Prologo: Sinfonía
A veces suelo usar la imaginación para escapar de la realidad, todo es más simple y en ella termino con placeres o cosas relevantes que mi corazón desea, amor, vida y situaciones.
Sin ella me sentiría muerto.
Encuentro cierta armonía, afuera tengo caos.
Esto me hace olvidar también mi supuesta imperfección, de igual manera tengo que seguir un lineamiento porque me siento un ser imperfecto. Mis pensamientos en esta etapa de mi vida van en círculos, tengo un problema, veo las soluciones pero luego siento que todo es por mi accionar, de alguna manera todo es mi culpa.
Quiero escapar de mí, de todo y lo que sería mi mundo. No me aguanto, no los aguanto…
Mis expresiones, mis pensamientos y mis valores me dicen “Querido ¿Por qué no nos vamos de aquí?” no, simplemente no es correcto. Tengo que sonreír un poco más, para que vean mi buena fortuna y como disfruto de ella, en este lugar, un hotel que tiene más años de vida que la nueva amante de mi padre.
Elegante, bonito y distinguido para mis estándares, era demasiado para escuchar decir a un político promesas que jamás cumplirá, además de los cuchicheos de personas de niveles inferiores decir “Yo conozco al señor Lorenzo Ludovico, excelente y muy distinguida persona” dicen felices, actuando por supuesto, cuando en realidad lo han visto dos veces, pero no duden que los saludos fueron simplemente por cortesía.
-Franco… -dice en una voz muy baja mi madre y acercándose muy disimuladamente mientras se toca el cuello de forma delicada, frunciendo de ratos las cara- Cambia esa cara y no mires así a la gente, no quiero chismes o habladurías, en este evento no.-
-Tengo 18 años madre, ¿No te parece que yo se comportarme?-aprieta los labios y su disimulo se va lentamente-. No me había comportado bien, estando en primera fila mientras oía a mi padre hablar de sus próximas políticas publicas, el trataba de ponerle buena cara, ser amable, gracioso y carismático, claro ¡carismático! si no les convence algo, lo respaldas con actitud ¿no? no se, pero siempre hace y le funciona eso. Pero se le corto, miraba de reojo a mi madre incomoda en la primera fila, para el eso era impresentable. Nos había pedido armonía, que estemos tranquilos pero no podía, estoy cansado, exhausto y no me siento bien, se que estoy arruinando todo, pero solo pienso en Carina, en esa carta.
-Franco… cambia un poco esa cara… por favor -continuo mi madre en un tono mas seco y frio-.
– Y ¿Qué pasa si no? ¿Luego terminare como Carina?- conteste en un tono bajo, pero no me acerque-. Estaba explotando en medio discurso, años guardando todo y vengo a explotar aquí, ay Franco, por favor no, aquí no…- Necesito aire – dije antes de levantarme y fingir que me llegaba una llamada, mi padre me miro, entonces lo mejor que se me ocurrió fue mover un poco la cabeza e indicar el teléfono. Él siguió el discurso…
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