Capitulo 2: Problemas vienen problemas se quedan

¡Ábrenos la puerta Sandrito! ¿¡estas ahi!?— replicaba fuerte uno de los dueños de la casa Isabel, ella es una de esas mujeres dificiles en esperar, pero en cuanto la llegas a conocer  en sus mejores momentos, no quieres despegarte de ella, aquí yo separado de la puerta, intentando deshacerme de este perro

¡¡Sale sale perro malo!!— 

deje de intentar jalar su pesado cuerpo, esto era urgente necesitaba sacar las llaves del bolsillo del delantal de jeans, EL PERRO ME LA HABÍA ROTO Y PEOR SE  HABÍA  CASI COMIDO LAS LLAVES!!

mas rato te traigo comida, ¿si? le intentaba abrir el hocico, (este perro si debe tener hambre primero Bartola y ahora las llaves que remedio…) 

¡ábrenos por favor!—  parecía que la puerta se iría a caer de lo fuerte que tocaba 

sudaba bien feo, la temperatura de mi cuerpo iba a explotar de la pena, para mi habían pasado mucho tiempo, así que en un ataque de ira no se como se las arrebate de su impenetrables dientes, me saco uno que otra herida pero nada malo, le cerré el portón en las narices y corrí por las baldosas en medio de los gallineros y árboles a la puerta amarilla que me esperaba y finalmente le abrí, ¡qué alivio más grande Dios mio!

abrió pensando en la inmensa cara de regaño que tendría, pero en cuanto lo hice me encontré en sus verdes ojos un brillo fuera de lo normal, habia traido algo rico para comer seguro pense

Traje Bistec! mi sandrito! ahí viene el Rodríguez más tarde que nunca con el auto, ven acompáñame a la cocina que esto es de buena calidad, ¡carne de uruguay!la mejor

Mientras ella estaba contenta yo escondía algo, será que cuando uno está nervioso ¿los demás lo notan?

¿Sandro te pasa algo?, estás raro.. (esta mujer es astuta) me reviso de pies a cabeza, ya se! esto puede ser ,lo había sabido desde que te vi

Ojala no lo haya notado, no puede ser que ya lo haya notado —sude por dentro

Me tomo mi brazo, tienes una gran herida, deja te la sano parece hecha por algún animal—  me decía mientras me sanaba en la espaciosa cocina que vivíamos, la cocina es la vida y eso nos unía como más que arrendataria amiga y madre, si, para mi era mi madre 

¿dime alguna gallina te pico? ¿el gallo te intento pegar con sus estacas?,ese ya hay que hacerlo cazuela definitivamente— se notaba ligeramente preocupada 

no, nada de eso fue… fue un rasguño que me hice cuando estaba limpiando el gallinero, sabe que a veces soy muy torpe —mentí con descaro, no podía decirle simplemente que nos habían dejado un perro que es así de destructivo, la gallina las llaves, no podia y ademas que tenia que cuidarlo porque un tipo que jure ya no ver ,iba a dejarlo en mis manos, muy lindo todo, pues no

Pero te pasa algo Sandro, eso es claro, bueno sigamos la preparación ahora debemos abrir aquí y… toda esa pesada charla mi mente pasó por encima de ella cual fuera invisible, y concentre mi vista en la pequeña ventana que daba en la terraza, mire a través de la cocina, estaba isabel a mi lado izquierdo explicandome, mi mundo se detuvo, todo comenzó a ir más lento, estaba el enorme mesón, que podía darle a ese perro, si no lo detengo puede hasta comerse a un vecino, ojala se comiera a jajaj y rei por un momento 

te contaste un chiste que no te habías contado nunca? —pregunto irónica isabel, ella podía ser de muy buen humor ya dejame aqui yo lo hare, tu estas en otro lado, seguiré preparando el almuerzo, anda a no se oye ¡tuve que hacer! 

me dejo libre. si! iré a ver el perro

¡muchas gracias mi señora! y me fui contento para disimular, al pasar la puerta un sentimiento de incertidumbre pasó y cambió mi rostro y lo sentí volverse gris, como hace tiempo no lo sentía 

al llegar a la calle sentí  alaridos de perros y fuertes gruñidos junto con un sonido de auto que era imposible no reconocer ¡Don sebastian había llegado! estaba subiendo la gran pendiente que habia ,nadie mas podia hacer esa hazaña excepto el mismo y su hija isabel también, increíble contemple abierto el portón , hasta que ese perro se cruzó don camilo la había atropellado al perro rottweiler! no!! 

corrí a detenerlo pero ya era muy tarde, como dicen problemas vienen problemas se quedan…

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