Eskarna pasó zumbando de granero en granero, saludando a los caballos, las vacas, los cerdos y las cabras. Le parecía que los días nunca habían sido más hermosos. Había una cierta frescura en el aire que vigorizaba todo su cuerpo. Se golpeó los dedos en los muslos al ritmo de una canción. Eskarna se sintió...
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