Ese “perro amarillo” apareció de la nada, tumbándose a mi lado en la arena de la playa. Yo, pasmado, me quedé inmóvil sin reaccionar. Solo atiné a mirarle, él ni siquiera me miró, se acostó cerca de mis pies descalzos. Interrumpí mi momento de relajo y reflexión existencial, sumergido en aquellas aguas lejanas del horizonte,...
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