No hay billetes para maniquíes
Lástima que no haya billetes para maniquíes – me soltó el hombre del mostrador, mientras dejó deslizar sus ojos por mi cuerpo y a su boca asomó una sonrisa prepotente con cierto aire de lascivia. Debería estar acostumbrada, llevaba toda la vida soportando frases y actitudes semejantes … intentos de macho alfa con poco cerebro,...