Al cerrar los ojos me encontré con una niña con una sonrisa radiante y ojos que desbordaban la alegría.
Hola pequeña, lamento haberte hecho esperar seguro estabas muriendo de curiosidad por saber si llegamos a lograr esas metas la cuáles llamábamos sueños.
En realidad tarde mucho porque no tenía valor para decepcionarte, lo siento. Recuerdo que ambas soñabamos con comernos el mundo y vivir miles de aventuras, pero al final te decepcioné. Porque no pude cumplir nada de eso.
Tenemos 22 años y todavía no somos independientes como soñamos muchas veces, lo sé estás decepcionada porque queríamos ser independiente a los 18. Pero al menos viajamos a otro país, no fue de la manera en que soñamos pero al menos es una meta cumplida.
Estudiamos un tiempo actuación pero al final no lo terminamos por ende a los veintiuno no nos volvimos una actriz súper reconocida y ese sueño cada vez parece más inalcanzable.
Cómo ya dije antes no somos independientes y tampoco tenemos esa libertad que tanto queríamos, que criamos que tendríamos cuando fuéramos mayor de edad pero irónicamente parece que nos quedamos con menos libertad al crecer.
Muchas personas nos consideran como una chica amable y alegra, siempre soñamos con que las personas que nos rodean nos viera de esa forma pero lamentablemente eso no es verdad, bueno al menos no del todo. Somos amables con todos porque sabemos lo horrible que es cuando alguien te trata mal y no quedemos ser como esas personas que nos lastimaron. Y en realidad no somos tan alegre solo es una fachada para ocultar que ya estamos cansadas, agotadas de vivir una vida llena de decepciones.
Por hoy terminemos aquí, no quiero abrumarte ya son demasiadas decepciones y lamentablemente todavía faltan más por contarte.
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