TESTIGO DE UN RECUERDO

Caída la noche, imposible colgarme de un sueño, aplaco los ojos y todo se vuelve pálido en penumbras. De repente me inquieto y me vuelco hacía atrás.

Adentrándome hacia un sublime descanso, pasaste por el filo de un recuerdo y antes de poder reciclar el viaje hacía un nuevo amanecer me embarco en esta idea alocada de volver a encontrarte.

Vigilo tus ojos en el recuerdo, en ese recuerdo, veo tu mirada instantáneamente, siento tu voz y escucho tu risa, descubro que una vez mas el tiempo me agarra los brazos y pega el tirón, me saca ventajas porque son de esas cosas que se nos hace difícil retener a causa del que hacer de todos los días. Casi perdido intento recuperar la velada. Deberías defender tu parte aunque suene bastante incrédulo. Pienso ensañado.

Se supone que deberías saber, supuse que lo deberías saber, que tenías que entenderlo, supuse, y una vez más me confíe con el tiempo. Error inexorable.

Cuidadosamente y casi en un abrir y cerrar de ojos me apuro a amontonarme de todas las cosas que me quedaron de ese recuerdo, porque como en la mayoría de las cosas que hacemos, sacamos del pasado para acaparar rápidamente un futuro. Lo incierto. Sólo recuperé esos momentos en los que me sentí grato con respecto a lo que escribo, lo demás ya no importa, a nadie más le interesa. Me apresuro, pienso que quizá hay algo más por hacer para que el tiempo no siga haciendo de las suyas. Es irreversible.

Querido mío, en esta hora volví a verte y no encontré, volví a escucharte pero no conseguí verte, sé que estás, a donde sea, en algún lugar estás y con cada sopapo de bronca y traición de principios, tan sólo muerdo, apreto y casi al gruñir expulso no importa cuál sea mi deseo a la espesa bruma nocturna que a esta hora ya lejos queda del alba. Débilmente sofocado niego toda crítica hiriente que pueda develar mi lado ingrato. Pero sé que también fue mi culpa. Siempre estuve en el recuerdo, en ese momento. Deberías aprender que al tiempo no se le gana, pero te vence cuando olvidas los recuerdos.

A un amigo que ha querido perder su libertad.                                              Diego Sc