La sociedad del encierro

La sociedad del encierro

GCF

09/02/2021

En algunos de sus libros Viktor Frankl nos habla del inconsciente espiritual*, de ese ámbito profundo y casi desconocido de nuestra intimidad, que se expresa a través de la conciencia y hace sentir que algo nos falta. No es extraño que por el encierro del Covid, inconscientemente, nos hayamos venido a menos, pues sentimos que nuestra relación con los demás, que el trabajo… son cosas necesarias para nuestra vida. 

Desde principios de la pandemia, como tutor en un colegio de bachillerato, muchas familias me han planteado su preocupación por el encierro y por los efectos negativos que están viendo en sus hijos, y en ellos mismos. De una manera ya no tan inconsciente sabemos que algo falta (salir con los amigos, ir al colegio, etc), pero no entendemos exactamente por qué. Y ello nos lleva a creer que lo que buscamos no podemos conseguirlo en casa.

Alfonzo López Quintás define al hombre como un “ser de encuentro”, como un ser que libremente, en relación con otras personas y objetos, -abriéndose al otro y al mundo-, es capaz de enriquecerse. Sin embargo, esa relación puede ser de dominio, como la que tenemos con un simple objeto (nivel 1) –y aquí no aplica el encuentro-, o puede ser una relación de respeto, de encuentro (nivel 2). Les pongo un ejemplo que utiliza López Quintás: una persona puede ver un piano y cerrarlo para apoyar un vaso encima de él (nivel 1), o una persona puede sentarse a tocar el piano e interpretar una gran pieza musical (nivel 2). En el primer caso vemos cómo el mundo se nos queda pequeño (todo sigue igual), y en el segundo, en cambio, el hombre es capaz de encontrarse con el piano en su máxima expresión: él saca lo mejor del piano, y el piano le permite sacar lo mejor de sus habilidades.

En la pandemia ha sido frecuente ver cómo jóvenes no son capaces de pasar al nivel 2, pues –además del empujón y el ejemplo que necesitan de papá y mamá-, hace falta virtud. Su existencia no se ensancha y el encierro los lleva a frustrarse espiritualmente. Cuando sucede esto, vemos con Frankl, no es que tenemos hijos que están descansando, es que tenemos hijos que se hacen y se sienten cada vez más incapaces de alcanzar lo que ellos de verdad quieren dentro de sí (ser útiles, amar, ser queridos) pero que todavía no lo entienden. Desarrollan dos enfermedades muy típicas actualmente, que pueden empeorar con el tiempo: el aburrimiento y la indiferencia existencial.

La primera enfermedad la conocemos muy bien. Y es que el hombre se cansa de ver cómo va a disfrutar más y mejor. Tenemos unos impulsos que compartimos -de modo parecido- con los animales (comer, sexo) pero de tanto ocuparse de ellos –que es la propuesta de Freud- el hombre termina por sentirse inútil con su propia existencia –planteamiento de Frankl-. Y, como si fuera poco, tenemos suficientes herramientas colectivas (redes sociales, pornografía, netflix, play) que nos terminan anestesiando y llevando a un encierro vital, que me gusta llamar «indiferencia existencial”. 

Todos estos temas pueden verse mucho mejor explicados en la obra de Viktor Frankl, pero lo que nos interesa ahora es rescatar esa actitud de encuentro que abre la existencia, que nos lleva a disfrutar de lo mejor de la vida. Eso «mejor» no lo conseguimos tan sólo cuando salimos a la calle, sino cuando en nuestra propia casa decidimos no ir siempre a lo nuestro (nivel 1) y compartir con los demás (nivel 2), cuando tomamos un libro no como un montón de páginas (nivel 1) sino como algo realmente valioso que abre horizontes (nivel 2).

Lograr el verdadero encuentro en nosotros y en los jóvenes, implica: restar valor al uso –mal uso- de herramientas que nos pueden anestesiar hasta vegetar, y 2. vivir, con la ayuda indispensable de papá y mamá, las siguientes virtudes que nos abrirán al encuentro: “generosidad, respeto y colaboración, disponibilidad y simpatía, confianza y veracidad, agradecimiento, fidelidad y paciencia, sencillez, cordialidad, el ejercicio de la imaginación y la participación conjunta en actividades relevantes” (Quintás*). 

GCF

@gabcapriles

NOTAS AL PIE:

* De aquí podemos recoger datos interesantes de nuestra intimidad y de nuestra propia identidad.

* El secreto de una vida lograda, Alfonzo López Quintás.

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