Querida Emily (Stardew Valley Fanfic)

Querida Emily (Stardew Valley Fanfic)

[Una nota arrugada, en el suelo, al pie de la cama de Clint]

“Querida Emily,

Sé que piensas de mí como un amigo.

Es mi culpa. Soy muy tímido. Nunca tendré el coraje de decirte la verdad.

Es por ello que estoy escribiendo esta carta a mí mismo, de que ciertamente me tiraré al suelo y me enroscaré en una esquina”

[Debajo de la cama, como si hubieran llegado allí por equivocación u olvidadas por su dueño, y definitivamente escritas mucho antes que la anterior, una serie de hojas de papel se encuentran acumuladas]

“Querida Emily,

Resolví escribir una carta para confesar todos mis sentimientos, pues quizá no pueda encontrar las palabras indicadas si estoy frente a ti.

Te conocí aquel verano luego de que mi padre y yo nos mudamos a Pueblo Pelícano. El alcalde Lewis nos ofreció un edificio abandonado al norte del museo, que rápidamente restauramos y transformamos en una herrería.

Yo comenzaba a dar mis primeros pasos en dicha profesión. Mi padre deseaba que yo aprendiera este oficio pues era ya una tradición en los hombres de mi familia. En ese entonces no me oponía, pero sabía que quería explorar otras opciones y conocer nuevas personas.

La primera vez que te vi fue casi una semana después de haberme instalado. Me dirigía a la tienda de Pierre a hacer unas compras cuando cruzamos nuestros caminos. Quedé impresionado al ver a aquella joven de cabello azul que regresaba de un campamento de verano al lado de su rubia y adolescente hermana.

Creo que no te diste cuenta que yo pasé a tu lado, pues venías hablando con Haley. Te perdí de vista cuando doblaste en la esquina donde está tu casa, aunque en aquel momento no sabía que vivías allí, pues conocí a tus padres cuando llegué al pueblo, pero no sabía que ambos tenían dos hijas.

Cuando me volteé para seguir mi camino, vi que Lewis estaba cerca de mí.

—La mayor se llama Emily. La menor es Haley. —Me dijo. —Sus padres son…

Pero yo ya no lo estaba escuchando. “Se llama Emily”, pensé. Luego me despedí del alcalde y continué mi camino.

Desde ese día, tuve problemas para concentrarme en la herrería. Mi padre me regañaba y me daba el mismo sermón cada vez que me veía abstraído en mis pensamientos o perdiendo el tiempo.

—No estaré aquí por siempre para enseñarte todas mis técnicas. Sé que eres muy habilidoso, tal vez mejor que yo cuando tenía tu edad, pero necesitas practicar y practicar hasta que las domines por completo. Recuerda que mi padre, y el suyo antes de él, fueron herreros, y tú debes continuar la tradición. Así como tus hijos lo harán.

“¿Mis hijos?”, pensé. Entonces me imaginé cargando a un niño de cabello azul y explicándole las diferencias entre los distintos metales que existen.

La primera vez que me hablaste fue en la Feria de Stardew Valley de ese mismo año. Mi padre y yo preparamos varias herramientas y espadas para exhibir. Recuerdo que Marlon y Gil me felicitaron por mi trabajo. Me encontraba hablando con ellos cuando te acercaste a nuestra mesa a contemplar nuestra exhibición.

—Me encanta esta regadera de iridio. ¡Es tan colorida! Aunque preferiría ver herramientas hechas con gemas, como unas tijeras de rubí. —Entonces quitaste tu mirada de las herramientas y me miraste. —¿Será que se puede hacer algo así?

—Yo… err… —Me quedé mudo. No sabía qué decir.

—Estoy jugando contigo. Sé que es imposible fundir gemas como si fueran metales. —Luego se dibujó una sonrisa en tu rostro.

—P-podría incrustar las gemas… Ya sabes, en el metal.

—¿De verdad? Me encantaría ver eso. Aunque no tengo dinero para ello. Pero algún día ahorraré lo suficiente. —Entonces te fuiste sin darme tiempo de decir nada más.

Desde ese día comencé a pensar en ti a toda hora. Durante meses, imaginaba situaciones en donde iniciábamos una conversación y lograba hacerte sonreír como aquella vez en la Feria. Incluso, el día del funeral de mi padre, sólo podía mirarte y preguntarme si venías a hacerme compañía porque tenías interés en mí.

Luego de encargarme por completo de la herrería y sin la constante presión de mi padre, comencé a salir más seguido para intentar cruzarme contigo. Sin embargo, cuando te encontraba, no me animaba a hablar y terminaba mirándote de lejos o siguiéndote a donde fueras.

De hecho, los días en que tenía poco trabajo, cerraba mi tienda y me iba a esconder detrás de un arbusto cerca de tu casa, y con ello aprender tu rutina. A veces, incluso esperaba a la noche hasta que tú y Haley estuvieran dormidas, para así poder dejar gemas en el buzón y luego revisar tu basura con el fin de aprender más detalles sobre ti.

Así me enteré que te gusta la sastrería, que los martes asistes a una clase de aeróbicos en la casa de Caroline, que te gusta bailar y crees en Yoba, y también te escuché comentar con Shane sobre tu amiga que vive en el desierto, a quien conociste en aquel campamento de verano.

Siendo sincero, no me agrada ese chico en lo más mínimo, pero dudo que alguna vez te haya interesado un bueno para nada como él. No obstante, las conversaciones que mantienen entre ustedes me han sido útiles, sobre todo aquellas que eran en confidencia. Créeme, no hay nadie que te conozca mejor que yo.

Poco tiempo después, tus padres decidieron ir de viaje alrededor del mundo y entonces decidiste aceptar un trabajo en el Salón de Gus para ayudarte con tus gastos. Por ello decidí ir todas las noches para así poder sentarme en una mesa, observarte y vigilar que nadie intentara alejarte de mí.

Sé que he guardado este secreto por muchos años, pero creo que ya estoy preparado para que sepas lo que siento. Te escribo esta carta mientras observo una foto tuya que tomé a escondidas a través de la ventana de tu casa.

No te preocupes, eché al fuego de la forja aquellas donde sale tu hermana. También quemé las tuyas que resultaban más comprometedoras, para evitar que por error terminaran en las manos equivocadas, no sin antes memorizarlas para estudiar la forma de tu cuerpo y todos sus detalles.

Además, algo me dice que ahora es la ocasión perfecta para confesar mis sentimientos, principalmente porque todos están hablando del nuevo granjero que llegó al pueblo hace poco. Aún no sé si es chico o chica, quizá deba escribirle para ofrecerle mis servicios. Pero su presencia y conmoción que ha causado entre todos provoca que sea un buen momento para acercarme a ti sin que nadie le tome mucha importancia y que entonces puedas aceptarme.

Te quiere con obsesión,

Clint”.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS