Azúcar amarga.
Su barba y su melena expuestas al viento pasaron como un rayo. Sin haber manejado nunca una moto, subí al ciclomotor de Malena y lo alcancé en el semáforo. Le dije que andar en moto cuando hay viento es igual al entusiasmo de las sábanas cuando hay deseo. Me miró como si fuera un insecto...