EL PERO

Pasan los días, se disuelve el estatus en tan solo un minuto, un minuto, para que comience lo bueno. Una historia, un momento y el hombre ligado por el mundo. No importa el infierno. Pase lo que pase viviré; hoy no desperté para morir, esa es la frase del diario, es mi ancla de la realidad y es algo que siempre se cumplirá. El día que no se cumpla, ya hare lo que vine a hacer aquí.

Los tiempos infinitos y la amargura de la soledad, una soledad compartida esa con la que todos contamos, esa que todos callamos, soportándola, amándola y despreciándola, no se sabe por qué, preguntas que se hace un moribundo amigo nuestro y cercano familiar, la muerte al alcance de nuestras manos, más cerca de lo que crees, a un lado de nuestro ángel guardián, aun lado de dios y tú.

Después la duda del destino, ¿de dónde vienes? y ¿adónde vas?, crees que todo lo que te han hecho creer está ligado a algo, aunque tú lo evadas en la monotonía, ¿crees que todo lo que haces no está ligado a algo?, te crees único o atado, preguntas que levantan muertos, dudas de todo, dudas de tu pareja, hasta de tus hijos. Pero dime ¿quién eres tú?

Y luego la mente dominándote de nuevo y negándole el derecho a ganarte ganándole primero, haciéndote creer que todo irá bien si no le haces caso, pero, pero, pero, esa palabra sencilla destructora de tu tesis, de tu vida, de tu todo. Te gana hasta negándola, hasta suicidándote. La vida es así y tienes que entenderla, entendiendo que nada vale la pena.

EL EX ESPOSO

Un día se levantó, y se dio cuenta de lo muy poco que había hecho esa mañana, se dio cuenta de lo muy poco que había hecho en su vida, y de las muchas probables veces que volvería a hacer nada en su vida.

La advertencia lo tenía sin cuidado, no era la primera vez que lo pensaba y no era la primera vez que lo había escuchado en boca de viejos amigos, algunos conocidos y sus más lejanos y cercanos familiares. Algunas veces recordaba las palabras de su ex esposa que le reclamaba que era lo que buscaba en esos cosmos de pensamiento, (algo barato para mi parecer, solía repetirse) le gustaba como ella al enamorarse de él le agradaba su modo de ser y de pensar, ese gran cosmos como le decía ella; para entonces ella no sabía lo que era estar con un lunático (con la buena expresión de la palabra) para entonces no sabía lo que era, estar juntos.

Paso el día así en la cama un día más con la indiferencia de vivir la vida, no sabía que es lo que pasaba en realidad, porque lo juzgaban por no vivir cuando todavía no había muerto. No importaba lo que pasara alrededor, el sacaba sus delicados sin filtro y se fumaba otro minuto más a la vida, frase que recordaba mucho en los anuncios, muy buenos se decía así mismo, si no fuera fumador lo pensaría dos veces antes de tratar de hacerlo.

Decidido por un poco de empatía así si mismo agarro uno de los muchos libros que tenía en una caja y trato de devorar alguno, solo para recordar lo muy poco favorable que era el mundo, la maravilla del mundo se encuentra en los muchos libros, decían las persona idiotas de afuera, aquellas en las que él no notaba gran diferencia. “La vida de ellos es igual que a la mía, solo que su cama es la monotonía.”

Devoro algunas páginas, cada libro que tomaba era un libro perdido todos llenos de frases de familiares y de amigos y de su maldita ex esposa libros tontos llenos de nada. Pura superación personal, claves aquí claves allá todos dando a entender lo que nadie se dice, lo que nadie hace. Palabras sin sentido hechas para no entender.

Salió a dar un paseo por las calles de su colonias un poco viejas y coloridas, no se dio cuenta de lo que había hecho, del por qué había decidido salir a las calles. Soy un tonto se dijo de pronto no sabía por qué lo había hecho en realidad y de lo mucho que extrañaría su casa, su horrenda cama y su feo cuarto en el que vivía, un cuarto, una estufa vieja y un mueble en el que solo guardaba su cosas personales, dos pantalones viejos que lavaba constantemente, una chamarra de cuero y algunas camisas.

Pensaba en su esposa en lo bella que era y lo agradable que se la pasaban, era hermoso tener alguien con quien hablar y compartir sus cosas, solo que esa seguridad de felicidad se terminó un día en el que solo se levantó y en el que solo se sintió. Ese día decidió empacar unas cuantas cosas en su maleta e irse, irse así como la había conocido, así como reconoces el amor, de la nada.

No permitas que esos impulsos te ganen, no permitas que se vuelva a repetir, ya lo hiciste una vez y ahora estas en un lugar en el que eres feliz no importa cuántas mentiras te digas, no importa cuántas verdades te reclamen, tu estas bien y si permites que todo esto vuelva a sucederte vas a hacer que te cuelguen, recuerda que a pesar de todo lo que has pasado no necesariamente bueno nos ha llevado a un lugar en el que claramente estas bien, si permites que todos esto te vuelva a suceder, si permites que todo esto te vuelva a destruir tu rutina ahora si vas a perder. Se decía a sí mismo una y otra vez, se conocía y sabía que algo le iba a suceder.

LA ESPOSA

Por las tardes cuando salía por la por las cosas para hacer la cena solía disimular su cara de felicidad, esa que escondía algunas lágrimas; no te preocupes se decía así misma, nadie te vera y si te ven nadie se dará cuenta. Había cambios en los últimos días, cambios que solo ella podía sentir. Había un gran abismo, en el no podía diferenciar si en realidad las peleas con su esposo actual eran las causantes de tales cambios o solo eran unas cuantas secuelas de los remordimientos perdidos que ella sentía hacia su ex esposo, ese al que ella había exigido, ese al que ella había traicionado y ese al que no había vuelto a ver desde hace mucho. Creía que andaba tal vez de vagabundo o de alguna otra cosa; pero ese día sintió que lo extrañaba, se puso algo melancólica y se estremeció en escalofríos tubo una sensación diferente y creyó haber visto a su ex esposo, de pronto como un chasquido pudo verlo, olerlo y tocarlo, un cambio se avecinaba y ella sabía que era para los dos.

Se lamentaba al recordar los dichos ‘’no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes’’ o el “cría cuervos y te sacaran los ojos”, no entendía por que su esposo le decía ese de los cuervos hasta que se dio cuenta de que sus pequeños cuervos eran sus tontos celos y locuras que suelen tener las parejas, esas que todos alimentamos día con día. A la mañana siguiente no le dio de desayunar a su esposo que estaba por irse al trabajo, -lo que faltaba, pensaba el- sin voltearla a ver agarro su saco y se dirigió a la puerta –nos vemos- dijo, -que te valla bien-, dijo ella. –No la soporto, unos meses más solo en lo que busco algo y la dejare, ahora si es definitivo la dejare- frase que siempre decía al salir de su casa, siempre con una discusión como desayuno o con algún tipo de grosería o fregadera que había aprendido a aceptar, ya se sabe que las parejas son así, no se ve en los libros o en las películas, ahí es solo el gancho para que te embarques en un viaje en el que no tendrás fin, ese viaje que aprendes a aceptar ese viaje que desde la primer mujer que tienes a tu lado, esa que te molesta y dejas y vuelves a repetir otro viaje. Ese viaje siempre ira contigo, tal vez hasta morir.

La mujer se levantó a medio día, no tenía ganas de hacer nada solo pensó y pensó, sus sensaciones eran horribles y recordó como un día de la nada su ex esposo tomo sus cosas y se fue, se miró un rato al espejo y medito como es ella ante el mundo tal vez no era tan mala se decía. Y si no era tan mala nadie lo sabría, en realidad, nadie sabe cómo es alguien en sus casas, solo les vemos las caras felices de librarse un rato de su hogar, o tal vez de otra cosa. Pensó y pensó esa mañana ¿Por qué la dejo? No entendía, que no todas las parejas son así , que no las ves en televisión y en las calles discutiendo, besándose, celándose, y amándose; ella sabía que él la amaba y ella a él ¿entonces? Estaba a punto de volverse loca recordaba y recordaba como ese día solo dio la vuelta lo vio haciendo su maleta y marcharse sin una palabra, sin un beso, nada.

Recordó su niñez, su adolescencia, su madurez, sus sueños, lo que quería, y por un instante olvido las parejas de la televisión, de las novelas, de los libros y la vida real. En ese mismo instante se levantó tomo sus cosas hizo una maleta y se marchó.

EL ESPOSO ACTUAL

El hombre tenía unos cuantos años de estar casado con ella, tan pocos que él ni se acordaba de cuando había sido su boda o cuando había sido su aniversario, o muchos años que el ya ni quería acordarse. No recordar las mismas frases de independencia que se decía en las mañanas cuando al fin quería dejarla, y en las tardes que como cobarde regresaba esperando un milagro, era algo que lo hacía sentir miserable. Un viaje no tan sencillo y poco importante como para olvidarse de una fecha como fue la de su matrimonio. El viaje dio comienzo una tarde soleada sumergido en una resaca horrible, esas en las que te dan ganas de seguir bebiendo y conseguir alguna mujer, no por soledad o tal vez si pero casi siempre en su caso, no era por soledad; la vio sentada en un parque, uno no tan bonito algunas bancas feas y un pasto horrible, servía para los amantes de la ingenuidad leyendo un poco sin saber que expresan o que aprecian, y también servía para unos cuantos activistas, era su excusa para decir que el planeta estaba al borde de la miseria y para fumar marihuana. Ese día lo recordaba con odio hubiera deseado no haber pasado por ese parque, o tal vez no haber bebido tanto, o solo tal vez no haberse comprometido con alguien sin saber en realidad si le huelen los pies.

Ese día regresaba del trabajo exhausto y sin ganas de discutir; encontró una nota en la televisión ella sabía que era lo primero que vería, la nota decía “gracias por todo y cuídate” sabemos que su deseo se le iba a cumplir.

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