Y aquí me hallo, sumido en una tristeza inconmesurable
Ni aquí, ni allá. Nadie puede darme la calma que necesito para poder salir de esta voragine emocional. Me necesito, lo sé, pero no me encuentro, me perdí, dejé todo atrás, mis creencias, mis relaciones, todo lo que me construía ya no lo veo.
Soy el producto deformado de lo que quisieron llamar éxito.
Aguarda….
¿Qué es eso?
Un mate, ohhhhhhh, hermoso mate, idílico brebaje causante de tantas reflexiones. Ideal para este momento caótico. Te cebo, te quiero, me quieres, lo sé, yo también te quier, mas aún, te venero. No soy celoso, no se puede ser celoso contigo, querido amigo. Tú, que generas tanta calma y tanta bondad en las personas. Tú que cargas con la historia de un continente en plantaciones llenas de energía y fuerza del mapu. Tú que con poder revitalizante eres capaz de traspasar desde la tierra misma a las hojas, y, de ellas a bocas, corazones, cerebros. Tú que te atreviste a viajar hacia lugares que pocos se atreven, desafiaste la física y en un proceso inexplicable transformas las mentes, mas rápido que la luz generas cambios individuales y colectivos, activas neuronas que ni siquiera han descubierto: Será tu sabor, tu temperatura, tu preparación, es un estallido de sensaciones que no requiere de un paladar fino o un manual para encontrarte. Solo requieres un contenedor, agua y la espontaneidad del momento para ser único.
Querido compañero, cuantos días me has acompañado, siempre silente, receptivo, acogiendo mis peticiones, y desde tu escucha, respetando mi corriente de consciencia, cuantas penas me calmaste, cuantas risas me sacaste, pero lo que mas rescato de tí, son las conversaciones que gracias a tí compartí, y que fueron parte de mi transformacion como la que acabo de vivir en esta nueva ronda, mateando, solo, frente a una pantalla, saboreando tu amargor, disfrutando tu compañia y compartiendo mis sentires con quienes se identifiquen.
Gracias Mate, que corra el mate!
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