Tras el rugir del trueno
Las sirenas empiezas a cantar y
El levante a proclamar:
No fue amor ni destino.
Sino tres doblones, dos peniques
Y una botella de ron.
Oro, plata y licor;
Atados con la traición
A la tormenta convocó.
Un día su cantó terminó,
En la cueva pirata
Su amor, la tormenta ahogó.
Ella, bruja del este
Al oeste marchó,
Tras el amor que las tinieblas
Del mar entregó
No fue amor ni destino.
Sino tres doblones, dos peniques
Y una botella de ron.
Oro, plata y licor;
Atados con la traición
A la tormenta convocó.
¡Ahoy marinero!
Ha llegado la tempestad
A resguardo estad.
Pues la bruja de las tormentas
A cazar saldrá y su venganza
Así saldar.
Y quizá al paraíso llegar.
No fue amor ni destino.
Sino tres doblones, dos peniques
Y una botella de ron.
Oro, plata y licor;
Atados con la traición
A la tormenta convocó.
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