Su barba y su melena expuestas al viento mientras atravesaba todo el país para llegar a París a junto de su amada.

No sabía como era posible que aquel viejo cabriolet fuera capaz de recorrer tal distancia, pero ahí estaba a dos pasos de cruzar la frontera y a menos de un día de volver a ver a su amada. El duro viaje llegaba a su fin, ahí estaba el Museo del Lovre donde ella trabajaba. Aparcó el coche y corriendo entró al museo, la abrazó como si no hubiera un mañana y juntos pusieron rumbo a un nuevo viaje.

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