Su hermenéutica hiperbólica convertiría, semanas más tarde, lo que viene siendo “tomar un café” en un cementerio de libretas dedicadas al amor no correspondido.
El tren recorre las vías una hora después de medianoche. O al menos, en ese momento aparece cerca de la casa, lo suficientemente cerca para que pueda escuchar su silbato. El sonido es fuerte, llamativo, alejado. Me despierta de un sueño que se niega engancharme. El silbato del tren suena una vez, de forma prolongada...
Aquel chico del tren: Una nueva historia, un nuevo chico. Esta historia no termina sin contar otras anécdotas encontradas mientras esperaba mi tren esta vez diferente, ya no junto a mi, ni por los mismos caminos... Descubran esta nueva aventura que me toco vivir en el tren eléctrico del metro de Lima, en la estación...
Memorias de un juguete de la niñez e instrumento de la construcción de la vida de la clase trabajadora destruido por los usureros imperialistas yanquis con el triturador de metal del Gobierno del Estado.