En Defensa de la Historia

En Defensa de la Historia

Karol Bolaños

09/08/2022

Por. Karol Bolaños

La Historia es una disciplina científica que se ha construido desde su objetivo principal que es el estudio del pasado de la especie humana y sus procesos de transformación en el tiempo. Es importante aclarar que ésta, toma como punto de partida para su surgimiento, la escritura, lo cual significa que, su objeto de estudio han sido las huellas escritas que los seres humanos han dejado en diversos materiales, los cuales, conservan códigos repetitivos.

Por muchos años, el oficio del historiador consistió en reescribir antiguos documentos, la mayoría oficialistas que permitían la instauración de ideas y valores en las sociedades. Básicamente, trató de narrar las proezas de los vencedores y la anulación de los vencidos, dejando sin puntos de vista los hechos o acontecimientos sucedidos en el tiempo. Es importante aclarar que las bases de esta disciplina están lejos de la reflexión, a la base, el historiador era el restaurador y guardián de los documentos antiguos. Además, estaba destinada a un pequeño número de hombres con poder y dinero.

Los grandes teóricos, investigadores, estudiantes y profesores de esta disciplina científica han ido evolucionando, poco a poco, las facultades que antaño fueron rígidas y destinadas a la burguesía se han diversificado en materia de género, origen socioeconómico, lenguajes, objetos de estudio, reflexiones, maneras de ver, hacer y entender la Historia.

Hoy en día hablamos desde tantos lenguajes como nos sea posible, incluso desde la literatura, la danza, la pintura, la artesanía, la reflexión, la protección medio-ambiental y cultural, la música, el teatro, la política, el diseño, la enseñanza, en fin, desde cualquier lugar que podamos construir desde los estudios y discursos del pasado. En este instante, se podría decir que es histórico el papel que juega la Historia en este presente catalítico, dramático y poco esperanzador.

Veo con asombro la desesperación de la desinformación, así mismo, se siente el miedo de los individuos que han sacado provecho con el control de las ideas. Siempre que tienen oportunidad pelean contra la disciplina científica que por años les ha permitido mantenerse en el poder, sin ningún respeto, pasan por encima de años de dedicación y esfuerzo colectivo de una academia que no terminará de transformarse. Concretamente, me he dado cuenta que hay temor y enojo por la visibilidad de algunos estudios que ponen en evidencia acciones cuestionables.

A nuestras maneras de explicar las causas, consecuencias y efectos desde la lectura de las estructuras, como un todo repetitivo desde la existencia de los sistemas económicos modernos, le llaman superstición, mentira y sabotaje. Reclaman todo igual, quieren vivir como antes, dicen, como cuando existencia un silencio eclesial frente a la muerte de inocentes, la esclavitud, la violación, la colonización, la guerra, el sostenimiento del patriarcado como única forma de existencia de la humanidad, el salvamiento de los ricos en las crisis económicas, las respuestas ante las pandemias, el maltrato animal, la desforestación y la falsedad del discurso racial.

Nos tildan de causar la división en política, sólo por evidenciar que las grandes mayorías no hemos sido el origen de nuestras precarias formas de vida feudal, pre-moderna y moderna. Pero aquí va mi punto de vista, contrario a todo aquello de lo que nos intentan salpicar.

En la realidad, los que se sienten verdaderos historiadores e historiadoras hacen ciencia, siguen visitando los archivos, escriben grandes tomos y se encuentran en conferencias que pocas veces están a reventar. Es verdad, ellos y ellas hacen hablar a aquellos que ya no existen y nos explican tantos hechos que nos ponen a temblar frente a lo duro que ha sido llegar hasta este día.

Existimos otros y otras, las y los apasionados que tenemos como principal herramienta la creatividad, el conocimiento de nuestra disciplina, la facilidad para la comprensión y aceptación de la diversidad, el respeto por nuestros maestros y maestras, el amor por nuestra disciplina y la generosidad para inventarnos todas las formas posibles de acercar al mayor número de seres humanos hacía nuestro leguaje, el histórico.

Es cierto, seguimos siendo aburridos y aburridas, escribiendo desde un lenguaje científico particular, hablando de cosas que algunos no logran entender y gracias a nuestros objetos de estudio muchos y muchas seguirán sin haber leído ni un solo estudio histórico en su vida. En consecuencia, muchos y muchas seguirán sin entender su origen, lugar y el papel que deben cumplir en la sociedad que habitan. Por muchos años renegarán y no nos querrán escuchar, ya que, hoy hablamos con argumentos sobre la necesidad urgente de transformar nuestras formas de consumir, vivir y organizarnos.

La buena noticia es que la Historia es tan antigua como la humanidad, es con ella que surge, porque la historia tiene que ver con el pasado de los hombres y mujeres en el mundo. Los aprendizajes del pasado serán de gran ayuda para guiarnos en este presente, eso jamás será una frase de cajón, seguirá siendo una necesidad fundamental para ser y existir como especie.

El lenguaje es toda una historia fantástica de cómo se desarrollan códigos repetitivos que permiten la comunicación, al inicio, oral, y hasta el final de sus días se sostendrá desde la oralidad; ese reconocimiento nos ha permitido avanzar como disciplina científica y seres humanos pensantes.

Adicional, está la escritura que guarda un legado físico de eso que sucede en el día a día de esos pueblos, que son tan testimonios como los relatos y requieren de análisis a la luz de las actuales teorías.

Así que, la historia como la tierra vivirán, con o sin, inevitablemente, la mayoría que insista en resistirse a entenderse y transformarse tendrá que desaparecer para dar paso a una vida donde el equilibrio natural, cultural y social sea posible. Esa ha sido la lección de la Historia de la Tierra y la Humanidad hasta hoy.

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