Todo eso que me conforma

Un nuevo día prospera, me sorprende con su calidez.

Me encuentro con la más esplendida consagración de inhalar y exhalar, mi alma con cada poro presto, con cada centímetro de mi existencia preparado, segundo a segundo voy reconociéndome.

… Mis pies un par, que me ayuda a trotar este mundo con alegría y con fatiga en ocasiones, una decena de dedos; que uno a uno se aferran a este suelo bendito. Mis piernas, otro par cual espadas filosas se extienden para ser mi impulso y mi sustento al florecer por los valles de lágrimas y en las danzas más gráciles de mi existir se trasforman en dulces cisnes dorados.

Contiguo está mi torso que alberga la mayor parte de mi cuerpo, mi centro y la vida misma habita en él, un corazón late ahí, es diminuto. Pero con el arrebato de una tropa entera, custodia a grandes personas que adoro y abrigo, en ese pequeño espacio viven, me habitan y me conforman.

Asimismo mi alma reside ahí, área que contiene mi esencia más pura, los códigos de mi actuar, la fórmula de mi sonrisa, entre otros secretos.

Un colibrí de bellos matices revolotea siempre, dichoso, anhelante, iluso, es la razón de mi asombro, de mi ser alerta, de mis arcoíris y de mis torbellinos, que con su incesante aleteo cobra la fuerza de un tifón. Bello el colibrí de mi vida.

Dos brazos se desprenden, dos alas soberbias llenas de ímpetu que construyen mi mundo cada día, que abrazan a cada ser que amo y que se vuelven hogar para ellos. Se extienden mis manos palmas mágicas y deterioradas, revelan mis años, mi esfuerzo y el cuidado que con diez extraños dedos procuran cada detalle de mi crear, saltan como bailarines de un lado a otro, descubriendo, curando, ayudando, negando, atrapando y condenando cuando es preciso, saben cómo proceder, son sabios y obedientes ministros de mi ser.

Que forma sería si no creyera en cada miembro de mi existir, que signo fuera si no creyera en el delirio de la composición de mi cuerpo, si no creyera en la certeza de latir. Que cosa yacería si no profesara a cada segundo la maravilla de vivir… Tan solo un títere de mis respiros. Tan solo un ente de la humanidad que cumple su ciclo y luego vuelve de donde ha venido.

Ahora siento mi cuello extraordinario instrumento, es puente entre mi alma, entre toda mi forma y mi mente. Mi cuello muestra de aplicación física, mecánica, logística y mil más canales que transitan por él. Mi garganta espécimen surrealista que se irrita cuando calla algo oscuro y además cuando grita algo bello, mi fiel expositor de inquietes y alucinaciones. Sin duda le toca ser centinela y arropar mi penitencia en los momentos incomodos. Y con la fachada más deliciosa mi boca que es la que da la cara ante todas mis fechorías las terribles las enfrenta con valor y las adorables las acaricia con su calor.

Me detengo con mis ojos el más prodigioso invento, la ventana al mundo, el arcoíris de mi existencia, en ellos fulgura cada una de mis impresiones y en ellos se reflejan cada uno de mis martirios. Ellos me socorren para advertir, para descubrir todo lo que pulsa lo que deambula, lo que me alienta de este universo.

Armado ya todo el proyecto, de manera breve. Con cada miembro en marcha, me dispongo a respirar a palpitar un día más con toda la dicha al despertar.

Etiquetas: gracias poema ser vida

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