Desorientado en un camino tortuoso vaga con vista nublada André kozltovi, su mente vacilante le juega hostil en medio de un terror que le acecha –Kozltovi, Kozltovi– escucha decir en aquel cinturón verde conocido como el bosque Jimki –El niño era tu responsabilidad, su sangre reclama justicia.

Los pensamientos descienden sobre su cabeza como pesadas rocas que fracturan la voluntad de aquel hombre entristecido y atormentado –No sé qué es lo que he hecho– gritaba con fuerza mientras corría en un intento por alejarse de aquellos perros uniformados con placas oficiales que llamó compañeros en alguna ocasión, y de los mejores policías que jamás conocerá ladrando tras de él mientras olfatean su rastro, era un cuerpo canino con varios componentes activos de raza pastor holandés que el mismo entrenó.

El río Moscova majestuoso y oportuno se deja ver delante de él, tras una profunda bocana de aire se arroja hasta sus profundidades nadando de ese modo a una de las más ocultas y casi inaccesibles cuevas creadas por la magnífica mano de la naturaleza, –Aquí solía acampar de niño con mi padre mientras disfrutábamos de algún jabalí que se nos cruzaba en el camino, estaré seguro mientras logro descifrar la trama de mentiras en la que me he visto envuelto.

Su pensamiento lo desconcertaba en un intento de reconstruir los hechos que antecedieron a aquel momento. Samuel Frey, Isaac Hunter y Gregory Asimov, nombres que resonaron fuerte en su conciencia creando una clara y perfecta línea de ideas que buscaban ser piezas coherentes de tan confuso rompecabezas.

Hace varios meses fue transferido temporalmente de su puesto en narcóticos a prestar servicio en una investigación liderada por un joven detective que gozaba de un apellido con renombre, fue un alto grado de ofensa el que le ocasionó ver como el facilismo de la aristocracia beneficia a los hijos de papi por sobre los que realmente están calificados para realizar una labor impecable. En un comunicado se le exigía expresamente que debía informar al superintendente de su división todo avance, pista, especulación o el más mínimo detalle del proceder que tuviera su nuevo jefe temporal, haciendo énfasis en que no podía ni debía perderlo de vista en ningún momento, por lo delicado del caso que se le había asignado –Me enviaron de niñero y soplón a las filas de la mediocridad– Solía decir él muy consternado a menudo en días anteriores cuando no lograba entender la verdad de lo que se le había comisionado.

La búsqueda continúo de forma muy extendida por todo aquel lugar, pero no lograron dar con su paradero, solo Rack y Scow, sus más astutas y cariñosas mascotas de asalto estuvieron cerca de él, pero este las envió de regreso con el resto. Después de unas horas de mantenerlos dando vueltas en círculos se rindieron abandonando por el momento su cometido.

Este lugar le dada a André acceso perfecto a la ciudad y un escondite ideal casi imposible de ubicar. Un evento importante estaban a punto de concretarse en las cercanías y sabía quiénes eran los organizadores, tenía una idea del propósito detrás de aquellas grandes máscaras que significaban esas actividades a realizarse, todo relacionado al drama que estaba viviendo pero la escasez de pruebas en sus manos complicaba las cosas junto a el hecho de que lo buscaba no solo una facción de la policía sino un grupo de criminales para desaparecerlo y perpetuar su silencio.

Un mitin político se organizó en la plaza central al sureste del bosque, este es la apertura del evento multitudinario que se realizaría, un despliegue impresionante de lujo, poder y farándula se hizo evidente entorno a aquellas actividades, figuras de toda índole se abocaron al llamado de los productores. Un macabro plan detrás de un acto con apariencia benéfica es lo que se intenta llevar a cabo y estarán tan distraídos en ello que tal vez se olviden de buscarme.

Mi conciencia ha estado perturbándome al pensar en el niño desaparecido del que intentan responsabilizarme y de cierta forma es posible que en algún grado tenga culpa pero yo no le hice nada, solo me descuide un breve lapso de tiempo mientras buscaba sus chocolates favoritos y el esmoquin por órdenes de su padrino Samuel Frey. Bill es un niño muy bueno, inteligente y cariñoso, sus padres están destrozados, desesperados y furiosos con justa razón pero me señalan a mí, la orden inquietante y agresiva por teléfono de Samuel Frey fue lo que me saco del vehículo un instante y cuando regrese ya el niño no estaba.

Hoy ya han pasado varios días y del niño no se sabe nada, no hay solicitudes de rescate, amenazas hacia la familia o enemigos del pasado, en fin, ninguna pista que conduzca a su paradero por el momento.

Están las multitudes reunidas en aquel gran evento con varias actividades destinadas hacia los niños, ese era el motivo oculto de aquellos depredadores intentando instaurarse en la ciudad, el primer día 3 niños más fueron notificados como desaparecidos y los titulares de los periódicos mostraban mi rostro como presunto responsable.

He estado observando en secreto a quien es mi jefe inmediato, ese joven que tanta repulsión me causó al saber de su existencia y escuchar su apellido pero a días de haber empezado la colaboración con el me di cuenta que mucho era lo que se decía, distorsionaba y especulaba, el tipo era un buen sujeto al cual desde múltiples frentes le hacían la vida imposible con el fin de destruirlo, entre él y yo nació una amistad pero no sé si pueda confiar en él o si él pueda confiar en mi debido a esta situación, lo que si se es que tiene un buen instinto, como yo de joven.

Los accesos de la ciudad están bloqueados, nadie puede salir ni entrar en ella y los cuerpos policiales están divididos en dos grupos, unos me buscan a mí y otros buscan a los niños desde la desaparición de Bill, el único departamento centrado en otros casos es el liderado por aquel joven, mi nuevo jefe inmediato aunque yo debía rendirle cuenta a alguien más.

Escondido entre arbustos veo salir de su departamento a Isaac Hunter en una actitud sospechosamente nerviosa –Tu falta de compromiso con la institución y tus superiores tendrá un alto costo para ti– gritó Hunter antes de subir en su automóvil, su expresión fue un intento de amenaza donde lo que decía parecía ser muy serio pero su rostro reflejaba tanto miedo que se me hizo imposible sostener las ganas de reír, fue como ver a una adolescente malcriada amenazando a su madre con no comer si no la deja salir con sus amigas.

Hunter estaba en mi lista negra por lo que decidí seguirlo, para suerte mía un congresista no toma las mismas precauciones que un detective y ahí estaba yo a las diez menos quince de la mañana siguiendo a la persona más despistada que he visto, quizás se deba al pánico que lo ha dominado. Tal vez yo no pueda limpiar mi nombre con esto pero si puedo ganar una mayor confianza en mí joven jefe al anticiparlo de lo que veo es un problema mayor en desarrollo que se ha estado armando sobre su cabeza desde mucho antes de ser puesto a cargo de su división.

El sujeto condujo hacia el extremo norte del bosque Jimki, una zona bastante alejada de donde yo había permanecido oculto durante todos estos días, su recorrido terminó en un sitio de actividades recreacionales de verano para niños, pero el lugar estaba desierto aumentando así mi interés por saber lo que estaba ocurriendo ahí. Este nunca notó que lo estuve siguiendo y ahora se dirige hacia un sitio más alejado donde estaba otro auto esperándolo y yo dejé el mío en una ubicación imposible de mirar.

Entró en una habitación de madera donde pude escuchar dos voces más, tres personas en total se encontraban en el interior de ella y lo confirme por una grieta desde la cual pude reconocerlos, eran Isaac Hunter quien me condujo hasta ahí, Samuel Frey y Gregory Asimov. El preludio de su conversación se centró en que si nadie lo había seguido –No, bueno creo que no, no había nadie que yo sepa– respondió torpemente Hunter antes de que se introdujeran en un tema algo perturbador.

Nuestra operación ha estado funcionado bien –Expuso con ínfulas de perfección y autosuficiencia Gregory Asimov y continuó diciendo– cuatro víctimas de las cuales nadie volverá a saber jamás aunque sepamos perfectamente donde están y ante la opinión pública un rostro culpable del que aún no hemos resuelto su paradero pero ya aparecerá, lo importante es que toda la responsabilidad recaerá sobre él pero tenemos que encontrarlo primero para poder continuar con nuestros negocios y placeres. Prosigamos por fin con el merecido festín que nos ha traído hasta aquí el día de hoy –Los sujetos empezaron a quitarse los muy elegantes trajes y corbatas hasta quedar en ropa íntima, salieron de aquella habitación para entrar en un cabaña apartada y oculta a la distancia entre los matorrales.

Los seguí entre la maleza y en el interior de aquel lugar aguardaban los cuatro niños desaparecidos en días anteriores, atados de manos y pies aunque sin señal alguna de violencia pero con rostros entristecidos y desesperados. Se acercaron a ellos tomándolos en sus manos y ahí entré yo, efectivamente la única persona que estaba armada, los apunté y el pánico invadió sus rostros, les ordené desatar a los niños y les pedí a los pequeños que esperaran afuera –Tranquilo Bill, recuerda que yo soy tu amigo, lleva a tus nuevos amiguitos a jugar en el parquecito de allá, luego los llevaré a sus casas y no se acerquen al río– salió muy obediente el niño con los otros pero algo trastornados aun.

Samuel hazme los honores y toma los cordones con los que tenían atados a los niños –Le dije con mucha ira– haz lo mismo con Gregory y Hunter, gracias Hunter por traerme hasta aquí. Apresúrate Samuel y mejora tus amarres, que sean más fuertes inútil.

Al terminar Frey con aquello desaté mi furia hacia él con un golpe fuerte en el rostro dejándolo aturdido, en esta oportunidad yo lo amarré a él –Es tu ahijado imbécil ¿Pensabas arruinar su vida? ¿Qué clase de bestias son ustedes? Por suerte llegué a tiempo pero les contaré algo.

André sentado en la rinconera mientras penetraba con su mirada las almas macabras de aquellos tres que mantenía atados y amordazados en el suelo de la habitación 007 del campamento infantil Eyes of peace, les relataba una historia de forma muy perspicaz y satírica pero con rabia e impotencia, su rostro reflejaba dolor y agonía con un sentido heroico una vez que masticaba cada palabra. Ellos eran un juez, un congresista y un fiscal, un trío muy importante de degenerados que juegan a ser dioses aztecas o los baales del mundo moderno junto a otros miserables que gobiernan en secreto un mundo de atrocidades.

Yo los conozco bien y antes de hacerlo era como todo joven que sueña con ser astronauta o médico, pero gracias a ustedes mi propósito se convirtió en perseguir a miserables con el mismo perfil de ustedes y destruirlos a toda costa para que ningún niño sufra lo que yo sufrí en manos de ustedes, si, no me recuerdan. La diferencia de edad entre ustedes y yo no es mucha pero yo era débil, inocente e ingenuo –Se levantó de su asiento pateando el rostro de Hunter, el estómago de Gregory y los testículos de Samuel– Ustedes no pueden ser procesados judicialmente porque quedarán en libertad sin importar las evidencias en su contra, sé que solo son un eslabón en esta cadena pero el día llegará en el que su organización criminal se desvanecerá –Los gritos de los niños se hicieron escuchar al sonar tres percusiones de bala salientes de un cañón que reclamaba justicia ante el abuso de almas inocentes.

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