AMANDA
Eran las 6:30 de la mañana y sonaba el despertador. Amanda despertaba con mas pereza que otra cosa, pero con el entusiasmo de lo que le traería ese nuevo día. Por fín había logrado el trabajo de sus sueños «quien lo diría», se dijo a si mima. Y es que los últimos años le habían traído de todo menos confianza en si misma, pero conseguir estar en un Hospital Psiquiátrico, cargo que ninguna enfermera además quería, era todo un logro.
Se levantó de la cama, estiró los brazos y se empezó a acordar con una sonrisa en la cara,de como en los años universitarios, mientras los compañeros sufrían por la práctica en Psiquiatría, ella destacaba por la creatividad y cercanía que tenía para ayudar a las personas que ahí estaban. No entendía cual era la dificultad, y sentía hasta cierto dejo de rabia en esos momentos de estudiante, de como la sociedad era tan injusta y tan estigmatizadora con ellos -¿Porque se alejan si ni siquiera le dan el espacio para conversar, para conocerlos?- se recordó haber dicho a compañeros y profesores.
Se levanto lo mas sigilosa que pudo para no despertar a Mauricio que dormía del otro lado de la cama y que prontamente despertaría. Lo queda mirando y suspira, ya no sabe que hacer con el-¿debo terminar con el?, ¿o estaré siendo muy exagerada? Lo cierto es que últimamente Amanda y Mauricio no andaban del todo bien, la comunicación en todos los aspectos estaba fallando rotundamente, llegando al punto de decirse solo «Buenas Noches» antes de dormir. Lo mira por ultima vez, se va a la ducha y decide no amargarse por el, -no me va a arruinar este logro-.
Mientras se ducha y se viste, recuerda porque es tan importante este trabajo, por que es el único camino por el cual la enfermería se hace soportable. No soporta ni vías, ni sondas, ni fármacos ni nada de esas cosas, la única que termina angustiada es Amanda aunque no entiende porque los pacientes la quieren tanto-¡tiene manitos de ángel!- escucha constantemente, mirándolos agradecida pero preguntando si ellos acaso sospechan que la cruz que cargó para hacerlo es inmensa.Le tocó tener unos padres que la obligaron a terminar lo que empezó como le decían siempre, hasta el día final del internado en donde, sin saber si era broma o no, le ofrecen cambiarse de carrera:
-¡¿Broma?!, recuerda haberle dicho a sus papas un día de semana por la tarde con una taza de café en la mano.
-Es que conversando, nos dimos cuenta que no te vimos muy contenta estos años y no queremos que seas infeliz.
Amanda frena ahí el recuerdo, moviendo la cabeza para apartarlo de la cabeza y mientras prepara el desayuno siente que Mauricio ha despertado. Le ruega a Dios para que sea un día tranquilo, sin peleas ni incomodidades -¿Será normal? ¿Será así el amor?- piensa mientras le da los buenos días y lo mira como comienza a vestirse. Vuelve a frenarse ahí, porque recuerda haber decidido que nada iba a interferir su triunfo laboral.
Cada uno agarra las llaves de sus autos llegada la hora. Amanda se devuelve para alimentar a su gata «Magia» que tiene desde hace 3 años. La mira, le cuenta que ha llegado el gran día y le promete que a la vuelta le contará todos los pormenores, a lo cual Magia maúlla rosando su cuerpo por la puerta de ella.
-¡Apúrate por el amor de Dios!, dice molesto Mauricio
Amanda se apura dócilmente; nadie pudiese sospechar que adentro un volcán estaba preparándose para que prontamente hiciera erupción, pero que bueno que nadie sospechase pensó, así era mas fácil concentrarse en el foco del día: disfrutar de este triunfo que la vida le había regalado, aunque aquí ella tampoco sospechaba como el entrar por las puertas de ese Hospital iba a cambiar el curso de su vida.
MAURICIO
Ese día despertó con el ruido que hizo Amanda al levantarse, estaba contenta y cantaba como solía hacerlo cuando estaba feliz por algo. Llevaba ya casi 4 años con ella y alrededor de tres viviendo juntos y si bien estaba enamorado de ella, a veces se sentía inseguro de como ella lo quería, no podía concebir en su cabeza que ella no lo quisiese con la misma intensidad, a su parecer, como lo hacía el. A veces el miedo lo invadía y se volvía absorbente, posesivo, pero el no se comportaría de esa manera si ella no le diera motivos- si ella me quisiera como yo quiero sería distinto, pero no entiende, no sabe ser pareja-.
Se acordaba de como se habían conocido, una noche de sábado en una fiesta de amigos en común. Lo había atrapado su sonrisa, su forma tan libre de expresarse, no sabía que era pero había un magnetismo que ella irradiaba y que estaba seguro el resto
de la gente también lo sabía. Desde ese momento comenzó a escribirle mensajes y llamarla de vez en cuando y todo se dio hasta que se dieron el primer beso una noche después de cine. El resto de como sigue la historia es imaginable.
Mauricio se estaba terminando de vestir y Amanda le traía el desayuno. El día anterior solo se habían dado las buenas noches, aparte de los mensajes de whatsapp que se escribían por cosas cotidianas.-Claramente hay un problema de comunicación- pensó Mauricio, -es cierto que me encierro en mis videojuegos pero si ella no viviera pendiente de su yoga, o Magia o sus amigas,
no tendría que hacerlo- sacudía su cabeza mientras pensaba esto.
-¿Terminaste ya para levantar tu taza?. la voz de Amanda lo sacó de sus pensamientos
-Si, estoy listo, muchas gracias. Decide abrazarla y darle un beso, después de todo va a empezar un nuevo desafío.
Toma sus carpetas que debe llevar hoy al trabajo, últimamente hay muchos casos de narcotrafico en los que esta trabajando y hoy particularmente tiene un par de juicios difíciles de llevar.
Toma las llaves de su auto para apurar a Amanda que se encuentra hablando con Magia. No entiende como un ser humano puede hablar de esa manera con un animal-quizás por eso le gusta tanto trabajar con locos-los maullidos lo sacan nuevamente de sus pensamientos,que decide dejarlos de lado.
-¡Apúrate por el amor de Dios!
-¡Ya voy! le dice Amanda, hastiada pero con una sonrisa en la cara y moviéndose para ir saliendo de la casa.
Bajan el ascensor en silencio mientras ella le arregla la corbata que ha quedado un tanto ladeada-tienes que estar perfecto para tu juicio de hoy-le comenta Amanda mirándolo a los ojos y sonriendo genuinamente.
-Gracias Amor, le dice mientras le besa la frente y salen hacia sus respectivos autos.
-¡Hey! le grita Mauricio.
-Dime- le dice Amanda mientras se da vueltas hacia la orientación de donde proviene el grito.
-Estoy muy contento por ti, que disfrutes tu primer día.
-Gracias Amor, le dice ella mientras ambos van mirándose por ultima vez antes de subir a sus autos.
Mauricio no se imagina que le esta deseando el mayor de los éxitos a lo que iba a aparecer en la vida de Amanda y repercutiría completamente en la suya.
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