El banco junto al mar

Aún recuerdo esos días sentados en
este banco, esas tardes interminables mirando el mar. Por desgracia
esa época no volverá, y tal realidad me golpea sin premura cada
día. Mis ojos se humedecen siempre que huelo la brisa marina que,
cual magdalena de Proust, me transporta a ese pétreo banco raído
por el tiempo, a ese mar cristalino, a esos besos que me brindaban
alivio en esta miserable vida.

¿Por
qué fui tan estúpido como para dejarte ir? A cada momento me
arrepiento de tu partida, mirando hacia el pasado comprendo los
errores cometidos y me arrepiento de cada uno de ellos. Ojalá
pudiera volver al pasado y cambiar aunque sea un mínimo detalle,
para así mantenerte a mi lado.

Como
cada año he traído orquídeas, creo recordar que eran tus
favoritas, y como cada año las he dejado en ese banco, en ese
bastión de momentos inolvidables. Espero que te gusten, me tengo que
ir antes de que el cauce de los ríos aumente y el mar se vuelva a
desbordar. Nos vemos el próximo año.

Etiquetas: microrelato

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