DEPENDEMOS DE LA MUERTE

“DEPENDEMOS DE LA MUERTE”

Ausencia repentina de la muerte

Por: Valentina Enciso Méndez

Es interesante señalar lo particular que resulta plantear la situación de la ausencia repentina de la muerte; esta constituye uno de los miedos que constantemente atormenta al ser humano y probablemente personas han deseado tener, ya sea para ellos o para sus seres queridos, la vida eterna. Sin embargo, poco se habla de cómo la ausencia repentina de la muerte podría alterar el orden mundial, desde la economía hasta importantes monarquías, el escritor José Saramago en su obra “Las intermitencias de la muerte” nos plantea dicha situación a través de un análisis profundo acerca de cómo la muerte puede ser el detonante de diversos problemas y como la sociedad los afrontaría desde una vista política, social y hasta religiosa, ahora resulta oportuno postular la siguiente pregunta: ¿Hasta dónde podría afectar la ausencia de la muerte en nuestra sociedad?.

Naturalmente las personas suponen a primera vista que la desaparición de la muerte, además de ser un evento sin precedentes, sería algo “divino”, muy cercano a un “milagro”. Sin embargo, bajo qué condiciones se daría esa supuesta “inmortalidad” es lo que realmente lleva a la sociedad a reconsiderar su posición frente a la situación. Saramago postula una utopía muy interesante en la cual las diferentes consecuencias de la desaparición de la muerte se ven reflejadas; no siempre se tiene en cuenta el amplio número de sectores económicos que dependen de la muerte para poder subsistir y seguir siendo viables al generar ingresos, uno de estos, aunque muy obvio, es el sector funerario. No obstante, es interesante señalar diferentes aspectos morales que intervienen en dicha situación pues plantear la simple idea de que consideremos la muerte un evento esencial únicamente por favorecer un sector económico o planteándolo de manera más puntual: “convertir la muerte en un negocio” haría que la sociedad que se considera con una moral “superior” levante juicios contra los dirigentes de este sector.

Como en el anterior caso, cada una de las consecuencias causadas por la ausencia de la muerte traen consigo un debate moral, sin embargo, personalmente el aspecto que más llamo mi curiosidad e incito mi pensamiento para hallar reflexión fue la cuestión del estado en el que los ancianos se encontrarían, pues el no morir no es sinónimo de salud y bienestar.

Los adultos mayores en hogares de reposo en la historia descrita por Saramago se encuentran en situaciones deplorables y casi suplican por una muerte que les conceda esa anhelada paz, sin embargo al estar la muerte de vacaciones les he imposible darse aquel lujo, aun así la situación en primeras instancias no deja de ser algo que el gobierno pueda controlar, el conflicto mayor se da cuando se piensa a largo plazo, pues en algún punto se tendrá que crear, como se menciona en el libro, una ciudad destinada únicamente a alojar aquellos ancianos a los que la muerte no logra alcanzar, y a largo plazo la situación se volvería un inviable motivo por el cual las personas entrarían en un debate moral: buscar una manera de sostener la sobrepoblación o buscar como hacer que la muerte vuelva desestimando el derecho a la vida, si es que este aun es válido en la situación antes planteada.

Una vez la situación en el libro es, a un cierto nivel, controlada, se presencia luego de siete meses el regreso de la muerte devolviendo al país el orden al cual estaban acostumbrados. Sin embargo, con una novedad, la muerte anunciara, valga la redundancia, la muerte a la persona una semana antes, con el objetivo de que las personas pongan sus asuntos en orden, sin embargo, es un efecto contrario el que se genera, esto refleja un aspecto realmente interesante de la sociedad. El miedo a la muerte permanece, inclusive luego de tal experiencia como la desaparición de la misma durante siete meses las personas aún no se encuentran listas para afrontar tal evento colmado de naturalidad, aun así, es de entenderse, el miedo a lo desconocido difícilmente desaparecerá.

Para concluir, la muerte sigue constituyendo uno de los hechos que más desorienta y por consiguiente asusta a los seres humanos, mientras que paradójicamente también constituye un evento completamente necesario para mantener un equilibrio en el mundo y así evitar el desastre, los argumentos anteriormente mencionados son simplemente una muestra de lo caótico que la desaparición de la muerte puede resultar y como los seres humanos nos encontramos en un constante debate moral en el cual, sin importar el camino que se tome, la decisión siempre será juzgada y tendrá sus matices de inmoralidad presentes, aun así negar la necesidad de la muerte es un sin sentido que simplemente funciona si el objetivo es vivir bajo un engaño.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS