El agua,
en sonora imagen vertical,
recorta tu figura a lo lejos.
Estoy segura de que sos vos
y corro sin paraguas,
sin miedo.
El mar de golpe se ha vuelto dulce
y cae sobre mi,
con miles de peces de colores
cantándome tu nombre.
Te veo venir mientras corro a vos,
tengo las suelas
de las zapatillas gastadas,
podría resbalar, y aun asi no cedo.
Mi lluvia te ha traído.
Mía.
Y para siempre me guardo la imágen
de tu semirisa
asombrada de mi alegría.
Para siempre
los peces dorados
violetas
perlados
y la fragancia dulce
del calor
que adormece mi cintura entre tus manos.
Tu abrazo, por fin tu abrazo.
Y nuestras ropas empapadas
alcanzándolo todo:
movimiento,
voz,
luz,
piel,
asfalto y verdín,
amor, amor, amor.
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