Me adentro en una calle que no tiene nombre porque, hasta hace unos días, no llevaba a ningún lado. Es un camino de lodo y basura. La fetidez es fuerte: tapo mi nariz y avanzo, lento, pero con convicción. «¿Qué hace un niño solito por aquí?», preguntan unos vagabundos. Por un momento creo que me...
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