Ella se encuentra en donde los «azarares de la vida» la pusieron, en el camino de la nada. Aquí la luna nunca brilla, ella amarillea con el tiempo…Y de nube en nube, en las alas de un pájaro blanco, se dejó tomar como rehén, pensando en cómo no arruinar la felicidad de alguien más…

– Y si les dijera que, incluso en medio de la multitud, cada uno por su soledad, tiene el corazón que se derrumba, que incluso, inundado por las miradas de quienes nos aman, no siempre cosechamos lo sueños que plantamos.

Cada día recorre cada esquina, buscando respuestas, lo único que encuentra en el jardín es su alma enterrada, no lo comprende, ella respira, su corazón late, sin embargo, por que siente que ella ha perdido la vida. Ella creía en los cuentos de hadas y en los finales felices, se ríe entre lágrimas al recordarlo, pues nota lo ingenua que fue… Todos los días fuera del castillo se encuentra entre la multitud, entonces, la pequeña princesa exclama:

– Anhelo comprar una llave, ¿alguien podría indicarme el camino? o al menos, un escondite…

Todos estupefactos la miran con confusión

– ¿Es acaso una llave secreta? ¿acaso una petición complicada? O es que no hay lugar al que pueda acudir…

¡Por qué nadie la entiende!

– ¡Os pido que me ayudéis!

«Estoy abrumada»… Es lo único que repite su conciencia…

La pequeña princesa despierta en los muros extensos del castillo, ¿cómo es que llegue aquí? Con una mirada perdida, ella lo comprende, todo fue más que un sueño, pero, ¿a qué me refería con llave? ¿algún camino que tomar? es confuso…

¿Soy feliz?, ¡soy feliz!, sí, yo soy feliz, me repito cada mañana mientras me observo al espejo.

Su castillo es hermoso, sin embargo, ¿por qué todo se ve gris?

Cada día trazo las paredes de diversos colores y aun así no puedo plasmar en ellos la desdicha que siento, lo único que queda son dibujos de esperanza…me divierto pintando, siempre salpico la pintura, me mancho la ropa y piel, me siento como una pequeña hoja de papel esperando ser pintada de vida, mi cabello sin peinar, esponjado como la melena de un león, de los pies hasta la cabeza llena de polvo, al caminar no puedo mantener la cabeza en alto, al ir de compras, observo detenidamente a quien me atiende, me aterro y las palabras de mi boca no salen, como aquél que pierde la memoria instantáneamente…

Triste en miseria, pero, ¿por qué sigue sonriendo? Es falsamente feliz y nadie lo ve, ¡alguien la acecha!, grita y grita asustada en su desconcierto, pero, es demasiado tarde y todo se derrumba… la toma de la mano, empuja contra la pared sin remordimiento, saca las palabras de su boca, toma su garganta mientras le hace nudos y finalmente, le arranca la lengua. Despierta en su habitación, sin recordar la noche anterior, él mordió su cuerpo inyectándole un veneno mortal, no importa cuántas veces ella intente lavarse no desaparecerá. La noche se acerca y él en la oscuridad, se mezcla entre las sombras…

Todas mis lágrimas, todas mis dudas, ¿debo callarlas? todo me traga, todo duele, todo me aterriza, como una idiota, admito que espero a alguien que pueda salvarme…

Ella queda inconsciente, una mirada perdida y un alma rota.

La pequeña abre los ojos y se encuentra frente a la prensa…

– «Buenas noches damas y caballeros» hoy diré todo, el veneno me invade y quiero quedarme siendo pequeña, «una niña para toda la vida» Sin pañuelos, ni llantos. Entonces adelante, les contaré todo, sobre el drama que vivo, noche tras noche, en el infierno, aquí es donde estoy, me gustaría irme, escaparme de todo, de este mundo injusto.

– Este mundo me estrangula, me aplasta, me quema, me destruye, me impide vivir en libertad, ¡solo quiero huir!

– Si Dios dice que el suicidio es un pecado entonces, que me diga cómo irme, sin hacerle daño, que me transforme en eso que los médicos llaman «loco» y tal vez así vea en lo borroso. Entonces querido Dios, ayúdame, ámame, porque yo no lo logro en este mundo, este mundo de luchas, donde el hombre es bruto, donde el amor no es más que querellas y disputas.

– Me gustaría colorear un planeta solo mío, en donde pueda mirarme al espejo sin ver las marcas del pasado, una renovación, «sin cadenas», despojada del odio, un universo donde las lágrimas, las penas, solo serían un mito, «una estúpida leyenda urbana».

– Suficientes aclaraciones, preguntas hechas sin respuesta.

– Mendigando, imploro por la tarde, mendigo la esperanza, pero, la noche es tacaña. Es cierto, quizás estoy vencida, lo confieso, lo asumo, la vida me come con un sucio gusto de amargura.

– Entonces, óiganme gritar, vomitar todas mis penas, en este sonido, que cuenta la vida de un tono pesimista. Algunos payasos dirán, que estoy abusando, exagerando, ¡que se pudran esos idiotas!, porque soy joven y sigo luchando…

Damas y caballeros, ¿han comprendido mi declaración?

La pequeña abre los ojos y se encuentra fuera de los muros de aquél tormentoso castillo…

Ya han pasado años, el monstruo de las sombras fue derrotado, finalmente desenrede los nudos en mi garganta, le dije a mi hermana que no dijera nada, que guardará mi secreto, ella no escucho y les contó a todos en mi hogar, ellos dudaron, pero, mientras no estaba, le tendieron una emboscada en el desayuno, al regresar a casa, el monstruo se había ido, por primera vez en años, sentí un gran alivio, regresé al jardín, para recuperar mi alma, sin embargo, no fui capaz de desenterrarla.

– ¿Qué ha ocurrido? Al terminar esta guerra, empezaría otra interna en mí…

Le temo a dormir con las luces apagadas, ¿quién apago la luz? mamá, ya no veo claramente, necesito que me aclaren. La noche blanca me ofrece sus pensamientos oscuros…

Primero, es felicidad cuando le das tu corazón de comer un amor, que calma tus dolores, olvidas tu desgracia, pero en el fondo, solo es un señuelo. Una vez con el corazón roto, no hay necesidad de llamarla, la soledad llega, viene rápido a encontrarte, ella no espera a que habrás, ¡no!, ella entra sin tocar, tu depresión para ella solo es una merienda a comer.

Entonces, ¿quién eres tú? en el fondo, ¿lo sabes?, porque no sé quién soy, porque estoy perdida, mi ambición es grande, difícil de satisfacer, mi felicidad tiene un sabor amargo. entonces, damas y caballeros, lo confieso, soy infeliz, sin embargo, vivo con la esperanza de un nuevo comienzo…

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