Este cuento ya me lo sé. La familia comiendo, las noticias en la tele, y los viejos que empiezan. Que las drogas, que el matrimonio gay, que esos flojos, que esos fletos. Mientras yo, volátil en mi silla, sólo me río y observo a mi hermano, que chatea con su novio.
Has lo que quieras. Eso le había dicho ella después de su última discusión. A él le parecía perfecto, por fin podría hacer lo que quería. Y en este momento solo quería morir. Se dirigió a su habitación y abrió la ventana. Acto seguido saltó por ella directo hacia el pavimento caliente de la calle.
Se levantó más temprano de lo habitual, aunque no le costó para nada, hace rato que estaba despierto. Miró por la ventana, el cielo estaba púrpura y caían copiosamente las primeras gotas de una incesante tormenta. Metros abajo, en el jardín las plantas recibían con alegría el final de la sequía.
¿Quieren ir por un helado? – dijo mi abuelo con una sonrisa mientras sacaba unas monedas para comprarnos un frío rico a mi y a mi primo. Subimos calle arriba a la tienda de la señora Cáceres de la mano de mi abuelo. Nuestra ciudad es bastante pequeña, olvidada por el gobierno. Las pistas estaban...
Era una sensación tan agradable esa brisa marina en la cara, el acariciar de los rayos del Sol en la piel de Gerardo que estaba algo pringada de la blanca arena del Caribe. El escuchar el relajante sonido del mar y de alguna manera sentir el vaivén de las olas. Escuchar a lo lejos los...
Amanecía en la pampa húmeda. En su eterno periplo por los caminos y rutas del conurbano bonaerense, durante todo un año la Seño, bajaba de un colectivo en un cruce de ruta, para esperar otro. Esas primeras luces bañaban la fría mañana con doradas promesas de un escaso ascenso de la temperatura y la esperanza...