Seguía creyendo en que las miradas no podían engañar,
seguía y seguiré siendo fiel a ese sentimiento de sinceridad que me provocan los ojos de las personas,
y creo y creeré en mi intuición más interna,
hasta el último día de mi vida,
porque se, y sabré que ellos nunca mienten,
que en ellos se refleja el dolor por el que hemos pasado,
que brillan cuando ardemos de alegría,
por eso sabré y sabia, cuando tú me mentías,
porque tus ojos no reflejaban la verdad,
si no una atenúa oscuridad como la de la noche en un campo.
Por eso supe que me querías,
y que no solo tú me quisiste, y querrás,
porque las miradas, los ojos, el iris, la pupila,
son una simple ventana que da a nuestro interior,
una ventana por la que puedo ver tu amanecer más brillante,
o tú atardecer más gris,
así dejando lo claro, las miradas son como el cielo,
nubladas por un tiempo o soleadas y brillantes ardiendo…
P.PK
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