Ella ama el silencio y él había decidido vivir en silencio, le conoció mientras pintaba un mural en el parque del barrio. Zerah, la mujer pintora se percató de que entre tanto ruido había un silencio que la ensordecía, al único que le hubiese encantado escuchar, era el que callaba.

Un joven que en belleza es un perfecto diez, ya llevaba días que lo veía sentado en la banquita de al frente donde ella pintaba, llegaba a las 05:45 de la tarde, abría el libro que traía y lo único que hacía era leer.

De rato en rato ella sonreía disimuladamente, pues Zerah sabe que ese tipo de chico es el que busca (no por su belleza sino por la paz que irradia) en ocasiones mientras pintaba, lo imaginaba parado detrás de ella, contemplando no su arte sino a ella. Otras veces disimulaba pintar y se dedicaba a observarlo, pero él no levantaba la mirada ni un solo instante, al parecer ella no le había impresionado en absoluto, ni su pintura como para dignarse a darle una buena crítica como la mayoría que pasaba por el lugar.

transcurrían los días y la rutina no aburre cuando tus manos hacen lo que les gusta, cuando tus ojos tienen al frente la inspiración de tu arte, cuando tu corazón tiene estabilidad aun sabiendo que era muy probable que al joven ni siquiera le gustase.

Decidió que en cuanto terminara el mural, se le acercaría a pedir su opinión. El día anterior de terminar su creación dieron las 05:30 p.m. y alguien ocupó su lugar, personas ruidosas, se sintió tentada a sacarlas de ahí, sólo vio que dieron las 05:45, y él al ver su lugar ocupado siguió caminando y se perdió entre la gente.

Ella paso por el lugar durante un mes con la esperanza de encontrarlo, Zerah, llego a la conclusión que un evento así no se repetiría. La siguiente semana de mala gana asistió a la inauguración del restaurante de un buen amigo, pero se aburrió y aunque ya estaba oscureciendo camino hacia el parque donde había pintado su mural.

cabizbaja camino contando sus pasos, se paró al lado de un hombre que estaba contemplando su arte,paso un rato y se dio cuenta que esa mirada ya la había visto antes, esa sonrisa ya le había conquistado días atrás, en ese momento la noche dejo de ser triste, Su expresión de sufrimiento ya no estaba.

Al fin se decidió a hablarle.

_ ¿Por qué nunca te acercaste mientras pintaba? ¿Por qué ni siquiera diste una señal de que te gustaba la pintura?

_porque no estaba terminada, _ respondió él.

_pero incluso terminada vine muchas veces y nunca estabas.

_Responde algo para ti misma. _le dijo. Cuando lees un libro, vez una buena película, vez un buen mural y te gusta, te enamoras de su arte o del que lo pinto? Si sucediera así ese amor sería imposible. ¿Por qué yo te gusto, significa que tú me debes gustar? Prometí enamorarme de quien yo me enamorara, no de quien se enamorara de mi.

Zerah quiso preguntar si ya había llegado alguien pero no le dio tiempo, pues se fue sin despedirse.

Pasaba el tiempo y ella solía cruzárselo tal vez tres veces por año si tenía suerte. Comenzó a prestarle atención al libro que siempre llevaba entre sus manos, algunas veces lo veía en el metro, en algún parque o en la cola de algún banco y se dio cuenta que el libro que siempre cargaba era de una escritora no muy famosa natal de una ciudad cercana a la de ellos.

Siguió investigando, la joven se llama Martha, un nombre tan común que le causo risa, es contemporánea a ellos, se sorprendió al mirar que no era muy hermosa, no puede ser lo que estoy pensando se dijo, él no puede estar enamorado de ella, es un insulto que me rechace por alguien de belleza inferior, fue entonces cuando a empezó a leerla cuando se dio cuenta que la esencia de su belleza radicaba en algo más duradero que la belleza externa.

Quiso conocerla, pero descubrió que ella vivía en otro país, hace varios años que había dejado su ciudad de origen.

Tanta era su obsesión por JP que comenzó a crear una hipótesis, en base de la única conversación de ambos tuvieron ya hace mucho.

¿Cuando lees un libro, vez una buena película, vez un buen mural y te gusta, te enamoras de su arte o del que lo pinto? Si sucediera así ese amor sería imposible.

Él no estaba hablando de mí, estaba hablando de ella. Tal vez leyéndola se enamoró de ella y ella nunca le correspondió a su amor, por eso dijo que sería un amor imposible, pero no le cabía en la mente como es que Martha podía rechazar a alguien tan perfecto.

Se le ocurrió una idea para llamar su atención, los iba a pintar a ambos.

Busco un lugar muy visible, y comenzó a pintarlos, otra vez sucedía lo mismo, que él ni siquiera por caridad le echaba un vistazo a su obra. Logro pintar a Martha entre tanta fama, mientras que él la miraba desde lejos como un fan enamorado, incluso los pinto muy parecidos a como ellos son. Alguien le paso la voz que JP solía mirar la pintura a cierta hora, ella vio la oportunidad para hablar con él.

Los he capturado perfectamente verdad? Pregunto.

Si, se parece demasiado a nosotros dijo él. Pero el mensaje que da, no tiene nada que ver.

Le hizo prometer que si le contaba su historia lo dejaría en paz.

Cuando era adolescente viajaba mucho al perla, la ciudad de Martha. Mi madre tenía el trabajo de dar charlas a madres jóvenes y entre tanta gente Martha asistía con su hermana mayor. Yo siempre estaba a la vista de todos y ella se enamoró de mí, pasaron los años y yo no sabía de su existencia, pero ella me seguía por todas mis redes, nos hicimos jóvenes y ella seguía ilusionada de mí, deje de acompañar a mi madre al perla, y ya no me vio más. Empecé a recibir cartas extensas de una desconocida en mi buzón, pero como no me gustaba leer las ignoraba, por ese tiempo tenía otros intereses. Una noche de insomnio empecé a leer una de sus tantas cartas que quede fascinado, le respondí después de años de haberla ignorado le dije que asistiría a un evento en su ciudad, que me gustaría conocerla. Cuando la mire cara a cara era aún menos agraciada que en fotos, tiene ojos bonitos, incluso su sonrisa hermosa pero su nariz no me terminaba de convencer. Empecé a frecuentarla porque me gustaba su forma de ser y cuando menos pensé ya había caído en sus brazos, mejor dicho en sus letras. Ella hizo que me interesase la lectura, es poesía andante.

Un día ella me escribe que la habían invitado a un retiro religioso, y que a la mayoría le gustaba lo que escribía, pensé que sería una buena idea en que ella asista así que insistí a que vaya, tal vez se den cuenta de su talento y la descubra alguien y así pasó. Hasta ahora me arrepiento de esa decisión. Cuando volvió ella ya no fue la misma. Me dijo que había recibido un llamado divino y que sería monja, que eso iba más allá del amor que me tenía.

Habíamos llegado tan lejos juntos, ese año ambos cumpliríamos 26 y planeábamos casarnos, pero decidió irse, y por más que suplique ella estaba como poseída, no dio vuelta atrás. Se fue y pasan los años, y no existe más que ella en mi corazón.

No hay dia que no la recuerde como la más dulce poesía que escapo de mis dedos. ya con casi 32 años no dejo de preguntarme como hubiesen sido nuestras vidas si yo hubiera estado escrito en su destino, llego a la conclusion que la vida es una estafa.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS