El universale.

Si alguien había amanecido contento hoy seria Aaron, el joven moreno, delgado, vestido con un polerón azul, camiseta verde militar, jeans y zapatillas caminaba por la alameda tarareando alegremente cargando bolsas que contenían desde víveres de primera necesidad hasta videojuegos y comics, en razón de un trabajo bien hecho, solo necesitaba encargarse del pago de los gastos comunes de su departamento podría dedicar el resto del día al ocio y la diversión, le llamo la atención ver al administrador del edificio tener una densa charla con una mujer vestida formalmente en la entrada de su oficina por lo que estaba por retirarse para volver en otro momento, pero fue interrumpido por la misma mujer.

– Disculpe, ¿usted es Aaron Gabriel Diaz Salas?

– Aja – Contesto el joven en una mescla de cortesía y extrañeza.

– Mi nombre es Chloe Molina, funcionaria del departamento de regulación tributaria del SII, en cumplimiento de mi deber le entrego esta citación.

    La mujer procede a entregarle una carpeta con una serie de documentos, Aaron los revisa atónito mientras siente un escalofrió en la espalda, la mujer solo necesita una mirada a su rostro para deducir su estado de ánimo, procediendo a dar un leve suspiro para colocarse a su lado.

    – Señor Diaz, la razón de por que le citamos es por que existe sospechas de que usted esta recayendo en lo que se conoce como enriquecimiento sin causa, debido a que en estos últimos meses ha tenido ingresos de sumas entre dos a cinco millones, pero no hay registro de que usted tenga contrato de trabajo, iniciado actividades, sea socio en una sociedad o algo similar, para asegurarnos de que sus ingresos no provienen por perjuicio de terceros o actividades ilícitas debe llenar estos documentos…- explicaba Chloe mientras le daba un repaso de cada documento.

    – Espere señorita, entiendo que parece raro, pero le garantizo que no me he metido en nada indebido.

    – Entonces complete los formularios junto con la lista de documentos y preséntelos en el plazo correspondiente.

    – Es que mi actividad es algo peculiar y no sabría como ponerlo en un informe, ya se, ¿por qué no se lo muestro? Sería más fácil de procesar y no me tomara por loco.

    – Si tiene dudas hay un numero de consulta en la pagina web del SII, ahora si me disculpa.

      La mujer estaba bajando la escalera para irse, en un intento desesperado Aaron le agarra de la mano, en tan solo un instante el paisaje departamental cambia sorpresivamente a una habitación oscura con aire aceitoso, el repentino cambio de escenario estremeció a la funcionaria la cual en su intento de orientarse tropezaba con todo tipo de objetos tirados, generando un escándalo, Aaron intentaba calmarla mientras buscaba alguna fuente de luz, pero esta situación se ve interrumpida la súbita activación de las luces y de un colérico grito.

      – ¡Malditas termetalitas! ¡si se comen mis cosas les abriré el estómago y las recuperare! – Exclamo una extraña criatura peluda similar a un cuyi gigante vestido con un pantalón con tirantes y gafas para soldar que agitaba frenéticamente un machete, una vez que aprecio mejor la situación, su tono enfadado fue reemplazado por una actitud perpleja- Aaron, ¿qué haces aquí?, no te dije que descansaras mientras reparo tu equipo ¿Y quién es esa?

      – Yo merezco las explicaciones aquí, ¡¿acabas de secuestrarme?! ¡¿Y que es esa… cosa… una rata gigante?!- Exclamaba Chloe mientras retrocedía temblorosamente de Aaron y de la criatura.

      – Intrusa y grosera ¡¿Acaso tú la trajiste Aaron?!- Exclamo el roedor.

      – ¡!!!Ya basta!!!, ¡Beard, señorita, si tanto quieren que explique comiencen callándose! – Exclamo Aaron enfadado mientras se colocaba entre ellos para frenar cualquier conflicto.

      – Bien- dijo Beard después de chasquear la lengua en tono de fastidio- si voy a escuchar una historia enredada al menos quiero ponerme cómodo, vengan.

        Beard les guio hasta la sala de su casa, Aaron buscaba tranquilizar a Chloe mientras ella observaba a todos lados con los ojos entrecerrados y con los brazos cruzados, el hogar de Beard parecía ser una cabaña bastante iluminada por la luz del sol, observaba incomoda extrañas decoraciones similares a cristales brillantes que cambiaban continuamente de forma y color como si fuera un caleidoscopio, muebles anchos robustos de madera que emitían un aroma floral, finamente los tres tomaron asiento en la mesa central en mullidos sillones que parecían bellotas, Chloe y Beard le daban a Aaron miradas inquisidoras.

        – Señorita Medina, primero que nada, debo advertirle que no estamos en Chile, ni siquiera estamos en ese mismo universo, este plano de la existencia se llama Relvis y no es la única realidad alterna, existen una infinidad de estas y yo tengo la habilidad de poder viajar entre ellas ¿me sigue hasta ahora?.

          Chloe se reclino levemente hacia atrás mientras no despegaba la mirada de Aaron pero giraba la muñeca hacia ella de forma indagadora, el joven decidido interpretar esta actitud de forma optimista, Beard empezó a comprender la situación, en un gesto de simpatía hacia la muchacha se acercó a la repisa y le ofreció como bocadillo unas peculiares galletas moradas con una salsa viscosa que brotaba de ellas, Aaron tomo una la saboreo lentamente, aun así Chloe las rechazo con tanta compostura como podía hacerlo una persona con los nervios a flor de piel y volvió a colocar sus ojos en Aaron.

          – Usted se preguntaba de donde había obtenido esas ganancias ¿verdad?, hace un tiempo decidí empezar a aprovechar esta habilidad hacer un emprendimiento junto con mi amigo y socio, Beard, durante mis viajes es normal que me topé con todo tipo de objetos y artículos especiales, Beard se encarga de que sean seguros al público para luego venderlos en mi universo y dividir las ganancias, afortunadamente los objetos de otros mundos se valoran muy bien en el nuestro.

          – Tu historia está llena de agujeros, por ejemplo, ¡el dinero de nuestro universo no debería tener valor acá! – Critico la funcionaria.

          – No lo tiene- Respondió Beard, pero los objetos de la Tierra si, los juegos de cartas coleccionables, cámaras, comida rápida y artículos de aseo se venden en tiempo récord en mi bazar. – Expreso Beard inflando su pecho de orgullo.

            Habiendo terminado su explicación Aaron intento leer la expresión de Chloe, pero había colocado una mirada de póker estaba al nivel de un profesional, Aaron vio atentamente como ella se colocó la mano en el pecho y respiro hondo, para soltar una sonrisa relajada que ilumino los ojos de Aaron.

            – Ya veo, ¡por entiendo! – exclamaba alegremente mientras empezaba a carcajear.

            – Me alegra mucho que pu…

            – ¡Todo esto es un sueño! ¡Seguramente me caí de las escaleras o quizás sigo en la cama! – Exclamo la funcionaria para luego empezar a reír a carcajadas.

              Tal declaración le cayo a Aaron como un balde de agua fría, se dio una palmada en la cara y se agarraba la entre ceja mientras pensaba como proceder, quizás devolverla a su mundo era mejor idea, pero eso haría imposible que pudiera resolver sus problemas con el fisco, sin embargo, dejo eso en espera cuando vio a Chloe y a Beard forcejeando entre ellos en la entrada.

              – Oye ni lo pienses, solo se meterá en problemas afuera. – Exclamo el roedor mientras se interponía entre la funcionaria y la puerta principal.

              – ¡Hare lo que quiera! Es mi sueño, al fin y al cabo. – Respondió Chloe intentando rebasar a Beard.

              – Basta señorita, le reg…- Exigió Aaron mientras la agarraba del brazo firmemente.

              – ¡Suéltame! – Exclamo Chloe mientras aprovechaba de dar una repentina y potente patada en la entrepierna a Aaron, el joven empezó a retorcerse en el suelo y mientras que Beard se acercó para auxiliarlo, Chloe aprovecha para abrir la puerta y salir corriendo al exterior a toda velocidad para finalmente perderse en la multitud.

                Una vez repuesto, Aaron y Beard se dividen para comenzar a buscar por las concurridas calles de un vivaz y repleto distrito comercial, destacaban carpas coloridas que exponían llamativamente todo tipo de productos y servicios, el aire estaba impregnado por aromas salados y dulces de los distintos locales de comida y restaurantes buscaban predominar en el lucrativo horario de almuerzo, Aaron preguntaba a los distintos transeúntes y locales quienes eran retinoides, pájaros parlantes, otros cuyis similares a Beard y insectos antropomórficos los cuales negaban haber visto a alguien así, lo que incrementaba un sentimiento de pesar en su pecho.

                Mientras tanto en una taberna a varias cuadras de distancia, cuatro jugadores se encontraban en el clímax de la partida de Galevon, un popular juego de apuestas, todos ellos apostando dinero o artículos extraños, finalmente se alza con la victoria la jugadora que mas destacaba entre el hombre escarabajo, el reptiloide y un estoico golem con aspecto de halcón en la mesa, Chloe, la funcionaria sonreía de oreja a oreja mientras recogía sus premios después de ganar su cuarta partida seguida.

                – ¡¿Como demonios lo hace?!- exclamaba el golem se tapaba la cara con las manos.

                – Siempre se me dieron bien estos juegos- Afirmo Chloe con una sonrisa presumida.

                – ¡No es posible que una novata juegue así, seguro que haces trampa! – Acuso el reptiloide poniéndose de pie mientras la señalaba.

                – Oye cálmate, perdiste limpia…- Interviene el hombre escarabajo.

                – ¡Cállate imbécil! – respondió el Reptiloide dando un puñetazo entre los ojos al insecto.

                – ¡Nada de peleas en mi bar! – Exclamo el dueño del lugar que se acercaba a la mesa para poner orden.

                – ¡No molestes viejo! – El reptiloide furioso lanza su jarra de vidrio hacia él, el dueño la esquiva pero termina dando a la cabeza de un hombre mantis sentado en la barra, este último, ebrio y furioso empieza a blandir las espinas de sus brazos a diestra y siniestra incomodando a los demás clientes, lo que inicio una pelea colectiva, con Chloe metida en centro del conflicto, la cual esquivaba las botellas como si fuera otro juego y evitando meterse con otros clientes- de repente ve como el Reptiloide que había iniciado el conflicto, lleno de cortes y moretones salta sobre ella y desenfunda un cuchillo.

                – ¡Todo es tu culpa! – Exclama mientras busca apuñalarla, aquel arrebato la dejo incapaz de reaccionar empezó a temblar instintivamente cuando de repente un individuo encapuchado le da un contundente sillazo al reptiloide, dejándolo inconsciente para proceder ofrecer su mano a Chloe.

                – G-Gracias- Chloe sujeta la mano mientras suelta un suspiro y una ligera sonrisa.

                – Vámonos, acá no saben tratar bien a las damas. Indico guiñando el ojo con una sonrisa, ambos empiezan a escabullirse silenciosamente hacia una puerta trasera del establecimiento, habiendo escapado con éxito deciden alejarse un par de metros del lugar hacia un terreno baldío, acalorado por la carrera el individuo se quita la capucha revelando a mujer de facciones envejecidas pero elegantes, ojos color carmesí, cabello plateado.

                – Ese sillazo fue increíble, creo que te debo una- Dijo Chloe sonriendo.

                – Se me ocurre una manera de compensarme- Afirmo la mujer mientras colocaba una mano en el hombro de la funcionaria, repentinamente ella siente como una poderosa corriente eléctrica recorre su cuerpo, pierde el conocimiento siendo lo ultimo que alcanza a ver como los guantes de la mano que le toco emitían destellos eléctricos.

                  Aaron había perdido la cuenta de veces que recorrido la ciudad buscando a Chloe, levantando hasta la ultima piedra de ser necesario, no entendía como se había alejado tanto, pero lo que más le atormentaba era la reacción de los familiares y amigos de la funcionaria si llega a tener la necesidad de decirles lo que paso, no encontrarla seria algo que jamás él se perdonaría y se agarraba la cabeza mientras pensaba en donde más revisar.

                  – ¡Aaron! ¡Aaron! – Exclamaba Beard mientras corría con el rostro pálido y jadeante, el joven quiso darle un momento para recuperar el aliento, pero Beard insistió en mostrarle una foto de Chloe apresada en un lugar desconocido que llego hace poco su hogar, la parte posterior de la foto tenía inscrito.

                    “Cueva de Ascar, ven solo”.

                    – Conozco…. el lugar, es una mina…. abandonada al este, afuera de la ciu… ¡¿O-Oye dónde vas?!- Exclamaba Beard entre jadeos.

                    – ¿Acaso necesitas preguntar? – Respondió Aaron con un tono cortante.

                    – Mínimo llévate esto- Exigió el roedor mientras le entregaba un maletín larguirucho- Y reza que aguante.

                      Aaron lo toma agradecido, pidiéndole a Beard que los espere en su casa, la tenue luz de luna filtrándose por las hojas de los árboles era la única cosa que le ayudaba a Aaron a orientarse mientras corría velozmente por el bosque, lograba escuchar ligeros ronquidos por parte de los animales y los leves gruñidos de depredadores, casi se sentía como uno de estos últimos, deseoso de encontrar a su presa y eliminarla, pero no podía darse el lujo de dejarse llevar por la ira, su mayor prioridad debía ser salvar a Chloe.

                      Finalmente logra llegar a la Cueva de Áscar, la cual recibía su nombre por la piedra que extraían de ahí, el Áscar, sino mal recordaba, tal mineral solía ser un material capaz de almacenar energía de fuentes externas, debido a esto se extraía en grandes cantidades para usarlas como baterías, pero debido a que gran parte de la estructura era de este material cada vez eran más seguidos los derrumbes internos, hasta el punto de ser cerrada para proteger a los trabajadores, el joven caminaba con cuidado por sus intrincados túneles siendo el eco de sus pasos el único sonido del lugar, de repente un pequeño destello color turquesa llama su atención, a medida de que avanzaba más fragmentos de Áscar se iban iluminando de tal color, dudaba si seguía en el mismo lugar al llegar a lo más profundo, las paredes eran de metal cobrizo, el techo lleno de tuberías, todo conectado a una singular estructura en el final del salón la cual sea conformado por una estructura similar al arco del triunfo, parte superior de esta estaba Chloe en una extraña capsula de vidrio, Aaron no pierde el tiempo y se coloca el contenido del maletín, un guantelete de metal y cuero negro que le llega hasta el antebrazo, se apresura y activa uno de sus mecanismos, desplegando un gancho lanzable que el dispara hacia la capsula, pero su trayectoria es interrumpida por una red eléctrica, Aaron prefirió no pensar que hubiera pasado si no hubiera resurtido el gancho antes del impacto.

                      – No te hice venir aquí para eso- Contesto la misma mujer de ojos carmesí del bar la cual sostenía un bastón y que caminaba para colocarse frente a tal maquina y mientras no despejaba sus ojos de Aaron

                      – Dudo que tus razones para estar aquí sean mejores que las mías- responde Aaron mientras empieza a girar la cuerda del gancho.

                      – ¿Qué es un triste ajuste fiscal comparado con la prosperidad del multiverso? – Dijo la mujer en un tono crítico mientras a Aaron se le salto un latido- Mi nombre es Neva y ante ti esta el trabajo de mi vida, todo con el fin de solucionar el problema que aqueja a toda dimensión.

                      – ¿Y qué clase de problema se soluciona con un secuestro?

                        Neva suspira decaída mientras le da a Aaron una mirada gélida.

                        – Tu negocio es exitoso porque satisfaces necesidades que tu universo no puede satisfacer por si mismo, cuantas de ellas sufren de sequia mientras otras se inundan, cuantas son martirizadas por enfermedades que en otras se pueden curar al instante, toda dimensión tiene algo que beneficia a otra y este experimento será clave en su unificación.

                        – ¡No! las brechas entre estas evitan que se distorsionen y colapsen entre sí, ¡¿Acaso tu solución es matarnos a todos?!

                        – ¡¿Me crees estúpida?! He pasado décadas perfeccionando mis cálculos y tu… eres la clave, te he observado, aquel con el poder de viajar por las realidades ¡el Universale!, algo en ti trasciende las brechas y utilizando ese poder no habrá límites, ¡el multiverso unido superará lo que sea!

                        – ¡Basta! – Aron frenéticamente blande su gancho a modo de látigo, dispuesto a destruir el artefacto, pero se detiene cuando escucha un alarido de Chloe al ser electrocutada al ser encendida la máquina.

                        – Esta chica conserva la esencia de las brechas de cuando la trajiste y tiene una fuerte conexión con su universo, en teoría sería un catalizador eficiente, pero ¿resistente? – Comento Neva en un tono soberbio.

                        – ¿Qué debo hacer? – Pregunto Aaron con caíz bajo con una mueca de impotencia.

                        – La capsula está configurada para solo una persona, cuando entra uno el otro sale en un segundo, aunque yo me demoro menos que eso en iniciar el experimento.

                          Aaron subió junto a Neva por medio de una escalera hacia la capsula central, ahí, basto con que Aaron pusiera su mano en ella para que el dispositivo lo jalara adentro y expulsara a Chloe a los brazos de Neva, Chloe se esforzaba por mantenerse consiente y observaba a Aaron le devolvía la mirada con una expresión dolida y arrepentida, ambos murmuraron la misma palabra al unisonó.

                          “Perdóname”

                          – Si esto funciona, ella será la primera a la que ayude. – Afirmo Neva con genuina sinceridad en sus ojos para luego alejarse de la capsula, colocando a Chloe cuidadosamente en una esquina alejada de la habitación para luego dirigirse a los paneles de control, Chloe ya podía hablar un poco mejor pero solo podía ver como el mecanismo empezaba a brillar y generaba una tremenda cantidad de energía que generaba una extraña grieta en medio del aire la cual proyectaba imágenes desconcertantes y borrosas, producto de mantener el excesivo esfuerzo la maquina generaba un gran estruendo, que Ahogaba los gritos de agonía de Aaron, pero existía un estimulo que para Chloe superaba a todos.

                          Niña, sigues viva que alivio- un mensaje anotado en una libreta sostenida por Beard, la joven se esfuerza en hablar, pero el roedor le señala que guarde silencio mientras escribía en la libreta-

                          • Seguí a Aaron por el ducto de ventilación, tengo un plan, pero necesito tu ayuda. – escribió Beard.

                          Chloe asintió levemente con la cabeza, Beard no dudo en colocarle un brazalete hecho de flores rojas lleno de espinas en su muñeca, estas perforan fuertemente la carne de la joven, tal dolor hace que Chloe se levante y agite su brazo adolorida, casi grita a todo pulmón si no fuera por que Beard le tapó la boca mientras le muestra otra nota.

                          • Esas flores tienen un potente estimulante, estarás bien por ahora.

                          La funcionaria hace un chequeo rápido, no se sentía mareada, hablaba fluidamente y podía mover sus extremidades como corresponde, el Beard procedido en correr hacia Neva mientras lanzaba termetalitas, un extraño insecto famoso por comer todo tipo de metales, las pequeñas criaturas se colaban en todos los rincones carcomiéndolos y causando cortos circuitos, Neva histérica lanza su bastón la cual se convierte en una anaconda mecánica que retiene a Beard mientras libera de su bolso unos pequeños artilugios en forma de gorriones de color cobrizo con largos picos, quienes con estos últimos buscaban soldar y reparar cualquier desperfecto del portal.

                          Chloe subía las escaleras con dificultad, la gran cantidad de energía emitida producida generaba sacudidas que amenazaban con hacerla caer, Neva se esforzaba por seguir enfocada en los medidores del tablero los cuales mostraban parámetros alarmantes, la energía estaba sobrecargando al dispositivo incluso el Ascar empezaba a sobrecargarse y detonar, finalmente Chloe llega a la capsula envuelve su brazo con su veston y golpea fuertemente el cristal, Aaron se desploma en ella mientras que la maquina deja de funcionar pero el daño estaba hecho.

                          – ¡¿Qué está pasando ahora?!- Clamo Beard mientras se aferraba al suelo ante la creciente succión del portal

                          – ¡El proceso quedo incompleto! ¡Se ha creado una brecha al vacío entre universos que está absorbiendo todo! -Grito Neva.

                          – ¡No…! ¡No! – Sollozaba Chloe arrodillada mientras lágrimas de impotencia, de repente escucho un leve susurro: Sujétese.

                            Aaron hizo un esfuerzo en levantar un brazo y activar una vez más el gancho retráctil, este logra aferrarse a una de las paredes opuestas de la cueva para luego ser jalados forzosamente hacia el otro extremo, sin embargo, a la mitad del viaje la cuerda se rompe obligándolos a tener un aterrizaje forzoso al caerle encima a Beard.

                            El pequeño grupo al fin estaba reunido de nuevo, los tres no pudieron dar una pequeña sonrisa de alivio la cual no duro mucho, la maquina estaba encendida una vez mas

                            – ¡Si, Así! ¡La máquina pudo absorber parte de la energía irradiada, aun puedo completarlo! – Neva da un silbido y la serpiente mecánica rápidamente suelta a Beard para sujetar a Neva de la cintura con su cola y morder firmemente el suelo para crear un soporte.

                            – Por un carajo ¡¿perdiste la cordura?!- Clamo el roedor.

                              Neva no responde, está completamente inmersa en estabilizar el portal mientras su mente revivía los horrores de la guerra en su niñez, horrores despertados por gente luchando por los pocos recursos que quedaban en un mundo desolado, jurando poner fin a tales crisis el día que lo perdió todo, iniciando una odisea personal que finalmente llegaba a un momento decisivo, rechinaba los dientes mientras operaba el tablero de control olvidando su propia seguridad en pos de su meta.

                              La explosiones del Ascar y la succión de portal llevaron la cueva al punto del colapso, la lluvia de piedras no tardaría en destruir el lugar , Beard intento acercarse para detener a la inventora hasta que Chloe lo salvo de un enorme peñasco que estaba por caerle encima, ese momento le basto para recordar sus prioridades, ambos corrieron cargando a Aaron tan rápido como pudieron hacia la salida, cuando salieron y vieron la delicada pero elegante luz de la luna Chloe soltó una lagrima, aquella vista se grabo a fuego vivo en la funcionaria antes de perder conocimiento, Beard se dio cuenta que el brazalete florido se marchito, señal de que el efecto estimulante había terminado.

                              La luz matinal empezaba a filtrarse por medio de la ventana de la habitación, las cuales le llegaban directamente a la cara de la funcionaria, impidiéndole seguir sumergida en el sueño, Chloe soltó un enorme bostezo mientras sacaba la cabeza de la almohada, ¿en verdad experiencias tan vividas eran producto de su imaginación? Aun podía sentir como le pesaba todo el cuerpo.

                              – ¡Señorita que gusto me da verla despierta!, pero siéntase libre de seguir descansando si quiere, hoy es sábado. – Dijo Aaron con una sonrisa mientras estaba sentado en un puf sosteniendo una taza de té.

                                Chloe estaba estupefacta, empezó a ver a su alrededor, esta no era su habitación, su ropa tenía la suciedad y rasguños contenidos en la cueva y su muñeca aun conservaba las marcas de las heridas del brazalete, no pudo evitar soltar el mayor grito que había dado en su vida, afortunadamente eso había sido suficiente para que recuperara la compostura, después de que Aaron le prestara algo de ropa y le sirviera un improvisado desayuno el comento:

                                – Cuando me recupere lo primero que hice fue traerla a nuestro universo, debido a que estaba desmayada y no sé dónde vive creí que lo mejor seria que se quedara en mi apartamento.

                                – ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? – pregunto Chloe mientras se restregaba la cara con las manos.

                                – Un poco mas de un día entero, era jueves en la mañana cuando la lleve a Relvis.

                                – ¿Qué fue… de esa mujer?

                                  El rostro de Aaron se ensombreció, suspiro y bebió un vaso de agua antes de contestar.

                                  – Hubo una gran conmoción respecto al incidente de la cueva, Beard y yo fuimos a revisarla, pero no hay caso, está completamente destrozada, una parte de mi cree que es imposible que haya logrado estabilizar su experimento en tales condiciones y prefiero centrarme en esa parte.

                                  – Bueno, no veo el universo colapsando así que esa parte vas ganando, pero eso no te libra del problema original.

                                  – Con solo recordarlo me dan ganas de llorar- Respondió Aaron presionando su frente contra la mesa.

                                    Aaron se levanto a revisar si la ropa de Chloe había terminado de lavarse en la lavadora, la cual estaba modificada para entregar las prendas no solo limpias, sino que también reparada y seca, habiéndose cambiado y preparada para partir Aaron se despidió de ella agradecido de corazón por ayudarle, antes de cerrar la puerta la funcionaria le llama:

                                    – ¡Atrapa! -Exclamo mientras lanzaba una pelota de papel a Aaron, en su interior estaba anotado un numero telefónico- Seguro que ese contacto te ayudara con el asunto fiscal.

                                      Aaron sonríe esperanzado mientras se despide eufóricamente con la mano, al cerrar la puerta no tarda en sentarse en una silla y marcar el número.

                                      – Buenos días, servicio de asesoría fiscal particular de Chloe Molina ¿En qué puedo ayudarle? – Contesto Chloe con una ligera risita.

                                      – ¡Quiero contratar tus servicios por favor! – Pidió entusiasta Aaron.

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