Las palabras, ¿cómo decribirlas? ¿No son ellas las que describen las cosas y las acciones, lo visible y lo invisible, lo racional y lo irracional, la vida y la muerte? Las palabras pueden dar la vida, pero sin duda alguna, pueden también herir de muerte. ¿Quién podrá descubrir algún día al humano que dijo la primera de ellas? Para algunos la palabra ya ha entrado en desuso, ya no se respeta, se pierde y desvanece en el aire. Por eso, surgió la escritura. Dicen que escribir es algo propiamente humano. Sí, lo es. Es una forma de dejar patentado en la historia lo que se dijo en palabras. Si no se escribe nada sobre uno a lo largo de la historia es como si no hubieras existido. Son como huellas a la orilla del mar que se ven amezadas por las olas al sentirse desaparecer.

Muchos han sido los oradores que han sabido endulzarlas y seducir a pueblos nuemerosos con ellas. La retórica, ese arte de seducir con las palabras, para no convertirnos en oradores que hablan como libros, sino que debemos esforcemos en crear «libros que hablan como los hombres«. 

Por mi parte, nada me molesta más oír decir de alguien que habla como un libro. Prefiero los libros que hablan como los hombres (Miguel de Unamuno).

Puede que el gran pensador español Unamuno no pudiera llegar a imaginar los sorprendentes medios que poseemos en la actualidad. Ahora Unamuno, tus sueños se hacen realidad. Ahora la humanidad puede leer con los oídos.

¿Es el texto de Ramón C. de «Escrituras» y su nueva plataforma esta nueva forma de escribir? A muchos asusta de manera estrepitosa el neolenguaje cibernético, en cambio otros como Unamuno temían que murieran sus palabras en un libro. En cambio, mi temor personal, es que mueran las palabras por completo y sean sustituidas por los pinturas rupestres.

La escritura sirvió para encarcelar las palabras, la saturación de imágenes para terminar de asesinarlas. La humanidad, con tanta saturación de imágenes a perdido la reflexión, ya no encuentra el lugar sosegado de escuchar las palabras del interior del alma. También ha perdido la capacidad de relación con el otro. En definitiva, un abandono por las humanidades y un zambullido desenfrenado en un cientificismo sin reflexión profunda sobre las consecuencias de los actos. Julián Marías nos lo reclamaba ya constantemente en todos sus palabras sin descanso una y otra vez.

Hoy, es este mundo tan tecnificado, es necesario pararse a leer y seborear al detalle las palabras de aquellos que se han esmerado por escribirlas. Ahora no sólo hay oportunidad de ello, sino de escuchar las voces de quienes lo escribieron y poner imágenes de aquello que realmente quieren expresar. Si un autor habla de su hogar, a cada uno le vendrá a la mente su querido hogar, pero si yo digo «mi hogar» y quiero que el lector se imagine lo que mis palabras relamente quieren expresar es más fácil hacerlo, como dice el refrán, con una imágen más que con mil palabras. Incluso un emoji puede representar eso mismo: 🏠.

  ¿Qué es mejor: contemplar, leer o escuchar?  Todo sea para proteger algo constitutivo de los humanos, las palabras. Que se abran espacios como este, donde se juntan varios recursos para contar historias no hance más que seducirte para invitarte a leer y a recuperar las palabras. Escuchar entre tanto ruido aquello que nos ha constituído.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS