Historias de gente real, porque no todo lo que no brilla no es oro

Historias de gente real, porque no todo lo que no brilla no es oro

Bruno Ravizzini

04/04/2021

Javier Cantero, el futbolista.

Antes de nacer, su padre ya lo imaginaba jugador de fútbol. Apenas Javier empezó a caminar, Ramiro, su progenitor, le colocaba una pequeña pelota en sus pies.

Ramiro era un tenaz trabajador, su oficio de electricista les permitía solo darse algunos gustos cómo vivir y soñar, que no nos debieran parecer poco. La madre de Javier era ama de casa, su escasa ponderación en el día a día tenía más que ver con la fuerte personalidad de Ramiro.

El destino asistido artificialmente hizo que Javier realmente desarrollara año tras año un talento especial con la pelota. Con apenas 6 años le gustaba ver los partidos de Laferrere, equipo que su padre le imponía sin diplomacias. No dejaba de sorprenderlo la pasión que despertaba aquel deporte, pasión que él empezaba a sentir.

Una foto de su padre debió haber estado en el diccionario ilustrado junto a la definición de felicidad aquel día que ingresó en la escuelita de fútbol. Ramiro no solo veía a su hijo futbolista, sino también el reflejo de su propio anhelo, la proyección de un futuro donde su pequeño triunfaba, dejando huella en la primera división del fútbol.

Pasaron algunos años duros desde lo económico, les costaba mucho subsistir, llegar a fin de mes como se dice, pero siempre encontraban la forma de salir adelante y de mantener a Javier en las inferiores de Laferrere.

Tiempo después, volviendo un martes por la noche del club, con Ramiro al volante de su vetusto Renault 18 llega a una esquina y siente una frenada muy fuerte por su lado. Los vehículos no llegaron a colisionar, pero del Peugeot 405 se bajaron 2 hombres muy enfadados. El padre de Javier, conocido por su poca paciencia y su esmero en cuidar su auto, también bajó del vehículo. Javier, atónito, solo pudo mirar por la ventana mientras todo ocurría a gran velocidad.

Estos hombres del Peugeot abordaron a Ramiro, lo increparon y ante su más mínima reacción, le dispararon en el pecho.

Aturdido por el silencioso grito del pavor Javier miraba a su padre, que, con pequeños gestos, revelaba su ausencia progresiva. Su mirada se desvanecía, su respiración se ofuscaba y solo invertía sus últimas energías en mirar fijamente los ojos llorosos de Javier. Su hijo gritaba, él también sabía que no había más tiempo, que era el momento de grabar su memoria con aquel hombre que se marchaba.

En ese mismo instante o quizás unos días después Javier sentía que había hecho una promesa a su difunto padre, continuar con su carrera de futbolista y llegar a primera división. Pondría todos sus esfuerzos para algún día vibrar el orgullo de su padre jugando como profesional.

La conjunción del tiempo implacable y un talento gandul no dieron lugar a los enormes esfuerzos de Javier por progresar en su carrera de futbolista.

Javier, en la tercera división de Laferrere, aún anhela cumplir el sueño de su padre, conquista póstuma que, con 27 años, cada día se aleja más.

Elena la Uber que se reinventó

Elena era, ante todo, una enamorada de los niños y se había titulado en la carrera de educadora parvularia. Posteriormente no había tenido oportunidad de ejercer su profesión, nunca encontró una institución que la contratara.

La necesidad la llevó, allá por el año 2017, a comprar un vehículo y comenzar a trabajar en reparto de comida. Al principio lo hacía mientras seguía buscando trabajo en algún jardín, pero, con el tiempo, advirtió que lo que ganaba le alcanzaba, al menos, para vivir con lo justo.

Tiempo después, entusiasmada con estos videos que enseñan cómo iniciar con emprendimientos, cómo alcanzar el éxito, comenzó a escuchar y seguir en las redes sociales a uno de estos mentores, llamado David D. Básicamente lo que este orientador proponía estaba basado en 3 tips. Ella siempre recordaba esto de los tres tips, tan solo tres que solucionarían, no solo su vida, sino la de cualquiera que los pusiera en práctica. Una de las claves de estos troleros es que su solución debe sonar extremadamente sencilla, inclusive para un fracasado e inútil como uno. Por eso es tan común ver que son tan solo tres acciones, tres decisiones que cambiarán toda tu vida, vida que hasta el momento ha incluido, no menos, de millones de decisiones.

La promesa de un bienestar tan cercano, tan fácil de concretar, siguiendo solo unas pequeñas tareas motivaron a Elena para decidir hacer un cambio en su vida. Tanto había escuchado del empoderamiento, del momento de las mujeres y de la reinvención.

La clave estuvo en determinar ¿para qué ella era realmente buena?, ¿qué tenía para aportar a un grupo importante de personas?

Ella pensó inmediatamente en su afinidad por los niños, en la oportunidad de las casas de cumpleaños y consideró que era el momento de empoderarse, reinventarse, un concepto que estaba tan de moda.

Finalmente, vendió su vehículo e invirtió todos sus ahorros en comprar una casa pequeña, a la que le hizo muchos arreglos para transformarla en un salón para festejar cumpleaños. Su profesión de parvularia le ayudó mucho a elaborar la idea, ella sabía que el concepto de vivir una experiencia única era fundamental para su nuevo negocio.

Inauguró en enero de 2020, un nuevo año, un nuevo desafío. Elena se había reinventado. Cumplía finalmente el sueño de trabajar con, y para los niños.

El negocio, lentamente fue funcionando. Pero algo inesperado lo detuvo abruptamente. La llegada del virus Covid-19 y todo lo que implicó para la sociedad. La imposibilidad de reunión de las personas, le terminaron obligando a cerrar su negocio, primero unos meses, y luego decidió cerrarlo para siempre.

Elena actualmente está ahorrando dinero para volver a comprar un vehículo y ver si vuelve al delivery.

Dos historias que alcanzan para ilustrar cómo se desarrolla la vida del ser humano. Permiten ver qué hay historias y teorías que suenan atractivas, pero no se cumplen, en realidad podríamos decir que se cumplen azarosamente sin ningún patrón definido, lo que es lo mismo que decir, no se cumplen. No hay fórmulas, no hay verdades completas ni universales en lo que respecta a la evolución de una persona. Azar, intenciones y entorno, todo mezclado en una infinidad de probabilidades. Se entiende mejor esto cuando uno se despoja del concepto de justicia, que no puede existir.

Ni tres, ni cuatro ni cinco tips cambiarán tu vida, y ojalá que no sea así, tu vida resulta ser bastante más compleja, que no te simplifiquen ni humillen. Y tú no vives sólo, digamos que tus tips viven en relación a los tips de los demás, un sin número de fuerzas que se entrelazan. Tu atracción es tan posible y débil como la de los demás, lo que hace que se cancelen como en una fórmula matemática, así que empieza a analizar otros factores.

La cuestión del éxito, de la realización y la felicidad, temas sencillos que parecen, y se nos presentan, como complejos. Los defines tú mismo, ¿quieres ganar? Ponte la meta en el paso que estás dando y ganarás, ¿te sirve? Solo tú lo sabrás. No creas que todos los que se reinventan resultan ser más exitosos que en su primera invención, ¿tan fácil es? ¿todos parten mal y luego mejoran, ninguno empeora? Un ejemplo, un arquitecto estudia siete años arquitectura, e invierte, durante esos siete años, muchas horas en capacitarse, aprender y disfruta de conocer cada vez más de esa profesión y técnica que le apasiona. Luego en sus intentos como profesional no logra encontrar un trabajo, nada que le permita vivir tranquilo. Entonces aplica la famosa reinvención y empieza a vender pasteles en las salas de espera y logra muy buenos resultados económicos, es un verdadero éxito. ¿Lo es? Bueno tú decides, ni una cosa ni la otra, tú lo decides. Pero no te dejes influir en la decisión por el relato circulante, ese relato que solo cuenta historias que terminan socialmente bien, historias sedientas de moralejas. No es así, es mucho más parecido al azar siendo libre en el infinito, esa es la imagen más precisa de lo impreciso. Ahí, la justicia suena a vacío.

Hubiese sido lindo que Javier llegara a primera y dedicara ese primer gol a la memoria de su padre. ¿Es así? ¿Qué mejora? ¿Crees que suele darse así? ¿Estaríamos ante un Javier mejor? ¿Se hubiera sentido algún tipo de justicia? Si esa llegada a primera y ese gol se hubieran dado, quizás aparecían ideas como, su padre lo ayudó desde el cielo, llegó por el pacto que hizo con su difunto padre ese día, tan emotivo ese gol, lo que es la fuerza de un hijo con su padre… Bueno, no se dio, y no se da normalmente, solo cuando el azar lo quiere. No por eso deben cambiar la valoración del esfuerzo, el compromiso, el amor, la tristeza, y tantos otros hechos de una vida.

Un sencillo aporte a contar las historias de dos personas que nunca se ganan esa oportunidad, sus historias no merecen ser contadas, no llegaron, no se ganaron el lugar. Bueno ahí están Javier y Elena.

Para Adán, el paraíso era donde estaba Eva. (Mark Twain)

Etiquetas: historias relatos vida

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS