¡Qué ocho semanas!

¡Qué ocho semanas!

Lili

20/03/2020

Su barba y su melena expuestas al viento flameaban sobre la moto. Es que ya no tenía coche: lo había destrozado contra el muro ese nefasto día 22 que ya era tan historia como la gatita que lo abandonó para vivir otras vidas. Recordando el sueño en que compraba billetes para maniquíes (que luego acomodaba meticulosamente en una maleta en la que no cabía casi nada) le surgió una bonita sonrisa de Joker y pensó: ¡Cuánta locura en tan solo ocho semanas! En fin, allí está el Malecón: beberé un buen daiquiri y luego a casa, a cumplir la cuarentena.

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