​MARIHUANA AL CALOR DEL VERANO

​MARIHUANA AL CALOR DEL VERANO

Fran Nore

06/04/2017

Por la puerta abierta de mi habitación entran los rayos del sol retorcidos de calor, sopla un viento playero sobre la tarde llena de colores del verano.
Soy un muchacho flaco y endeble de dieciséis años. Algo aligerado en la marcha, muy alegre, a decir verdad, entusiasta y cordial. Pero tengo algo que confesar: soy extremadamente curioso, tanto que ayer fumé marihuana por primera vez, por simple curiosidad, con un grupo de amigos igual de traviesos. Pero luego fumar marihuana con ellos se volvió una costumbre necesaria antes y después de salir de clases. Y desde que empecé con este hábito llevo una vida extraña.

Por ejemplo, hoy he estado todo el día silbando como un canario que ríe. A mis padres no parece importarles mis horribles silbidos. Están acostumbrados a mis caprichos de hijo único.

Pero anteriormente había provocado mucho ruido en la casa y fuera de ella, pareciendo un caballo desbocado. Esto significaba que mi “traba” o el famoso “valium”, era de lo mejor. Ahora intento hacer una lectura de los efectos temporales que causa fumar esta hierba que te hace sentir emperador de un antiguo reinado, pero cuando bajas del “vuelo”, sólo eres un granuja más del montón.

Luego vino la resaca, el delirio de sentirme envuelto entre el humo de los cigarrillos. Me refugié en mi homérica habitación, dejando de ser por unos instantes el travieso de la cuadra del barrio que juega a la nefasta guerra con otros amigos vagos entre risas disimuladas.

Probar la marihuana me invadió de terribles ansiedades y emociones. Descubrí que huía de mí mismo como un asesino en serie huye de la persecución de los fantasmas de sus víctimas o también como un ladrón herido. Pero la lámpara de mi curiosidad siempre se encendía más.

Luego todo “trabado” me encontraba con los recios semblantes de los profesores del colegio, como generales de La Guardia Civil Nacional vigilando desde los torreones de unas trincheras oscuras. Sobretodo encontrándome con el rostro de la profesora de inglés, que me desaprobaba con gestos. Yo no le entendía nada a ella de lo “trabado” que estaba. Y era porque estaba hablando en inglés. Y después me empezó la risa, una risa estúpida y sin sentido.

El rostro de la profesora de inglés estaba ofuscado y vigilante. Me atemorizaba tan profundamente su frialdad cuando me preguntaba: ¿you knows the lesson?, a diario. Entonces pasaba de la risa a grandes pucheros.

Ayer en el salón de clases todos mis compañeros se rieron de mí. La profesora de inglés enojada me enviaba a la rectoría.

Frente al rector, yo no tenía deseos de hablar, un gran nudo de humo condensado me atosigaba la garganta.

El rector, un hombre obstinado de gruesa cara redonda y bonachona, me fulminaba con una mirada escrutadora y terriblemente desapasionada.

Me escrutaba como si supiera que estaba embrujado, desencantado de mi propia vida, pero se reía sin fuerzas pareciendo un vendedor ambulante de ésos que se ven por las calles semaforizadas. Luego me preguntaba si estaba consumiendo drogas. Le confesé que había fumado marihuana y que no sabía controlar el suspenso de sus efectos. Él se volvía a reír sin poder resistirse, entonces yo también me reía, como por seguirle la corriente, y ahí fue cuando me suspendió del colegio.

No creí que fumar marihuana fuera tan grave. Tal vez era inapropiado para mi edad.

De regreso a la casa, le informé a mis padres de mi expulsión del colegio, lo que había pasado. Ambos estuvieron de acuerdo de cambiarme de colegio, porque según ellos en éste estaba asimilando hábitos inapropiados. Yo sudaba sangre y frío con los reclamos de mis padres, como si estuviera asfixiado por el mismo aire que respiraba.

Entonces sin perturbar demasiado, subí a mi habitación y dejé la puerta abierta para que entrara el calor del verano.

Luego empecé a escribir este cuento diciéndome que había sido una experiencia terrible y mágica al mismo tiempo, y que nunca me había imaginado; puesto que esto había ocasionado que mis padres, por fin, me prestaran atención.

Me amo por quien soy y por lo que soy, en cierto modo estoy un paso más allá del que dirán… Muchos sacan conclusiones de mí mucho antes de conocerme, pero la verdad es que solo se puede tener un veredicto cuando realmente conoces las cosas como son y no por lo que aparentan ser….

Resulta que soy de espíritu resistente a los condicionamientos. No deseo del amor sino el comienzo. No necesito dioses, por eso nunca aparecen. Dejo mis sueños plasmados en el agua para verme reflejado en ellos. No altero mi realidad, solo veo la magia. La acción no es suficiente, me mueve la pasión. Dejo de alimentar mi alma de pretéritos y futuros perfectos, todo mi tiempo existe en un vuelo de paloma. No me creo, tan solo me acepto. Todo cambia. En la cima y en el valle siempre se está solo. No hay mejor filosofía que la alegría de vivir. Rompe las cadenas de tu pensamiento, y romperás también las cadenas de tu cuerpo.

Tendré que abandonarlo todo y ser mendigo, tendré que disciplinarme para ser pontífice, tendré que bajar a las tierras de mi intimidad para ser más humano…

Entonces me tumbé en la cama y observé por la ventana de mi alcoba las montañas que cambiaban de colores.

Luego supe de inmediato que la marihuana puede marcar el resto de tu vida, pues ocasiona toda clase de sentimientos nostálgicos. Llegué a odiarla y a temerle. En cierta forma, sentía que podría arrastrarme a un abismo profundo de adicciones. Nunca he convocado fuerzas cósmicas ni poderes del más allá por intermedio de los alucinógenos, ni lo haría en los días de mi excesiva y loca adolescencia.

Cuando mis padres me retiraron del colegio para trasladarme a otro, me sentí aliviado. Aún permanecía fresca en mi memoria la severa mirada de la profesora de inglés cuando le provocaba sus regaños. Su rostro cambiaba mucho por los efectos influyentes de la marihuana en mi cerebro. Y me despreocupo un poco dándome ánimos y pensando que consumir “baretta” me permitirá sobrevivir entre los combos y las pandillas del colegio.

Las experiencias de la vida nos enseñan a madurar y a encontrar buenas personas, porque todavía creo en la superación y la honestidad, así no tengamos cosas maravillosas que contar de nuestro pasado.

https://www.youtube.com/watch?v=JsBhUKd6k8g

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