Su barba y su melena expuestas al viento en el balcón de la cabaña de madera. La primera imagen que recuerdo al abrir los ojos después de ese largo viaje con la pick-up.

Necesitaba más que nunca fugarme con alguien hacia el silencio y la tranquilidad. Hacia ese bosque tan prometedor del que tanto me había hablado en medio de esa cuarentena. Necesitaba libertad. Estaba harta de sentirme prisionera y de parecer la amante de mi novio.

Un atardecer decidimos dejarlo todo e ir a la aventura. Falsificamos el permiso de salida para huir del caos que se había propagado.

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