! ─al oír su voz diferente y un poco en un tono duro voltee.
─¿a qué te refieres? después de que te fuiste ¿crees que tengo las ganas para enamorarme como una niña idiota?, por si no te habías dado cuenta, tengo quinientos años, aparte de eso, no-me-vuelvas-a- llamar-clara, la próxima vez te ignorare y te dejare con la palabra en la boca, soy kiara. Solo son mis protegidos y no les voy a quitar su felicidad solo porque yo me convertí en un monstro. ─Se me quedo viendo y dijo.
─ ¿entonces no te gusta nadie? ─Y aunque se me partió el corazón dije algo que tenía que decir para intentar que se fuera y que me dejaba en paz. Si no tendría que tomar más tarde otras medidas.
─ni tú, soy viuda, pero en vista de que tengo un poco más de cuatrocientos años soltera, y que clara murió contigo, sigo siendo señorita kiara, y pienso aclarárselo también a Sebastián. Después de eso abrí la puerta de mi habitación obligándolo a salir. Cuando salir mis manos temblaba y por un momento me dieron ganas de correr tras él y pedirle perdón, pero no podía y no debía, él ya estaba muerto, me canse de repetirme lo mismo y parecía que funcionaba. Me dedique a ignorar casi por completo a Nathaniel y a enfocarme en acercarme a los chicos en esa semana. Para cuando llego la fiesta ya empezábamos a parecer una familia, durante la recepción me reí y disfrute como ya no lo había hecho. Había olvidado mencionar que durante quinientos años no había perdido solo el tiempo. Me inscribí a clases de modelaje y de comportamiento, para saberme comportar como una dama en todos sentidos, en una mesa, con invitados, clases de moda para saber cómo vestir en todas las ocasiones. Por otro lado, el vestido que me había regalado el azabache con ayuda de Sebastián había terminado hecho polvo después de quinientos años guardado.
Nadie podía ver a Nath así que me sentía segura de mi misma, tranquila y disfrutando, Anthony no se separado de mí en toda la fiesta y eso me hacía sentir muy bien. La recepción termino, despedimos a todos los chicos que fueron invitados y fuimos a la cama, cuando estaba en ella me puse en paz a pensar en diversas cosas pero en quien termine pensando fue en en Anthony, cuando me di cuenta me levante de un salto de la cama corrí al baño y me duche con agua helada, me tenía que quieta ese pensamiento porque no podía ser. ¿Enamorada? ¿Yo? ¿De nuevo? ¿Y de un niño?
─estás pensando en el… ¿verdad? ─Escuche su voz del otro lado de la puerta del baño.
─largo de aquí. Es mi habitación. ─conteste mientras me envolvía en la toalla dispuesta a salir. ─No voy a salir si sigues detrás de esa puerta ¿sabías que para un caballero es inapropiado entrar a la habitación de una dama? ─escuche una pequeña risa que salía de su boca y escuche como salía de la habitación. Salí del baño y me arregle para poder descansar. A la mañana siguiente me sentía revitalizada como si me hubieran dado un tónico, no lo hice alusivo a algo en especial, pero me sentía especial. Baje a desayudar y el primero que estaba ahí era el azabache, casi al instante como ángeles bajados del cielo, aparecieron los chicos por las escalera. Yo llevaba un vestuario suelto, una capa larga y con mangas muy amplias que al caminar me hacían parecer que volaba. Bajaron riéndose y yo me acerque para recibirlos con una sonrisa y un beso en la mejilla a cada uno.
─ ¿Qué tal su noche mis niños? ─pregunte.
─perfecta muchas gracias y gracias por presentarnos como parte de la familia palacios. ─escuche como Nathaniel nos interrumpía con el carraspeo de su garganta.
─que pasa Nathaniel ¿te dan celos que después de este tiempo pueda ser feliz? ─creo que mi comentario fue inapropiado enfrente de los chicos, pero creo que Nathaniel se lo merecía, digo él se fue porque es el ciclo natural de la vida pero ¿regresar ahora? No, eso sí que no lo iba a permitir ya que él se fue hace un poco menos de quinientos años y ahora ¿quiere recuperar lo que ya no es del? ¿Un fantasma?
En ese momento pensé esto y una parte de mi corazón fue como si a un hueso dislocado lo hubiesen puesto en su lugar. Los días siguiente me sentí perfectamente, no habíamos tenido ningún conflicto con el tipo que había golpeado a Anthony y Nath al parecer ya se había resignado a la situación actual. Un día llegando de la firma, encontré algo que jamás pensé que volvería a pasarme, vía a Nath de nuevo con una rosa roja en su mano izquierda y la mano derecha detrás de su espalda, no voy a negar que removió emociones y sentimientos que pensé que ya no existían, pero de tras del salió Anthony, especialmente Anthony con un ramo enorme de rosas blancas y un abrazo.
─ ¡kiara! Mira, gaste todos mis ahorros para esto, sé que es tu cumpleaños y si me lo permites quisiera invitarte a cenar o… al cine… a donde tú quieras-. Se podía notar el nerviosismo en sus palabras, pero acepte.
─ ¿qué tal si salimos? cuando lleguemos al centro vemos que hacemos. ─salimos de la casa y deje a Nath afuera, sé que era algo ceremonial para nosotros pero, ese tiempo ya paso, ya no puede ser más, porque él está muerto es un producto de un deseo que creo sigue en mí, pero sé que ya no puede ser, aparte Anthony me hace feliz, es noble, bondadoso, todo lo contrario a lo que pensé que encontraría ese día que volví a la universidad. Aproximadamente regresamos a las tres de la madrugada, se suponía que todo el mundo estaba dormido, así que tratamos de no hacer ruido. A consecuencia de que y ya bebía sangre la comida que disfrute con él no me hizo daño. Estaba feliz, pero mi felicidad de apago justo cuando vi a Nath sentado en las escaleras principales.
─ ¿Qué quieres de mi Nathaniel? ─conteste después de mandar a Anthony a su habitación.
─nada solo quería comprobar que enserio me dejaste de amar. ─Me quede fría por lo que dijo y no precisamente porque me lastimara si no porque tenía razón. Estaba empezando a dejarlo de amar, ¿era posible que después de todo lo que sufrí, lo deje de amar? ¿Acaso no valió la pena mi dolor? al principio no lo creí pero si retomo los hechos recientes así era. Esos chicos en especial Anthony habían logrado terminar con esa pesadilla monstruos que había provocado yo misma. Descubrí esto después de haber estado pasando toda la noche con Anthony me divertí tanto, fui tan feliz que incluso los comensales del restaurant se nos quedaban viendo muy extraño pero no nos importó, todo era mágico. Debo reconocer que el cariño que siento por Nath y recordar que él fue el amor de mi vida, que con el descubrí que es el amor y a amar intensamente a una persona pero era momento de seguir mi camino, sola o acompañada pero eso de quedarme en el pasado, estaba acabando conmigo y si yo seguía en las mismas pronto también acabaría con lo poco bueno que había en mí. Eche a perder muchas cosas pero no está dispuesta a dejar ir mas, ya no estaba dispuesta a sentir más dolor y respondí
─Nath, mi amor no se la verdadera razón por la que estés aquí, pero… debes irte, el amor que yo sentí por ti fue verdadero, pero tu tiempo ya se acabó, las cosas deben ser diferentes, por favor ya es tiempo. ─nos quedamos viendo un largo tiempo, y de repente nuestra canción comenzó a sonar en todo el salón, bailamos lo que resto de la noche y así fue nuestra despedida, una despedida definitiva, pacífica, sensata.
CAPITULO 8
Para cuando amanecía Nathaniel ya no estaba en el sillón que era de él, el que pedí que pasaran a mi habitación, cuando baje con los chicos al comedor no podía quitarme la sonrisa inmensa de la cara. Anthony no me quitaba la mirada de encima así que si hubiera podido sonrojarme lo hubiera hecho. Cuando llegamos a la escuela todo era normal hasta que solo yo me percate que una camioneta blanca estaba cerca de la escuela, pero cuando los vieron pensaban en ponerse en acción, ¿para qué? no sé, pero cuando me vieron a mí solo hicieron un mohín de coraje y se fueron de ahí enseguida, entramos a nuestras clases sin ningún problema y por alguna extraña razón, yo sentía la necesidad de no separarme de Anthony aparte de quererlo proteger, de que no lo tocara ni el aire. Durante las clases me llego un vago pensamiento. << ¿Estoy celosa? ¿Estoy enamorada? ¿Acaso ya…?>> de repente alguien interrumpió mi cavilación con un azoton en la mesa, era el profesor que quería encontrar la manera de sacarme del salón, pero no encontró la manera ya que todas las preguntas que me hacia las sabía de memoria, tal fue mi destreza que los demás alumnos terminaron riéndose del profesor y que no podía hacerme nada.
Cuando termino la escuela y nos dirigíamos a casa quise cerciorarme de que nadie nos seguiría, y así fue nadie estaba cerca, llegamos a casa y un grupo de hombres vestidos de negro estaban sentados en la sala tomando cómodamente una taza de café y supe al instante que eran personas especiales ya que Sebastián se desvivía por atenderlos de la mejor manera posible. Le di mi mochila a Sebastián mande a los chicos a sus habitaciones y por el olor de los hombres sabía que no eran vampiros pero se codeaban con algunos más viejos que yo y me preguntaba ¿cómo es que a estas alturas no estaban muertos? ya que los vampiros antiguos no crecieron creyendo que a los humanos se deben de respetas así que me entraron tantas dudas en la cabeza, pero me interrumpieron.
─señora, clara sakura. ─se hincaron de rodillas y uno de ellos tomo mi mano. Me quede tan estupefacta que no supe que hacer en ese momento. ─venimos a ponernos a sus órdenes ya que sabemos que estuvo casada con el señor Nathaniel sakura. ─Se levantaron y cuando lo hicieron se pararon frente mío.
─pero que es todo esto que está pasando ¿Qué a acaso no saben que soy un vampiro? ¿Qué pretenden? ─estas preguntas dejaron desconcertados a todos.
─he…perdón. ─dijo Sebastián. ─es que la verdad la señora sakura no sabe nada de lo que hacía su esposo. Así que necesitan tenerle paciencia. ─me quede viendo a Sebastián con un poco de desdén y luego escuche algo que salió de su boca inaudible para los demás. «y a mi va a querer matarme». La cosa es que mi difunto esposo trabajaba para una asociación privada que mataba vampiro que se salían de la «ley» y ¿qué era eso?, pues vampiros que se dedicaban a matar gente indiscriminadamente, alardea de su poderío como vampiros, o que simplemente no tenían cuidado de con quien abrían la boca. Para cuando se fueron yo estaba aterrada, con ganas de matar al que se me pusiera enfrente y de tener a Nathaniel aquí mismo para yo estrangularlo con mis propias manos. Llame enseguida a Sebastián, creo que los chicos jamás me oyeron gritar así de fuerte, hubo una gran discusión entre Sebastián y yo, duro horas y horas, para cuando terminamos y para mi mala suerte Sebastián me convenció de tomar el lugar de mi difunto esposo en esta asociación rara que no sabía ni que demonios tenía que hacer. Ahora bien los chicos no sabían del futuro que les esperaba así que eso era otra cosa que me tenía angustiada, porque cuando se enteraran Anthony de seguro me odiaría pero de todas formas decidí decirle, no quería que les sucediera como a mí. Toque cada una de las puertas de las habitaciones y el llame al despacho.
─chicos, tengo algo muy importante que decirles y la verdad es que no me voy a ocupar de hacérselos fácil, pueden creerme como no pueden creerme, pero les aseguro que de todos modos va a pasar y bueno yo no estoy esperando que me crean pero… todo lo que yo les digo es verdad. ─La verdad no estaba nada segura de que me creyeran así que ya no estaba nada segura de hablar.
─ya habla. ─dijo archei. –Si habla- dijo Anthony.
-─bien, ¿saben por qué sus padres solo hablaban de «negocios» que ustedes no entendían y porque sus padres no salían al sol y sus negocios solo eran de noche?- ellos se me quedaron viendo con cara de espantados no sabían que decir, aparte de que me miraron con desconfianza ya que era obvio que en este tiempo a mí no me habían platicado de esas cosas.
Archei hablo. ─bueno sé que esto jamás te lo habíamos comentado contigo y mi pregunta es ¿Cómo lo sabes?
─pues por qué y soy igual que sus padres. ─Dije, y cuando lo dije note una expresión de desacuerdo.
─A ver, a ver, a ver. ─dijo Anthony. – ¿Cómo está eso de que eres igual a nuestros padres? ─cada vez me costaba as trabajo decirlo.
─bueno ya no los voy a confundir más, sus padres y yo somos vampiros, bueno sus padres eran vampiros y yo soy vampira desde hace quinientos años-. Todos se quedaron estupefactos no sabía que decir ni que hacer, si salir corriendo, quedarse, ir a sus habitaciones.
Y antes de que dijeran alguna palabra les dije. ─si no me creen tengo todos mis papeles desde el año 1994 desde que nací-. Saque todos los papeles, pasaportes, licencias, actas de nacimiento, todo lo que me implicara y demostrara lo que yo fui y soy. No les voy a decir que fue muy fácil convencerlos pero con el tiempo creo que Anthony se adecuo más a la nueva situación que los otros dos, para cuando ya todos estábamos adecuados los sujetos de traje regresaron, ya habían pasado como un mes y ahora podía hablar con más libertad enfrente de ellos, quería que estuvieran enterados de todo ya que así me iba a ser más fácil protegerlos de cualquier contingencia. Llegaron se sentaron en la sala de nuevo tomaron café y después de hacerme varias preguntas dijeron:
─bueno, señorita clara usted es la nueva jefa de la administración de esta asociación, todos los cazadores de vampiros estas a su entera disposición así como nosotros también, cuando firme esta hoja usted tendrá el derecho de cambiar o remodelar las leyes que usted elija. ─Me quede tan estupefacta que no pude tan siquiera negarme y cuando regrese a la tierra ya habían salido por la puerta.
-─Sebastián, ¿Por qué no me avistaste de esto?- la verdad trate de estar lo más calmada posible pero la verdad es que quería matar a todo el que se me pusiera enfrente. Sebastián se acercó a mí con la seriedad de siempre que me va a salir con una de sus cosas de vampiros y cosas sobrenaturales.
─la verdad señora, es que el padre del señor Nathaniel y del joven Santiago fundo esta asociación, agencia o como quiera llamarle, lo que importa es que el joven Nathaniel como dije, quería desafinarse de todo esto porque no le convencía, una de las razones por la que jamás insistió en que lo transformara en vampiro. ─Cuando dijo esto me quede más perdida de lo que estaba, el hilo de esta historia no tenía sentido para mí, porque me habían escogido a mi yo no tenía parentesco real con esta familia.
─me dejaste más confundida de lo que ya estaba, Sebastián el único parentesco que tengo con Nathaniel y Santi es el de ser la cuñada y la esposa pero se supone que no debería tener ningún derecho.
─bueno señorita pero la agencia tiene que quedar en manos de alguien de confianza, aparte usted es el único pariente que queda en esta familia. ─Después de esto Sebastián salió, yo no le impedí que se fuera, porque me dejo sin alegato alguno. Lo último que pensé fue <<Japón me trajo muchos problemas>> Como dije los chicos aun no estaban mi acostumbrados a la idea de que se fueran a convertir en vampiros pero como aun no sucedía, querían pretender que lo que les dije fue una soberana mentira, como ya no tenía tiempo entre la empresa y la agencia tuve que dejar la universidad, los chicos se asustaron un poco porque yo ya no iba a estar con ellos pero en cambio mande a un grupo de guardaespaldas encubiertos para que los cuidara y los hice responsables de cualquier cosa que les pudiera pasar. Por unos días todo estuvo perfecto, los chicos llegaban a casa hacían sus tareas, comíamos y reíamos juntos, cada vez veía las cosas más simples. Anthony cada vez me gustaba más, sentía que me iba haciendo adicta a él, pero algo me dijo que no debía de acercarme. Como dije la vida era perfecta por momentos, estos chicos me hacían sentir que era humana de nuevo, y me gustaba pero un día llego uno de los hombres guardaespaldas más golpeado que nunca.
Eso me hizo recordar algo que omití durante todo este tiempo porque la verdad es bastante vergonzoso, durante esos quinientos años que fueron bastante estúpidos y si, dolosos también lo fueron, porque me metía en peleas que no me correspondían ya sea porque estaba molestando a alguien o simplemente porque no me gustaba como caminaba el tipo de allá o lo que sea que mi estúpida cabeza estuviera pensando en ese entonces. Me ponía ropa de hombre para que nadie me reconociera, porque tenía ganas de pelear y de que me golpearan ya que estaba muy dolida por la falta de Nathaniel.
Y bueno regresando al tema el hombre estaba severamente golpeado y murió en mis brazos, las últimas palabras que salieron de su boca fueron:
-tienen a los chicos… van a… ─no termino lo que iba a decir pero justo cuando lo deje en el piso para poder pensar que iba a hacer con el cuerpo, mi celular vibro era un número desconocido, conteste de inmediato porque ya sabía quién iba a contestar, no sabía su nombre ni nada pero sabía las intenciones que tenia de matar a todos los aristócratas que quedábamos.
-bueno… ¿quién eres?- dije con una voz fuerte, decidida y golpeada.
-sé que sabes quién soy… pero te da miedo decirlo- dijo el con una voz un poco tenebrosa pero de todos modos seguí en la llamada.
-cuando estuviste en Japón y no sabías a donde ir, viste a un tipo que supongo te llamo la atención pero no te atreviste a pedirle alguna indicación hasta que él se acercó a ti, ¿cierto?-
-¡no…! ¡¿Pero porque?! ¡¿Qué demonios te pasa?! ¿Dónde están los chicos?- sin darme cuanta mi mano ya estaba temblando, no sé si de coraje o de rabia o de miedo pero estaba temblando mi mano.
─tu adivina, solo nos hemos visto una vez. ─dijo con una voz burlona y socarrona y colgó. Enseguida quise tomar el primer vuelo que encontrara destino a Akita pero para mí mala suerte el tiempo era pésimo lluvias y uno que otro tornado en Japón así que los malditos vuelos estaban cancelados.
Ese hombre volvió a llamar para decirme que no le importaba el clima, que me quería, ya sabía en donde, pero por otro lado también tenía miedo de encontrarme de nuevo con esa mansión y recuerdos de Nathaniel y de Santiago, pero en ese momento escuche del otro lado de la bocina:
─ ¡no vengas kiara, es una trampa! ─después de eso se escuchó un golpe seco, y si no me equivoco era Anthony. En ese momento se encendió algo en mí como si me estuviera quemando, no quería hacer uso de los artefactos que usaba la agencia porque la verdad me daba miedo, pero en ese momento llame al encargado que aún no sabía su nombre y le pedí un jet y un piloto los cuales me llevarían hasta Akita. Ya era de noche cuando llegamos pero aun así no me importo, hace tanto que no hablaba japonés que pensé que se me había olvidado ya que no lo hablaba desde que nath estaba vivo. Aun traía la ira encima de que le hubieran pegado a Anthony, Sebastián me quería detener pero no podía, todo lo que quería era recuperar a los chicos en especial Anthony que se había convertido en mi droga y en un sentimiento hermoso, pero cuando estuve frente a la misión no pude más, me quede parada sin hacer nada solo la vi, la contemple y todos los recuerdos de esas veces que nos besamos y todas las cosas que vivimos se hicieron presentes, claramente podía ver a Nathaniel abriendo la puerta, hasta que…lo vi y no lo podía creer, no era una maldita alucinación mía ¿en verdad era Nathaniel nuevamente? Abrió la puerta y me dijo:
─Están en el sótano. ─escuche su voz y todo mi cuerpo se estremeció como si fuera la primera vez que lo veía, hice lo que jamás pensé que haría, lo bese, lo bese con la intensidad que me hubiera gustado que fuera el último beso, se veía tan joven tan hermoso, su vista era extraordinaria, pero me tomo de las muñecas y escuche por primera vez para mí un NO fue un no tan seco tan duro para mí que casi me caigo al piso y estaba a punto de quedarme paralizada. Todo lo que quiera en ese momento era quedarme con él para siempre quería morirme con el quedarme en la eternidad con él para siempre, pero como un balde de agua fría ese hombre apareció.
─tan loca estas que hablas sola. << ¿Qué? ¿Sola? No, eso no puede ser, nath estaba…>> Me dio tanto coraje que me dieron ganas de cortarle la garganta y bueno durante todo du discurso típico de villano, me di cuenta que solo era un maldito psicópata que se auto transformo en vampiro ya que nadie de la aristocracia lo quería, porque decían que tenía el mal en su sangre y… como todo lo malo del ser humano se amplifica al convertirse en vampiro resulto que él iba a ser el doble de malo, así como lo malo de mi era la depresión, la amargura y esas cosas que me sucedieron cuando nath se fue. También resulta que en su infancia sin querer había matado a su padrastro por que golpeaba severamente a su madre, por esa razón en su arranque de ira, termino matándola a ella también. Todo esto mientras apuntaba con un arma a mi hermoso Anthony.
Yo estaba que echaba humo de la rabia pero no sé cómo demonios pude controlarme, pero lo hice, ahora bien cuando termino su maldito discurso tenía planeado abalanzarme a él y de esa forma quitarle el arma pero una voz dulce muy familiar me dijo:
─clara, lo que estés pensando hacer no lo hagas, en esta posición lo único que vas a provocar es que mate a Anthony y tú vas a quedar como la mala en todo esto. ─Me quede pensando en lo que Nathaniel estaba diciendo pero no le hice caso, justo cuando estábamos forcejeando se disparó el arma, justo después de eso se escuchó un grito, al principio no supe de quien fue pero volví a escuchar la voz de Nathaniel:
─ ¡Anthony! ─no sé por qué se preocupaba por él, ¿se habrá dado cuenta de que le gusta? No lo supe porque él nunca me dijo nada pero en ese momento supe que la bala había llegado hasta Anthony.
─clara necesito que me des el poder para que todos me vean. ─dijo Nathaniel
─ ¡no! ─conteste
─clara si no lo haces, Anthony morirá. ─cuando me dijo eso se calmó toda la ira que tenía en mi interior y creo que Nathaniel y yo pensamos lo mismo, ya que cuando yo corrí con Anthony, Nathaniel corrió a detener a este tipo, que si no me equivoco se llamaba Elián, llegue a donde estaba Anthony y cuando toque su espalda sangraba muchísimo lo cual me asusto:
─ ¡Anthony!, ¡tiene mucha sangre en la espalda! ─lo cual me asusto mucho y supe que algo realmente estaba mal cuando Anthony dijo: ─no siento mis piernas. ─en ese momento me perdí. Había sido yo la culpable de que Anthony estuviera en ese estado. No pude más que contemplarlo y mancharme cada vez más de sangre, hasta nath y el bastardo ese habían pasado a segundo plano. ¿Qué iba a pasar ahora? No podía dejar las cosas así, tenía que sacar a ton de ese lugar.
CAPITULO 9
En el momento en el que regrese en mi estábamos en un hospital, Sebastián tenía un vaso de café en la mano yo tenía los ojos rojos, y Nathaniel sentado a mi lado.
-clara, clara- su voz se escuchaba a lo lejos después cada vez más cerca
-clara, el doctor está aquí- cuando lo dijo me esforcé más de lo que debía para poder poner atención. El doctor explico que Anthony no iba a volver a caminar ya que los discos de su columna se destrozaron por completo, que lo único que iba a pasar es que pasaría el resto de su vida así, pero yo tenía un truco bajo la manga. Después de una semana que Anthony estuvo en el hospital y lo lleve a casa, me desvivía por atenderlo lo mejor que pudiera, ahora me sentía más vulnerable ante él, ya que estaba tan apegada a el que me olvide que había dejado a Nathaniel en el mundo de los vivos.
A pesar de todo Anthony siempre se comportó como un caballero, nunca dijo nada inapropiado y siempre era muy cordial, la verdad no quería imaginarme lo que estaba pasando en ese momento. Un día mientras dejaba descansar a Anthony se acercaron sus hermanos.
-hola kiara- dijeron, uno se puso a mi lado izquierdo y el otro a mi derecho, los dos tenían muchas preguntas se les notaba en los ojos.
-pregunten todo lo que quieran, mañana tal vez ya no pueda contestar- la primera pregunta era la que menos quería contestar, pero ya era tiempo de que hablara y fuera sincera con ellos.
-¿Quién es en realidad Nathaniel?- como dije era una pregunta que no quería contestar pero me arme de valor y dije:
-Nathaniel es…- en eso se escuchó la voz del mismo Nathaniel diciendo.
-soy… un muy buen amigo de la familia sakura, aunque no lo crean cola… kiara es una vampiresa ahora es muy buena siempre lo ha sido así que quiéranla y ámenla se lo merece- cuando dijo esas palabras me quede helada no supe que decir, pensaba en desmentirlo pero su voz como si nos comunicáramos telepáticamente me dijo: «ya no digas nada, no quiero que te sientas mal por mi culpa». Y en efecto no lo desmentí, por respeto a su decisión, era algo que no le podía quitar a Nathaniel.
-¿qué más quieren preguntar chicos?- la siguiente pregunta era obvia ya que escucharon a Nathaniel llamarme de una manera diferente.
-¿Nathaniel te llama clara, nosotros también podemos llamarte así?- pensé que iba a ser la pregunta de ¿por qué él te llama clara?, pero olvide que les había enseñado todo el papelerío que tengo desde el año 1994. Me alegraba que mata y armando estuvieran bien, ya que se notaba que traían como dije antes, algo entre ellos. Ahora bien ya que parecía que todas las dudas se habían disipado tenía que ir a ver a Nathaniel, ya que él se tenía que ir nuevamente, no se puede quedar más aquí en esta tierra, esta vez yo no lo llame y, si yo no lo llame entonces quien lo había hecho, para mi sorpresa quien lo había hecho era Sebastián, y al ver que necesitaría ayuda para entrar a la mansión acudió a él. Nunca sabré que demonios fue lo que hizo para hacerlo regresar, pero lo que si se es que dejo que se quedara, a mí no me causo ningún inconveniente ya que todo lo que yo sentía por él se había ido, y no por otra cosa, sino porque él era un muerto, yo un vampiro… vampiresa, bueno el caso es que ya que todo el mundo podía ver a Nathaniel, quisimos probar, si Sebastián le daba su pasión o como sea que se llame, de inmortalidad, podía regresarlo a la vida pero ya no como humano, si no como… algo más algo que a mi parecer se veía muy tierno en él, pero para Nathaniel no lo fue tanto. Tenía unas ternas orejas de perro saliendo de su cabellera negra, los ojos se le pusieron color verde esmeralda, y le salieron pequeñas uñas en sus manos, no voy a negar que se veía sexy, pero bueno en fin así son las cosas yo deseaba a Anthony, pero creo que él no se daba cuenta, con el paso del tiempo, Anthony se adecuaba a su situación, tuve que hacer péquelas modificaciones a las áreas que Anthony frecuentaba, paso un año más, los chicos estaban a punto de terminar su carrera, aún faltaba un año pero para mí se hacía tan corto, Nathaniel vivía con nosotros Anthony no se daba cuenta de que yo estaba loca por él, pero no me importaba, suponía que de un momento a otro, él se iba a dar cuenta y me iba a querer como yo lo quería a él. Pero nunca paso ya que él seguía siendo humano y yo soy vampiro, el jamás me creyó lo que le dije, lo que le contaba sobre los vampiros y lo que hacíamos en la agencia, y cuando me di cuenta el «amor» que sentía por él se esfumo como el humo de un cigarrillo, y empezó de nuevo a recordar lo sentimientos que cenia hacia Nathaniel, al principio no quería darme cuenta, porque él era diferente ya no demostraba sus sentimientos con la misma facilidad de antes, aunque algunas veces sabiendo lo que sucedía, me arrinconaba como cuando nos conocimos y se me quedaba viendo y yo a él, pero yo era incapaz de sostenerle la mirada.
Después de unos días después del cumpleaños de los chicos, tuve que salir a atender unos asuntos de la oficina, cuando regrese de nuevo estaba Nathaniel, con la mano izquierda sosteniendo una rosa y la mano derecha atrás, ya era muy tarde y cuando lo vi dije:
-no es cierto, volví a olvidar mi cumpleaños ¿verdad?- Nathaniel solo sonrió y cuando menos lo espere estaba bailando con el amor de mi vida, estaba de nuevo con el cosa que pensé que jamás volvería a pasar, pasamos muchas cosas juntas. Ahora el si se interesaba por la constructora, era obvio que tuvimos que cambiarle el nombre porque no se podía llamar Nathaniel sakura toda la eternidad, en algún momento alguien se podría dar cuenta, pero…solo cambiamos un pequeño detalle, cambiamos el apellido por uno común entre los humanos así su apellido es gibas, camuflajearnos entre la humanidad resultaba demasiado fácil ya que el aprendía de mí y congeniábamos a la perfección y todo era mágico entre los dos hacíamos cosas que no pudimos hacer ya que hace bastante tiempo él era ciego, pero ahora teníamos la eternidad por delante, claro que esta vez si él se va yo me iría con el no volvería a concebir la vida sin él. Tuvimos tanto tiempo para extrañarnos que ya no teníamos ganas de separarnos más, íbamos a la empresa juntos, íbamos a la agencia juntos, descansábamos juntos, y era tan hermoso todo eso, que no pensaba que las cosas malas regresarían.
Un día un tipo extremadamente loco, me «ataco» diciéndome que debería ir con él, que debería despertar del engaño en el que estaba, no le hice caso por supuesto, pero me dejo muy intrigada a que se refería, Nathaniel me dijo que no le hiciera caso, que estaba loco. Lo dejamos así por algún tiempo, pero al parecer al tipo ese no se le había olvidado y me espiaba, si no lo encontraba en cada esquina lo encontraba cerca de algún lugar que frecuentaba, todo esto me estaba poniendo muy mal, y no sabía que realmente era esto, pero lo que si sabía es que tenía que investigar.
Tenía que saber que estaba pasando con todo esto, así que un día me escape de Nathaniel, no quería pero como dicen la curiosidad mato al gato, termine siguiendo al hombre que me «acosaba» y descubrí en donde podía encontrarlo, pero no pase de la puerta porque me descubrió y me saco de ahí muy estrepitosamente, me costaba trabajo creer que lo que estaba pasándome no fuera real, ya tenía tanto tiempo viviendo así, que ya me costaba trabajo creer lo contrario, cuando vi a Nathaniel me estaba buscando como loco, me pidió que no me volviera a separar de él, y que sin mi estaba perdido. Regresamos a casa, supuestamente yo había olvidado todo lo que había sucedido, pero durante la noche no podía dormir pensando en que si nada de esto fuera verdad que en realidad fuera un mal sueño y que no pudiera despertar por cualquier razón. Pero al mismo tiempo no quería dejar esta vida ya estaba acostumbrada a ella, ya sabía cómo manejarla y ya sabía que se tenía que hacer. Dejamos que pasara el tiempo lo disfrutábamos tanto que cuando los chicos dijeron que estaban emocionados por si cumpleaños 21 nos quedamos realmente espantados, porque no habíamos sentido el tiempo. Esta vez no hicimos fiesta porque Nathaniel y yo ya sabíamos lo que les iba a pasar en esa madrugada, pasaron otros días más y cuando uno por uno de mis chicos comenzó a cambiar, me quede impactada con ganas de preguntarle a Sebastián si así de patética me veía cuando me tocó vivir esa parte a mí. En cuanto sus síntomas estaban a todo lo quedaba, yo misma me encargue de administrarles las sustancia violácea que nos daba tintura a nuestros ojos, se calmaron un poco y se quedaron dormidos, a la mañana siguiente no sabían que hacer ya que todos cambiaron radicalmente, y Anthony podía caminar después de dos años de no hacerlo se sentía como ave volando entre las nubes, y Nathaniel y yo parecíamos padres de familia orgullosos de nuestros hijos. Pasaron otros días más y para mi sorpresa, no había olvidado mi cumpleaños que sería mi cumpleaños 503 y lucia como una chica de 21 años me sentía tan bien que se me olvido todo lo que habíamos vivido la soledad que sentí cuando Nathaniel se fue, todo el odio o enojo se había ido ya no había mas en mí, me sentía como una humana de nuevo. Esta vez éramos una magnífica familia, sabía que este era mi final feliz y eterno. Ese día de mí cumpleaños 503 después de bailar con Nathaniel toda la noche, me quede dormida en el sillón de la estancia, y una voz que no conocía, me llamaba repetidas veces.
-señorita clara, señorita clara, levántese, despierte, señorita clara, hemos llegado a Akita ¿no es aquí a donde me dijo que debía llegar?, ya estamos aquí-
Cuando abrí los ojos era Akita, era… ¡no, por favor! Fue lo primero que pensé cuando vi todo de nuevo como un deja-vu, me espante tanto que el chofer me dijo que si estaba todo bien, no conteste, le page, me baje del auto y camine sola sin hablar con nadie. cuando llegue, sin miedo toque la puerta y cuando abrieron lo primero que dije fue: -¿Sebastián?- y sonreímos de oreja a oreja como cómplices de algo… que solo él y yo sabemos. FIN
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