Me despierto con una horrible jaqueca. Veo mi cuarto completamente desordenado, mis sábanas en el piso, toda mi ropa tirada en un rincón, la alfombra y las paredes llena de lo que al parecer es barro. Me levanté de la cama con un poco de mareo, piso la alfombra, se siente húmedo, y un olor fétido inundaba la habitación.
Trato de recordar que fue lo que pasó ayer. Reviso mi móvil en busca de alguna imagen, mensaje, algo que me traiga un recuerdo del cómo terminé así. Veo mis conversaciones, uno de ellos es de Alejandro
-¿Estás bien?- decía.
¿Por qué preguntaría eso? si estoy entero- Pensé.
Me dirigí al baño, mi cara estaba llena de sangre y algún que otro moretón. Me pregunté: ¿Cómo es que no me di cuenta?
Vuelvo a ver el móvil, pero esta vez me dirijo a mi perfil de una de mis redes. Había publicado un video a las 11.40 pm. En el video se mostraba una escena, en la que yo y 3 amigos más, estábamos bailando en lo que parecía ser una discoteca. Se notaba que nos encontrábamos más que tomados, eso explica el hecho de que no recuerde ni cómo llegué a casa. Después de repetir el video dos veces recordé. Alejandro nos había invitado a una fiesta ese mismo día a Santiago, Ikarías y a mi. Yo no tenía planeado nada para esa noche así que accedí, Ikarías sí asistió pero Santiago tenía algunos planes con su hermano menor y dijo que no. Al final en la fiesta nos encontramos a Oscar y de ahí nos pusimos a tomar un par de vasos que luego se iban multiplicando. Después de ello todo sigue siendo borroso.
El olor me distrajo de mis pensamientos. Salí de la habitación intentando buscar que lo provocaba, noté que el barro se encontraba en la entrada atravesando todo el pasillo en dirección al sofá, que por cierto estaba manchado, y después en dirección a mi habitación. Al no encontrar lo que provocaba ese olor tan repugnante, decidí seguir con mi investigación. Me dispuse a revisar mi galería ahí encontré una foto de Ikarías sentado en una banca que pertenece a un parque cerca de mi casa. Él se encontraba de espaldas, aunque Ikarías parecía estar algo raro. Pensé: A lo mejor era por el alcohol.
Luego de eso solo veía fotos y videos mios en la fiesta, nada relevante. Más tarde se me ocurrió preguntarle a Ikarías que había pasado. Él debía saber, pero no me respondió y no se mostraba activo desde el día de ayer en ninguna de sus redes. Seguro debe estar durmiendo, al parecer él se encontraba en una resaca peor que la mía. Le escribí a Alejandro preguntándole que había pasado, a los minutos me respondió. Me contó que yo estaba muy mal. Por ello Ikarías, que era quien estaba más cuerdo, se ofreció a llevarme a casa. De ahí no sabe nada más. Pues claro, lo recuerdo. Él me estaba acompañando a casa a pie, ya que ninguno de los 2 podía manejar, y Alejandro junto con Oscar se quedaron en la fiesta.
En eso el olor me distrae de nuevo. Empiezo a seguir el rastro de barro desde la entrada, paso por la sala y de ahí a mi habitación, luego de ver las manchas todo dirigía a mi armario. Abro ambas puertas de par en par, repentinamente algo cae sobre mi, me tumba al suelo y me lo quito de encima con una rapidez extraordinaria para alguien con resaca.
Cuando mis ojos logran el enfoque, ese objeto resultó siendo el cuerpo sin vida de Ikarías. Me quede con la boca abierta y entré en un estado de shock. El recuerdo viene a mi cabeza como un tipo de flashback.
Regresando de la fiesta, Ikarías y yo ya nos encontrábamos en el parque, en un segundo, siento que era un ser extraño el que me llevaba, debido a eso lo empecé a atacar sin cesar. Ikarías intento detenerme, hasta me dio un par de golpes, pero yo tenía la ventaja, porque estaba encima de él. Lo maté a golpes y no paré cuando dejó de moverse.
Luego de eso, lo coloque sentado en la banca y le tomé esa foto que vi en mi galería como si de un trofeo se tratase. Lo arrastré a casa, lo llevé al sofá y le encendí la televisión. De ahí lo llevé al piso de mi recamara mientras yo tiraba toda la ropa de mi armario a un lado para darle espacio al cuerpo. Y lo que yo creía que era barro, en realidad era la sangre de Ikarías que por el tiempo se había tornado de un color café.
Me quedé sentado junto al cuerpo de Ikarías.
Estaba intentando despertar de esta pesadilla, no hice más en todo el día. Estaba paralizado, las lágrimas llenas de arrepentimiento y vergüenza de lo que había hecho inundaban mis ojos cafés. Pensé en enterrar el cuerpo y escapar. Pero no podría cargar con la muerte de mi amigo.
Me imagino que los vecinos se habrían quejado del olor proveniente de mi casa, porque más tarde la policía llego. Al tocar y no haber respuesta tumbaron mi puerta, encontrándome a mí sentado con mi compañero muerto.
Autor: José Carlos Edmundo Grados Pinto.
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