Cristales en el suelo.
Pensé, mientras el coche se lanzaba contra el muro, en Margarita y en su esbelta figura cuando os alejáis de la mano. Cerráis la puerta con paso saltarín y coqueto, insoportable. Tú no lo sabes, pero con frecuencia oigo vuestras carcajadas que os despegan del suelo con alitas de ángel. Tampoco olvido la cara de...