Estaba decidido, hacía unos minutos habíamos quedado para tomar un café. Timbra, abro la puerta, entra y lo miro firmemente. Él se deja arrastrar solemne por la fuerza de mis pupilas dilatadas. Y sabe perfectamente lo que viene a continuación de esa mirada, incluso ansía que suceda. Envueltos por una gravedad anormal, él comienza a...
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