Supe que no era un sueño cuando el sonido del último clavo cayendo al suelo me alarmó,  algo se posó lentamente en el piso y comenzó a andar hacia mi.

En la oscuridad y soledad de mi habitación algo se acercó, entre balbuceos, intenté rezar y pedir ayuda a Dios, pero fue en vano, él acababa de abandonar su cruz.

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